Usuarios de redes sociales difundieron información falsa y sacada de contexto sobre el atentado terrorista en Moscú, Rusia, que causó la muerte de al menos 133 personas este viernes y que fue reivindicado por el Estado Islámico.
De acuerdo con las autoridades rusas, un grupo armado disparó contra los asistentes a un concierto en el auditorio municipal de Crocus, en los suburbios de la capital, en un hecho que fue calificado por el presidente Vladimir Putin como un “acto terrorista sangriento y bárbaro”.
El mandatario dijo que detuvieron a 11 personas y que cuatro de ellas fueron arrestadas cuando intentaban huir a Ucrania, país que Rusia invadió hace dos años, mientras que el gobierno ucraniano negó algún vínculo con este ataque.
A continuación un recuento de la información verificada por El Sabueso:
Un mensaje ampliamente difundido en Facebook, Instagram y X, anteriormente Twitter, muestra a decenas de personas frente a una mezquita en Moscú, y asegura que son personas protestando por el atentado.
“Son las calles de Moscú, Rusia, salen a condenar a los asesinos de ISIS y mostrar su total condena a Estado Islámico. Putin tiene que buscarles por todo Rusia y paguen por ello. Hoy todo el mundo decente nos solidarizamos con Moscú, el terrorismo de ISIS nunca mas”, dicen los mensajes.
Con una búsqueda inversa, El Sabueso identificó que las imágenes sí muestran la Mezquita Catedral de Moscú, pero la grabación no es reciente y las personas no protestaban por un acto terrorista.
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El 22 de abril de 2023, usuarios de Instagram y X compartieron el mismo video, pero no indicaron que era una protesta, sino que lo relacionaron con la festividad musulmana Aíd al Fitr o Fiesta del Fin del Ayuno.
En conclusión: El video de personas frente a una mezquita en Moscú no muestra una protesta contra el atentado en Rusia, sino que fue sacado de contexto. Corresponde a una celebración religiosa en la Mezquita Catedral de Moscú, y se difundió desde abril de 2023.
Otra de las publicaciones que se comparte en el contexto del atentado utiliza videos de edificios que son bombardeados y afirma que es la capital de Ucrania, Kiev, siendo atacada un día después del atentado.
“Se viene la tercera? Putin bombardeando Kiev la capital de Ucrania en estos momentos”, dice la publicación que se comparte en Facebook, Instagram y X. En el video se aprecia una serie de explosiones en edificios.
Es cierto que Rusia ha lanzado ataques recientes a Kiev, incluso antes del atentado, según información de agencias internacionales. Sin embargo, El Sabueso encontró que las grabaciones no son recientes: son bombardeos durante la invasión a Irak, que sucedió en 2003.
El primer bombardeo de la publicación coincide con un video publicado por la agencia Getty, con fecha del 22 de marzo de 2003, en el que se afirma que es Bagdad, capital de Irak. En el segundo, incluso se puede ver el palacio Al-Zaqura, en la ciudad.
En el video “Shock And Awe Iraq Baghdad Bombardment March 2003 The Start Of Iraq War | Air strike Clips (H.D)” (Conmoción y pavor Bombardeo de Bagdad en Irak Marzo de 2003 El inicio de la guerra de Irak | Clips de ataque aéreo (H.D)) aparecen los mismos clips en el video.
En conclusión: Aunque Rusia ha atacado a Kiev, el video de la publicación no corresponde a los bombardeos actuales ni está relacionado con el atentado terrorista en Rusia. El video muestra ataques a edificios en Irak, que sucedieron durante la invasión en 2003.
También se difunden publicaciones que afirman que se registró un segundo atentado terrorista, ocurrido en el metro de Moscú. Esto es falso.
“Más atentados terroristas en Moscú. Varios sujetos activaron aparatos explosivos en el metro de la ciudad. El Kremlin decreta una respuesta inmediata y contundente contra el ISIS. ‘Masacrará a todos los implicados en esta masacre’”, dice el mensaje en X.
Hasta el momento, ni las autoridades rusas ni medios de comunicación han informado sobre un atentado en el metro de Moscú.
Y con una búsqueda inversa de las imágenes, El Sabueso encontró que el video en realidad exhibe una falla en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, que usuarios del transporte reportaron este jueves.
Entonces, el sistema de transporte indicó que “un objeto metálico ocasionó un corto circuito en la estación Hidalgo”.
En conclusión: Es falso que un video exhiba un atentado terrorista en el metro de Moscú. El video se grabó el 21 de marzo en el metro de la Ciudad de México.
Usuarios de redes sociales afirman erróneamente que el atentado fue planeado por el gobierno estadounidense y que una película de 2020 lo confirma, porque tiene una escena en la que hombres armados ingresan al mismo auditorio en el que sucedió el atentado.
“Casualidad? La película TENET del año 2020 simularon un ataque terrorista en el mismo teatro en Rusia donde hoy ocurrieron los atentados en Moscu que se atribuyó ISIS
La puesta en escena fue realizada por agentes anónimos de la CIA y el MI5(sic)”, dice el mensaje difundido en redes sociales.
La película TENET, del director Christopher Nolan, sí muestra en sus primeras escenas a un grupo de personas armadas ingresando a una sala de ópera.
No obstante, la escena en realidad se grabó en Estonia, en el edificio Linnahall de la ciudad de Tallin, que se encuentra a aproximadamente a 1,000 kilómetros del Crocus City Hall, donde sucedió el ataque.
El mismo edificio de la película puede verse en fotografías difundidas en Google Maps.
En conclusión: Es falso que la película TENET se haya grabado en el mismo auditorio en donde sucedió el ataque, y que eso demuestre que lo planeó el gobierno estadounidense.
La corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles narra cómo se están viviendo los históricos incendios que afectan a la ciudad californiana.
“Sube a la terraza. Dicen que el fuego es ya visible desde Santa Mónica”.
Al mediodía del martes, recibí la llamada de mi marido con incredulidad.
A pesar de que las condiciones climatológicas auguraban ya desde el domingo una receta para el desastre —los “vientos endemoniados” de Santa Ana con rachas de hasta 160km/h y una sequedad extrema por meses sin lluvias—, parecía una alerta más en una ciudad acostumbrada a ellas.
Poco podía imaginar que estaba a punto de presenciar la primera de una serie de escenas apocalípticas; una de las muchas que desde entonces siguen dejando los que ya son los peores incendios de la historia de Los Ángeles.
Subida al techo de mi bloque de apartamentos, avisté en las montañas de Santa Mónica una tímida llama.
A los cinco minutos, era ya una mancha naranja que se expandía a toda velocidad desde las colinas boscosas hacia Pacific Palisades, un área residencial de clase alta densamente poblada y salpicada de mansiones de famosos.
Una espesa y negra columna de humo se inclinaba hacia el Pacífico, borrando de la vista viviendas, palmeras, arena, el icónico muelle de Santa Mónica y su parque de atracciones que, con 10 millones de visitantes anuales, es uno de los grandes focos del turismo de Los Ángeles.
En menos de 24 horas los incendios serían ya cuatro, unos monstruos llamados Palisades, Woodley, Eaton y Hurst que acorralaban la ciudad por distintos frentes, avanzando sin precedentes en zonas urbanas y dejando a su paso escenas dignas del peor infierno imaginado por Hollywood.
Y para la tarde del miércoles otro, bautizado Sunset, empezaría a arder en las colinas de Hollywood, cerca de donde se ubica el famoso cartel.
“Es un momento trágico en nuestra historia, algo nunca antes visto”, le dijo a los periodistas el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Jim McDonnell, el martes por la noche.
Mientras, los medios locales repetían las imágenes caóticas de las primeras horas de evacuación en Pacific Palisades: un cuello de botella de cinco kilómetros en la principal vía de entrada y salida a la zona, por vecinos que huían despavoridos y bomberos que trataban de acceder.
Maquinaria pesada empujando, amontonando y dejando para el desguace los vehículos que otros residentes habían dejado atrás, obstaculizando el paso a los camiones cisterna.
Gente huyendo a pie, cargando niños y mascotas, y arrastrando maletas, con álbumes de fotos bajo el brazo.
También estaba la resistencia, aquellos que, a pesar de la orden de las autoridades, se negaban a abandonar sus hogares y los defendían —ilusos e imprudentes— de Goliat con sus mangueras desde el jardín.
“Por favor, prioricen su seguridad y el bienestar de quienes les rodean”, tuvo que repetir en una rueda de prensa el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, un mensaje en el que ya habían insistido otros funcionarios, incluido el gobernador Gavin Newsom.
Empezaron a reportar muertos, heridos por quemaduras, más de 1.000 edificaciones destruidas. Los evacuados se contaban ya por decenas de miles.
Algunos, como los residentes de un centro para la tercera edad de Altadena, fueron sacados en sus sillas de ruedas, muchos de ellos confundidos y asustados, para ser reubicados en un lugar seguro.
Mis redes sociales y mi WhatsApp se llenaron de videos con el fuego avanzando por la Autopista de la Costa Pacífica (PCH), la carretera estatal que bordea California a lo largo de cientos de kilómetros.
Por ella regresé el sábado de surfear la icónica ola de Malibú, una de las mejores del mundo cuando las condiciones acompañan.
Observando desde el auto las mansiones suspendidas sobre el océano, volvimos a uno de nuestros comentarios más recurrentes: “Con el cambio climático, en 50 años esas casas no estarán ahí”.
Muchas ya no están. Pero no fue el mar el que se las llevó por delante. Vivienda tras vivienda quedaron reducidas a cenizas, el esqueleto a la vista.
La misma suerte corrió el Reel Inn, restaurante especializado en pescado a pie de carretera y que ocupa un lugar en el corazón de muchos angelinos.
“Tuve varias citas preciosas en el Reel Inn tras un día de playa. Terrible que ya no exista”, escribió en Instagram una antigua compañera.
Y las llamas llegaron a amenazar la Villa Getty, situada también sobre la PCH, réplica de una casa de campo sepultada en el año 79 d.C. por una erupción del Vesubio que el multimillonario petrolero y mecenas J. Paul Getty mandó a construir en los setenta.
Museo y centro de arte, es también conocido por acoger veladas de Hollywood y reuniones políticas de alto nivel.
En contraste a ese glamour, pensé en las autocaravanas aparcadas a la orilla de la carretera que sirven de vivienda a aquellos que no tienen techo y que he visto multiplicarse desde que llegué a Los Ángeles en marzo de 2022.
“Hablé con Jose (el tipo que vive en una RV con su familia) y están bien, lejos de la zona (de Palisades)”, escribió en un story de Instagram un fotógrafo e instructor de surf que recorre cada mañana las playas desde Malibú a Sunset.
“Randy decidió quedarse, pero uno de los centros de comando (de los bomberos) está en el cruce de PCH con Sunset (Boulevard) y espero que lo hagan evacuar”, añadió.
Sin embargo, con varios frentes abiertos, los servicios de emergencia no dan abasto. “Lo estamos haciendo lo mejor posible pero no tenemos suficiente personal”, le reconoció a Los Angeles Times el jefe de bomberos del condado, Anthony Marrone.
El condado de Los Ángeles cuenta con 9.000 efectivos, entre el departamento de bomberos y otras agencias.
Pero apenas pudieron descansar desde mediados de diciembre, cuando un incendio llamado Franklin devoró durante nueve días las colinas de Malibú. Noviembre fue otro mes de apagar fuegos.
Y es que Los Ángeles es particularmente vulnerable a los incendios,ya que los barrios ricos y suburbios se encuentran con la naturaleza y se extienden cual laberinto entre cañones y cadenas montañosas.
Para asistirlos esta vez, departamentos de bomberos de condados vecinos mandaron refuerzos, y Marrone pidió ayuda más allá del estado, llamado al que ya respondieron Nevada, Oregón y Washington.
Mientras, decenas de voluntarios se lanzaron a colaborar.
Iniciaron colectas para aquellos que tuvieron que correr a albergues, para los que se quedaron sin nada, los que sacaron de residencias de ancianos o centros para menores.
Yo seguí revisando cada 10 minutos la página del gobierno estatal que refleja el avance de los incendios a tiempo real en California, especificando daños y marcando zonas de evacuación: en amarillo cuando es sugerida, en rojo cuando es ya obligatoria.
Y viendo la línea de desalojo acercarse a la calle en la que vivo con mi familia, empacamos los enseres básicos en el coche.
Precavidos y para evitar atascos, el miércoles al mediodía dejamos atrás Santa Mónica.
De camino al hotel leí que ya habían empezado el desalojo obligatorio de mi barrio.
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