El comandante de la Guardia Nacional, David Córdova Campos, presumió que a cinco años de su operación esa fuerza tiene entre sus resultados “la detención de alrededor de 37 mil personas vinculadas con la delincuencia organizada”. Pero las cifras oficiales contradicen su dicho.
De hecho la propia Secretaría de Seguridad Ciudadana, a la que en el papel está adscrita la Guardia, respondió a la solicitud de información pública 332259824000548 que desde 2019 hasta abril de 2024 esa corporación había sumado sólo 5 mil 991 detenciones como “primer respondiente”.
Es decir, como la autoridad que llega primero al lugar de un hecho delictivo o a donde se hallaron pruebas, objetos o instrumentos relacionados con un acto criminal, para realizar detenciones.
Y de la cifra de 5 mil 991, no todas las detenciones de la Guardia estuvieron relacionadas con crimen organizado. Una revisión arroja que 1,607, el 26%, fue por faltas administrativas.
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Distintos reportes de la Guardia dan cifras que no cuadran. En este informe de actividades, por ejemplo, se señala que en 2022 detuvieron a 3 mil 007 personas, siendo que en la respuesta de Transparencia dijeron que habían capturado a 1,036.
Para 2021, en este informe hablaron de 8 mil 258 personas detenidas, cuando en su respuesta vía Transparencia el dato fue 1,204, y en el Censo de Seguridad del INEGI para el mismo año se dio el número de 7,017 personas puestas a disposición por la Guardia, ante el Ministerio Público o la Justicia Cívica.
El Sabueso de Animal Político contactó al área de comunicación de la Guardia, para pedir la fuente del dicho del comandante, pero no hubo una respuesta.
Si bien la Secretaría de Seguridad vía Transparencia dio unas cifras de “primeros respondientes”, en otro documento en su página denominado Cuarto Informe de la Estrategia de Seguridad Pública se menciona que:
“Como resultado de las acciones operativas y de prevención del delito, así como en cumplimiento de sus fines y en el ejercicio de sus atribuciones, desde su creación en 2019 y hasta el 31 de marzo de 2023, la Guardia Nacional logró la detención de 25 mil 534 personas que fueron puestas a disposición de la autoridad competente”.
La cifra se aproxima más a la que dio el comandante, considerando que el corte es hasta el 31 de marzo, pero no se detalla cuántas aprehensiones habrían sido por delincuencia organizada.
En otra fuente de información, el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal del INEGI, para la Guardia Nacional se contabilizaron 26 mil 405 “puestas a disposición” de personas realizadas por esa corporación, de 2019 a 2022.
La cifra supera a las 25 mil 534 detenciones reportadas en el informe de Estrategia de Seguridad Pública, aunque el periodo de reporte fuera menor, solo hasta 2022.
Y en el detalle de los principales delitos por los que la Guardia Nacional puso a disposición a personas ante el Ministerio Público, en 2022 el primer lugar fue el robo, y después los delitos relacionados con narcotráfico.
Aunque tal cual por “delincuencia organizada” solo fueron 38, último lugar en el conteo.
En ese mismo año, por cierto, la Guardia Nacional registró una proporción mucho más alta de “rescate” de migrantes, que en realidad son detenciones: 177 mil 166, frente a sólo 2 mil 814 puestas a disposición por diferentes delitos.
Otros documentos consultados para esta verificación son los informes anuales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, de 2019 a 2023. La cifra de detenciones reportadas en los cuatro informes no supera las 5 mil.
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En el más reciente, se menciona textual que en “operativos contra delitos de alto impacto” se obtuvieron estos resultados en un periodo de 10 meses:
“Del 1 de septiembre de 2022 al 30 de junio de 2023, integrantes de la Guardia Nacional participaron en 2 mil 840 operativos para combatir la posesión ilegal de armas, narcotráfico, robo de hidrocarburos y otras actividades relacionadas con el crimen organizado. Con estas acciones se logró la detención de mil 404 personas por su presunta responsabilidad en la comisión de algún delito; mismas que fueron puestas a disposición de la autoridad jurisdiccional competente”.
La droga, cuya versión moderna fue creada en Colombia en 2010, está de moda en países como España y Reino Unido. Sus composición impredecible puede hacer que sea extremadamente peligrosa.
Un coctel de drogas sintéticas conocido como cocaína rosa se ha convertido rápidamente en una preocupación importante en España, Reino Unido y otros lugares.
A principios de este mes, las autoridades españolas llevaron a cabo la mayor redada de drogas sintéticas de su historia, incautando una gran cantidad de cocaína rosa junto con más de un millón de pastillas de éxtasis. La operación se centró en redes de tráfico de drogas en Ibiza y Málaga.
Esta peligrosa sustancia se ha relacionado con un número creciente de muertes relacionadas con las drogas. La composición impredecible y la creciente popularidad de la cocaína rosa han dado lugar a llamamientos de las organizaciones europeas que buscan reducir los daños de las drogas para que se tomen medidas urgentes para abordar los riesgos que plantea.
A pesar de su nombre, la cocaína rosa no necesariamente contiene cocaína. Suele ser una mezcla de varias otras sustancias, como MDMA, ketamina y 2C-B. El MDMA, comúnmente conocido como éxtasis, es un estimulante con propiedades psicodélicas, mientras que la ketamina es un potente anestésico que tiene efectos sedantes y alucinógenos. Las drogas 2C se clasifican como psicodélicas, pero también pueden producir efectos estimulantes.
La cocaína rosa, que suele encontrarse en forma de polvo o píldora, es conocida por su color vibrante, diseñado para realzar su atractivo visual. Se colorea con colorante alimentario y, a veces, con sabor a fresa u otros aromas.
La forma psicodélica original de la droga data de 1974 y fue sintetizada por primera vez por el bioquímico estadounidense Alexander Shulgin. Pero la variante moderna surgió alrededor de 2010 en Colombia y es una imitación.
La droga ganó popularidad en las fiestas en América Latina y ahora se ha extendido a Europa. Los nombres comunes de la cocaína rosa varían mucho, desde “cocaína rosada” y “tuci” hasta “Venus” y “Eros”.
La cocaína rosa de hoy es una mezcla impredecible de sustancias y es ahí donde reside gran parte de su peligro. Los usuarios esperan a menudo un estimulante similar a la cocaína, pero la inclusión de ketamina puede provocar graves riesgos para la salud.
El abuso de ketamina, que está ampliamente disponible como droga de discoteca, puede provocar pérdida de conocimiento o una respiración peligrosamente dificultosa. Esto, a su vez, aumenta los peligros potenciales de la cocaína rosa.
Su aspecto estético y su condición de “droga de diseño” han contribuido a su atractivo, especialmente entre los jóvenes y en quienes la consumen por primera vez.
Esto refleja el atractivo histórico de drogas como la cocaína y el MDMA. Muestra una tendencia persistente en la que se idealizan ciertas sustancias a pesar de sus riesgos.
Los expertos comparan el consumo de cocaína rosa con jugar a la ruleta rusa con el consumo de sustancias, lo que subraya su naturaleza impredecible y peligrosa.
La droga se ha extendido más allá de Ibiza hasta Reino Unido, y hay pruebas de que ha ganado terreno en Escocia, partes de Gales e Inglaterra. Al otro lado del Atlántico, Nueva York también ha experimentado un aumento de su disponibilidad.
Las autoridades sanitarias de toda Europa están alarmadas. La cocaína rosa es difícil de detectar mediante pruebas de detección de drogas estándar, en particular en España, donde el sistema de pruebas actual aún no está equipado para identificar todos sus componentes.
La droga se vende a unos US$100 dólares el gramo en España, y se comercializa frecuentemente como un producto de alta gama. La respuesta legal varía, y las autoridades españolas trabajan para frenar su distribución.
En Reino Unido, la cocaína rosa está sujeta a la Ley de Uso Indebido de Drogas de 1971, que clasifica las drogas en tres categorías, clase A, B y C, en función de su daño percibido.
Si bien la cocaína rosa en sí puede no estar explícitamente incluida en la lista, las sustancias que se encuentran comúnmente en ella están controladas por la ley. Tanto el MDMA como el 2C-B son drogas de clase A, mientras que la ketamina es de clase B.
Una de las necesidades más urgentes que ha puesto de relieve el auge de la cocaína rosa es la de contar con servicios accesibles de análisis de drogas.
Los kits de análisis de drogas son una herramienta importante para reducir el daño para quienes desean analizar las sustancias que buscan consumir. Estos kits pueden ayudar a los usuarios a identificar componentes desconocidos, ofreciendo una capa de protección en un entorno de alto riesgo.
Mi propio trabajo demuestra lo vitales que son estos servicios de reducción de daños. Las campañas de concienciación pública y los servicios de apoyo también son una parte importante para limitarlos.
La creciente popularidad de la cocaína rosa es un duro recordatorio del panorama siempre cambiante de las drogas ilícitas, donde la estética, las tendencias de las redes sociales y el comportamiento arriesgado pueden combinarse para crear nuevas amenazas.
Si bien su tono rosa y su etiqueta de “diseño” pueden atraer a un público más joven, el cóctel impredecible de sustancias químicas que contiene presenta un peligro grave y creciente.
A medida que la cocaína rosa continúa extendiéndose por Europa y otros lugares, es fundamental que las autoridades, los servicios de salud y el público estén equipados para enfrentar los riesgos que plantea.
*Joseph Janes es profesor de Criminología, Universidad de Swansea, Reino Unido
*Este artículo fue publicado en The Conversatin y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original (en inglés).