Te llega una notificación en Instagram y ¡oh sorpresa! Resulta que te has ganado una tarjeta de regalo de alto valor para comprar en Shein. Y aunque parece un sueño maravilloso (porque nunca ganamos nada) te tenemos malas noticias: estás a nada de ser víctima de ¿.
Esta práctica es una de las estafas virtuales más antiguas y más usadas que puede poner en riesgo tus datos personales y bancarios. Así que para que no caigas, ahí te va una guía básica de todo lo que debes saber de phishing.
Técnicamente es un tipo de fraude virtual que consiste en la suplantación de marcas, empresas o hasta instituciones. El objetivo es recolectar datos e información de las personas como números de tarjetas de crédito, números de seguridad social, direcciones, o hasta usuario/contraseña de servicios en banca en línea, redes sociales u otros servicios en general.
En Animal MX platicamos con Eduardo Chavarro, especialista en Respuesta a Incidentes del Equipo Global de Respuesta a Emergencias en Kaspersky, quien nos explica que las personas que hacen phishing básicamente toman una copia del sitio oficial de la marca por la que se están haciendo pasar y “te convencen de que es legítimo, entonces pones allí tus datos y ahí ya empiezas a perder todo el control que tenías sobre ese servicio”.
Al tener como base la suplantación, este tipo de estafa se puede dar de distintas formas: desde un correo o SMS, hasta un mensaje o notificación en redes sociales.
El atacante envía una comunicación que parece oficial y para persuadirte de hacer clic a un enlace, descargar un archivo o dar información.
Eduardo Chavarro nos explica que de forma muy general hay dos tipos de phishing. Uno que es masivo, pues “suplanta cualquier tipo de servicio y se envía a cualquier persona”, incluso a personas que no tienen ese servicio.
Seguro te ha pasado que te llega un correo de un banco al que ni siquiera estás aliado, pero te advierten que tienes un pago pendiente.
O quizás te llegó un mensaje diciendo “No hemos podido entregar su paquete, siga el enlace para reprogamarlo”, pero no dice de qué paquetería es y quizás solo coincidió con que recientemente hiciste un pedido en línea.
El experto de Kaspersky nos explica que en estos casos de phishing masivo, los atacantes “buscan invertir la menor cantidad de recursos para tratar de recolectar la mayor cantidad de información“.
También existe el spear phishing, en el que se prepara algo mucho más personalizado y enfocado conseguir datos de un individuo o grupo en particular.
Estos correos (por decir un ejemplo) se ven mucho más legítimos que los otros para que sea más probable que lo abras y que accedas al link que te mencionan o descargues un archivo.
La realidad es que este tipo de fraude aumenta año con año. El informe de Spam y Phishing de 2022 de Kaspersky dice que se bloquearon más de 500 millones de intentos de acceso a webs fraudulentas, el doble que en 2021.
Algo que destaca la empresa es que los estafadores siempre intentan aprovecharse de las novedades y estrenos que se vuelven tendencia para hacer uso de phishing.
Como en la pandemia estabamos más tiempo en casa, hacíamos muchas más compras en línea. Por lo que los mensajes de phishing suplantanfo servicios de entrega aumentaron. Lo mismo llegó a pasar en su momento con las criptomonedas y ahora hasta con ChatGPT.
Recientemente, se alertó sobre una supuesta app de ChatGPT que podías bajar para tu computadora. Este phishing inició en páginas de Facebook que parecían reales y dirigían a un sitio casi idéntico al oficial de ChatGPT donde podías descargar la mencionada app.
También le tocó a The Last of Us, pues aprovechando el estreno de la serie, se ofrecía el juego de forma “gratuita” para PC.
En ambos casos, aunque se iniciaba una descarga, esta supuestamente fallaba y obviamente no instalaba ni ChatGPT ni el juego. Pero sí te dejaba un malware que podía robar datos personales de tu equipo.
El Mundial de Qatar, los Oscar y las películas nominadas, o hasta Semana Santa son tan solo otros temas de los que el phishing se ha colgado. Eduardo Chavarro explica que los estafadores “saben que pueden utilizar también esa intención de búsqueda de los usuarios y crear con mayor éxito esas suplantaciones”.
Ahora que ya sabes qué es phishing y cómo funciona, pasemos a lo más importante: qué hacer para prevenirlo y en qué fijarte para saber si un mensaje es phishing o no.
Las recomendaciones generales de sitios de seguridad, como Avast o McAfee, recomiendan principalmente ser escéptica y revisar cuidadosamente el mensaje que se nos envió y que sospechamos que podría ser phishing.
El expero de Kaspersky explica a Animal MX que la ortografía “es algo que muchos atacantes no cuidan porque necesitan hacer las cosas super rápido y no le prestan atención”.
Así que si ves que en el mensaje faltan acentos, cambian una B por una V, o en lugar de una O hay un cero, esa podría ser una alerta de que quizás se trata de phishing.
Evita abrir los enlaces que parezcan sospechosos. El Centro de Seguridad de Google recomienda solo colocar el cursos sobre el vínuclo (sin hacer clic) o mantener presionado el texto del vínculo si estás en el celular para que te aparezca la URL completa.
Así podrás revisar que el sitio comience con “https://” lo que indica que la web o la app es legítima y segura.
También Googe nos recuerda que cuando usas Chrome y entras a cualquier sitio, en la barra de direcciones te debe de aparecer un candado gris cerrado el cual significa que la conexión a ese sitio es segura.
En los correos de phishing también suelen venir archivos adjuntos, así que revisa muy bien antes de descargar cualquier cosa. Tanto Chrome como Drive escanean los archivos para advertir si encuentran un virus.
Pero lo más recomendable es tener protección extra como algún software de ciberseguridad que también te puede avisar si la descarga contiene malware.
Si te llega un correo que sospechoso de tu banco o de un servicio que sí usas, intenta contactarles directamente por canales oficiales.
Tampoco está demás darle una revisada a tus contraseñas de correo y redes sociales. Evita usar las clásicas “1234” o “qwerty”, y tampoco uses la misma para todo. Intenta cambiarlas peridódicamente y para que no te las tengas que aprender todas y tengan mayor fuerza, puedes usar un gestor de contraseñas.
También es importante que tengas la verificación en dos pasos en todas las plataformas que te lo permitan.
Podríamos penzar que al borrarlo ya nos libramos del phishing y en parte es verdad. Pero Eduardo Chavarro de Kaspersky hace especial énfasis en recordar que nuestra familia, amix o compañeros de trabajo siguen vulnerables.
Por eso recomienda ampliamente reportar el mensaje. Dependiendo de por dónde te llegue, hay distintas formas de hacerlo.
Por ejemplo, en Gmail basta con que le des al menú desplegable (los tres puntos) y te aparecerá una opción que dice “denunciar suplantar de identidad” o “report phishing”.
Las redes sociales como Intagram o Twitter también tienen la opción de reportar un mensaje o una publicación. En el caso de Instagram, te permite reportar que se trata de “Estafa o Fraude”, “Se hace pasar por otra persona” o hasta “Spam” que son las opciones donde podría entrar el phishing.
Si llegaste a un sitio que está tratando de robar información, lo puedes reportar directamente a Google donde solo basta poner la URL y (opcionalmente) comentar más de la forma de phishing, como recalcar si se están haciendo pasar por una empresa.
Y como dice Eduardo, no ovidemos el poder del boca en boca. Si ya identificaste una forma de phishing, lo mejor es compartirla con familiares y amixes para que estén alerta y no caigan.
Aunque pongamos atención en los detalles y sigamos todas las recomendaciones, hay que aceptar que podemos ser víctimas de phishing.
En cuanto te des cuenta que caíste, debes de tomar acción con los datos/cuentas que han sido vulnerados. Por ejemplo, si diste datos bancarios, contacta inmediatamente a tu banco para que puedan bloquear movimientos, darte un nuevo plástico o hacer la medida correspondiente.
Si ingresaste datos de acceso de mail, redes sociales u otras cuentas, apresúrate a cambiar las contraseñas y de añadir verificaciones extra.
En caso de que tu mail o una red social esté vulnerada, avísale a tus contactos para que sepan que si les llega un mensaje a tu nombre, no eres tú y evitar propagar malware.
Los votantes que le dieron la victoria quieren ver precios bajos como los que había antes de la pandemia. Y aunque la inflación actual de EE.UU. es de solo 2,4%, la rabia persiste. ¿Qué está pasando?
Una de las causas del triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos fue la preocupación de los votantes por el estado de la economía.
Y puede resultar paradójico si se analiza el estado global de la principal economía del mundo.
“La economía, estúpido”, es el lema que refleja en la política estadounidense que son las finanzas las que deciden las elecciones en el país.
Y si nos atenemos a eso, podríamos haber pensado que triunfaría Kamala Harris como heredera de la economía del gobierno de Joe Biden.
Al fin y al cabo, el nivel de crecimiento, el desempleo en mínimos históricos, el haber evitado la recesión que muchos temían y una inflación de apenas un 2,4% podrían parecer indicadores muy positivos. Y lo son.
Pero estas elecciones reflejaron casi como ninguna otra la brecha entre las buenas cifras de la macroeconomía y la economía familiar de las personas, preocupadas por la inflación que creció durante la pandemia y que en los últimos años ha provocado un alza de precios que se mantiene, aunque su incremento ya se haya mitigado.
El gobierno de Biden tuvo que lidiar con los efectos económicos de la pandemia de 2020 y de la crisis energética desatada por la invasión de Rusia en Ucrania en febrero de 2022 y de acuerdo a los datos económicos, lo hizo bien.
Pero los números muestran una realidad que la gente no ve reflejada en su vida diaria.
“Aquí se paga US$5 por una docena de huevos. Antes costaba US$1”, comenta Samuel Negrón, un puertorriqueño de la ciudad de Allentown, en Pensilvania.
En ese estado, uno de los más decisivos en la contienda electoral, los demócratas ganaron en 2020, pero perdieron en las últimas elecciones.
“Es simple en realidad. Nos gustaba cómo eran las cosas hace cuatro años”, le dice Negrón a la BBC.
Trump supo capitalizar esa brecha entre los números y la percepción personal de la economía que muchos estadounidenses sentían al pagar en la caja del supermercado o la renta de su vivienda.
Estados Unidos tuvo la recuperación post-pandémica más fuerte dentro del Grupo de los Siete (conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), según los datos del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
En los cuatro años del gobierno de Biden, el PIB real creció a una tasa anual promedio de 3,2%, un resultado considerado por economistas de distintos colores políticos como un logro importante en medio de las vicisitudes que impuso el contexto internacional.
Una de las principales banderas de los demócratas durante la campaña electoral fue el récord de creación de empleo en este mandato: casi 16 millones de puestos de trabajo nuevos.
Y siguiendo con el mercado laboral, el desempleo -que rondaba el 7% cuando Trump dejó la presidencia- hoy está en 4,1%, considerado un muy buen nivel para la economía estadounidense.
En 2023 el desempleo incluso alcanzó su nivel más bajo en 54 años.
El gasto de los consumidores creció a una tasa anual del 3,7%, el nivel más alto en casi dos años. Eso quiere decir que pese al malestar con el costo de la vida, la gente sigue comprando. Y aunque el endeudamiento de los hogares aumentó a partir del 2021, su ritmo se desaceleró este año.
En cuanto a la inflación interanual, con las cifras disponibles hasta septiembre, ésta aumentó un 2,4% en los últimos 12 meses, muy cerca del nivel óptimo de 2% que se ha fijado el país.
Para comparar, la Unión Europea tiene una inflación anual del 2,1%.
Y en el mismo período, los salarios estadounidenses crecieron casi el doble que la inflación, al subir un 4,6%
Pero entonces, ¿cómo se explica la desconexión entre las buenas cifras macroeconómicas y el malestar de la gente?
Pese a las buenas cifras, una gran parte de los estadounidenses está decepcionado. Y el malestar tiene su origen, en la mayoría de los casos, en el aumento de los precios durante los últimos cuatro años.
Una parte de la explicación se puede ver en este gráfico que muestra cómo la inflación subió cerca de un 20% bajo el mandato de Biden.
Y aunque el 2,4% de inflación es un nivel bajo o moderado, los precios siguen estando más caros desde que la pandemia comenzó en febrero de 2020.
Sólo un 6% de los 400 productos monitoreados por la Oficina de Estadísticas Laborales está más barato hoy que entonces.
Y aunque los sueldos aumentaron casi en la misma proporción (sin que se perdiera poder adquisitivo), lo que quedó en la retina de los consumidores fue la gigantesca escalada en los precios en los últimos cuatro años.
En contraste, las cosas estuvieron comparativamente bastante bien para el bolsillo de los estadounidenses bajo el mandato de Trump (2017-2021).
La inflación acumulada en sus cuatro años de gobierno fue de un 7,8% (frente al 20% de los años de Biden), mientras que los salarios subieron casi el doble.
Don Leonard, académico de la Universidad de Ohio, plantea en diálogo con BBC Mundo que las preocupaciones de los estadounidenses sobre la economía no son un mero problema de percepción.
Su argumento es que al menos 20 millones de hogares estadounidenses tienen buenos motivos para estar desilusionados.
“Esos hogares han sufrido un dolor económico real que no es tan fácil de detectar en los datos económicos oficiales”, sostiene. “No es solo un sentimiento pesimista injustificado”.
Leonard dice que al trabajar con promedios, se crea un “un sesgo” que no permite mostrar lo difícil que es la vida diaria de los estadounidenses de menores ingresos, que gastan mucho más (como porcentaje de sus ingresos), en vivienda, alimentos o salud.
El segmento salarial en el que Trump logró mayor ventaja respecto a Kamala (53% frente a 45%) fue el que va entre US$30.000 y US$49.000
Y muchos demócratas, en tanto, insisten en que la frustración de la gente no está justificada.
Sin embargo, hay una gran parte de la población, dice Leonard, que no califica para recibir asistencia del gobierno, pero tiene dificultades económicas en su vida diaria. “No es que estén hipnotizados, lo están pasando mal”.
Algunos analistas creen que en la derrota demócrata fue fundamental la narrativa, es decir, que la campaña no supo comunicar bien los logros económicos del gobierno de Biden y plantear, a partir de ahí, un camino prometedor.
El malestar con la economía también ha estado influido por el alto costo del crédito.
Frente al máximo inflacionario de 9,1% en junio de 2022, el mayor en 40 años, la Reserva Federal (equivalente a un banco central) inició una agresiva política de aumento de tasas de interés que ayudó a ir reduciendo la inflación, pero afectó las finanzas personales.
Los estadounidenses, acostumbrados a vivir con crédito, sufrieron el impacto del aumento en las tasas de interés a la hora de comprar un auto, pagar las tarjetas o conseguir una hipoteca.
Muchos se sintieron acorralados entre la inflación y las tasas de interés, votando finalmente por el cambio. Las tasas sólo empezaron a bajar poco antes de la elección sin dar tiempo a que se refleje en los bolsillos de los votantes.
Y ese es otro elemento a tener en cuenta, dicen algunos analistas políticos.
La crisis generada por la pandemia y la guerra en Ucrania le pasó la cuenta a varios gobiernos que buscaban la reelección y perdieron ante un electorado cansado de los problemas económicos que han afectado sus finanzas personales.
“¿Estás mejor ahora o hace 4 años?”, les preguntaba Trump a los votantes en la campaña en busca de su apoyo. Muchos percibieron que ahora están peor a pesar de lo que digan las cifras macroeconómicas.
Y votaron por un cambio a la espera de que se refleje también en los precios que ven en los supermercados, la gasolinera o el pago de la renta.
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