
Un video en el que se menciona que el cáncer es frío y los tumores cancerígenos se pueden reducir mediante la aplicación de calor a las células cancerosas y “baños de sol” se volvió viral en redes sociales, pero esa información es falsa.
La publicación, difundida principalmente por la plataforma TikTok, cuenta ya con más de 51 mil 800 likes y se ha compartido más de 13 mil veces. En ella se afirma falsamente que el cáncer “es un problema metabólico” y que someterse a baños termales, tomar el sol o aplicar calor en las células cancerosas “reducen el cáncer”.
Otra desinformación que se expone es que las células cancerígenas se alimentan de la glucosa, por lo que no se debe comer azúcar, dulces o pan.
La información de la publicación supuestamente está basada en estudios del fisiólogo Otto Heinrich Warburg, ganador del Nobel de Medicina en 1931. Pero en sus estudios e hipótesis este científico alemán nunca afirma que si se restaba “35% de oxígeno a una célula se volvía cancerosa” o que es por falta de “energía” y calor que se desarrolla el cáncer.
Lo que en realidad postuló en sus investigaciones Warburg es que las células cancerosas no obtenían su energía del oxígeno sino de la glucólisis, es decir, la fermentación del azúcar. A esto se le conoce como “Efecto Warburg”, una teoría aceptada, pero que aún en nuestros días continúa investigándose y sujeta a cambios, ya que no todas las células cancerosas se comportan de la misma manera.
En la actualidad se sabe que el cáncer es un padecimiento en el que pueden intervenir múltiples factores, como la edad, antecedentes familiares, alimentación o la exposición a productos químicos. Pero aún se desconoce una causa exacta, y no necesariamente se tiene que presentar algún factor de riesgo para que se desarrolle.
“Las causas del cáncer son multifactoriales, hay causas ambientales y del paciente. El 10% se desarrollan por factor genético, el otro 90% se debe a múltiples factores, como la obesidad, consumo de alcohol, de tabaco, la dieta, ambientalmente se expone a ciertos químicos o pesticidas”, detalla el cirujano oncológico Roberto Hernández, especialista en cáncer de mama, ginecológico, sarcoma y cirugía oncológica de cabeza y cuello en el Centro Médico ABC Observatorio.
“Evitar alimentos con glucosa para erradicar el cáncer también es un mito, no hay evidencia científica de que por ejemplo una dieta cetogénica o sin azúcar, te cure o va a evitar el riesgo del cáncer”, explica el doctor Francisco Olguín, director Médico para el portafolio de Oncología en Pfizer México.
Ambos especialistas coinciden que aunque una mala alimentación puede volverse un factor de riesgo, eso no significa que consumir azúcar provocará la aparición de células cancerígenas o que no hacerlo disminuya las posibilidades de que se desarrollen.
Antes ya se ha difundido desinformación relacionada con Otto Heinrich Warburg, como que él propuso que el uso de cubrebocas reducía la oxigenación y causaba cáncer o que el dióxido de cloro ayudaba a curar el cáncer. Lo que ya ha sido desmentido por AFP, Newtral y Verificador LP, medios que al igual que El Sabueso pertenecen a la Red Internacional de Verificación de Datos (IFCN por sus siglas en inglés).
No hay estudios concluyentes que demuestren que la aplicación de calor a las células cancerosas reduzca o elimine los tumores.
“Definitivamente no hay manera de que el cáncer se reduzca por baños de sol, si no todos los pacientes oncológicos que existen los sacarían a que les diera el sol. Es una completa mentira”, explica el doctor Roberto Hernández.
Si bien existe la terapia de hipertermia, mediante las que se aplica calor para dañar células cancerosas, ésta se combina con la quimioterapia o la radioterapia. Además, sólo puede aplicarse en ciertos tipos de cáncer, como el de mama, hígado, pulmón o cabeza, ya que no es efectivo en todos los tipos.
“La HIPEC o Quimioterapia Intraperitoneal Hipertérmica se usa en el cáncer de ovario y cáncer de tipo morfinoso. Lo que se hace es aumentar la temperatura a 40 o 42 grados y alterno de difusión de medicamento, la quimioterapia vía abdominal a esa temperatura sí tiene una mayor respuesta que si se administrara a temperatura normal. Pero sólo es para ciertos tipos de cáncer”, ahonda el especialista.
Además, este tratamiento sólo se aplica en algunos centros médicos y aún está sometido a ensayos clínicos y estudios.
El doctor Francisco Olguín aclara que si bien la radiación es energía, y por tanto calor, “se trata de algo especializado, con personal que se dedica a ello. A través del método científico buscamos dónde funciona, cómo sí funciona y en qué tumor sí funciona. No es para todos los casos. Pero no hay evidencia científica que nos diga que aplicar cualquier tipo de calor es un método recomendado para matar células cancerígenas”.
Frank Suárez, quien falleció en febrero de 2021, no es un “doctor especialista” como se afirma en la publicación. En realidad, él estudió Administración de Empresas en la Universidad de Puerto Rico y después de haber padecido obesidad y diabetes se dedicó a promover temas de salud relacionados al metabolismo y escribió cinco libros relacionados a la alimentación y metabolismo.
Suárez también promovía el uso de productos naturistas de su marca Natural Slim y difundía información basada en tratamientos naturistas en su canal de YouTube Metabolismo TV.
La Organización Mundial de la Salud considera a este tipo de productos como complementarios o alternativos y señala que si bien en algunos casos pueden resultar beneficiosos, si no se utilizan adecuadamente pueden ser dañinos y peligrosos, ya que no están sujetos a un control de calidad oficial y muchos de ellos carecen de eficacia comprobada o pueden provocar reacciones inesperadas.
En conclusión, es falso que el calor y los baños de sol curen el cáncer.

Los nuevos lineamientos de seguridad muestran el interés de Washington por frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Tanto el reciente bloqueo “total y completo” de todos los buques petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela como el inusual rescate financiero a Argentina de octubre son muestras de la relevancia que América Latina tiene para Donald Trump.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional reafirma la decisión de Estados Unidos de ampliar la presencia militar y su influencia en la región. Publicado por la Casa Blanca el 4 de diciembre, el documento plasma la visión del mundo de la actual gestión.
“Mi gobierno ha actuado con una urgencia y velocidad históricas para restaurar la fuerza estadounidense en el país y en el exterior“, dice la carta firmada por el mandatario que antecede el documento de 29 páginas.
Según los nuevos lineamientos de seguridad, Trump mira a América Latina decidido a frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Para hacerlo, propone volver a la política exterior del presidente James Monroe de “América para los Americanos”, con la que EE.UU. declaraba en 1823 su intención de resguardar a la región del avance de las potencias ajenas al continente.
“Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental”, dice el nuevo documento que llama a este enfoque “corolario Trump a la doctrina Monroe”.
Este enfoque se ganó el apodo de la “doctrina Donroe”, que surge de la combinación entre Donald y Monroe. El término apareció en enero en la portada del New York Post y rápidamente fue adoptado por analistas estadounidenses y medios internacionales.
Entonces, ¿estamos ante una nueva doctrina de Monroe en la región? ¿Cuáles son las preocupaciones e intereses de Trump en América Latina? ¿Cómo hará para ampliar su influencia en el continente?
Para que Estados Unidos consolide su poder global, Trump entiende que primero debe reafirmar su influencia en la región.
“Estados Unidos debe ser preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos con confianza donde y cuando lo necesitemos en la región”, dice el documento.
Para Will Freeman, investigador de Estudios Latinoamericanos del influyente centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, Trump busca dar un “nuevo giro a una vieja idea”.
“Es una especie de justificación ideológica para la intervención de Estados Unidos o para la mano dura en la región, la cual se centra explícitamente en la inmigración”, dijo Freeman a BBC Mundo.
“Pero el documento también menciona los cárteles de la droga y las incursiones extranjeras hostiles, lo que suena a la Doctrina Monroe en su versión original”, agrega.
La idea de una estrategia inspirada en la antigua doctrina Monroe no es nueva. Ya en 1904 el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) estableció su propio “corolario Roosevelt” a esa doctrina del Siglo XIX.
En aquel momento, Roosvelt sostenía que Estados Unidos debía intervenir en los países de la región si no estaban siendo capaces de cumplir con sus compromisos financieros o con el cuidado de sus democracias, según explica Freeman.
En cualquier caso, lo que sabemos hasta el momento sobre el llamado “corolario Trump” es bastante vago. Por eso, el analista recomienda no tomarlo como un plan estratégico sino como una declaración de principios.
“Trump no sigue una política exterior tan consistente como para llamarla doctrina. Tampoco hace ninguna declaración que nos ayude a entender cómo se relacionan las medidas que está tomando con sus objetivos más ambiciosos”, dice.
Para Trump, los países de América Latina son el origen de muchos de los problemas que enfrenta Estados Unidos, pero a la vez pueden ser la clave para resolverlos.
El documento presenta a la “migración ilegal y desestabilizadora” como uno de los principales problemas que tienen origen en Latinoamérica, ya que la mitad de los inmigrantes que viven en Estados Unidos proviene de la región, principalmente de México.
“Es la parte del mundo que más le interesa para sus objetivos de política interna”, dice Freeman.
A su vez, menciona el peligro de los cárteles de drogas, teniendo en cuenta que casi toda la cocaína que se consume en Estados Unidos proviene de tres países de la región: Colombia, Perú y Bolivia.
En ese sentido, para Bernabé Malacalza, autor del libro “Las cruzadas del siglo XXI”, que trata sobre la relación entre Estados Unidos y China, la nueva arquitectura de seguridad nacional se sostiene en que Estados Unidos considera a la región como “parte de su frontera de seguridad interna”.
“América Latina pasó a ser prioritaria para Estados Unidos. Adquirió un lugar que antes no había tenido y que se explica en que la seguridad hemisférica ganó protagonismo”, dice el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
El documento menciona además la necesidad de limitar incursiones extranjeras hostiles, en una clara referencia a China, aunque no la menciona.
En materia comercial, Trump busca mejorar sus acuerdos con sus socios en la región bajo la impronta del America First (Estados Unidos primero). El documento plantea el uso de “aranceles y acuerdos comerciales recíprocos como herramientas poderosas”, algo que el gobierno de Trump ya ha puesto en práctica con numerosos países de la región, con resultados mixtos.
En el caso de México, la Casa Blanca sabe que las empresas estadounidenses también se ven afectadas por las disputas comerciales.
“Por eso, Trump busca consolidar acuerdos orientados al nearshoring (estrategia de una empresa para transferir parte de su producción a países cercanos), porque entiende que la región es parte de la reconfiguración de las cadenas de valor”, señala Malacalza.
Trump no solo quiere que las empresas estadounidenses crezcan, sino que los países aliados fortalezcan sus economías nacionales para, de este modo, intensificar las relaciones comerciales.
Según el documento, “un hemisferio occidental económicamente más fuerte y sofisticado se convierte en un mercado cada vez más atractivo para el comercio y la inversión estadounidenses”.
“Los países de la región tienen un impacto desproporcionado en estos asuntos internos que a Trump le importan mucho, y que también le interesan a su base política”, resume Freeman.
El mastodóntico portaaviones USS Gerald Ford, en el Caribe desde noviembre, no solo presiona al gobierno de Venezuela, sino que también refleja los nuevos lineamientos de seguridad de Estados Unidos.
Según el documento, la Casa Blanca busca desplegar una “presencia (militar) más adecuada” y “despliegues específicos” para controlar las fronteras terrestres y las rutas marítimas.
Estados Unidos habilita incluso “el uso de fuerza letal para reemplazar la fallida estrategia basada únicamente en la aplicación de la ley de las últimas décadas”, menciona el documento.
“La fuerza es el mejor elemento disuasorio”, agrega la Casa Blanca, en lo que es una política exterior deja abierta la opción de la represalia.
Este gobierno ha dicho que busca recuperar la idea de “paz por medio de la fuerza” (Peace Through Strength), el antiguo lema del presidente Ronald Reagan que se basa en confiar en el poder militar como garante de estabilidad.
Para Malacalza, la política de seguridad hacia América Latina “no configura una arquitectura regional o hemisférica, sino que busca que los países se alineen a Estados Unidos y, en última instancia, a Trump”.
Por otro lado, Estados Unidos ofrece una serie de recompensas para sus aliados.
“Recompensaremos y alentaremos a los gobiernos, partidos políticos y movimientos de la región que se alineen ampliamente con nuestros principios y estrategia”, señala la nueva estrategia.
La política de Estados Unidos debería, según el documento, enfocarse en apoyar a líderes y aliados regionales “capaces de promover una estabilidad razonable en la región”, que ayuden a frenar la migración ilegal y a neutralizar a los cárteles.
Esta política de recompensas se vio en octubre cuando Trump anunció el rescate de 20 mil millones de dólares para Argentina o cuando, al mes siguiente, se firmaron acuerdos con este último país, Ecuador, El Salvador y Guatemala para reducir los aranceles a las exportaciones.
En cualquier caso, para los analistas consultados por BBC Mundo, la bautizada “doctrina Donroe” entiende a la región principalmente como un lugar de amenazas más que de oportunidades.
“Les preocupa mucho más prevenir que las amenazas peligrosas de América Latina lleguen a Estados Unidos, según dirán ellos, que aprovechar las oportunidades que ofrece la región“, sintetiza Freeman.
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