
Una publicación viral en Facebook afirma que en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México se vieron luces de colores en el cielo que podrían predecir un sismo.
Sin embargo, el mensaje de esa publicación es falso porque las fotografías de luces color azul y morado que difunde corresponden al concierto de Oasis en la capital mexicana. Además, no existe modo alguno, ni científico ni natural, que sirva para predecir los sismos.
La publicación desinformante cuenta con más de 22,000 “me gusta” y ha dividido opiniones en al menos 3,500 comentarios. Algunas personas argumentan que las luces provienen de un evento en el Estadio GNP, en la alcaldía Iztacalco, mientras que en otras ha generado pánico por un posible sismo.
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Mediante una búsqueda inversa en Google Lens, El Sabueso detectó que las imágenes originales provienen de una publicación de la cuenta UrbanaCDMX en Instagram, donde se informa que usuarios descubrieron luces en el cielo por el concierto de la banda inglesa Oasis, en Ciudad de México, el pasado 12 y 13 de septiembre.

En la descripción de la publicación dice: “Muchas personas nos envían inbox con fotografías del cielo iluminado por luces de colores. Lo sorprendente es que varios creen que podría tratarse de una señal de catástrofe, incluso quienes pensaron que son auroras boreales”, e insertaron un video mostrando que las luces provienen del concierto en el Estadio GNP.
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN) no existe una técnica que permita predecir los sismos. Ni los países como Estados Unidos y Japón, cuya tecnología es muy avanzada, han sido capaces de desarrollar una forma predictiva de temblores.
Durante los sismos ocurridos en septiembre de 2017, 2021, 2022 y octubre de 2023 usuarios de redes sociales también reportaron este tipo de luces en el cielo. En el artículo “Luces de terremoto, un fenómeno controvertido” de Ciencia UNAM, el maestro Juan Esteban Hernández Quintero, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó dos fuentes de las que proviene esta luminosidad:
La primera refiere a que estas luces son resultado de la interacción entre cargas eléctricas del subsuelo que siempre están presentes por la composición mineral de este. Mientras que la segunda explica que se trata únicamente de cortocircuitos provocados por el movimiento.
Fernando Gómez Santiago, geofísico y maestro en Ciencias de la Tierra con especialidad en Sismología coincide y agrega que las luces que se presentan durante los sismos pueden ser una “coincidencia de la naturaleza”.
“Las luces no son una señal de prevención ante un sismo, solo son coincidencias entre fenómenos naturales”, explica en entrevista con El Sabueso.
En conclusión, no existe evidencia científica de una herramienta o fenómeno natural que pueda predecir un sismo; las luces color azul observadas en Iztapalapa solo fueron parte del concierto de Oasis en el Estadio GNP.
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Cómo, dónde y cuándo los gatos perdieron su carácter salvaje y desarrollaron estrechos vínculos con los humanos era un misterio que había intrigado a los científicos durante mucho tiempo.
Al más puro estilo felino, los gatos se tomaron su tiempo para decidir cuándo y dónde forjar vínculos con los humanos.
Según nueva evidencia científica, la transición de cazador salvaje a mascota mimada ocurrió mucho más recientemente de lo que se creía, y en un lugar diferente.
Un estudio de huesos encontrados en yacimientos arqueológicos sugiere que los gatos comenzaron su estrecha relación con los humanos hace solo unos miles de años, y en el norte de África, no en el Levante.
“Son omnipresentes, hacemos programas de televisión sobre ellos y dominan internet”, afirmó el profesor Greger Larson, de la Universidad de Oxford.
“La relación que tenemos ahora con los gatos comenzó hace unos 3 mil 500 o 4 mil años, en lugar de hace 10 mil años”.
Todos los gatos modernos descienden de la misma especie: el gato montés africano.
Cómo, dónde y cuándo perdieron su carácter salvaje y desarrollaron estrechos vínculos con los humanos ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo.
Para resolver el misterio, los investigadores analizaron el ADN de huesos de gato encontrados en yacimientos arqueológicos de Europa, el norte de África y Anatolia.
Los científicos dataron los huesos, analizaron el ADN y lo compararon con registros genético de gatos modernos.
La nueva evidencia muestra que la domesticación de gatos no comenzó en los inicios de la agricultura, en el Levante. Ocurrió en cambio unos milenios después, en algún lugar del norte de África.
“En lugar de ocurrir en la zona donde la gente se estaba asentando inicialmente con la agricultura, parece ser un fenómeno mucho más propio de Egipto“, afirmó el profesor Larson.
Esto concuerda con lo que sabemos de la tierra de los faraones como una sociedad que veneraba a los gatos, inmortalizándolos en el arte y preservándolos como momias.
Una vez que los gatos se asociaron con las personas, fueron trasladados por todo el mundo y eran apreciados en los barcos como controladores de plagas.
Los gatos llegaron a Europa hace unos 2 mil años, mucho más tarde de lo que se creía.
Viajaron por Europa y llegaron a Reino Unido con los romanos, y luego comenzaron a desplazarse hacia el este por la Ruta de la Seda hasta China.
Hoy en día se encuentran en todo el mundo, excepto en la Antártida.
Y en un giro inesperado, los científicos descubrieron que un gato salvaje convivió durante un tiempo con la gente en China mucho antes de que aparecieran los gatos domésticos.
Eran los gatos leopardo, pequeños felinos salvajes con manchas similares a las de los leopardos, que vivieron en asentamientos humanos en China durante unos 3.500 años.
La relación temprana entre humanos y gatos leopardo era esencialmente “comensal”, en la que dos especies conviven sin causarse daño, explicó la profesora Shu-Jin Luo, de la Universidad de Pekín.
“Los gatos leopardo se beneficiaron de vivir cerca de las personas, mientras que los humanos no se vieron afectados en gran medida o incluso los acogieron como controladores naturales de roedores”, añadió.
Los gatos leopardo no fueron domesticados y siguen viviendo en libertad en Asia.
Curiosamente, se han cruzado gatos leopardo con gatos domésticos para dar lugar a gatos bengalíes, que fueron reconocidos como una nueva raza en la década de 1980.
La investigación se publicó en la revista Science y en Cell Genomics .
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