Integrantes del equipo de Claudia Sheinbaum, encabezados por el ex secretario de Seguridad Pública capitalino, Omar García Harfuch, defendieron la afirmación de su candidata Claudia Sheinbaum, quien dijo en el primer debate presidencial que “los índices de feminicidio a nivel nacional han bajado más de 40 por ciento”.
Sin embargo, en su defensa solo citan los gráficos presentados en una de las conferencias de prensa del Presidente, hacen referencia a los números registrados en meses distintos y omiten dar contexto a las cifras.
Es cierto que ha habido una reducción en feminicidios, pero es solo del 7.7%, como confirman los mismos datos en la página del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Mientras que en 2018 se cometieron 919, en 2023 la cifra fue de 848.
Este es el gráfico que entregó el equipo de campaña de Claudia Sheinbaum cuando se le solicitó conocer la fuente de su afirmación:
Pero la tabla y el porcentaje de reducción que mostró la Secretaría de Seguridad federal es engañosa: compara meses y no años completos, y compara meses distintos, sin ofrecer contexto.
Comparan diciembre de 2018 con febrero de 2024, sin explicar que en ese diciembre ya gobernaba Morena y que, como puede verse en el mismo gráfico, los meses de diciembre siempre tienen un pico en este delito.
Esa forma de comparación omite, además, que 2021 fue el año con más víctimas de feminicidios desde 2015, con mil 018. Una tasa de 1.54 feminicidios por cada cien mil mujeres.
El uso sin contexto de estos mismos números, por ejemplo, podría llevarlos a decir que han bajado los feminicidios en más de un 50%, si comparamos junio de 2020 con febrero de 2024, lo que sería igualmente inexacto. O podría afirmar la oposición que los feminicidios crecen, si comparamos septiembre de 2023, cuando se registraron 53 feminicidios, una cifra por debajo de la contabilizada en febrero de 2024.
Por esa razón, los especialistas siempre sugieren comparar años completos o, al menos, los mismos meses (febrero contra febrero, por ejemplo).
Visto el número anualmente, el mayor número de feminicidios que se registró durante cuatro años consecutivos del gobierno de López Obrador, de 2019 a 2022, de nuevo muestran que ha habido una disminución en los dos últimos años (2022 y 2023), pero después de que se registrara un notable incremento entre 2015 y 2021.
La comparación que estableció Sheinbaum en el debate, además, fue entre un mes que históricamente ha tenido en promedio una menor incidencia en feminicidios, frente a otro que tiene la segunda cifra más alta.
Sheinbaum también replicó que “bajaron los feminicidios en 30 por ciento” ante las críticas de la candidata de oposición, Xóchitl Gálvez, quien dijo que la Ciudad de México “es la ciudad donde más mujeres desaparecen de todo México, subió la violencia intrafamiliar y la violación de mujeres subió”.
Este dato también es falso. Si bien ha habido una baja en los últimos tres años, medido desde 2018 -cuando arrancó este sexenio- a 2023 los feminicidios han aumentado un 29% en la capital del país.
Utilizando el mismo criterio, de acuerdo con datos del SESNSP los feminicidios pasaron de 47 en 2018 a 61 en 2023.
Por último: si se siguiera la misma lógica de comparación que Sheinbaum, por meses, entonces se obtiene un alza aún mayor: entre diciembre de 2018 y febrero de 2024 los feminicidios aumentaron 75%, al pasar de 4 a 7.
Biden ha dado luz verde a Ucrania para que use misiles estadounidenses de largo alcance para atacar en territorio ruso. La medida ha causado revuelo en Rusia.
Vladimir Putin ha reiterado en oportunidades pasadas que Moscú consideraría la medida como una “participación directa” de los países de la OTAN en la guerra de Ucrania.
El Kremlin acusó este lunes a la administración de Joe Biden de “echar leña al fuego y seguir avivando la tensión” al permitir que Ucrania use misiles estadounidenses de largo alcance para atacar territorio ruso.
El portavoz del gobierno ruso, Dmitry Peskov, afirmó que la medida representa un nuevo nivel de participación de Estados Unidos en la guerra de Rusia en Ucrania.
Moscú reiteró que consideraría un ataque con un misil estadounidense en su territorio como una agresión proveniente de Estados Unidos y no de Ucrania, en un comunicado publicado este lunes.
Ucrania ya lleva más de un año utilizando el Sistema de Misiles Tácticos de Largo Alcance del Ejército estadounidense (ATACMS por sus siglas en inglés) para atacar objetivos rusos en territorio ucraniano.
Pero la decisión del presidente Joe Biden permitiría a Kyiv atacar al ejército ruso en su propio territorio con misiles que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros y son difíciles de interceptar debido a su alta velocidad.
La medida ha provocado una furiosa respuesta por parte de diversos medios y personalidades políticas en Rusia, según reporta Steve Rosenberg, corresponsal y editor de la BBC en Moscú.
El sitio web del periódico ruso Rossiyskaya Gazeta, controlado por el gobierno, afirma que Biden ha tomado una de las decisiones más provocativas e imprevisibles de su administración y que puede tener “consecuencias catastróficas”.
El diputado Leonid Slutsky, jefe del Partido Liberal-Demócrata de Rusia, simpatizante con el gobierno de Vladimir Putin, también asegura que la decisión provocaría a una gran escalada y graves consecuencias.
Por su parte, el senador ruso Vladimir Dzhabarov la calificó como “un paso sin precedentes hacia la Tercera Guerra Mundial“.
El presidente Vladimir Putin hasta ahora ha guardado silencio.
Para muchos analistas y líderes occidentales, es Rusia quien recientemente ha “echado leña al fuego” al enviar tropas norcoreanas a la zona de guerra para luchar junto a las fuerzas rusas contra Ucrania.
De acuerdo con las fuentes de los medios estadounidenses, el cambio de rumbo por parte del gobierno de Biden se debe a la participación de tropas de Corea del Norte en las filas del ejército ruso.
A finales de septiembre, Moscú anunció cambios a la doctrina nuclear rusa y a las condiciones previas bajo las cuales Rusia podría usar armas nucleares.
La medida fue interpretada en Occidente como un mensaje indirecto a Estados Unidos y Europa para que no autorizaran a Ucrania usar misiles estadounidenses de largo alcance en territorio ruso.
Ucrania lleva meses pidiendo permiso para utilizar ATACMS dentro de Rusia.
“Esta es una decisión muy importante para nosotros”, dijo a la BBC Serhii Kuzan, presidente del Centro de Cooperación y Seguridad de Ucrania, con sede en Kyiv.
“No es algo que vaya a cambiar el curso de la guerra, pero creo que hará que nuestras fuerzas sean más equitativas“.
Kuzan dijo que la decisión llegó justo a tiempo para contrarrestar el esperado inicio de un gran asalto por parte de tropas rusas y norcoreanas, diseñado para desalojar a las fuerzas ucranianas de la región rusa de Kursk.
Se estima que el asalto se producirá en los próximos días.
Análisis de Frank Gardner, corresponsal de seguridad de la BBC
Desde que el ejército ruso lanzó su guerra a gran escala contra Ucrania el 24 de febrero de 2022, la OTAN, Occidente y, específicamente, la Casa Blanca, se han visto atrapados frente a un gran desafío: ¿cómo brindarle a Ucrania suficiente apoyo militar sin entrar en una confrontación directa con Rusia?
Es un desafío que persiste actualmente.
Los comentaristas occidentales más radicales, incluidos exgenerales estadounidenses y británicos, argumentan que las reiteradas amenazas de represalias por parte de Putin nunca se cumplieron y que simplemente tenían la intención de asustar a la OTAN para que no enviara el tipo de armas que Ucrania necesitaba.
Se sabe que Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, es cauteloso con ese tema y hay reportes de que estaba molesto por la postura más agresiva de Londres y su envío de armas pesadas como grandes tanques de batalla y aviones de combate F-16.
En última instancia, Putin entiende que el viejo concepto de la Guerra Fría de Destrucción Mutua Asegurada (DMA) sigue vigente hoy en día.
Puede que Rusia tenga el arsenal de armas nucleares más grande del mundo, pero el Kremlin sabe que si alguna vez se utilizara un arma nuclear en alguna ciudad occidental, Moscú quedaría destruida en cuestión de minutos.
Sin embargo, hay muchas otras formas menos apocalípticas en las que Rusia podría responder al uso de misiles ATACMS en territorio ruso.
Estas incluyen sabotear cables submarinos o armar a los hutíes de Yemen con poderosos misiles antibuques.
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