“Tengo una piedra en el riñón, el dolor es insoportable, ¿algún remedio para expulsarla?”, preguntó alguien en Facebook. “¿Qué es bueno para sacar las piedras en la vesícula?”, publicó otra persona.
Entre las respuestas a ambas publicaciones que se han viralizado hay quienes responden con remedios caseros que consisten en hervir en agua alguna hierba e ingerir la infusión, ya sea de jamaica con perejil, pelo de elote, piña con todo y cáscara o diente de león. Sin embargo, especialistas advierten que no hay té para erradicar este padecimiento.
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Entrevistamos al nefrólogo Omar Almeida Borjón y al urólogo Edgar Beltrán Suárez. Esto nos explicaron sobre el tratamiento para las piedras en la vesícula o los riñones:
La enciclopedia médica MedlinePlus define a las piedras en estos órganos como piezas sólidas de material que se forman dentro de la vesícula o los riñones. En el primer caso puede tratarse de colesterol o bilirrubina, mientras que en el segundo de diferentes sustancias presentes en la orina.
“Las piedras en los riñones no son más que malformaciones de algunos compuestos que son filtrados por los riñones, entre estos, algunos electrolitos, algunos compuestos de grasas o proteínas, algunos medicamentos incluso pueden formarlas. No es más que el depósito crónico, porque se van acumulando y, posteriormente, se empiezan a desarrollar alteraciones clínicas como dolor”, menciona Omar Almeida Borjón, médico cirujano por la Universidad Juárez del Estado de Durango.
Edgar Beltrán Suárez, maestro en Ciencias de la Salud por la Escuela Superior de Medicina, indica que las piedras en los riñones son causadas por calcificaciones.
“A diferencia de otras partes del cuerpo, como la vesícula, donde las piedras son de grasa, de colesterol, en las vías urinarias, casi todas las piedras están asociadas al calcio, en su gran mayoría”, añade.
Beltrán Suárez cuenta que en la década de los setenta se popularizó recetar una dieta baja en calcio pero esta prescripción médica puede ser dañina y generar problemas de descalcificación. De acuerdo con la Clínica Mayo, ciertas frutas y verduras, las altas dosis de vitamina D, así como los frutos secos y el chocolate tienen un alto contenido de oxalato.
Páginas de remedios dan recetas para hervir alimentos naturales con cierta cantidad de agua y tomar el té por determinado tiempo. Pero los especialistas señalan que su consumo puede representar un riesgo.
“El uso de remedios caseros es todo un tema en México. Lejos de ayudarnos a eliminar una piedra, pueden llegar a perjudicar más, porque el riñón es muy susceptible a reacciones alérgicas a infusiones. Por eso nuestra insistencia como médicos al limitar su uso, porque tampoco hay control de la dosis”, insiste Almeida Borjón, residente de Nefrología en el Hospital Central Sur de Alta Especialidad Pemex Picacho.
En lugar de tomar algún té, los dos entrevistados recomiendan acudir al médico al presentar síntomas como dolor extremo en la espalda o un costado, fiebre y escalofrío, vómitos y hasta sangrados por los también llamados cálculos biliares y renales.
“No está comprobado que tengan una utilidad práctica, incluso se corre el riesgo de que pueda seguir creciendo y entonces pueda generar un paciente más complicado. De forma definitiva, los tés no es que sean malos, al contrario, van a ayudar a tener más orina, pero no son un remedio para deshacer o destruir las piedras”, dice Beltrán Suárez, quien cursó la Especialidad en Urología en el Hospital Juárez de México.
En redes sociales incluso hay usuarios que aconsejan beber té chancapiedra o rompepiedras, que se realiza con la planta que lleva el mismo nombre.
“Algunas personas dicen: ‘Es que yo tomé este té y arrojé la piedra’. Sí, claro, lo que pasa es que tomaste dos litros de cualquier líquido y estás forzando la producción de orina y, entonces, una persona que normalmente no toma agua, la puede expulsar”, agrega el urólogo.
La alimentación es clave ante el desarrollo de piedras en la vesícula o los riñones. En ambos casos, las personas con obesidad pueden ser más propensas a estos padecimientos, según los médicos consultados.
“¿Cómo podemos evitar la formación de piedras? Pues llevando hábitos alimenticios saludables, dejar de fumar, disminuir la ingesta de bebidas carbonatadas como refrescos, aumentar el consumo de agua natural”, enlista algunas recomendaciones generales Omar Almeida Borjón.
Los expertos comentan que una persona que desarrolló cálculos biliares y renales debe estar en observación constante. Para tener una dieta personalizada es necesario hacer un estudio metabólico a partir de la orina y la sangre.
“No existe una recomendación dietética, así, abierta, para todos los pacientes. Cuando ya hicimos el estudio metabólico entonces sí podemos decirle un diagnóstico y dar dietas específicas”, refiere Edgar Beltrán Suárez.
Entre las recomendaciones generales del médico en el Hospital Ángeles de Lindavista está disminuir la sal y la proteína de origen animal, pues excederse en su consumo ocasiona que se concentre la orina, lo cual favorece la formación de piedras.
“Ojo, no estoy diciendo quitarse la carne, sencillamente no excederse: 250, 300, tal vez hasta 350 gramos de proteína de origen animal es más que suficiente para una dieta balanceada”, especifica.
La ingesta de una adecuada cantidad de agua, es decir, entre dos, dos litros y medio al día, puede ayudar a prevenir piedras en la vesícula o los riñones.
“Sí hay algunos alimentos que pudieran ayudarnos pero sí tiene que ser específicamente conociendo la causa de por qué las piedras en los riñones. Como única indicación universal para todo tipo de piedras, porque no todas son iguales, es el consumo de agua”, asegura el nefrólogo Almeida Borjón.
Por su parte, el urólogo Edgar Beltrán Suárez llama a no tomar refrescos.
“Muchas veces se tiene el mito de que el agua mineral condiciona la formación de piedras en los riñones y eso no es así, se ha demostrado que el agua mineral puede favorecer que no formes piedras, es un punto bueno, no así el uso de los refrescos de color negro porque esos tienen una carga muy alta de oxalato de calcio”, afirma.
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Desde 2022, el doctor Baksheiev se desplaza por la primera línea de combate en “el transbordador femenino”, su bien equipada clínica móvil
En una aldea rural cercana a la línea del frente ucraniano, un grupo de mujeres hace fila en silencio ante una ambulancia púrpura y blanca. Esperan ser atendidas por un médico que tiene la cabeza rapada y teñida del azul y el amarillo de la bandera de Ucrania.
Para muchas de ellas, es la primera vez que ven a un médico desde que empezó la guerra hace más de tres años.
Desde 2022, el doctor Serhii Baksheiev, de 53 años, ha realizado más de 1.000 reconocimientos ginecológicos a mujeres en todas las zonas del frente en su clínica móvil equipada, bautizada como “El transbordador femenino”, que incluye una llamativa silla de examen de un rosa vibrante.
“Esta es una misión humanitaria de voluntariado. Es para personas que necesitan ayuda, en lugares donde no hay médicos ni hospitales, y es completamente gratuita”, dice él.
La guerra con Rusia ha puesto una enorme presión sobre el sistema de salud de Ucrania, con más de 1.940 ataques a instalaciones médicas desde la invasión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que representa la cifra más alta registrada en cualquier crisis humanitaria hasta la fecha, y con un aumento significativo de esos ataques desde diciembre de 2023.
Cuando comenzó la guerra, el doctor Baksheiev, quien es obstetra y ginecólogo, pasaba sus días en un búnker en Kiev ayudando a traer bebés al mundo mientras caían bombas sobre la ciudad.
La idea de una clínica móvil, cuenta, surgió después de misiones médicas de voluntariado en el frente, donde se dio cuenta de la falta de instalaciones, ya que los centros médicos y hospitales habían sido completamente destruidos.
“Fuimos a Járkiv y Cherníhiv, que estaban muy dañadas, y lo más difícil era no poder brindar servicios ginecológicos porque no había herramientas ni equipo, todo estaba destruido”, dice.
Baksheiev y su equipo tenían que usar cualquier cosa disponible como mesa de examen, incluso sofás viejos, lo que significaba que él tenía que arrodillarse para realizar los exámenes.
Hoy, al caminar alrededor del vehículo eléctrico, queda claro que el doctor Baksheiev está increíblemente orgulloso de sus capacidades: ha sido equipado con todo lo que él y su equipo podrían necesitar en estas zonas remotas, incluyendo una máquina de ultrasonido y equipo médico para realizar cirugías menores.
Durante una misión de dos días, el equipo puede realizar hasta 80 colposcopias, un procedimiento en el que se examinan el cuello uterino y la vulva en busca de signos de tejido canceroso o precanceroso.
Este trabajo -a menudo llevado a cabo en secreto- es crucial para las personas que viven en estas zonas rurales y remotas cercanas al frente de batalla.
Cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud Pública de Ucrania y vistas por la BBC muestran que las tasas de detección de cáncer de ovario y de cuello uterino han disminuido en un 17% y un 10%, respectivamente, desde 2020.
Y cuando médicos como el doctor Baksheiev logran llegar a esas zonas para realizar exámenes, están encontrando una incidencia de tumores malignos superior al promedio.
En promedio, hasta el 4 % de todas las mujeres examinadas son diagnosticadas con tumores malignos, según FRIDA Ucrania, la organización médica para la que el doctor Baksheiev trabaja como voluntario.
La doctora Ulana Suprún, quien fue ministra de Salud de Ucrania entre 2016 y 2019, advierte sobre la “bomba de tiempo” que representan los efectos en la salud a medida que la guerra se prolonga.
“En la comunidad de salud pública definitivamente hay mucha preocupación sobre lo que va a ocurrir mientras continúe la guerra”, afirma.
“No solo en términos de salud física, sino también de salud mental, porque hay un estrés constante, un trauma psicológico constante que se está produciendo”.
Suprún señala que el gobierno ha logrado reconstruir parcial o totalmente hasta 964 instalaciones médicas que fueron dañadas por Rusia.
“Están trabajando estrechamente con la OMS y con otras organizaciones internacionales para tratar de elaborar un plan sobre cómo podemos reconstruir el sistema de salud que existía antes de la invasión rusa”, añade.
A pesar de haber recibido un diagnóstico de cáncer él mismo en septiembre de 2024, el doctor Baksheiev continúa trabajando como voluntario y brindando atención médica a mujeres en todo el país.
“Aparte del examen médico, también las escuchas, porque muchas pacientes tienen historias sobre cómo los rusos atacaron sus aldeas”, comenta.
“Así que no solo somos médicos, también somos los terapeutas de estas pacientes”.
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