“Imágenes sensibles, circula el video de una banda de supuestos caníbales de Haití que ponen al fuego cuerpos humanos para asarlos y luego alimentarse de estos”, señala una publicación en X, antes Twitter. Sin embargo, se trata de desinformación.
El video original corresponde a una atracción del parque chino Chimelong Ocean Kingdom en temporada de Halloween en 2018 y confirma que se trata de un maniquí sobre brasas falsas.
La publicación que desinforma acumula 111 compartidos y 680 me gusta en X. Este tipo de mensajes ha sido utilizado para promover una narrativa contra la migración haitiana.
A través de una búsqueda inversa, identificamos que el video original fue publicado por la cuenta galaxychimelong en Instagram, el 31 de octubre de 2018. Está cuenta pública contenido del parque chino Chimelong Ocean Kingdom.
Desde 2019, medios de comunicación de China e Indonesia confirmaron que la figura humana amarrada y colocada encima de carbón no es real y forma parte de las atracciones de este parque, por lo que no tiene relación con ningún acto de canibalismo.
Un documento sobre este parque temático muestra que la festividad de Halloween estuvo habilitada entre 9 de octubre al 4 de noviembre de 2018, lo que coincide con las fechas en las que se publicaron los videos sobre el maniquí.
Al realizar una búsqueda de palabras clave sobre el parque, encontramos diversos videos similares que muestra la decoración por Halloween, distintas actividades y atracciones relacionados con esta festividad, entre ellas la atracción de la figura humana sobre carbón.
En el minuto 5:27, se puede observar la misma figura humana sobre carbón dentro del parque temático.
Los verificadores EFE Verifica e India Today reportaron publicaciones de visitantes donde se puede observar esta figura, además el medio turco Malumatfurus publicó un video similar de esta atracción, donde explica que se trata de la decoración del Chimelong Ocean Kingdom.
A principios de marzo del 2024, las tensiones entre grupos criminales y el gobierno haitiano aumentaron cuando el entonces Ariel Henry anunció que no dimitirá del cargo, cuando se habían comprometido a entregar el poder el 7 de febrero. En respuesta, grupos criminales se unieron y atacaron instalaciones de la policía, tribunales y centros penitenciarios.
Sin embargo, la desinformación sobre canibalismo en Haití, reproducida por figuras influyentes como Elon Musk y el presidente salvadoreño Nayib Bukele, ha provocado una estigmatización del pueblo haitiana e incentivado narrativas contra la migración haitiana.
A pesar de ello, el gobierno estadounidense no ha recibido ningún informe sobre canibalismo en Haití ni hay evidencias de que esta práctica ocurra de forma generalizada en la isla.
En conclusión, el video que muestra una figura humana amarrada sobre carbón corresponde a una atracción de Halloween en China en 2018, por lo que no tiene relación con la situación actual en Haití.
Aunque estas palabras estén incluidas en el diccionario de la Real Academia Española, eso no significa que pertenezcan a la norma culta.
Si necesitas saber lo que es una azotehuela, parrillar, un pósnet, rapear, un sérum, tutti frutti o yuyu, desde diciembre pasado lo puedes consultar en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia y de la Asociación de Academias de Lengua Española.
Más sorprendente puede ser descubrir que también están en el diccionario palabras como “almóndiga”, “toballa” o “murciégalo”.
Desde que existe una versión electrónica del DLE (como se conoce el diccionario), cada año se publican nuevas incorporaciones. En 2024, se llegó a la actualización 23.8 o, lo que es lo mismo, la octava actualización de la vigésima tercera edición, publicada en 2014.
Estas actualizaciones afectan tanto a nuevas palabras, como a la incorporación o revisión de acepciones, etimologías… sin que haya un número exacto estipulado. En la última edición supuso más de cuatro mil novedades (entre incorporaciones, modificaciones y supresiones); el número de entradas en el diccionario asciende a 94 mil.
El Diccionario de la Lengua Española es un diccionario de uso: para determinar si un término está asentado y podría incorporarse, existen bancos de datos que proporcionan sus datos exactos, como es el caso del CORPES XXI. Esto permite hacerse una idea de si está extendido el término.
En ese caso, al comprobar que una voz está suficientemente implantada al aparecer en el corpus con un número significativo de casos, ya sea en una zona geográfica, o en un estilo concreto, se incluye en el diccionario. Pero no siempre lo más documentado es lo más culto.
La Real Academia justifica la inclusión de los términos con el siguiente criterio de uso:
“El diccionario es una herramienta para entender el significado de las palabras y expresiones que se emplean en textos actuales y antiguos de las numerosas áreas hispanohablantes y de los distintos registros”.
¿Por qué, entonces, pueden preguntarse los lectores, no se incluyen neologismos como “juernes” (voz coloquial usada en España procedente de un cruce entre jueves y viernes, en la que se aplica al día jueves la característica del viernes de ser víspera de festivo) o “brillibrilli” (objeto con un brillo especial)?
De nuevo, lo amplio de su uso es el criterio esgrimido por la Academia:
“Trata el diccionario de recoger exclusivamente las palabras y acepciones de nueva creación que se consideran extendidas y asentadas en el uso de los hablantes. De ahí que muchos neologismos de creación muy reciente no generalizados deban esperar para poder incorporarse al diccionario”.
Lo que más suele llamar la atención de las voces registradas en el diccionario son aquellas vulgares o coloquiales, entendiendo por estas los usos ajenos a la norma culta, porque puede parecer que no son adecuadas a este tipo de obras.
El hecho de ser un diccionario de uso hace que en él tengan cabida voces que son incorrectas o se consideran “vulgarismos”. Pero incluirse en el diccionario no significa que deje de ser vulgar: es importante distinguir entre “estar incluido en el diccionario” (cualquier voz que aparezca en él) y “pertenecer a la norma culta” (uso perteneciente a un estilo cuidado).
Abreviaturas, como vulg. (vulgar) o coloq. (coloquial) nos informan del estilo al que corresponde su uso.
Muchos de los vulgarismos incluidos se mantienen porque fueron incluidos en el pasado:
“En general, solo se pueden encontrar en el diccionario algunos de los vulgarismos que se incluyeron en siglos pasados y que hoy, como mucho, siguen usándose en niveles de lengua bajos. Así, almóndiga entró en la primera edición del diccionario (en 1726), donde ya se consideraba una variante corrupta y sin fundamento de albóndiga”.
Otros, en cambio, son más recientes, como la palabra “conchudo”, que se introdujo en 1992 con esta definición: “2. adj. coloq. Am. Sinvergüenza, caradura”.
Por esta razón, la entrada para almóndiga es la siguiente:
almóndiga 1. f. desus. albóndiga. U. c. vulg. .
Se marca que es femenino (f.), pero también vulgar (vulg.) y en desuso (desus.), es decir, no pertenece a la norma culta, la misma indicación hecha en el Diccionario panhispánico de dudas:
“No debe usarse la forma almóndiga, propia del habla popular de algunas zonas”.
Aun así, tanto ha corrido el rumor de que estaba “admitido”, que la RAE se pronunció al respecto para aclarar que ni se ha incluido en el diccionario en época reciente, ni pertenece al lenguaje culto.
Por su parte, la palabra “cocreta” nunca se ha integrado en los diccionarios académicos, salvo en el Diccionario panhispánico, aunque advirtiendo de que “Es errónea la forma cocreta, usada a veces en la lengua popular”.
Tampoco ha estado en los diccionarios académicos fragoneta, que no está documentada en el CORPES XXI.
Otro ejemplo interesante es murciégalo, forma que “entró ya en 1734 como variante válida e incluso preferida de murciélago (…) y fue solo en ediciones posteriores cuando adquirió la marca de vulgar y desusada, según fue cayendo en desuso en la lengua culta general”.
Algo similar ocurrió con asín, también vulgar, de la edición de 1770 o toballa, en desuso.
Almóndiga, murciégalo, toballa o asín están en el diccionario aunque no pertenecen a la norma culta. Tampoco lo están brillibrilli o juernes, por no hallarse todavía suficientemente documentados. Si algún día se incluyeran, probablemente lo harían como coloquialismos, por lo que no pertenecerían a la norma culta, es decir, no estarán aceptados, aunque estén registrados.
*Amalia Pedrero González es profesora titular de lengua española de la Universidad CEU San Pablo, España.
Este artículo fue publicado en The Converation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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