Las cifras del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) que retomó la encargada de la sección Quién es Quién en las Mentiras del gobierno dan una visión falsa sobre el presupuesto destinado a becas de posgrado con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
“El presupuesto de Conahcyt para becas de posgrado aumentó 40 por ciento respecto al año 2017”, señaló Ana Elizabeth García Vilchis en la conferencia matutina.
“En 2023 hemos destinado al rubro 13,139 mdp, 40% más recursos que en 2017”, refirió a su vez Jesús Ramírez, vocero del gobierno federal.
Pero hay un par de elementos engañosos en esas cifras:
En primer lugar, los números que mostraron Vilchis y Ramírez en una gráfica de recursos por 13 mil millones de pesos en 2023 y en cambio 9 mil millones en 2017 comparan el presupuesto aprobado, no el ejercido.
Y además, sus datos no consideran el factor inflacionario, son a precios corrientes y así se da una impresión engañosa del comportamiento del gasto.
Si se deflacta y se colocan las cifras a precio de 2023, el presupuesto aprobado este año para Becas de posgrado y apoyos a la calidad en realidad tuvo un aumento de apenas 2.62% respecto a 2017.
¿Y qué pasa si se mira el gasto ejercido? En 2022 se ejercieron 10 mil 972 millones de pesos, y a precios de ese año esa cifra arroja un 12.92% menos que lo que se gastó en 2017.
Año con año en el gobierno de López ha registrado un subejercicio en los recursos aprobados para becas de posgrado. En 2022, la cuenta pública refirió un subejercicio de 11.8%, según los datos de la Cuenta Pública.
Mientras que en 2021, “el Programa “S190 Becas de Posgrado y Apoyos a la Calidad”, registró un menor gasto ejercido en 17.3% con relación al presupuesto aprobado”.
En 2019, año previo a la pandemia, el subejercicio fue de 1.2%.
Otro dicho de Vilchis fue que “estos cinco años se han garantizado más de 80 mil becas de posgrado cada año”, y en tanto Jesús Ramírez mencionó que “las ciencias y humanidades son pilares del desarrollo en México”.
Los datos en la cuenta pública muestran que en el rubro específico del programa “S190 Becas de Posgrado y Apoyos a la Calidad” de Conahcyt, en 2019 se apoyó a “60,373 becas vigentes”, en 2020 la cifra fue de 59,291, en 2021 de 81,272 y en 2022 se “administraron 87,254 apoyos para becas”.
Esto da un promedio de 72 mil al año, incluso considerando lo que se refiere en el quinto informe de gobierno de que “durante el periodo de septiembre de 2022 a junio de 2023, se otorgaron 19,924 becas nuevas y se administraron 76,172 becas de posgrado y otros apoyos”.
En lo que va de este sexenio se han reducido las becas al extranjero: En el periodo de septiembre de 2019 a junio de 2020, según el segundo informe de gobierno, eran administradas 3,351 becas al extranjero: en 2021 fueron 2,759 becas de ese tipo, según datos de la Cuenta Pública; luego en 2022 se registraron 2,375 y en el quinto informe se habla de 2,298.
Los Proyectos de cooperación internacional científica y técnica también han ido a la baja: se pasó de 55 en 2018 a 32 en 2022 y la misma cifra preliminar en 2023.
Las cifras de la cuenta pública también muestran que con el gobierno de López Obrador en general se ha reducido el gasto ejercido por Conahcyt, antes Conacyt. Si se compara 2018 con 2022, a precios de este último año, la baja es de 12%.
Y un par de datos más: en el quinto informe de gobierno se refiere que mientras que en 2018 Conahcyt apoyó 1328 proyectos de investigación, para 2021 fueron 832, y en 2022 la cifra se quedó en 576.
En cuanto al Gasto interno en investigación científica y desarrollo experimental, en el quinto informe se refiere que en 2021 fue el 0.28 del PIB, mientras en 2017 fue 0.33 y en 2018 el 0.31%. Es decir, ha ido a la baja y no ha alcanzado el 1%. Estados Unidos, por el contrario, ha destinado más del 3% de su PIB desde 2018 hasta 2021.
El paramédico palestino Munther Abed rechaza la afirmación de Israel de que los vehículos del personal de emergencia se acercaron a los soldados con las luces apagadas.
“Soy el único sobreviviente que vio lo que les pasó a mis compañeros”, dice Munther Abed, mientras revisa fotos de sus colegas paramédicos en su teléfono.
En el ataque israelí que mató a 15 trabajadores de emergencia en Gaza en la madrugada del 23 de marzo, Munther sobrevivió lanzándose al suelo en la parte trasera de su ambulancia, mientras sus dos compañeros en la parte delantera recibían disparos del ejército israelí.
En el ataque, cinco ambulancias, un camión de bomberos y un vehículo de la ONU fueron atacados “uno por uno” en la zona de al-Hashashin, en el sur de Gaza, según informó la ONU. Los 15 cuerpos fueron recuperados de una fosa común el domingo.
“Salimos de la sede cerca del amanecer”, le contó Munther a uno de los periodistas de confianza de la BBC que trabaja para varios medios en Gaza.
Explicó que el equipo de emergencia de la Media Luna Roja Palestina, la agencia de Defensa Civil de Gaza y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) se reunió en las afueras de la ciudad sureña de Rafah tras recibir informes de disparos y heridos.
Aproximadamente a las 4:30, todos los vehículos de Defensa Civil estaban en posición. A las 4:40, los dos primeros vehículos salieron. A las 4:50, llegó el último. Alrededor de las 5:00, el vehículo de la ONU recibió disparos directamente en la calle, afirma.
El ejército israelí afirma que sus fuerzas abrieron fuego porque los vehículos se dirigían sospechosamente hacia los soldados sin coordinación previa y con las luces apagadas.
También dijo que nueve miembros de Hamás y la Yihad Islámica Palestina murieron en el incidente.
Munther cuestiona esa versión.
“De día y de noche, es lo mismo. Las luces externas e internas están encendidas. Todo indica que se trata de una ambulancia perteneciente a la Media Luna Roja Palestina. Todas las luces estaban encendidas hasta que el vehículo recibió disparos directamente”, afirma.
Después, añade, soldados israelíes lo sacaron de los escombros, lo arrestaron y le vendaron los ojos. Afirmó que lo interrogaron durante más de 15 horas antes de ser liberado.
La BBC presentó sus acusaciones a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), pero estas aún no han respondido.
“Las FDI no atacaron una ambulancia al azar”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, cuando se le interrogó en una conferencia de prensa, haciendo eco de las declaraciones de las FDI.
“Se identificaron varios vehículos descoordinados que avanzaban sospechosamente hacia las tropas de las FDI sin luces delanteras ni señales de emergencia. Las tropas de las FDI abrieron fuego contra los vehículos sospechosos”.
Agregó que “tras una evaluación inicial, se determinó que las fuerzas habían eliminado a un terrorista militar de Hamás, Mohammed Amin Ibrahim Shubaki, quien participó en la masacre del 7 de octubre, junto con otros ocho terroristas de Hamás y la Yihad Islámica”.
El nombre de Shubaki no figura en la lista de los 15 trabajadores de emergencia fallecidos: ocho de ellos eran paramédicos de la Media Luna Roja Palestina, seis eran rescatistas de la Defensa Civil y uno era miembro del personal de UNRWA.
Israel no ha dado información sobre el paradero del cuerpo de Shubaki ni ha presentado pruebas de la amenaza directa que representaban los trabajadores de emergencia.
Munther rechaza la afirmación de Israel de que Hamás podría haber utilizado las ambulancias como fachada.
“Eso es totalmente falso. Todos los equipos eran civiles”, afirma.
“No pertenecemos a ningún grupo militante. Nuestro principal deber es ofrecer servicios de ambulancia y salvar vidas. Ni más ni menos”.
Los paramédicos de Gaza transportaron a sus propios colegas a sus funerales a principios de esta semana. Hubo indignación y dolor y se exigió rendición de cuentas. Un padre desconsolado declaró a la BBC que su hijo fue “asesinado a sangre fría”.
Las agencias internacionales solo pudieron acceder a la zona para recuperar sus cuerpos una semana después del ataque. Fueron encontrados enterrados en la arena junto a las ambulancias, el camión de bomberos y el vehículo de la ONU destrozados.
Sam Rose, director interino de la oficina de UNRWA en Gaza, declaró: “Lo que sabemos es que quince personas perdieron la vida, que fueron enterradas en fosas poco profundas en un terraplén de arena en medio de la carretera, tratadas con absoluta indignidad y en lo que parece ser una violación del derecho internacional humanitario”.
“Pero solo si realizamos una investigación completa y exhaustiva, podremos llegar al fondo del asunto”.
Israel aún no se ha comprometido a realizar una investigación. Según la ONU, al menos 1.060 trabajadores de salud han muerto desde el inicio del conflicto.
“Sin duda, todos los trabajadores de ambulancias, médicos y trabajadores humanitarios en Gaza se sienten cada vez más inseguros y frágiles”, afirma Rose.
Un paramédico sigue desaparecido tras el incidente del 23 de marzo.
“No eran solo colegas, sino amigos”, dice Munther, pasando nerviosamente su misbaha entre los dedos. “Solíamos comer, beber, reír y bromear juntos… Los consideraba mi segunda familia”.
“Expondré los crímenes cometidos por la ocupación (de Israel) en contra mis colegas. Si no hubiera sido el único superviviente, ¿quién habría contado al mundo lo que les hicieron, quién habría contado su historia?”.
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