En redes sociales aseguran que utilizar la mezcla de la semilla de un aguacate con alcohol elimina los dolores crónicos en rodillas, espalda y piernas, pero se trata de desinformación. No hay evidencia científica que sostenga eso.
Lo que sí puede pasar al untar esa mezcla es una desinflamación muscular en casos menores, explica el doctor Aldo Gómez.
El video de TikTok tiene un millón 200 mil likes y ha sido compartido en más de 500 mil ocasiones. La mayoría de los usuarios agradecen el ‘remedio’ y aseguran que lo pondrán en práctica.
De acuerdo con los especialistas consultados, esta publicación puede ocasionar que las personas con dolores crónicos en huesos y articulaciones lleguen de manera tardía a una atención médica.
El aguacate sí tiene propiedades como la vitamina E y antioxidantes, sin embargo su alcance es superficial, explica el médico Aldo Gómez. “Te puede ayudar en la parte tópica, pero en partes complejas como artritis reumatoides, algún golpe severo, osteoartritis pues evidentemente no va a funcionar, porque no está hecho para eso”, explica.
Esto se debe a que si bien el aguacate tiene propiedades antiinflamatorias naturales, su alcance para disminuir el dolor es menor que el empleo de medicina farmacológica.
A modo de ejemplo, el médico explica: “del 1 al 10 el aguacate (como antiinflamatorio) puede ser un dos, cuando un naproxeno puede ser un nueve o diez”.
En el caso del alcohol se trata de un elemento que podría funcionar como placebo. “El alcohol genera cierta sensación de alivio por lo fresco. Agregale cualquier otra cosa y la persona puede que no le haga ningún efecto, pero puede sentir el efecto placebo de decir ay siento fresco, siento agradable, siento que hay algo que me está haciendo efecto”, explica Gómez.
El Sabueso buscó artículos científicos y referencias médicas sobre el uso del alcohol y aguacate para disminuir los dolores en huesos, pero no se encontró evidencia que la avale.
Por su parte, la doctora Anai Romero recomienda que cuando exista dolor crónico en huesos y articulaciones mejor se acuda a consulta médica.
En conclusión, no existe evidencia científica de que untar una mezcla de alcohol con aguacate pueda eliminar dolores crónicos en huesos y articulaciones. Los especialistas recomiendan acudir con un traumatólogo u ortopedista a revisarse.
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El ave del terror superaba los 2,5 metros de altura y tenía poderosas extremidades y un pico enganchado con el que destrozaba a sus presas.
Hace 13 millones de años, en los amplios pantanales primitivos de Sudamérica, un enorme reptil aviar no volador, conocido como el “ave del terror”, dominaba el entorno con violenta voracidad.
Estas aves eran depredadoras por excelencia; podían alcanzar estaturas de más de dos metros y tenían poderosas extremidades, afiladas garras y potentes picos encorvados con los que despedazaban la carne de sus presas.
Sin embargo, un nuevo estudio de un fósil encontrado en Colombia hace varios años concluyó que el ave del terror posiblemente no lo tenía todo a su favor y también fue víctima de otros depredadores en un mundo de “todos contra todos”.
Los paleontólogos en el país sudamericano observaron unas marcas de colmillos en un hueso fosilizado que pertenece a una de estas peligrosas aves, lo que supone que algún otro animal aún más grande la pudo haber matado.
Los expertos compararon las perforaciones de los colmillos en el hueso de pata fosilizado con la dentadura de otro reptil prehistórico de tipo caimán o cocodrilo.
Escaneos en 3D de las mordeduras permitieron a los científicos reconstruir lo que creen que fue una “pelea a muerte” que el ave del terror no sobrevivió.
El nuevo estudio, publicado en la revista Biology Letters, comparó el tamaño y la forma de las marcas de dientes con los cráneos y dientes de depredadores similares a cocodrilos en colecciones de museos.
Los investigadores dicen que la muestra es una rara evidencia de la interacción entre dos de los principales depredadores extintos de la época.
El hueso estudiado fue descubierto hace más de 15 años en el desierto de Tatacoa en Colombia.
Cuando el ave habitaba en los pantanos de la región hace 13 millones de años, tendría unos 2,5 metros de altura y se cree que usaba sus poderosas extremidades para dominar y despedazar a su presa.
Lo que los científicos no han podido probar de forma concluyente es si esta particular y desafortunada ave del terror murió en el ataque o si el caimán la devoró como carroña.
“En las marcas de mordedura del hueso no hay señales de curación”, explicó el principal investigador Andrés Link, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
“Así que si ya no estaba muerta, murió en el ataque. Ese fue el último día en que el ave estuvo en este planeta. 13 millones de años después se encontró un pedazo del hueso de su pata”.
El desierto de Tatacoa es rico en yacimientos de fósiles de una época conocida como el Mioceno Medio.
En ese entonces, era un pantano húmedo, donde la sedimentación de los ríos atrapaba y fosilizaba los huesos de animales muertos, resultando en los restos preservados que se encuentran en la actualidad.
Este hueso en particular fue descubierto hace 15 años por César Augusto Perdomo, un coleccionista de fósiles de la región.
Los científicos colombianos trabajaron conjuntamente con Perdomo, estudiando y catalogando los fósiles que había recopilado en su museo.
Allí se dieron cuenta de que el trozo de hueso del tamaño de un puño correspondía a la pata de una ave del terror.
Ese fue un descubrimiento emocionante, porque los fósiles de ave del terror son raros.
Link y sus colegas también quedaron fascinados con las marcas de perforaciones en el hueso, que claramente habían sido hechos por los colmillos de otro poderoso depredador.
Dichas marcas corresponderían a una especie de caimán extinto llamado Purussaurus neivensis, un tipo de cocodrilo que midió hasta cinco metros de largo.
Los investigadores piensan que emboscó a su presa desde la orilla del río, muy similar a como lo hacen los cocodrilos y caimanes modernos.
“Me imaginaría que estaba esperando a que una presa se acercara”, expresó Link.
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Si eso, en efecto, fue una batalla entre dos depredadores ápice, que permite formar una idea de lo que era un antiguo ecosistema.
Las feroces aves del terror pudieron ser mucho más vulnerables a los depredadores de lo que se pensaba.
“Cada pedazo de un cuerpo nos ayuda a comprender mucho sobre cómo era la vida del planeta en el pasado”, declaró Link a la BBC.
“Eso es algo que me asombra, cómo un pequeño hueso puede completar una historia”.
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