
¿El Mundial de 2026 podría trasladarse sólo a México y Canadá por culpa de Trump? Falso, se trata de desinformación. La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) no ha emitido información sobre algún cambio en las sedes del próximo torneo mundialista.
De hecho la conferencia de prensa más reciente sobre el Mundial 2026 fue celebrada en la Casa Blanca y ocurrió el pasado 6 de mayo, con la presencia de Donald Trump. En ella, tanto la FIFA como el gobierno estadounidense se comprometieron a que “sea un éxito sin precedentes”.
De igual forma el sitio oficial de la FIFA no publicó ningún comunicado o anuncio que confirme que Estados Unidos (EU) fuera retirado como sede para el próximo mundial de futbol, que se celebrará del 11 de junio al 19 de julio del 2026.
“El presidente de estados unidos Donald Trump dijo que de jugarse el mundial en EEUU tomará ciertas medidas para que los aficionados no pretendan quedarse en su país (sic)”, dice el video que circula en TikTok y cuenta con más de 42 mil reproducciones, y se ha difundido más de 5 mil 600 veces.
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En una búsqueda simple en Google, El Sabueso encontró que el presidente Donald Trump y parte de su gabinete ofrecieron una conferencia de prensa junto el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el pasado 6 de mayo del 2025, y aseguraron que harán todo lo necesario para que “el Mundial sea un éxito sin precedentes”.
“Para estos dos torneos, el mundo entero se centrará en los Estados Unidos de América, y América recibirá al mundo. Todos los que quieran venir aquí a disfrutar, a divertirse, a celebrar el partido podrán hacerlo en todo el país”, expresó el presidente de la FIFA en sus redes sociales, y agradeció a Donald Trump por su compromiso tras dicha reunión.

De igual forma, en esta reunión Sean Duffy, Secretario de Transporte en EU, recomendó a los turistas que conocieran EU por carretera, no obstante, dijo que “no se queden más tiempo del permitido en su visa, no se queden demasiado”, pero nunca se habló de la posibilidad de cancelar a EU como anfitrión del próximo mundial 2026.
Además, una revisión en Ticketmaster, —la boletera oficial de la competición—, muestra que siguen a la venta boletos para los partidos que serán disputados en Estados Unidos, como el partido de apertura en Miami, Florida.
El video que desinforma asegura que la FIFA ya recibió miles de quejas por parte de entrenadores, jugadores y aficionados, razón por la que podrían cambiar de sedes.
El Sabueso encontró que sí hubo una queja, pero ocurrió una semana después del encuentro, y fue realizada por la organización por los derechos humanos ‘Human Rights Watch’, quien instó a la FIFA a publicar un Marco de Derechos Humanos para la Copa Mundial de Futbol 2026 luego de amplias consultas con sociedad civil, organizaciones, sindicatos, atletas, aficionados y grupos en defensa de los derechos de los migrantes.
Sin embargo, en su comunicado no mencionó la posibilidad de replantear a EU como sede, sino de la preocupación por el retraso de la publicación de estándares en materia de derechos humanos.
En conclusión: No hay planes de eliminar a Estados Unidos y dejar únicamente a México y Canadá como sedes del Mundial 2026. Los tres países serán sede de la competición.

El acuerdo regula cómo ambas naciones deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, que forman parte del límite territorial entre ambas.
La disputa sobre la implementación de un tratado firmado en 1944 que regula cómo Estados Unidos y México deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, vuelve a intensificarse.
El presidente Donald Trump anunció este lunes que dio luz verde a la documentación para imponer un arancel del 5% a los productos procedentes de México si el país vecino “continúa incumpliendo” el tratado.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, el mandatario subrayó que México debe más de 986 millones de metros cúbicos de agua a EE.UU. y estableció el 31 de diciembre como el plazo para que México entregue más de 246 millones de metros cúbicos de agua.
“Cuanto más tarde México en liberar el agua, más perjudicados resultarán nuestros agricultores”, advirtió Trump, instando al gobierno de Claudia Sheinbaum a “solucionar ya” la cuestión.
La implementación del tratado ha generado en el pasado fuertes protestas de agricultores mexicanos, según los cuales la extracción de agua para EE.U. en tiempos de sequía amenaza seriamente su medio de vida.
En abril, Trump ya había amenazado a México con aranceles e incluso sanciones por el tema del agua.
“México está incumpliendo su obligación. Esto …perjudica gravemente a los agricultores del sur de Texas”, escribió entonces Trump en su plataforma Truth Social.
“El mes pasado detuve los envíos de agua a Tijuana hasta que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944… y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla con el tratado y le dé a Texas el agua que le corresponde”, agregó.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió en ese momento a Trump con un mensaje en su cuenta oficial de X.
“El día de ayer fue enviada al subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos una propuesta integral para atender el envío de agua a Texas dentro del tratado de 1944, que incluye acciones de muy corto plazo. Han sido tres años de sequía y, en la medida de la disponibilidad de agua, México ha estado cumpliendo”.
“He instruido a los secretarios de Agricultura y Desarrollo Rural y Relaciones Exteriores, así como a la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales que de inmediato hagan contacto con la Secretaría de Agricultura y el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos. Estoy segura que, como en otros temas, se llegará a un acuerdo”, dijo la mandataria en abril.
De alguna manera, se podría decir que el llamado Tratado de la Distribución de las Aguas Internacionales firmado por México y EE.UU. en 1944 tiene su origen en otro acuerdo alcanzado casi un siglo antes de esa fecha.
El Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo (más conocido como Tratado de Guadalupe Hidalgo), firmado en 1848 al final de la guerra entre ambos países iniciada por la disputa de Texas, fue el que estableció que México cedería a EE.UU. más de la mitad de su territorio en aquel entonces.
Pero además, también fijó la frontera entre ambos países en el río Bravo -conocido como río Grande por los estadounidenses- y cuyas aguas han sido centro de conflicto en Chihuahua.
La ubicación estratégica del río hacía necesario un plan de distribución entre ambos actores. Tras años de negociación y varias propuestas fallidas, México y EE.UU. firmaron en Washington el tratado vigente en la actualidad.
Según el acuerdo, México se queda con dos tercios de la corriente principal del Bravo y cede a su vecino el resto, que no podrá ser menor de unos 432 millones de metros cúbicos (Mm3) anuales.
Como contraparte, EE.UU. cede a México cada año 1.850 Mm3 del río Colorado, que en su mayoría se encuentra en suelo estadounidense pero que también pasa por la frontera entre ambos países hasta desembocar en el golfo de California, entre los estados mexicanos de Baja California y Sonora.
El acuerdo también establece que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), un organismo binacional, es el encargado de resolver las posibles diferencias en materia de límites.
El pacto estipula que EE.UU. cumplirá con su entrega de agua cada año, mientras que México podrá hacerlo en períodos de cinco años.
“Es de los mejores acuerdos que se han logrado en la historia con relación a EE.UU.”, afirmó en 2020 el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Reformar o actualizar las condiciones de un tratado que fue firmado hace 76 años podría ser una de las opciones para tratar de solucionar conflictos.
Pero algunos analistas consideran que tanto los litros de agua acordados como la posibilidad de entregar su parte cada cinco años en lugar de anualmente son ventajas que México no debería perder.
Para los agricultores del lado mexicano de la frontera, lo que está en juego en tiempos de sequía agravada por el cambio climático, es algo mucho más inmediato que los vaivenes diplomáticos entre ambos países.
Los enfrentamientos de 2020 entre agricultores y la Guardia Nacional en Chihuahua tuvieron lugar tras la decisión del gobierno de extraer agua de la presa de la Boquilla para cumplir el tratado con EE.UU.
En ese entonces, el vocero de los agricultores, Salvador Alcantar, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego de Chihuahua (Aurech), señaló que estaba en riesgo el futuro de unas 20.000 familias que viven del campo en la región.
Alcantar compartió con BBC Mundo uno de sus mayores temores:
“En 1995 no se abrieron las presas para sembrar y hubo una migración masiva desde nuestros municipios. Los hombres en edad productiva se marcharon para dar sustento a la familia, fue una desintegración familiar fuerte que aún estamos sufriendo”, recuerda.
“Y ese es el problema social que podemos volver a ver si no sembramos el año próximo”.
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