El Premio Nobel de Literatura se comenzó a entregar en 1901. Desde entonces, sólo 18 escritoras (sí, sólo 18 mujeres) han recibido este reconocimiento.
Hoy la escritora Han Kang se convirtió en la primera surcoreana y en la mujer número 18 en ser reconocida por la Academia Sueca.
Entre las ganadoras, Gabriela Mistral es la única autora latinoamericana reconocida y en la lista solo hay una mujer asiática y una sudafricana (Toni Morrison es afrodescendiente, nacida en Estados Unidos, y Nadine Gordimer fue hija de europeos, nacida en Sudáfrica).
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Pero ¿quiénes más lo han obtenido? Aquí la lista completa de las mujeres que han ganado el Premio Nobel de Literatura.
Han Kang es una escritora surcoreana que paralelamente se dedicó al arte y la música, lo que se refleja en el conjunto de su obra literaria.
“La obra de Han Kang se caracteriza por esta doble exposición del dolor, una correspondencia entre el tormento mental y el tormento físico, en estrecha relación con el pensamiento oriental”, precisó la academia sueca.
Escritora, catedrática y profesora de letras modernas, Annie Ernaux tiene más de una veintena de novelas de autoficción donde habla sobre sus experiencias en Francia.
El jurado del Premio Nobel de Literatura asegura que fue recompensada con el galardón por “la valentía y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los distanciamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”.
En esta nota te dejamos cinco libros para entrarle a la obra de esta escritora.
Glück es una poetisa estadounidense que ha sido reconocida en su país en varias ocasiones. En 1993 ganó el Premio Pulitzer de poesía por su trabajo The Wild Iris (El iris salvaje).
Es autora de once libros de poesía y uno de ensayos sobre poesía. Al español sólo se han traducido El iris salvaje, La diferencia entre la Pepsi y Coca Cola: antología de poesía norteamericana contemporánea, Arat, Poesía selecta, Las siete edades y Averno.
Escritora, ensayista, poetisa y psicóloga, Olga Tokarczuk habla en su obra del paisaje y la cultura del sudoeste polaco.
Algunas de sus obras, como Sobre los huesos de los muertos, han sido criticadas por su “radicalismo ecologista”.
La Academia Sueca asegura que Tokarczuk “construye sus novelas en una tensión constante entre opuestos culturales: la naturaleza contra la cultura, la razón frente a la locura, hombre vs. mujer”.
Algunos de sus libros son Un lugar llamado antaño, La muñeca y la perla, Historias últimas, El momento del oso, Alma perdida y, el último publicado, Relatos bizarros.
Escritora y periodista, Svetlana Alexiévich nació en la ex Unión Soviética, estudió periodismo en la Universidad de Minsk y sus textos danzan entre la literatura y el periodismo.
Alexiévich le da un lugar importante a los testimonios individuales y consigue que su trabajo sea más humano al narrar la historia de hombres y mujeres soviéticas y post soviéticas, a quienes entrevistó durante distintas guerras.
Algunas de sus obras son La guerra no tiene rostro de mujer (este libro fue adaptado como obra teatral), Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán, Voces de Chérnobil. Crónica del futuro, entre otros.
El encanto de la cotidianidad te atrapan en los cuentos de Alice Munro.
Además del Nobel, la cuentista canadiense ganó varios premios literarios en su país y, luego de su muerte en mayo de 2024, sigue siendo una de las voces más queridas actualmente.
En sus cuentos podría parecer que “no pasa nada”, pero justo es parte del encanto pues te lleva a ver la “vida de gente común” desde otro lente.
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Algunas de sus obras son Las vidas de las mujeres, Las lunes de Júpiter, Amistad de juventud, Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio y Demasiada felicidad, entre varios libros más.
Es novelista, ensayista y poetisa: Herta Müller creció en una familia alemana-rusa llena de tabúes por las guerras y los campos de trabajo y su obra refleja ese silencio en torno a temas tan duros.
Müller suele escribir sobra la dictadura rumana, resistencia, migración y las durezas de los regímenes militarizados, y varias de sus obras tienen pasajes autobiográficos.
Algunas de sus obras son En tierras bajas, El hombre es un gran faisán en el mundo, La bestia del corazón, además de ensayos como El rey se inclina y mata.
Feminista, comunista, pacifista, anticolonialista: Doris Lessing fue una escritora que en su obra hizo críticas muy finas y lúcidas a las desigualdades raciales, sociales y de género.
Nació en Irán, creció en Zimbabwe y se independizó en Reino Unido. Lessing, quien murió en 2013, centró sus novelas en conflictos culturales.
Escribió y publicó al menos 50 obras. Algunas de sus novelas son La grieta, El viento se llevará nuestras palabras, Risa africana, Dentro de mí, Las cárceles elegidas, entre otras.
Su reacción al saber que ganó el Premio Nobel de Literatura es invaluable:
Novelista, dramaturga, poetisa, ensayista, guionista, traductora… ¿hay algo que Elfriede Jelinek no haga dentro de la Literatura?
La escritora austriaca es también activista feminista y en su obra hace crítica social a la clase pequeño burguesa de su país.
Su estilo va entre la prosa y la poesía y sus críticos la califican de feminista radical y aseguran que sus novelas son una provocación a la derecha.
Algunas de sus novelas son Los amantes, La pianista, Obsesión, entre muchísimas otras.
La autora polaca fue poetisa, ensayista y traductora con varios reconocimientos literarios de su país.
Algunas de sus obras traducidas al español son Paisaje con grano de arena, Dos puntos, El gran número, Aquí y Correo literario, entre varias más.
La Academia Sueca describe su trabajo como “una poesía caracterizada por una simplicidad y un lenguaje ‘personal’ muy distinto al lenguaje contemporáneo y, a menudo, con un pequeño twist al final, con una llamativa combinación de espiritualidad, ingenuidad y empatía”.
Toni Morrison fue una escritora estadounidense en cuya obra hablaba de la vida de las mujeres negras.
Fue una activista incansable por los derechos civiles y trabajó toda su vida en contra de la discriminación racial en su país.
Su primera obra la publicó a los 40 años y desde entonces no paró.
Escribió novelas, cuentos infantiles, libros de no ficción, obras de teatro y una ópera.
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Algunos de sus libros son Ojos azules, Jazz, Paraíso y La noche de los niños, entre otros.
Es la única autora africana de la lista de ganadoras del Premio Nobel de Literatura. En su obra, Nadie Gordimer retrata los conflictos interétnicos y habla del apartheid.
La Fundación Nelson Mandela la reconoció como una escritora de “voz fuerte por la igualdad y la democracia en el mundo”.
Además, Gordimer trabajó como activista en la lucha contra el VIH-Sida.
Algunas de sus obras son La suave voz de la serpiente, Un invitado de honor, El conservador, La historia de mi hijo, Beethoven tenía algo de negro, entre muchas otras.
Escritora y poetisa alemana, al inicio su escritora era poesía romántica, pero durante la Segunda Guerra Mundial, al exiliarse en Suecia por ser de familia judía, su obra habló abiertamente sobre la vida de los judíos durante ese período histórico.
Su obra es recordada por enmarcar el sufrimiento de su tiempo y sus poemas están llenos de metáforas e, incluso, algunos pasajes del Antiguo Testamento.
Sus dos obras más conocidas son Viaje a la transparencia y Correspondencia.
Su nombre real fue Lucila Godoy Alcayaga, nacida en Coquimbo, Chile. Su pseudónimo, Gabriela Mistral, lo adoptó al combinar los nombres de dos de sus poetas favoritos: Gabriele D’Aznnunzio y Frédéric Mistral.
Poetisa, diplomática y pedagoga, Mistral es la única latinoamericana que ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura.
Fue profesora, crítica y pensadora del rol de la educación pública y trabajó en varios sistemas educativos de América Latina, incluido el mexicano; además fue cónsul de su país en algunos países, como Brasil.
Algunas de sus obras son Desolación, Los sonetos de la muerte y otros poemas elegíacos, Recados, contando a Chile, entre otras.
Durante el evento de entrega del Nobel, en Suecia, Gabriela Mistral dijo “por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa”.
Conocida por sus obras que relataban la vida en China a inicios del siglo XX y sobre el constante conflicto entre Oriente y Occidente, Pearl Buck fue una escritora y activista a favor de los derechos de los niños mestizos, creando una agencia de adopción para niños y niñas concebidas y nacidas en Asia, de padres militares estadounidenses.
Aunque nació en Virginia Occidental en 1892, pasó gran parte de su juventud en China, hasta su regreso a Estados Unidos en 1935.
Buck comenzó a escribir artículos para revistas estadounidenses en la década de los 20 y en 1930 publicó su primera novela ‘Viento del Este, viento del Oeste’.
Además de su Premio Nobel, la escritora recibió el Premio Pulitzer y la Medalla William Dean Howells por su novela La buena tierra (1931), que junto con Hijos (1932) y Un hogar dividido (1935) conformó la trilogía de la familia Wang.
A lo largo de su carrera, Pearl Buck publicó más de setenta libros.
La ganadora del Premio Nobel de Literatura fue una apasionada por la historia medieval de Noruega y una opositora vocal del régimen nazi, Sigrid Undset es reconocida por hablar sobre el papel de la mujer en la clase media y sobre religión.
Undest huyó a Estados Unidos de Noruega en 1940 por la ocupación nazi, pero se mantuvo como una voz de la resistencia, apoyando a sus compatriotas a través de su escritura y una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, regresó a su país.
Entre sus obras más reconocidas están Kristin Lavransdatter y Olav Audunssön, donde habla sobre el conflicto entre el amor terrenal y el amor divino.
Originaria de Cerdeña, Deledda fue reconocida con el Nobel de Literatura por narrar la vida en su isla natal “con profundidad y simpatía hacia los problemas de la humanidad”.
¿Lo más impresionante? Aunque Grazia solo estudió cuatro años en la escuela, escribió cuentos, novelas, poemas, artículos y obras de teatro. Su primera novela fue La flor de Cerdeña.
Si en algún momento visitas la isla de Cerdeña puedes ir al pueblo de Nuoro (donde Grazia vivió y creció): ¡hay un tour para visitar los lugares donde esta escritora italiana ambientó sus novelas!
A principios del siglo XX ocurrió lo que por muchos años se había evitado: que una mujer ganara el Premio Nobel de Literatura.
La primera fue Selma Lagerlöf, una maestra rural sueca que se convirtió en un símbolo feminista y apoyo constante al movimiento de las sufragistas suecas.
En 1911 pronunció estas palabras para expresar que era hora de que las mujeres tuvieran presencia política: “la mujer, con el hombre a su lado, ha creado el hogar ideal; ahora es tiempo de que las mujeres cooperen con los hombres y juntos puedan crear el Estado ideal”.
Su novela insignia es Jerusalem, pero se le recuerda con cariño por El maravilloso mundo de Nils Holgersson, un libro que ya tiene un lugar muy especial en la literatura infantil.
Texto publicado originalmente en 2020 por Ana Estrada.
La exguerrillera conoció a Mujica en la clandestinidad y vivió a su lado durante décadas, hasta su último día.
José Mujica solía emocionarse últimamente al hablar de su esposa, Lucía Topolansky, quien lo conoció en tiempos de clandestinidad y siguió a su lado hasta su muerte este martes a los 89 años.
“Lucía es mucho más que una compañera”, dijo el expresidente uruguayo en una entrevista con BBC Mundo en noviembre.
Se refería al amor y el cuidado que Topolansky le dio por décadas, sobre todo desde que a él le diagnosticaron un cáncer de esófago hace poco más de un año que se expandió por su cuerpo.
Un amor que continuó dándole hasta sus últimos días: “Yo estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final, eso es lo que prometí”, declaró unos días antes de la muerte de su compañero.
Ella nunca alcanzó la fama internacional de Mujica, pero su propia historia personal y algunos momentos especiales que vivió junto a él tienen ribetes asombrosos.
Hija de un ingeniero civil y empresario de la construcción, Topolansky nació hace 80 años en una familia de buen pasar económico y estudió en un colegio de monjas dominicas.
Su opción por la lucha armada a fines de la década del ’60, tras abandonar estudios de arquitectura y el gremio estudiantil, sorprendió a sus parientes más cercanos.
Pero no fue la única: su hermana melliza María Elia también integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).
En esa guerrilla urbana de izquierda influida por la revolución cubana y el marxismo, que combatió la institucionalidad democrática, Topolansky participó en diferentes operativos con el nombre falso de “Ana”.
Fue durante aquellos tiempos de clandestinidad cuando conoció a Mujica, quien tenía nueve años más que ella y ocupaba cargos de dirección en el MLN-T.
Mujica relató en una entrevista con la BBC que el primer encuentro entre ambos ocurrió en septiembre de 1971, la noche en que él se escapó de la cárcel montevideana de Punta Carretas con otros 105 tupamaros y algunos presos comunes por un túnel, una de las mayores fugas en la historia de las prisiones uruguayas.
“Ella estaba con la gente que apoyaba desde afuera. Habían ocupado una de las casas en las cuales nosotros emergimos de abajo de la tierra para salir de la cárcel luego de haber hecho un túnel”, memoró. “La vi casi accidentalmente y seguimos la vida (…). Era muy bonita y joven”.
Topolansky también había estado presa y se fugó de una prisión ese año, escabulléndose por las cloacas de la ciudad junto a otras 37 presas. Llegó a realizarse una cirugía para cambiar parte de su rostro y evitar ser arrestada.
Mujica fue recapturado y volvió a escaparse de la cárcel en 1972, cuando inició su relación amorosa con Topolansky.
“Nos encontramos una noche en que andábamos muy perseguidos”, dijo Mujica en una entrevista con la BBC en abril de 2023. “Los humanos, aunque no lo sabemos, cuando vivimos una atmósfera de peligro donde está en juego a cada paso la libertad y la vida, nos aferramos al amor porque la naturaleza biológica nos lo impone”.
Aunque en una entrevista varios años atrás, Topolansky reconoció que los detalles de ese primer encuentro eran difíciles de recordar por una razón: “Esto se parece bastante a esos relatos de las guerras y eso donde las relaciones humanas tienen un marco de distorsión porque tú estás corriendo, podés caer preso, te pueden matar. Entonces no tiene los parámetros de una vida normal”.
Ambos volvieron a ser detenidos en 1972, un año antes del golpe de Estado conducido por los militares. Permanecieron presos, sometidos a torturas y períodos de aislamiento hasta 1985, el año en que Uruguay volvió a la democracia.
“Teníamos que vivir en condiciones absolutamente adversas”, señaló Anahit Aharonian, una militante tupamara que estuvo presa junto a ella, en un diálogo con BBC Mundo en 2015.
Recordó que en 1980 las hermanas Topolansky le diseñaron en secreto un tapiz con la palabra “Libertad” bordada en armenio, el idioma de los padres de Aharonian que tenía prohibido practicar en prisión.
Lograron sacarlo del penal en un paquete, sin que los carceleros descubrieran de qué se trataba.
Mujica y Topolansky volvieron a juntarse el día de marzo de 1985 en que recuperaron la libertad por una ley de amnistía, y siguieron unidos desde entonces.
“Al otro día empezamos a buscar un local para juntar a los compañeros y reunirnos. Había que empezar a militar”, recordó Topolansky en una entrevista hace un año atrás. “No perdimos un minuto. Y no paramos, porque en realidad esa es nuestra vocación. Ese es el sentido de nuestra vida”.
La pareja se mudó a una modesta casa en una chacra de Rincón del Cerro, la zona rural de Montevideo donde cultivaron la tierra y donde el expresidente murió este martes.
Se casaron recién en 2005, en una ceremonia íntima, cuando Mujica era una figura cada vez más popular en su país, aunque pocos sospechaban que llegaría a ser presidente. Y esa misma noche fueron a un mitin político.
“Unimos dos utopías: la utopía del amor y la utopía de la militancia”, dijo Topolansky a un documentalista hace varios años.
Al parecer, Topolansky se enteró de su propio matrimonio cuando Mujica compartió la noticia en una entrevista que le hicieron para la televisión: “Ahí le dijo al periodista que nos íbamos a casar. Yo estaba mirando el programa y me enteré”, comentó en una entrevista en 2024.
“En realidad de vieja vine a claudicar”, añadió riendo por el hecho de haber vivido 20 años juntos sin haberse casado.
Nunca tuvieron hijos, algo que explican por el hecho de haberle dado prioridad a la guerrilla en la juventud. En cambio, alojaron en su tierra a algunas familias y tuvieron varios perros incluida Manuela, que fue conocida como la mascota favorita de Mujica.
La militancia política siguió siendo el norte en la vida de ambos, que fundaron el Movimiento de Participación Popular y contribuyeron a hacerlo el mayor grupo de la coalición de izquierda Frente Amplio.
Fue la propia Topolansky quien, como senadora más votada, le tomó juramento a Mujica cuando asumió la presidencia en 2010, en un acto cargado de simbolismo dentro del Palacio Legislativo.
Después lo abrazó con su brazo derecho y besó su mejilla, sonriendo.
Topolansky llegó a sobrevivir a un cáncer de mama y, tras el fin del mandato de Mujica en 2015, fue candidata a intendenta (alcaldesa) de Montevideo, pero no logró ser electa.
En 2017 asumió la vicepresidencia de Uruguay tras la renuncia de quien estaba en el cargo por uso indebido de recursos públicos y ocupó circunstancialmente el sillón presidencial cuando el entonces mandatario Tabaré Vázquez viajó al exterior.
Muchos la consideran menos pragmática desde el punto de vista ideológico que su esposo, quien evitaba esa comparación y decía que simplemente eran políticos diferentes.
“Sí, tal vez no tenga el carisma que tengo yo. Eso es probable”, admitió el expresidente en una oportunidad. “Ahora, es sistemática: como las abejas, como una gota de agua. Una laburanta (trabajadora) de esas infernales. No de esas que hacen un hecho histórico, sino de las que levantan paredes”.
Mujica decía eso con la misma admiración que expresó hasta el final hacia Topolansky, contrastando la pasión que supone una relación amorosa en la juventud con “la dulce costumbre” que significa en la vejez, para eludir la soledad.
“Soy consciente”, sostuvo en su última entrevista con BBC Mundo, “que buena parte de mi vida hoy se la debo a ella”.
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