
Un presentador de Fox News sugirió esta semana que Taylor Swift es una “fachada para una agenda política encubierta”, haciéndose eco de la desinformación que se ha filtrado en los círculos de derechas durante meses y que, según los expertos, probablemente empeorará antes de las elecciones estadounidenses de 2024.
El segmento de Jesse Watters en el que se advertía de que Swift podría ser un “activo del Pentágono” ofrecía una de las últimas teorías conspirativas que explotan la fama de Taylor Swift y su apoyo en el pasado a demócratas como el presidente Joe Biden.
Los dardos contra Swift en los últimos meses han sido desde ataques personales a acusaciones de brujería y especulaciones sobre su implicación en política.
“¿Te has preguntado alguna vez por qué o cómo ha estallado de esta manera (su fama)? Bueno, hace unos cuatro años, la unidad de operaciones psicológicas del Pentágono propuso convertir a Taylor Swift en un activo, durante una reunión de la OTAN”, dijo Watters el martes, en referencia a un video de una cumbre del grupo de ciberdefensa de la organización de 2019
Pero la única mención a Swift en el video se produce durante una presentación enfocada en cómo la influencia social podría contrarrestar la desinformación, cuando un investigador no afiliado a la OTAN citó a la cantante como ejemplo de una celebridad popular.
“En cuanto a esta teoría de la conspiración, vamos a quitárnosla de encima”, dijo a la AFP la subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, al referirse a uno de los éxitos de Swift (“we are going to shake it off“, dijo en inglés Singh).
Watters también mencionó un aumento del tráfico en el sitio de la ONG Vote.org en septiembre –inmediatamente después de que Swift publicara una historia de Instagram animando a sus fans a participar en el Día Nacional del Registro de Votantes–, y planteó que alguien la contactó “desde la Casa Blanca o desde donde sea”.
Contactada por la AFP, la publicista de Swift, Tree Paine, refirió a la respuesta de la CEO de la organización sin fines de lucro a las afirmaciones de Watters.
“Nuestra asociación con @taylorswift13 está ayudando a todos los estadounidenses a hacer oír su voz en las urnas”, dijo Andrea Hailey en X, antes Twitter. “No es una operación psicológica ni un activo del Pentágono”.
Watters –cuyo programa de máxima audiencia es el segundo noticiario por cable más visto en Estados Unidos, con una media de casi 2,5 millones de telespectadores–, reconoció más tarde durante el segmento que “obviamente no tiene pruebas” de las afirmaciones.
Fox News declinó hacer comentarios para este reportaje.
Convertida ya en una megaestrella, la fama de Swift creció en 2023, cuando batió récords musicales, realizó la gira más taquillera de la historia y empezó a salir con el jugador de futbol americano Travis Kelce.
La revista Time la nombró Persona del Año.
A medida que la estrella de Swift crecía, también lo hacían los ataques en su contra. Influenciadores marginales como el locutor de radio de extrema derecha Stew Peters la acusaron de brujería en los conciertos y afirmaron que era “responsable de asesinato” después de que Kelce apareciera en un anuncio de vacunas.
Imágenes manipuladas compartidas en Internet la relacionan falsamente con el delincuente sexual Jeffrey Epstein. El activista Charlie Kirk le preguntó en un podcast si le quedaban “óvulos”.
“La forma en que está ocurriendo (ndlr, los ataques a la artista) tiene mucho que ver con el género, porque es relativamente más fácil dirigir afirmaciones de desinformación poco creíbles a celebridades femeninas”, dijo Swapnil Rai, profesor adjunto de Medios de Comunicación en la Universidad de Michigan.
Laura Loomer, una excandidata de extrema derecha al Congreso, ha dicho que “2024 será MAGA vs Swifties”.
MAGA es la sigla que resume el eslógan de campaña del ex presidente Donald Trump en 2016: “Make America Great Again” (hacer a Estados Unidos grande de nuevo).
Es probable que la superestrella desempeñe un papel en las elecciones… aunque no como “activo del Pentágono”.
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“No puedo pensar en otra celebridad cuyo respaldo y actividades en favor de un candidato fueran más codiciados”, dijo David Jackson, profesor de ciencias políticas de la Bowling Green State University, añadiendo que espera más ataques a medida que se acerquen las elecciones.
Swift, famosa por su hermetismo, guardó silencio durante la campaña del expresidente Donald Trump en 2016, pero más tarde lo criticó y apoyó a Biden en 2020.
Más recientemente, se pronunció en contra de la decisión de la Corte Suprema de anular el derecho al aborto e instó a los asistentes a los conciertos a investigar qué políticos apoyan a las comunidades LGBTQ y a votar en contra de la legislación “perjudicial” para ellas.
“Sospecho que a los conservadores les preocupa el poder que pueda tener para rejuvenecer el interés entre los votantes demócratas más jóvenes”, afirma Johanna Blakley, estudiosa de los medios de comunicación en la Universidad del Sur de California.

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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