Para Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, la suspensión sobre la extinción de los fideicomisos concedida por el ministro Javier Laynez no procede. Argumenta que existe una legislación expresa al respecto y que con dicha extinción no se vulnera ningún derecho.
Sin embargo, su dicho es engañoso porque por encima de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105 —en la que ella se basó para hacer dicha afirmación— está la Constitución mexicana. La supremacía constitucional es un principio jurídico que se enmarca en el artículo 133.
Además, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) argumentó que la extinción de los fideicomisos sí vulnera los derechos de las y los trabajadores.
La resolución de Javier Laynez, ministro de la SCJN, frenó la desaparición de 13 fideicomisos del Poder Judicial de la Federación (PJF) —y con ello la entrega de más de 15 mil millones a las personas damnificadas por el huracán Otis—.
El doctor en Derecho, Javier Martín Reyes, explicó a El Sabueso que el artículo 1º constitucional contempla que todas las personas gozarán de los derechos humanos. Esto incluye los derechos laborales de los trabajadores del PJF.
“Es parcialmente cierto que la ley reglamentaria tiene algunas disposiciones que podrían interpretarse en el sentido de que las las suspensiones no proceden en contra de de normas generales. Pero lo que habría que decir es que por encima de esa ley reglamentaria está la Constitución y lo que ha interpretado la Suprema Corte de Justicia en varios precedentes”, menciona Martín Reyes en entrevista.
En el video difundido en X, antes Twitter, Luisa María Alcalde citó al artículo 64 de dicha ley, el cual menciona: “La admisión de una acción de inconstitucionalidad no dará lugar a la suspensión de la norma cuestionada”.
Pero el también investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas explicó que existe una jerarquía en la cual las leyes son muy importantes, no obstante, por encima de estas está la Constitución, que protege los derechos humanos.
“¿Qué hacemos? Le hacemos caso a la ley secundaria que nos dice —o que puede interpretarse para decir— que no se puede otorgar la suspensión y dejamos que haya afectaciones irreparables. O le hacemos caso a la Constitución que en el artículo 1º dice con claridad que todas las autoridades tienen, en el ámbito de sus competencias, la obligación de promover, respetar, garantizar los derechos humanos”, agrega Martín Reyes.
Para conceder la suspensión, el ministro Javier Laynez argumentó que al extinguir 13 fideicomisos los derechos de la ciudadanía en la impartición de justicia y de los trabajadores del PJF se verían afectados. Sin embargo, la titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Luisa María Alcalde, afirmó falsamente que no se vulnera ningún derecho.
Germán Martínez, senador del Grupo Plural, dijo en un mensaje que difundió en X, en octubre de 2023, que destinar los 15 mil millones de pesos de los fideicomisos vulneraba los derechos de los trabajadores porque el artículo 127 constitucional establece que no se pueden tocar las condiciones generales de trabajo de las y los servidores públicos del PJF.
Además, la SCJN, en su postura en contra de la extinción de los fideicomisos del PJF, argumenta que su eliminación sí afectaba los derechos laborales, contrario a la afirmación de la titular de la Segob.
“Al menos seis fideicomisos están relacionados con obligaciones patronales, cuyo cumplimiento constituyen derechos de las y los trabajadores, tanto laborales como de seguridad social: pensión, vivienda, cobertura de salud y retiro”, menciona una tarjeta informativa del 11 de octubre.
La SCJN también aclara que no se trata de prestaciones adicionales, sino de derechos adquiridos de las personas trabajadoras y también de sus aportaciones.
Por ejemplo, el Fideicomiso para el mantenimiento de casas habitación de magistrados y jueces con saldo de 80 millones 367 mil 520.27 pesos al 30 de septiembre de 2023, según el portal de transparencia, se financia con fondos de carácter privado, producto de las aportaciones a través de descuentos por vía nómina.
Incluso, en el oficio que Norma Piña, ministra presidenta de la SCJN, envió a Andrés Manuel López Obrador, sostiene: “Como lo he manifestado antes, desde el Poder Judicial Federal estamos obligados a garantizar los derechos de todos los integrantes de nuestra institución”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador propuso en la conferencia matutina del 31 de octubre destinar los 15 mil millones de los fideicomisos del PJF a personas damnificadas por huracán Otis.
Pero Juan Fernando Luévano Ovalle, juez Décimo Segundo de Distrito en Chihuahua, decretó una suspensión provisional dentro del juicio de amparo 2341/2023 para frenar de manera temporal la reforma que desaparece los 13 fideicomisos y, a su vez, la transferencia de los recursos.
Ahora, la resolución de Javier Laynez no es definitiva, según explica Javier Martín Reyes. Pero mientras se confirma o se revoca, esta suspensión sigue vigente.
“Esta es una decisión muy importante pero al mismo tiempo es una medida temporal y es una medida que todavía no es definitiva. ¿Por qué? Porque puede ser impugnada”, menciona el especialista.
Martín Reyes añade que la suspensión es una medida provisional que pausa a la extinción de los fideicomisos hasta que la SCJN se pronuncie. Así, cuando el asunto llegue al Pleno, se requieren de 8 votos a favor de las y los ministros para invalidar la reforma.
“Incluso si no se juntaran los ocho votos, todavía hay una enorme cantidad de amparos que se presentaron por las personas afectadas por esta desaparición. Todavía habría un camino procesal y jurídico muy largo”, concluye el experto.
Harris ha demostrado ser buena en los debates. Pero ahora se enfrentará a Donald Trump, que suele ser un reto formidable incluso para los políticos más experimentados
Durante un debate crucial de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020, uno de los candidatos pareció dominar el escenario. Interrumpió a sus rivales en momentos estratégicos, a veces hablando por encima de ellos.
Se enfrentó directamente a un oponente, Joe Biden, generando titulares durante días y haciendo que algunos se preguntaran si había violado algún tipo de decoro político tácito.
Ese candidato, sin embargo, no era Donald Trump. Era Kamala Harris.
Este martes Harris se subirá de nuevo al escenario de un debate. Pero esta vez, habiendo dado un paso más allá al convertirse en la candidata demócrata a la presidencia, se enfrentará a Trump en un duelo que le plantea el reto más difícil de su campaña hasta el momento.
Los debates han desempeñado un papel fundamental en la carrera política de Harris, desde su candidatura a fiscal general de California hasta su ascenso a la vicepresidencia. Al volver a ver cuatro de sus debates clave, queda claro que Harris sabe cuándo acaparar el centro de atención, pero también cuándo mantenerse al margen mientras un rival se autoinflige un golpe.
Harris confía en utilizar estos instintos contra Trump, quien es notoriamente combativo. Su campaña también querrá disipar las preocupaciones de larga data sobre sus habilidades para hablarle al público que comenzaron con su fallida candidatura a la Casa Blanca de 2020, y sólo se agudizaron por su torpeza en algunas entrevistas en los últimos años.
No hay margen para el error, dado que estos eventos se definen por clips virales, por lo que es tan importante para la campaña de Harris que esta evite tropezar como que logre darle un golpe destacado a su rival.
“Tiene que mantenerse firme”, afirma Aimee Allison, fundadora de She The People, una organización que apoya a las mujeres minorías en política. “Y tiene que comunicar en el escenario del debate por qué está luchando”.
En sus primeras apariciones en debates, Harris tuvo éxito dejando que sus oponentes se desmontaran a sí mismos.
En un debate de 2010 para el puesto de fiscal general de California, los moderadores le preguntaron a Harris y a su oponente republicano, Steve Cooley, sobre una práctica controvertida conocida como double-dipping, que permite a un funcionario público cobrar tanto su sueldo como una pensión.
“¿Piensa usted cobrar tanto su pensión como su sueldo como fiscal general?”, preguntó un moderador a los candidatos.
“Sí”, respondió Cooley. “Me lo he ganado”.
Durante un rato, Harris no dijo nada mientras su rival defendía su postura.
“Adelante, Steve”, replicó ella. “¡Te lo has ganado!”
La campaña de Harris incluyó el momento en un anuncio en el que tachaba a Cooley de anticuado. Harris ganó las elecciones por un estrecho margen.
Y durante un debate en 2016 para un escaño en el Senado de Estados Unidos por California, la oponente de Harris inexplicablemente terminó su intervención final con un dab, un movimiento de brazos que era popular en ese momento entre los jóvenes.
Harris, que parecía desconcertada, esperó unos instantes antes de replicar: “Así que hay una clara diferencia entre las candidatas en esta carrera”.
Los votantes volvieron a apoyar a Harris.
Ambos ejemplos demuestran el olfato de Harris para las oportunidades en el escenario del debate, así como su sentido para saber cuándo es mejor dar un paso atrás.
“Creo que es alguien que utiliza el silencio increíblemente bien”, aseguró Maya Rupert, una estratega demócrata que trabajó en las campañas presidenciales de Julián Castro y Elizabeth Warren en 2020.
Al entrar en la escena nacional, Harris demostró ser experta en reclamar la palabra. Una de sus tácticas probadas consiste en declarar de manera abierta su intención de hablar, obligando a sus oponentes –y al público– a escuchar.
El debate vicepresidencial de 2020 se recuerda sobre todo por una frase que le dirigió a Mike Pence cuando este empezó a interrumpirla: “Señor vicepresidente, estoy hablando”.
Y hace tan sólo unas semanas –lo que ilustra que la réplica fue más que algo puntual– Harris utilizó la misma frase con los manifestantes de Gaza que interrumpieron su mitin en Detroit. “Estoy hablando ahora”, les dijo. “Si quieren que gane Donald Trump, díganlo. Si no, hablo yo”.
“Está aplicando algo que muchas mujeres negras han usado con eficacia, que es insistir en su tiempo, e insistir en ser escuchadas”, dijo Allison. “Es muy eficaz a la hora de asegurarse de que se le escucha y se le respeta“.
Pero quizá su momento de debate más memorable se produjo en 2019, cuando Harris –entonces senadora estadounidense– dejó de hablar durante el debate de las primarias demócratas en Miami para cuestionar a Biden por su postura en el pasado sobre una política conocida como bussing.
Harris criticó a Biden por trabajar con legisladores que se oponían a la política de la era de los derechos civiles de transportar a los estudiantes a escuelas en diferentes vecindarios en un esfuerzo por abordar la segregación racial.
“Había una niña en California que formaba parte de la segunda clase que se integró a sus escuelas públicas, y la llevaban en autobús todos los días”, afirmó Harris.
Hizo una pausa antes de decirle a Biden: “Y esa niña era yo”.
Nina Smith, quien en aquel entonces era la secretaria de prensa itinerante del candidato presidencial Pete Buttigieg, explicó que ese momento hizo que las campañas rivales se sentasen y prestasen atención.
“Lo que nos demostró como equipo es que si ve una oportunidad, va a ir por ella”, recordó Smith a la BBC. “Creo que eso la convirtió en una experta debatiendo. Teníamos muy en cuenta cualquier golpe inesperado que pudiera dar la senadora Harris”.
“Demostró esa capacidad de fiscal… para poner de relieve los puntos débiles de sus oponentes”, agregó.
Al final, Harris había hablado más que ningún otro candidato, salvo Biden. Su campaña anunció que había recaudado US$2 millones en las 24 horas posteriores al debate.
Sin embargo, a pesar del gran avance y la consiguiente subida en las encuestas, Harris tuvo problemas para articular su propia postura sobre el transporte en autobús. Esto sólo sirvió para subrayar los problemas de su mensaje y plantear dudas sobre su capacidad para articular una posición política coherente.
El episodio fue uno de los muchos tropiezos de Harris que acabaron por hundir su primera candidatura presidencial. Su incapacidad para articular una agenda política coherente fue una de las razones más citadas, y es una cuestión que tiene que aclarar en este nuevo debate, cuando casi con toda seguridad se la presionará sobre cuestiones políticas concretas.
Durante años, los republicanos han difundido fragmentos de las intervenciones públicas de Harris para ridiculizar su estilo y tacharla de inepta. Ha utilizado frases rimbombantes cuando habla de improvisto y, aunque algunos de sus giros han sido bien acogidos por sus partidarios, sus oponentes la han criticado a menudo por su falta de claridad.
En una entrevista reciente en la cadena CNN, la primera desde que se convirtió en candidata, dio una respuesta sobre el cambio climático que ilustra este asunto. “Es un asunto urgente al que debemos aplicar parámetros que incluyan el cumplimiento de plazos”, dijo Harris.
En un debate, el tiempo de uso de la palabra es limitado y la claridad del mensaje es crucial.
El debate en la cadena ABC será su mayor oportunidad para reorientar la opinión pública. Los debates anteriores demuestran que Harris suele llevar a estos eventos un conjunto de herramientas afiladas y que es capaz de asestar golpes.
Pero la presión de esos encuentros pasados era menor en comparación con lo que estará en juego cuando se enfrente cara a cara con Trump por primera vez.
Incluso para los políticos más experimentados, Trump representa un reto formidable, según coinciden los estrategas. En un debate de 2016 contra su oponente demócrata, Hillary Clinton, se hizo famoso por acosarla por el escenario, atrayendo toda la atención hacia él.
El primer debate de Trump en 2020 contra Biden se convirtió en un tumulto ininteligible en el que el republicano no paraba de interrumpir. En un momento dado, Biden se irritó tanto que le espetó: “¿Quieres callarte, hombre?”
“Donald Trump es un caso único y especial en el que nunca se sabe lo que va a pasar“, aseguró Smith, quien ha preparado a candidatos demócratas para estos eventos. “Durante la preparación, no le permitiría que se pusiera cómoda, para que desarrollara algún tipo de instinto, o insensibilidad, ante cualquier cosa que pudiera surgir”.
Harris, como exfiscal, es experta en los intercambios en el escenario del debate. Es algo que también ha demostrado durante las acaloradas audiencias del Senado, cuando ha interrogado a funcionarios de Trump y a candidatos al Tribunal Supremo.
Pero el formato del próximo debate de la cadena ABC puede limitar su capacidad para mostrar sus habilidades como fiscal, ya que los micrófonos se silenciarán cuando sea el turno de la otra persona para hablar.
Esto significa, basándonos en el debate Biden-Trump de junio que tuvo las mismas reglas, que probablemente tendrá que responder a preguntas difíciles de los moderadores en lugar de enfrentarse a Trump.
Y cuando Harris está en el extremo de las preguntas de los fiscales, ha tropezado en el pasado, como en una notoria entrevista en 2021 con Lester Holt, de NBC News, en la que tuvo problemas cuando se le presionó sobre la cuestión de la inmigración ilegal.
Un escollo que Rupert podría prever para el bando de Harris es que su candidata se vea arrastrada a un largo debate sobre los hechos con Trump. Eso podría enturbiar el encuentro para los votantes y dejar a los espectadores con la impresión de que él ha dominado la conversación.
Sugirió una tercera táctica que Harris podría añadir a su arsenal: no enjuiciar ni permanecer en silencio, sino ignorar.
“Tiene una gran oportunidad de expresar su punto de vista”, aseveró Rupert, “y no agobiarse por lo que él esté haciendo a su lado”.
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