Una cadena de WhatsApp y publicaciones en redes sociales piden a la población en general no recibir a los brigadistas del programa social de Salud Casa por Casa, pues aseguran se trata de una “avanzada comunista” para “la transición de propiedad privada a propiedad social”.
Pero, de acuerdo con el sitio oficial del programa, la encuesta tiene por objetivo conocer el estado de salud de las personas que serán beneficiarias del programa.
Por medio del VerifiChat de El Sabueso, usuarios preguntaron sobre la cadena de WhatsApp. “Ya arrancó el oficialismo con el censo de médico en tu casa, es una trampa, te hacen preguntas, de si la casa es tuya o rentas, cuantos m2 tiene, cuantas recamaras, cuantas personas viven (sic)”, se lee en el mensaje que también ha circulado en publicaciones de Facebook y X, antes Twitter.
La desinformación también refiere que este censo supuestamente forma parte de los acuerdos del Foro de São Paulo. En El Sabueso investigamos sobre el contenido de la encuesta y corroboramos que esto es falso.
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La primera etapa del programa Salud Casa por Casa arrancó el 7 de octubre con el Censo Salud y Bienestar. Durante la conferencia matutina de ese día, la secretaria de Bienestar Ariadna Montiel Reyes informó que se contratarían a 20 mil servidores de la nación con este propósito.
El censo consiste en un cuadernillo de aproximadamente 80 preguntas que cubren aspectos para conocer el estado de salud física, mental y emocional de las personas, incluyendo su historial clínico y sus relaciones familiares.
El desglose de preguntas engloba datos personales de la persona beneficiaria, así como de su auxiliar o cuidador. Y si bien sí contempla información relacionada con la vivienda, ocupación e ingresos, esto es con fines estadísticos para brindar una atención más personalizada.
Montiel Reyes refirió en conferencia mañanera que con las preguntas se podrá detectar, entre otras cosas, “quién vive solo, quién necesita una visita periódica para mantener vigilancia no solamente de su salud, sino de quien requiere una red de apoyo más grande”.
El censo será levantado durante octubre, noviembre y diciembre de 2024, para lo cual es necesario tener lista una identificación oficial y CURP.
Se prevé que llegue a 13.6 millones de personas. Posterior a esto, las Secretarías de Salud y de Bienestar harán un análisis de los resultados para determinar los esquemas a implementar.
En la desinformación se lee: “comienzan a desplegar la etapa 4 de los acuerdos del Foro de Sau Paulo, así, de la misma forma empezaron en Cuba y Venezuela, son programas comunistas (sic)”.
El Foro de São Paulo reúne a partidos y grupos de izquierda de América Latina y el Caribe para diálogo e intercambio, fue fundado en 1990 y continúa celebrando reuniones hasta la fecha. En México tres partidos formaban parte de este hasta 2024: Morena, Partido del Trabajo (PT) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), este último ya extinto.
Sin embargo, no hay rastro de que el programa social Salud Casa por Casa forme parte de acuerdos adoptados en este Foro.
En julio de 2024 Claudia Sheinbaum anunció la creación de un nuevo programa social para adultos mayores llamado ‘Hoy por ustedes, mañana por nosotros’, el cual busca brindar atención médica gratuita en casa. La entonces presidenta electa aseguró que la idea del programa no solo había sido de ella, sino también de López Obrador.
Más tarde, con Sheinbaum ya en cargo como presidenta, el programa adoptó el nombre ‘Salud Casa por Casa’ y anunció que se brindaría cobertura a todos los adultos mayores de 65 años en adelante que tienen derecho a su Pensión del bienestar, así como a derechohabientes de la Pensión para personas con discapacidad.
Se espera que a partir de febrero de 2025 comenzarán las visitas en casa con un alrededor de 21 mil 500 enfermeras y enfermeros. Con el programa se llevará control del historial clínico de las personas y se les entregará una cartilla de salud. Aunque el enfoque es mayormente preventivo y de atención primaria como toma de signos vitales, curaciones y estudios, también es posible que el personal médico funja como enlace con niveles de atención superiores.
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En resumen, es desinformación lo que circula en torno a las preguntas del censo para el programa Salud Casa por Casa. Su finalidad es recopilar información que será de utilidad para la próxima implementación del programa social.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
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