Es falso que el presidente Vladimir Putin se burló de la invitación que recibió para acudir a la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, como indica un video publicado en TikTok. En realidad el mandatario ruso tuvo esta reacción durante una reunión sobre el desarrollo de la agricultura el 13 de octubre de 2017.
El Sabueso encontró que el motivo de su risa fue por la sugerencia de Alexander Tkachev, actual exministro de Agricultura, para exportar carne de cerdo a Indonesia, donde el consumo está prohibido por ser un país de mayoría musulmana.
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Esta información fue hallada con fragmentos del video viral que fueron colocados en la herramienta de búsqueda inversa de imágenes de Google.
Los resultados muestran noticias publicadas hace siete años por los medios N+ y Azteca Noticias, donde confirman que la risa de Putin fue por motivos comerciales de Rusia y no por la invitación a México.
El Sabueso encontró la transcripción de la reunión que corresponde al video, pero en ella no se menciona a Claudia Sheinbaum y su toma de protesta como presidenta de México, ni de alguna invitación diplomática por parte del país.
Vladimir Putin no asistió a la toma de protesta de la presidenta de México después de que el gobierno mexicano extendió la invitación para el evento del 1 de octubre, de acuerdo a su portavoz Dmitri Peskov. Sin embargo, asignó a Nikolay Sofinskiy, el embajador de Rusia en México para ir en su representación.
Sheinbaum negó que la invitación a Putin saliera de los procedimientos diplomáticos del país y, al mismo tiempo, la Embajada de Ucrania en México se pronunció y dijo confiar en que México cumpliría con la orden internacional de detención emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) en contra del presidente de Rusia por el delito de deportación y traslado ilegal de niños desde Ucrania hacia Rusia.
En conclusión: Es falso que el presidente Vladimir Putin se riera de la invitación para la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum. El video muestra una conversación entre Putín y el exministro de Agricultura de ese país por la propuesta de exportar carne de cerdo a Indonesia.
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La ausencia del ejército regular en la crisis actual plantea interrogantes sobre la capacidad de las instituciones del Estado libanés para enfrentar un conflicto de grandes dimensiones.
El conflicto actual entre Israel y el grupo armado chiita Hezbolá se basa en dos posiciones claramente definidas, que se han mantenido afianzadas durante más de cuatro décadas.
Israel dice que está decidido a eliminar la amenaza que Hezbolá representa desde el vecino Líbano, mientras que Hezbolá sigue atacando posiciones israelíes en un esfuerzo por destruir el Estado de Israel.
Durante los últimos 11 meses, las hostilidades transfronterizas diarias entre ambos bandos han aumentado aún más la tensión.
Ahora que está en marcha una invasión israelí en Líbano, por primera vez desde 2006, muchos se preguntan dónde está el ejército libanés en toda esta situación y qué hizo para evitar que esto sucediera, dadas las ramificaciones de tal escalada para toda la región.
A primera vista, el ejército libanés ha estado ausente de las hostilidades, mientras que Israel y Hezbolá (que está proscrito como organización terrorista por Estados Unidos, el Reino Unido y otros países) han asumido el centro de atención.
En teoría, es tarea del ejército luchar contra el enemigo de la nación, e Israel es oficialmente el enemigo de Líbano.
Pero el ejército libanés carece de equipo y del arsenal necesario para semejante enfrentamiento.
El ejército israelí está sólidamente equipado y posiblemente cuenta con el mayor apoyo de las potencias occidentales, tanto financieramente como en términos del arsenal más avanzado.
Además, existe una creencia generalizada, apoyada por testimonios de varios exoficiales de alto rango, que acusa a Estados Unidos de presionar activamente a sucesivos gobiernos libaneses para impedir que el Estado adquiera armas sofisticadas que puedan suponer una amenaza para Israel.
Una profunda crisis económica, agravada por la devastadora explosión del almacén de fertilizantes de Beirut en 2020, ha empeorado mucho las cosas para el ejército libanés.
La falta de fondos ha afectado a su personal y a sus necesidades operativas más básicas, como el combustible.
Para complicar aún más las cosas, EE.UU., considerado por Hezbolá como su mayor enemigo, es el principal donante del ejército libanés.
Durante un tiempo, Washington contribuyó a los magros salarios del personal de este ejército.
Pero su ayuda se limita a vehículos, accesorios y armas individuales y no se compara con la ayuda que proporciona a Israel.
Mientras tanto, algunos observadores señalan que la ineficacia del ejército libanés contra Israel es similar a la de todos los demás ejércitos nacionales de la región.
“Ni el ejército libanés ni ningún ejército árabe tiene la capacidad para enfrentarse al enemigo israelí”, señala el general Mounir Shehade, excoordinador del gobierno libanés en la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL).
“Con el ejército israelí, ninguna lucha es adecuada, salvo la guerra de guerrillas, similar a la que ocurrió en Gaza”.
Khalil El Helou, general retirado del ejército libanés, afirma que “el papel del ejército libanés es mantener la estabilidad interna, porque hoy la situación interna es delicada”.
“El desplazamiento de medio millón de partidarios libaneses de Hezbolá a zonas que están en contra de Hezbolá crea fricciones que podrían derivar en disturbios de seguridad y quizás en una guerra civil”, agrega.
Tras la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, a manos de Israel, el ejército libanés se desplegó en gran medida en muchas zonas consideradas “sensibles” donde había una gran posibilidad de tensión entre los diferentes grupos del país.
El domingo también emitió un comunicado en el que instaba a “los ciudadanos a preservar la unidad nacional”, subrayando que seguía tomando medidas para preservar la paz civil en el país.
¿Tiene entonces el ejército algún papel en las hostilidades actuales? En realidad no.
Sin embargo, está presente en el sur y en cantidades significativas.
El ejército anunció recientemente que un soldado libanés murió por un dron israelí que atacó una motocicleta cuando pasaba por un puesto de control.
Además, es probable que cualquier alto el fuego futuro implique un mayor despliegue del ejército en el sur, algo que el primer ministro libanés ha insinuado recientemente.
Todo esto, sin embargo, implicará su propio conjunto de desafíos. Se necesita más personal y, para ello, se requiere más dinero, fondos que el ejército simplemente no tiene.
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