

La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ya no requiere de presupuesto por parte de la Federación. Pero datos oficiales muestran que al tercer trimestre de 2024, el aeropuerto recibió aportaciones y transferencias federales por más de mil millones de pesos, mientras que el presupuesto de 2025 también contempla recursos para ese aeropuerto.
“Como se planeó, en el 2024, ya no requiere presupuesto del presupuesto de la Federación para poderse mantener y operar, sino que ya es no solamente sustentable, sino que además tiene ingresos adicionales”, aseguró en su conferencia del viernes 20 de diciembre de 2024.
Por ejemplo, aunque el último informe trimestral de la situación financiera del AIFA muestra que los ingresos por gestión y servicios son mayores a los gastos de funcionamiento del aeropuerto, durante 2022 y 2023, la terminal aérea de Santa Lucía acumuló pérdidas por 1 mil 568 millones de pesos y subsidios y apoyos gubernamentales por 2 mil 456 millones de pesos.
“Tiene que generar recursos propios para ser autosuficiente y ,económicamente, está muy lejos de haber recuperado la inversión que se le hizo. Y, por supuesto, sigue recibiendo Presupuesto de Egresos de la Federación, pues no opera con recursos propios”, señaló Pablo Casas Liás, director Instituto Nacional de Investigación Jurídico-Aeronáuticas en entrevista con El Sabueso de Animal Político.
El Sabueso solicitó a la Presidencia la fuente de la afirmación de la presidenta que compruebe que el AIFA no recibe recursos del gobierno federal. Hasta el momento, seguimos a la espera de una respuesta.
A pesar de que la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que el AIFA no necesita recursos de la Federación, tanto el último informe trimestral de actividades del aeropuerto Felipe Ángeles como el presupuesto para 2025 muestran que el gobierno federal continúa destinando dinero para las operaciones del aeropuerto.
Hasta el tercer trimestre de 2024, el aeropuerto recibió 1 mil 053 millones de pesos en concepto de transferencias, asignaciones, subsidios y subvenciones, pensiones y jubilaciones.
Los subsidios son asignaciones del gobierno para apoyar las operaciones, mantener los niveles de precios, incentivar el consumo o comercialización de bienes, motivar la inversión, cubrir impactos financieros o para el fomento de actividades productivas, entre otras acciones.
Se pueden presentar mediante la entrega de recursos, como en el caso del AIFA, o bien, a través de estímulos fiscales, como pasa con los combustibles.
Además, el proyecto de presupuesto de egresos del 2025 consideró 924 millones de pesos para financiar las operaciones del AIFA. Cabe destacar que este apartado no tuvo una ampliación presupuestal después de la aprobación del PEF 2025 por parte de la Cámara de Diputados.

De igual forma, la senadora morenista de Baja California, Julieta Ramírez, en su cuenta oficial de ‘X’ –antes Twitter– afirmó que el AIFA es un aeropuerto “financieramente autosustentable” con un saldo a favor de 350 millones de pesos.
Sin embargo, para Casas Liás la situación financiera del AIFA aún no representa que sea autosuficiente y aseguró que la asignación presupuestal para 2025 confirma que el aeropuerto aún necesita recursos de la Federación para operar.
Por otro lado, es cierto que los ingresos del aeropuerto de Santa Lucía por venta de bienes y prestación de servicios ya superan los gastos de funcionamiento.
En ese sentido, los informes financieros del AIFA muestran que, entre 1 de enero al 30 de septiembre de 2024, se generaron ingresos por mil 860 millones de pesos y se tuvieron gastos de funcionamiento de mil 179 millones de pesos.
Esto representa una ganancia de 680 millones de pesos. No obstante, esta cifra está aún por debajo de las pérdidas reportadas durante 2022 y 2023, los primeros dos años de operación del aeropuerto.
| Concepto | 2022 | 2023 | 3T-2024 |
| Ingresos | 138,820,646 | 1,234,956,858 | 1,860,267,732 |
| Gastos | 1,268,897,769 | 1,681,365,817 | 1,179,778,283 |
| Utilidades | -1,130,077,123 | -446,408,959 | 680,489,449.56 |
| Subsidios | 1,328,085,611 | 1,483,995,896 | 1,053,274,273 |
La presidenta mencionó también en su conferencia que “lo importante aquí es que sigue creciendo el número de pasajeros, siguen creciendo las rutas nacionales e internacionales de diversas aerolíneas. Es el principal aeropuerto de carga ya en el país”.
Y si bien es cierto que entre enero y octubre de 2024, el AIFA tuvo un crecimiento de 137% en el número de pasajeros en comparación con el mismo periodo de 2023, al sumar 5 millones 066 mil pasajeros, esta cifra contrasta con la estimación del expresidente Andrés Manuel López Obrador acerca de que el AIFA atendería una demanda de 20 millones de pasajeros anuales.
Además, este incremento se vio impulsado por el cierre de slots –espacio de tiempo específico asignado a una aerolínea para que realice operaciones– en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), luego de los decretos presidenciales de 2022 y 2023 que permitieron aumentar los slots en el AIFA.
“El AIFA no descongestionó el espacio aéreo en la zona metropolitana, por lo que se le tuvieron que reducir las operaciones aéreas en el AICM para tratar de llevar tráfico de pasajeros aéreos al AIFA”, cuestionó Casas Liás.
Por otro lado, es cierto que, como afirmó la mandataria, el AIFA figura como el primer aeropuerto en el manejo de carga. Sin embargo, advirtió el especialista consultado por El Sabueso, esto se dio también por un decreto del Gobierno de México que trasladó la carga desde el AICM a la terminal de Santa Lucía, y no por una mejor oferta de ese aeropuerto.

En un mundo cada vez más estresante, muchos viajeros encuentran consuelo en la repetición: volver cada año a los mismos pueblos de esquí, suburbios costeros o sus cafés favoritos.
Durante los últimos 15 años, el fotógrafo Jason Greene y su familia han viajado desde la ciudad de Nueva York hasta Mont Tremblant, en Quebec, para pasar una semana del invierno boreal en la nieve.
“Tenemos una tradición: el primer día comemos paletas de jarabe de arce, patinamos sobre hielo y luego pasamos por la tienda de dulces local”.
La ciudad turística francocanadiense, dice, “ocupa un lugar especial en nuestros corazones porque allí todos aprendimos a esquiar y hacer snowboard”.
Para muchos viajeros, la novedad es el objetivo: tachar nuevos destinos y buscar nuevas sensaciones.
Pero un número creciente de personas, como Greene y sus cuatro hijos, hace lo contrario: regresa al mismo lugar cada año. Reservan la misma habitación, comen los mismos platos y recorren las mismas calles para encontrar comodidad en lo familiar, en lugar de la emoción del descubrimiento.
“Para muchas personas, hay una sensación de seguridad al volver a lo conocido”, afirma Charlotte Russell, psicóloga clínica y fundadora de The Travel Psychologist.
“Sabemos qué esperar, qué nos conviene… y [es] menos probable que enfrentemos desafíos inesperados”.
Este comportamiento, añade, suele atraer a personas abrumadas por su vida diaria, por lo que repetir las mismas vacaciones una y otra vez puede resultar muy reconfortante.
Esa sensación incomparable de tranquilidad fue lo que me llevó de nuevo a Lima, Perú, este mayo, exactamente un año después de mi primera visita, mientras escribía mi libro de viajes Street Cats & Where to Find Them.
Me alojé en el mismo hotel, comí el mismo sándwich en el mismo café, caminé por las mismas calles y dejé que muchos de los mismos gatos durmieran en mi regazo, disfrutando de la satisfacción que me había sorprendido la primera vez.
La profesora de sociología Rebecca Tiger ha regresado a Atenas ocho veces, con una novena visita programada este mes, por razones similares. “Siempre me quedo en Pangrati porque me encantan los cafés del barrio [y] sus gatos”, señala.
“Ahora tengo residentes locales con quienes mantengo contacto mientras estoy fuera y socializo cuando regreso”.
Tiger aprecia la familiaridad que ha cultivado con el tiempo y no se aburre gracias a la diversidad de experiencias que ofrece el lugar.
Los datos reflejan este cambio impulsado por la nostalgia.
Según el informe para 2026 Where to Next? de la plataforma de viajes Priceline, el 73% de los viajeros encuestados afirmó sentirse atraído por los lugares y experiencias que los marcaron, desde playas familiares hasta parques de diversiones.
El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia, mientras que el 52% de los viajeros brasileños regresa a los mismos lugares año tras año.
La nostalgia y la comodidad son lo que ayuda a Greene y su familia a “dejar atrás el estrés de la vida y relajarse en nuestros lugares favoritos”.
No solo repiten su costumbre del jarabe de arce en la montaña.
Su rutina diaria en Mont Tremblant también se replica cada año: “Esquí y snowboard durante tres días seguidos, luego un día libre para pasear en trineo con perros, dar un paseo en carruaje u otra actividad invernal”.
Cuando la vida se vuelve difícil, es la anticipación de su viaje invernal -y la alegría que sienten juntos allí- lo que les ayuda a sobrellevarlo.
Russell señala que, desde una perspectiva neurocientífica, “los circuitos de recompensa en nuestro cerebro pueden volverse menos receptivos a medida que nos acostumbramos a visitar el mismo lugar”.
Sin embargo, volver puede seguir aportando beneficios para el bienestar, añade, destacando que suele ser más relajante ir a un sitio asociado con el disfrute porque seguimos “distanciados de las señales que asociamos con el estrés”.
Greene afirma que su familia no ha experimentado ninguna disminución en la emoción de hacer exactamente las mismas cosas en el mismo orden cada año.
Aun así, Tiger y yo intentamos añadir un toque de novedad a nuestras vacaciones repetidas y rutinas familiares.
Cuando visito Inglaterra, lo cual intento hacer varias veces al año, no es para repetir experiencias idénticas, sino para conocer estadios de fútbol, producciones teatrales y rutas de senderismo.
Si solo me quedara en Wandsworth y viera partidos en el estadio de Craven Cottage, mis vacaciones se volverían aburridas rápidamente.
En cambio, recorro el país, como en distintos restaurantes y dejo que mi curiosidad me guíe hacia nuevas aventuras. Según Russell, esta combinación ayuda a mantener viva la chispa de la exploración, al tiempo que ofrece comodidad.
Esto es importante, explica, porque “hay un punto en el que volver al mismo lugar empieza a ser problemático.
Si regresamos demasiadas veces y superamos nuestro “apetito” por él, se llama adaptación hedónica: acostumbrarse a las cosas placenteras y volver a nuestro nivel emocional original”.
Tiger plantea un argumento similar sobre su predilección por Grecia.
“El país sigue siendo nuevo para mí: nuevas playas, islas y pueblos rurales; hay tantos lugares por explorar que podría pasar toda una vida allí y no conocer ni una fracción de ellos”.
Si solo nos fijamos en los códigos de los aeropuertos de destino, nuestros viajes podrían parecer idénticos. Pero las experiencias que vivimos -Tiger en Grecia y yo en Inglaterra- son tan distintas que nuestros recorridos nunca resultan monótonos.
Crecí en los suburbios de Filadelfia y veía a los vecinos viajar en masa y entre el tráfico hacia la costa de Jersey cada verano. Iban al mismo pueblo, la misma playa, con las mismas atracciones en el mismo muelle y se alojaban en las mismas casas de alquiler.
Alguna vez me pregunté: ¿qué pasa cuando viajar deja de ser una ruptura con la rutina y se convierte en otra rutina más?
Ahora, en un mundo cada vez más estresante, entiendo el atractivo de buscar alegría en lo familiar, mientras doy un pequeño paso fuera de mi zona de confort para encontrar nuevas emociones en lugares conocidos.
A Tiger le encantan sus rutinas vacacionales en Grecia, pero admite que otras partes del mundo también le atraen.
“Siento mucha curiosidad por Japón, pero me gusta controlar el ritmo de mis días”, dice.
Su trabajo como profesora es agotador, al igual que su trayecto diario, por lo que se entiende cuando afirma: “Mi tiempo en Grecia es un respiro que agradezco, tanto porque es familiar como porque resulta extraño al mismo tiempo”.
Y añade: “Atenas casi se siente como un segundo hogar”.