
El Proyecto Saguaro de la empresa Mexico Pacific amenaza con alejar al país de los compromisos y las metas climáticas que se ha impuesto en cuanto a la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como consecuencia de la contaminación que emitirá.
Un comunicado de la coalición Ballenas o Gas, que se compone de 35 organizaciones, señala al proyecto de exportación de Gas Natural Licuado (GNL) conocido como Saguaro Energía, como una de las amenazas actuales más grandes para la crisis climática en México.
El proyecto Saguaro en el Noroeste del país es parte de la cadena de valor para comercializar gas estadounidense. De aprobarse, las organizaciones advierten que se incrementarían las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento del planeta.
De acuerdo con el reporte Análisis de emisiones de GEI de ciclo de vida del proyecto de exportación de GNL, Saguaro Energía de la organización Iniciativa Climática de México explica la cantidad de emisiones que este proyecto generará.
Pablo Montaño, coordinador de comunicaciones de la organización Conexiones Climáticas y que es parte de Ballenas o Gas, resaltó la importancia de la coyuntura actual sobre los últimos eventos climáticos extremos en el mundo, como fue la COP29 y las declaraciones que se han hecho desde el gobierno mexicano respecto a los compromisos climáticos que se quieren asumir.
“Que se voltee a ver estos proyectos a la luz de su impacto climático no solamente de cobertura importante de la biodiversidad y de las afectaciones en los ecosistemas. No tenemos que perder de vista que esto es un proyecto de gas, es un proyecto de combustibles fósiles y que tiene una huella climática gigantesca”, explicó Pablo Montaño en entrevista para Animal MX.
Lass organizaciones señalan que el proyecto Saguaro sería responsable de generar más de 73 toneladas métricas de CO2 cada año, esto es el equivalente a la cantidad combinada de emisiones anuales de energía de Suecia (32.4) y Portugal (35.7).
Esto quiere decir que Saguaro sería responsable de la misma contaminación que generan todas las actividades que requieren energía en dos naciones europeas.
La información con la que basan este análisis proviene del informe de Iniciativa Climática de México sobre el análisis de las emisiones a lo largo de la vida útil del proyecto Saguaro y las las consecuencias que tendría.
El informe señala también que la planta de licuefacción de gas natural en Puerto Libertad, Sonora, busca construir un gasoducto que conecte la producción de gas natural en Estados Unidos con la planta, y con el mercado asiático.
La planta se conoce como proyecto Saguaro Energía y busca procesar 15 millones de toneladas por año (Mtpa) de gas natural en tres trenes de licuefacción. Sin embargo, la empresa propietaria, Mexico Pacific Limited, LLC, indicó que tiene planes para duplicar esta capacidad en una segunda fase para llegar a una capacidad instalada de seis trenes que procesarán 30 Mtpa.
En el informe se advierte que, por la magnitud del proyecto, México podría convertirse en el cuarto exportador de GNL a nivel mundial.
Para este análisis, la organización Iniciativa Climática de México consideró la capacidad de 15 Mtpa, debido a que es la cantidad de gas autorizado para su proceso actualmente. Además, advierte que las emisiones de un proyecto del doble de capacidad podrían duplicarse, de manera aproximada.
“Este proyecto y la información es aplastante en términos de las emisiones que estará provocando. Uno de los datos que estamos usando es que, Saguaro, de entrar en operación desde su proceso de extracción hasta la quema de combustible -que es lo que venderán-, acumularía las mismas emisiones de todas las actividades que requieren energía en Suecia y Portugal combinadas”, comentó Montaño.
Es decir, todos los autos, aviones y energía producida en estos dos países para lo que se requiere un combustible es la misma cantidad de energía que estará emitiendo el proyecto Saguaro en contaminación, agregó Montaño.

En el caso de Puerto Libertad, en el estado de Sonora, se advierte que la infraestructura que se planea instalar es, hasta ahora, totalmente desconocida ya que no se tratará de una termoeléctrica ni de una refinería, sino de otro tipo de obra que contempla 400 hectáreas que se compara con el tamaño de una ciudad pequeña que se usará solo para quemar combustible fósil.
Esto nos dice que la planta de licuefacción en Puerto Libertad es un despliegue de infraestructura industrial con mecheros y múltiples fuentes de contaminación de liberación de gases de dióxido de carbono y metano.
“Hay que recordar que donde haya manipulación del mal llamado gas natural hay fugas de metano, incluso en su combustión, en los mecheros hay metano que no alcanza a estar combustionado. Entonces, se está liberando metano junto con otros compuestos volátiles orgánicos, algunos de ellos cancerígenos como el benceno que viene en la mezcla de lo que llaman ‘gas natural’”, denunció.
En Puerto Libertad se encuentra asentada una población de pescadores que verían afectada su salud al estar expuestos a la contaminación del aire provocada por la quema que proviene de los mecheros.
“Este tipo de gases se asientan en la población y es cuando empiezan a tener problemas respiratorios graves. Lo que hoy es una zona pacífica de pescadores, se convertiría en una zona de sacrificio para la industria fósil”, advirtió.
La coalición Ballenas o Gas advierte que el proyecto de Mexico Pacific tendría enormes impactos en sus distintas fases. Desde la contaminante extracción de gas con fracking; seguido por su gasoducto de 800 km -propenso a fugas y que segmentaría ecosistemas-, hasta su terminal de licuefacción en Puerto Libertad, Sonora.
En este último punto exhortan sobre la contaminación del aire que afectará a una comunidad de familias dedicadas a la pesca ribereña.
Sin embargo, en mar, el impacto también lo provocarían enormes buques de exportación de gas que convertirían las aguas del Golfo de California en una autopista de tráfico pesado que atentaría contra las ballenas y otras especies con ruido y colisiones letales.
Finalmente, el gas licuado llegaría a Asia donde se regasificaría y se quemaría para diversos usos.
Un artículo del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas señaló que el gas natural no es tan respetuoso con el clima como se pensaba. Esto se debe a que las emisiones de metano, el principal componente del gas natural, que se producen durante su extracción y transporte dañan al ambiente.
También recuerda que para 2030, el mundo tendrá que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en más del 40% si quiere cumplir con los objetivos más ambiciosos establecidos en el Acuerdo de París.
Sobre esto, Montaño reiteró que el gas “natural” es un combustible fósil que no abona en absoluto a la transición energética.
En el análisis de Iniciativa Climática de México recuerdan que el país se comprometió desde 2016, en la ratificación del Acuerdo de París sobre Cambio Climático junto con otros 175 países miembros de las Naciones Unidas.
El Acuerdo busca limitar a menos de 2°C el incremento de la temperatura promedio a nivel mundial, con el objetivo de que no rebase los 1.5°C. El Acuerdo es jurídicamente vinculante, de carácter universal y establece metas de largo plazo. Su cumplimento se basa en compromisos claros, tanto en mitigación como en la adaptación.
Para lograrlo México y los países suscritos deben presentar cada cinco años sus contribuciones de reducción de emisiones de GEI, conocidas como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés).
Es importante destacar que estas contribuciones deben de ser cada vez más ambiciosas. La última actualización que hizo México de sus NDC ocurrió en 2022 durante la Conferencia de las Partes COP27.
En ese momento, México anunció que haría un aumento de la meta de reducción de emisiones de 22% a 35%.
En cuanto al sector de petróleo y gas, el país estableció una meta de 14% de reducción de emisiones. La organización Iniciativa Climática de México dijo que lo anterior se complementa con el Compromiso Global de Metano, del cual México se adhirió en 2021.
Dicho compromiso fue impulsado por Estados Unidos y la Unión Europea con la finalidad de reducir las emisiones globales de metano antropogénico en 2030 en un 30% por debajo de los niveles registrados en el año 2020.
Durante la COP29, recién celebrada en la ciudad de Bakú, Azerbaiyán, la delegación mexicana llevó a la cumbre sobre cambio climático, la política ecológica y ambiental de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con la que buscan garantizar el derecho a un medio ambiente sano y la justicia ambiental.
Además, la Semarnat, liderada por su titular Alicia Bárcena Ibarra, anunció en un comunicado que fortalecerá las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) que se presentarán en la COP30 de 2025 para reducir el calentamiento global.
Pablo Montaño reiteró que el Proyecto Saguaro sacrificaría una fuente de ingresos real como es la pesca ribereña, el turismo de ballenas, la salud de los mares ante el impacto que generará una planta de licuefacción en la zona,
“Estaremos perdiendo recursos que sí existen por un imaginario que nos están vendiendo. Es la mentira más grande que está publicitando Mexico Pacific, presumir una inversión que, además, cuánto vale la vida de las personas de Puerto Libertad, cuánto el Golfo de California con ballenas y un mar vivo”, reiteró.

BBC Mundo viajó a Guatemala para visitar la escuela que transforma el futuro de cientos de niñas de pueblos mayas en situación de pobreza con una educación de alto rendimiento, liderazgo y acompañamiento familiar.
Cincuenta niñas de pueblos mayas ingresan cada año a una escuela que cambia no solo su futuro, sino también el de sus familias y el de una de las comunidades más desfavorecidas de Guatemala.
Para conocer su historia. BBC Mundo viajó a Sololá, un departamento bañado por el lago Atitlán con vistas privilegiadas al imponente volcán San Pedro.
Pese al frecuente flujo de visitantes en uno de los principales enclaves turísticos del país, la pobreza predomina en la provincia, donde el 96% de la población pertenece a comunidades mayas y el 75% vive con menos de US$2 al día.
En una de las carreteras que suben hacia las montañas desde el municipio cabecera de Sololá llegamos al Colegio Impacto MAIA, un oasis educativo en este entorno rural marcado por la falta de desarrollo y oportunidades.
En sus instalaciones, que incluyen un edificio de tres plantas con aulas, comedor, biblioteca y espacios deportivos, más de 300 alumnas de 40 comunidades indígenas reciben una educación de alto rendimiento que combina el currículo oficial con programas de liderazgo, acompañamiento familiar y formación socioemocional.
Cada estudiante permanece siete años en MAIA con la meta de alcanzar al menos 15 años de escolaridad y acceder a la universidad o a un empleo formal.
Los resultados son contundentes: en las pruebas nacionales de matemáticas, las alumnas alcanzan un 86% frente al 13% del promedio nacional, y el 60% ya estudia en la universidad.
Todo ello en el país con los peores datos educativos de América Latina: Guatemala invierte US$841 por estudiante cada año, la cifra más baja entre 56 naciones analizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Solo un 35% de los jóvenes guatemaltecos finaliza secundaria y el ratio baja al 14,7% en el caso de las mujeres indígenas, de las que solo un 1,5% logra completar estudios universitarios.
Más de la mitad de niñas indígenas guatemaltecas son madres antes de los 20 años, según datos de Unicef, y en áreas rurales como Sololá es frecuente que se casen y queden embarazadas a los 15 o 16.
MAIA trata de brindar un espacio para cambiar estas estadísticas y que las jóvenes no dejen los estudios a edades tempranas.
Es el caso de Yazmín, de 14 años, que cursa segundo grado en MAIA, donde llegó procedente de la escuela pública de su comunidad en Sololá donde “lo que enseñaban no era mucho”, y además “había estudiantes preferidos, que eran varones”.
“Ya tienes 15, estás lista para casarte” es un consejo habitual que los adultos transmiten a las jóvenes en su comunidad, afirma Yazmín.
Cuando la joven ingresó en MAIA un curso atrás estaba muy rezagada, con bajos niveles en comprensión lectora y ciencias, pero asegura haber avanzado mucho desde entonces.
No es un caso aislado: según explican las educadoras del colegio, la mayoría de alumnas ingresa a los 11, 12 o 13 años con un nivel equivalente al de tercero o cuarto de primaria, pese a que ya deberían estar en secundaria.
Para cerrar esa brecha, MAIA aplica un programa intensivo de nivelación y acompañamiento que, en cuestión de meses, permite a las jóvenes recuperar el terreno perdido y adaptarse a un estándar académico más alto.
La escuela también aplica dinámicas grupales y juegos didácticos para potenciar las habilidades sociales de las alumnas.
“Antes era una chica muy apagada, sin relacionarme con los demás. Ahora soy muy sociable, tanto con mis compañeras como con los profesores”, nos explica Yazmín.
Esa misma tarde acudimos con ella a una actividad extraescolar un tanto peculiar: Ana Yaxón, mentora de MAIA, visita su domicilio para una sesión de acompañamiento.
Para llegar hasta donde vive la joven con sus padres y sus dos hermanos caminamos ladera arriba durante 10 minutos por estrechas e intrincadas veredas de tierra entre plantaciones de maíz.
En su casa nos reciben Carlos, ayudante de albañil, y María, ama de casa, a quienes acompañamos en la sesión con su hija Yazmín y la mentora, Ana.
En una mezcla de español con su idioma ancestral, el kaqchikel, los cuatro participan en un juego de mesa que representa la vida de una joven guatemalteca: la casilla de completar estudios de secundaria permite lanzar de nuevo el dado; la de quedarse embarazada a los 15 devuelve la ficha casi al inicio.
Al finalizar, reflexionan sobre el resultado y debaten las enseñanzas que les ha brindado el tablero.
Los padres de Yazmín se casaron jóvenes -“yo estaba por cumplir 16”, dice María; “yo tenía 18”, añade Carlos- pero, a diferencia de otros vecinos en la comunidad, ellos visualizan un destino diferente para su hija.
“Queremos que nuestra hija se gradúe y que sea una profesional, que ella construya su propio futuro, que cumpla lo que yo no cumplí. No le voy a decir ‘no te cases’, pero lo primero es el estudio”, nos comenta su madre.
La familia reconoce que la economía siempre ha sido un obstáculo a la hora de recibir educación, e incluso a veces les ha faltado comida o dinero para el autobús que cada mañana lleva a Yazmín a la escuela.
Por eso, con el asesoramiento de MAIA, instalaron pequeños hábitos financieros: “Tenemos alcancías en la casa para guardar cada quetzal que nos sobra, y mi mamá abrió una cuenta para un ahorro familiar”.
Yazmín tiene claros sus dos objetivos: a medio plazo quiere ganar una beca para estudiar en el extranjero -aún no ha decidido qué carrera- y, como meta final, anhela “construir una nueva casa para que estemos cómodos y bien protegidos”.
Le preguntamos si ve posible prosperar sin salir de Guatemala.
“Es casi imposible, porque aquí hay pocas oportunidades y mucha corrupción”, responde.
Guatemala padece elevados niveles de corrupción -ocupa el puesto 146 de 180 países en el ranking de Transparencia Internacional-, un problema que según expertos distorsiona no solo la economía del país, sino también sus perspectivas de desarrollo y justicia social.
MAIA nació en 2017 como el primer colegio en Centroamérica dedicado a ofrecer una educación de élite a jóvenes mujeres indígenas de áreas rurales deprimidas.
La organización, sin embargo, comenzó a gestarse mucho antes, tras la experiencia de un programa de microcréditos para mujeres.
“Las mujeres, cuando tenían acceso a microcrédito, invertían sus ganancias en la familia, en la educación de los niños, en la vivienda, en la salud… Y se preguntaron: ¿hasta dónde llegaría una mujer indígena con este talento si hubiera ido a la escuela? Entonces, nace MAIA”, resume Andrea Coché, su directora ejecutiva.
El Colegio Impacto MAIA abrió sus puertas en 2017 y este año superó las 400 alumnas procedentes de 40 comunidades indígenas.
Cada año ingresan unas 50 nuevas estudiantes, que permanecen siete años para alcanzar al menos 15 de escolarización.
El colegio selecciona cada año a niñas indígenas de entre 11 y 13 años que vivan cerca de Sololá, con buen rendimiento escolar, motivación personal y apoyo familiar.
Tras un proceso de casi un año que incluye solicitudes, evaluaciones académicas, entrevistas y estudios socioeconómicos, las admitidas reciben una beca completa y sus familias se comprometen a participar activamente en sesiones y asumir parte de los costos de transporte.
Sostener este modelo tiene un costo elevado: “en cada niña invertimos US$4.000 anuales. Incluye todo: el programa académico, el acompañamiento familiar, el programa de liderazgo, más la nutrición y la salud preventiva”, detalla Coché.
Esta cantidad, que contrasta con el dato ya mencionado de US$841 anuales que el Estado guatemalteco invierte por alumno, no incorpora fondos públicos.
“Vivimos de donaciones individuales y de grandes fundaciones cuando salen proyectos. Siempre estamos en búsqueda constante de recursos”, afirma la directora.
En su breve historia, MAIA ha ganado prestigio internacional: en 2023 fue incluido en el Top 10 de los mejores colegios del mundo (World’s Best School Prizes) y ha recibido otros reconocimientos, como el premio Zayed de Sostenibilidad de Emiratos Árabes.
Sus estudiantes han representado a Guatemala en foros internacionales, desde Japón hasta Nueva York, y el propio Ministerio de Educación ha comenzado a interesarse en replicar algunas de sus estrategias.
“De hecho, este año estamos en un programa donde compartimos con ellos las mejores prácticas que son viables en un sistema público”, añade Coché.
Unas 150 alumnas ya se han graduado del colegio, mientras el equipo de la organización -formado en su mayoría por mujeres de pueblos indígenas- ha crecido y se ha profesionalizado hasta contar con 15 mentoras y un cuerpo docente local que recibe más de 50 horas de capacitación profesional cada año.
“Empoderamos a mujeres jóvenes indígenas a través de la educación para transformar su historia, su comunidad y su país. De ahí nuestro lema: ‘Una mujer empoderada es un impacto infinito'”, sentencia la directora.
A diferencia de Yazmín, que lleva menos de dos años en MAIA, Dulce es toda una veterana a punto de completar su sexto curso en la institución.
Conversamos con esta joven de 17 años, cuya elocuencia denota un alto nivel de preparación académica.
Explica con nostalgia que en unos meses se graduará y dejará atrás MAIA: “Ha sido más que un colegio. Es más como mi segunda casa. Por mí, me quedaría a vivir aquí”, afirma.
Siendo la hija mayor de tres hermanos, su infancia estuvo marcada por la ausencia de su padre -que se fue a Ciudad de Guatemala- y los precarios trabajos de su madre en casas ajenas.
“Fue un poco duro, porque mi mamá tenía que trabajar de casa en casa y a mí me tocaba también. Cuando ingresé a la escuela lo consideré mi salvación, porque no me gusta trabajar fuera”, recuerda.
A Dulce siempre le apasionó estudiar: en primaria fue abanderada, distinción otorgada a los mejores promedios académicos, y princesa maya, un reconocimiento escolar ligado a la representación cultural de su comunidad, además de figurar en el cuadro de honor de su escuela pública.
Sin embargo, sus recuerdos de aquella etapa están marcados por una enseñanza casi robótica: “Siempre era como un ‘copia y pega’, copia lo que tú tienes en el libro, te dictamos lo que tú tienes en el libro y pega, y frustraba un poco”.
La diferencia con lo que encontró al ingresar en MAIA fue abismal.
“Creo que se expandió mi cerebro. Mi forma de pensar se volvió mucho más crítica. Antes no era así; sinceramente, no me importaba mucho. Ahora pienso más, analizo mejor”, resume.
Para Sofía Cuc, educadora del área numérica del colegio, esa evolución responde a una metodología distinta.
“Aquí no decimos ‘Vamos a ver esto, háganlo’. Usamos la exploración, juegos, experimentos, problemas… Las jóvenes van descubriendo el nuevo conocimiento, van asentando todos los procesos y al final les confirmamos: ‘Sí, se hace de esta manera'”, nos explica.
El nivel académico con el que llegan muchas estudiantes es bajo: “muchas ingresan sin poder sumar, dividir o restar. Nosotros esperamos que lleguen a dominar trigonometría y combinatoria, y puedan aplicar todo ese aprendizaje en su vida cotidiana, en la toma de decisiones”, señala.
Dulce confirma que la exigencia en MAIA va más allá de repetir lo escrito en un libro: “Cuando me enfrento a un examen aquí es totalmente diferente que en mi escuela anterior. Es más de análisis. En matemáticas no es solo practicar, es pensar”, relata.
Experimentó el mismo contraste en la sexualidad, un gran tabú en Guatemala, donde predominan las doctrinas conservadoras de las iglesias evangélicas, implantadas con especial fuerza en las zonas rurales e indígenas con bajo nivel educativo y socioeconómico.
“En mi escuela de primaria sacaban de la clase a los niños para enseñar el aparato reproductor femenino y viceversa. Aquí nos enseñan todo sin tabús y nos dicen que vayamos a nuestras casas, a nuestras comunidades, y les mostremos que todos tenemos los mismos derechos”, indica.
Tras graduarse, su propósito es comenzar la carrera de contabilidad “para ser auditora y hacer todo justo y legal, ya que no me gusta la corrupción ni la idea de que el dinero puede comprar todo”, afirma.
Al igual que Yazmín, Dulce quiere expandir sus horizontes fuera de Guatemala.
“Escuché hace un año de la beca She Can (un programa para mujeres guatemaltecas que desean cursar estudios de licenciatura en una universidad de Estados Unidos) y me enamoré”, expresa.
“Dan una oportunidad a las mujeres indígenas como yo. Tengo un potencial y necesito expandirlo; no lo voy a dejar aquí”, concluye.
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