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Margarita Zavala y Claudia Zavala, consejera del INE, no son primas como lo asegura una publicación viral
Margarita Zavala y Claudia Zavala, consejera del INE, no son primas como lo asegura una publicación viral
3 minutos de lectura

Margarita Zavala y Claudia Zavala, consejera del INE, no son primas como lo asegura una publicación viral

Margarita Zavala y Claudia Zavala, no tienen ningún parentesco a pesar de que una publicación viral asegura que son primas.
10 de mayo, 2024
Por: Regina López Puerta
@admanimal 

No existe evidencia de que la diputada Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón, y la consejera del Instituto Nacional Electoral, Claudia Zavala tengan algún parentesco, a pesar de que una publicación viral asegura que “son primas”.

“Cuántos años tenías cuando te enteraste que la consejera del INE, Claudia Zavala, es prima de Margarita Zavala, la misma que le dio una candidatura independiente para competir por la Presidencia y estuvo a punto de darle un partido político a Felipe Calderón”, dice la publicación en X, que hasta el momento lleva más de 2 mil 200 retweets.  

La publicación no aporta ningún tipo de pruebas al respecto, y al hacer una búsqueda exhaustiva, El Sabueso encontró que se trata de desinformación pues no hay evidencia que apunte a que ambas funcionarias son familiares. 

El apellido Zavala se encuentra dentro de la Lista de los apellidos más comunes 2020 del INEGI en el puesto 128. De acuerdo con el registro, hay más de 4 mil 57 personas que llevan este apellido en el país, por lo que llevar el mismo apellido no comprueba por sí sólo algún parentesco entre ambas. 

El segundo apellido de la consejera Claudia Zavala es Pérez, y el padre de Margarita Zavala, también lleva Pérez como apellido materno. A pesar de esto, tampoco es indicativo de alguna relación familiar, ya que Pérez es el octavo apellido más común en México y hay más de 71 mil 961 personas que tienen este apellido como parte de su nombre.

El Sabueso contactó al equipo de comunicación de la diputada, que negó la existencia de algún parentesco entre ambas funcionarias.

Sin parentesco paterno y con trayectorias políticas independientes

El padre de Margarita Zavala, Diego Heriberto Zavala Pérez, nació en la Ciudad de México el 18 de diciembre de 1931 y falleció en 2017.  Fue abogado, profesor de la UNAM y tuvo el cargo de diputado federal por el PAN de 1991 a 1994. 

Margarita siguió sus pasos y desde los 17 años se unió al mismo partido, con el que llegó a su cargo actual como diputada federal. Se formó como abogada por la Escuela Libre de Derecho. Ha sido diputada en varias ocasiones, fungió como primera dama, y contendió por la presidencia de la república de manera independiente en las elecciones de 2018.

Por su parte, Claudia Zavala, es licenciada y maestra en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde 1994 trabajó en el entonces Tribunal Federal Electoral, fue consejera del IECM y fue nombrada en el INE en 2017, por sugerencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Esta no es la primera vez que surge desinformación de este tipo. Recientemente se viralizó un video que asegura que la candidata a la presidencia Xóchitl Gálvez es prima de Linda Cristina Pereyra Gálvez, esposa de Genaro García Luna. Tras una investigación de El Sabueso, comprobamos que también difunde información falsa, ya que tampoco existen pruebas de su relación y sólo se trata de una coincidencia en sus apellidos.

En conclusión, Margarita Zavala, diputada y esposa del ex presidente Felipe Calderón, no tiene una relación familiar con la consejera del INE Claudia Zavala. Se trata de una coincidencia en sus apellidos, que forman parte de la lista de los apellidos más comunes del país.

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Imagen BBC
El misterioso “dolor de cerebro” al tomar algo frío: ¿qué lo causa?
6 minutos de lectura

El llamado “dolor de helado” es una expresión de procesos neurológicos complejos. Lejos de ser banal, podría ayudar a entender mejor los umbrales de dolor y la predisposición a trastornos neurosensoriales más amplios.

25 de julio, 2025
Por: BBC News Mundo
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Estás tomando un granizado o muerdes un helado demasiado rápido y, de pronto, sientes un dolor agudo, helado y punzante, tan breve como intenso, que te atraviesa la frente.

Según la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea, se trata de una “cefalea por estímulo frío”, también conocida con el nombre de dolor de cabeza por helado (en inglés brain freeze). Y aunque parezca trivial, revela una sorprendente complejidad neurológica y médica.

En los últimos años, varias investigaciones han revelado que este pequeño “dolor de verano” podría enseñarnos sobre el tratamiento de las migrañas, las reacciones cerebrales al frío e, increíblemente, cómo proteger al cerebro en situaciones críticas.

Una señal al cerebro

El brain freeze es el dolor frontal o temporal de corta duración, que puede ser intenso, inducido en personas susceptibles por el paso de material frío (sólido, líquido o gaseoso) sobre el paladar y/o la pared faríngea posterior.

Este cambio de temperatura tan brusco provoca una vasoconstricción, seguida de vasodilatación en los vasos sanguíneos de la zona. El nervio trigémino, que conecta el rostro con el cerebro, interpreta este cambio como una amenaza térmica, y lanza una señal de “dolor” al cerebro.

Niños comiendo helado
Getty Images
La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37% en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes

Lo curioso del caso es que ese dolor no lo sentimos en la boca, sino en la frente o las sienes. Es lo que se llama dolor referido: el cerebro malinterpreta la fuente del estímulo, algo muy común en otros tipos de dolor visceral.

Un artículo publicado en Critical Care Medicine en 2010 –con el provocador título “Can an Ice Cream Headache Save Your Life?” (¿Puede un dolor de cabeza por helado salvarle la vida?)– sugirió que los mecanismos detrás del brain freeze podrían inspirar estrategias clínicas para proteger el cerebro después de un paro cardíaco, usando hipotermia terapéutica.

Este tipo de reacciones neurovasculares rápidas ayudarían a regular la presión intracraneal, el flujo sanguíneo cerebral y los reflejos autonómicos.

En otras palabras, un helado puede activar rutas que los médicos intentan replicar de forma controlada en cuidados intensivos.

Un dolor que dice más de lo que parece

Un artículo de revisión publicado en 2023 examinó la involucración en este fenómeno de estructuras profundas del cráneo como el nervio trigémino y el ganglio esfenopalatino, ambos conocidos por estar implicados en migrañas, cefaleas en racimo y neuralgias faciales.

Además, múltiples trabajos han mostrado que la respuesta dolorosa al frío podría revelar una hipersensibilidad del sistema trigémino, especialmente en personas predispuestas.

La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37 % en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes, alcanzando cifras entre el 40,6 % y el 79 %, según datos recopilados en la literatura científica.

Hombre con dolor de cabeza
Getty Images
El dolor por estímulo frío tiene una fuerte relación con antecedentes de migraña.

Un estudio clave alemán realizado con estudiantes de 10 a 14 años, padres y profesores, mostró una prevalencia del 62 % en los menores y del 31 % en los adultos. Esta diferencia podría deberse a una combinación de factores: el aprendizaje conductual para evitar desencadenantes dolorosos, una mayor estabilidad neuronal frente al frío con la edad y diferencias anatómicas que hacen que los niños sean más susceptibles a una rápida estimulación de los receptores del frío.

Por otro lado, el dolor por estímulo frío tiene una fuerte relación con antecedentes de migraña. Las personas aquejadas por este tipo de dolor presentan prevalencias de entre el 55,2 % y el 73,7 %, muy por encima de quienes sufren cefaleas tensionales (23-45,5 %).

Un estudio incluso reveló una sorprendente prevalencia del 94 % en personas con antecedentes de cefalea punzante. Esto sugiere que el brain freeze podría servir como marcador clínico indirecto de una sensibilidad trigeminal aumentada, compartida con otras cefaleas más incapacitantes.

Otros factores de riesgo identificados incluyen antecedentes de traumatismo craneal y, especialmente, historia familiar: los hijos de padres con cefalea por estímulo de frío tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollarla. Si la madre la ha sufrido, el riesgo se multiplica por 10,7 y si es el padre, por 8,4.

Todos estos datos revelan que lo que muchas veces se percibe como un simple “dolor de helado” es, en realidad, una expresión de procesos neurológicos complejos.

Lejos de ser banal, podría ayudar a entender mejor los umbrales de dolor y la predisposición a trastornos neurosensoriales más amplios.

¿Es peligroso?

En general, no. Se trata de un fenómeno benigno, autolimitado y sin consecuencias médicas. Sin embargo, existe un caso clínico extraordinario, publicado en 1999 en el American Journal of Forensic Medicine and Pathology, donde un hombre joven colapsó tras beber agua muy fría.

Los forenses sospecharon un reflejo vagal extremo como causa de muerte, no un brain freeze clásico, sino una respuesta autonómica descontrolada en un contexto de calor extremo y predisposición fisiológica.

Este suceso aislado sirve más para mostrar la capacidad del cuerpo para reaccionar drásticamente ante estímulos extremos que para generar alarma sobre los helados o las bebidas frías.

¿Cómo evitarlo ente “dolor de cerebro”?

La buena noticia es que esta peculiar cefalea se puede evitar con algunas estrategias simples.

La más eficaz es comer o beber lentamente. Cuando ingerimos alimentos fríos a gran velocidad, el estímulo térmico en el paladar es demasiado brusco para que el cuerpo lo compense a tiempo, activando la respuesta dolorosa.

Mujer bebiendo un refresco frío
Getty Images
Beber lentamente o usar una pajita ayuda a minimizar el impacto del frío en el paladar.

También es importante evitar que la materia a baja temperatura toque directamente el paladar superior, ya que esta zona está altamente vascularizada y cercana al trayecto del nervio trigémino. Usar una pajita, mantener el líquido en la lengua antes de tragar o no dejar que el helado se derrita demasiado rápido en la boca pueden ayudar.

Y si el dolor ya comenzó, hay un truco sencillo: presiona la lengua contra el techo de la boca. Este contacto ayuda a restaurar la temperatura y aliviar la molestia en segundos.

Así que la próxima vez que una cucharada de helado te congele la frente, recuerda: no estás exagerando. Tu sistema nervioso está ensayando una respuesta que los científicos aún están tratando de descifrar… y quizás de aprovechar.

*José Miguel Soriano del Castillo es catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Valencia, España.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

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