A Tehila Catán se le iluminan los ojos cuando habla de los perros que ha rescatado y que, dice, ellos también la han salvado. Rodrigo Estrella aprendió desde pequeño a respetar a los animales; ahora de adulto le da hogar a los más vulnerables. Patricia Ruiz no escuchó las críticas cuando de su bolsa solventó la cirugía de más de 100 mil pesos para reconstruir el rostro a una perrita que fue agredida en una carnicería de mercado.
Tehila, Rodrigo y Patricia tienen en común su amor por los animales de compañía. Los tres han sido testigos de la crueldad humana: de agresiones extremas contra perros y gatos, de la ignorancia e indiferencia. Cada uno desde su trinchera ha rescatado a cientos de ellos.
La violencia contra los animales de compañía es una práctica común en el país.
Las cifras no mienten: siete de cada 10 animales domésticos sufren de algún tipo de agresión, esto posiciona a México en el primer lugar en Latinoamérica y el tercer sitio en maltrato animal a nivel internacional, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En un informe, la organización AnimaNaturalis refiere que mueren 60 mil animales domésticos a causa del maltrato y la violencia al año. La Ciudad de México es donde más casos se registran por este delito, seguido del Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Hidalgo y Querétaro.
Entre 2020 y 2022, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México contabilizó más de 17 mil 600 casos de maltrato animal; 87% de los reportes están relacionados con perros.
En los últimos años, con el uso de las redes sociales ha incrementado la visibilidad de casos, coinciden los rescatistas consultados.
Sin embargo, son tantos los reportes que ni sociedad civil ni autoridades se dan abasto para atenderlos.
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En CDMX las denuncias van a la alza y, hasta el momento, se han conseguido dos sentencias por el delito de maltrato animal, dice Mariana Boy, titular de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT).
“El tema de maltrato animal ha sido el más denunciado en la PAOT; desde el año 2019 a la fecha más del 50% de las denuncias corresponden al maltrato animal. De todos los temas que atendemos, ahorita en 2023 está cerca de alcanzar 50%”, indica.
Agrega que 7% de las denuncias tiene que ver con golpes o agresiones intencionales dolosas, y que constituyen un delito.
Estas denuncias se han judicializado, es decir ya existe una denuncia penal ante la Fiscalía General de Justicia de la CDMX. “El resto de las denuncias están principalmente enfocadas a la falta de agua y alimento”, apunta la titular de PAOT.
Los castigos por el delito de maltrato animal son muy pocos relacionados con las denuncias y casos.
La primera condena en el país ocurrió en agosto de 2022 en Querétaro. Un hombre fue sentenciado a 10 años de cárcel por asesinar a Tango y Athos, dos perros rescatistas que eran parte del equipo de la Cruz Roja en ese estado.
Ante este panorama hay personas como Tehila, Rodrigo y Paty que de manera desinteresada rescatan perros en situación de maltrato o abandono extremo; les dan una segunda oportunidad para mejorar su calidad de vida.
Además de poner dinero de sus bolsillos y rescatarlos, se dedican a rehabilitarlos, buscarles hogar y se enfrentan a la poca cultura de la adopción que, aunque en los últimos años ha incrementado de 6 a 11%, según el Inegi, resulta insuficiente para la necesidad existente.
“Una vez que la autoridad retira al perro, ahí es donde entra el trabajo del rescatista. Lo tienes que recibir, llevar al hospital, curar heridas físicas y emocionales. Hacer protocolodesalud: desparasitar, esterilizar, vacunar y encontrarle un espacio digno. Lo ideal es que sean adoptados, pero con la cantidad de perros maltratados y abandonados es muy difícil. Es un círculo difícil de romper”, explica Tehila
Tehila rescata perros desde hace 32 años. En su mayoría son mascotas que fueron golpeadas, utilizadas como sparring, que estuvieron amarradas en la intemperie y sin alimento, agredidas con armas punzocortantes, o sometidas a maltratos deliberados.
Desde niña le gustaron los animales. Ahora cuida a cientos.
Según relata, los perritos le inyectan el combustible a su vida, le ayudan a seguir entre tanta maldad. Son su motor. La reciben con lengüetazos y menean su colita y, asegura, una vez que rescatas a uno ya no puedes parar y buscas salvar a todos los animales abandonados.
Ella comenzó su labor cuando el maltrato animal no era considerado delito y no existían las redes sociales, que ahora visibilizan los casos y, asegura que si bien la situación en materia de protección y difusión ha cambiado, la crueldad no.
“Siempre he dicho que es como entrar a la mafia, una vez que entras al mundo del rescate y del maltrato no lo puedes dejar. Te va jalando y jalando porque además vivimos en un país de muy alto porcentaje de maltrato y abandono”.
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Su sueño siempre fue tener un refugio. Lo cumplió. En mayo de 2023 abrió De corazón, su propia pensión ubicada en el Ajusco.
“Yo empecé rescatando o llevándolos al hospital para rehabilitación tanto física como emocional y luego buscar pensiones en donde resguardarlos hasta que son adoptados, si es que son adoptados, y mis sueño siempre fue poner un espacio sobre todo para poder recibir tanto míos como de otras rescatistas”.
En sus años de labor ha visto de todo tipo de maltrato y tortura.
“En el caso de los perros maltratados, muchos, tienen la mirada ya vencida. Y eso es muy fuerte, es terrible y sí, sí hay días que caigo; hay días que no como, hay días que lloro, pero digo: ‘tengo tantas bocas que dependen de mí, no me puedo dar el lujo de quedarme abajo’ y otra vez voy para arriba”.
Actualmente tiene 45 perros rescatados y rehabilitados, pero no a todos puede dar en adopción por las secuelas del maltrato o incluso porque algunos ya son mayores.
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El plan es que el espacio sea autosustentable, por eso también brinda el servicio de pensión y hotel de perros.
Uno de los casos que más ha conmovido a Tehila es el de Paz, una perrita que sus antiguos dueños la tenían en una azotea amarrada con una cadena entre barrotes. Tenía el cuello cortado y las dos patas traseras fracturadas. “Y si tú la ves hoy, cómo corre y cómo brinca, eso es lo que hace que todo valga la pena. Son premios”, cuenta.
Desde niño, Rodrigo ya rescataba animales en su casa. Hoy es etólogo con preparación en zoología, es decir es especialista en comportamiento animal de diferentes especies y rescata y rehabilita perritos en situación vulnerable: maltrato o abandono por alguna enfermedad.
“Desde que tengo uso de razón rescatamos, y no nada más perritos, veíamos algún animal en una situación compleja y lo ayudábamos, obviamente no era lo mismo hace 40 años que ahorita”, dice.
Rodrigo tiene un refugio ubicado en el Estado de México donde no sólo hay perros y gatos, también otras especies. Lo común entre todos los animalitos es el maltrato, hacinamiento y explotación.
“Yo me enfoco en los más vulnerables, los que están heridos, maltratados y lastimados o en una situación sumamente precaria. Son los casos que por lo general acudo”, dice el rescatista que, por el momento, tiene 40 perros en capacidad de ser adoptados.
Para hacer este trabajo, creó la fundación APEA AC Animales Perdidos, Encontrados y en Adopción A.C. También es propietario de una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), por lo que también rescata a especies de fauna silvestre, colabora con diferentes autoridades tanto federales, estatales y municipales.
Con la UMA apoya con el resguardo de especies que fueron aseguradas por la Profepa y otras instituciones. También recibe donaciones en especie, tiene convenios con compañías.
-¿Si no tienes una retribución económica, por qué lo haces?
“Esto lo hago porque desde niño me di cuenta de la indiferencia del ser humano y estamos viviendo en México una situación tan cruel, no nada más con los animales, sino con los mismos humanos”.
Además de los rescates y rehabilitación, Rodrigo, junto con sus perritos, brindan terapias a niños con autismo, personas con discapacidad e infancias con cáncer. Luego del sismo del 19 de septiembre de 2019, ayudó con su perrita Yona en el rescate en la calle Rébsamen, colonia Narvarte.
Una de las perritas consentidas de Rodrigo es Vela, una pastor belga que nació con una deformidad en una de sus patitas y fue abandonada. Con ella brinda terapia a niños que por algún accidente o enfermedad perdieron algún miembro.
Rodrigo asegura que Vela es una perra muy noble y preparada.
“Es una perrita que con su discapacidad nos ayuda a mostrarles (a los niños) cómo juega y también juegan con ella. Es una forma indirecta de ayudarles, a entender de que pueden seguir su vida y que hay muchas posibilidades de tener una vida lo más normal posible”.
Paty de Milagros Caninos asegura que el maltrato animal extremo es reflejo de la crueldad humana. En el refugio que abrió hace años acoge a perros y gatos que han sufrido violencia deliberada.
“En Milagros Caninos recibimos exclusivamente a perros en situaciones extremas, ¿qué quiere decir eso? Perros con cáncer, sin patas, ciegos, sordos, quemados, torturados, paralíticos, violados, drogados, macheteados. Todo de lo que es capaz el ser humano, y en Milagros Caninos es la última oportunidad de que sepan lo que es la vida”, asegura.
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El refugio Milagros Caninos, ubicado en la alcaldía Xochimilco, fue el primer santuario en América Latina en brindar refugio a perros rescatados en situación de maltrato o abandono extremo. “En Milagros Caninos todos somos iguales, menos los perros: los perros son más”.
En este lugar son rehabilitados y les ofrecen una segunda oportunidad de vida. Ahí cada historia, cada caso representan una agresión, pero también son ejemplo de que con cuidados especializados salen adelante.
“Nosotros trabajamos con una palabra que muy poca gente conoce es amor. Nosotros les damos terapia de caricia, terapia de juegos y estamos muy en contacto directo con ellos, sabemos cómo se llaman, cuándo llegaron, qué croquetas comen, qué medicina hay que darles, sabemos todo de ellos, son nuestros guías”.
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El presidente llega a los 100 días de su segundo gobierno con varias medidas encaminadas, pero encuentra obstáculos a algunos impulsos reformistas.
En los primeros 100 días de su segundo mandato, Donald Trump mostró que busca ampliar el poder de por sí descomunal que tiene como presidente de Estados Unidos.
Ha invocado una autoridad extraordinaria para diversos cometidos: desde remodelar el comercio internacional hasta deportar migrantes sin seguir necesariamente el debido proceso.
Con una catarata de órdenes ejecutivas firmadas en este lapso, el presidente quiere modificar el gobierno de EE.UU. a su gusto y reclama mayor influencia sobre los bufetes de abogados, las universidades y las reglas electorales de su país.
Trump ha indicado incluso que podría buscar un tercer mandato pese a que la Constitución le impone un límite de dos.
Pero Erica Frantz, una profesora de ciencia política en la Universidad Estatal de Michigan experta en autoritarismo, descarta que el apetito de poder de Trump sea mayor ahora que en su primer gobierno (2017-2021).
“Lo que es diferente es su capacidad para tener éxito en la búsqueda del poder”, dice Frantz a BBC Mundo. “Está siendo mucho más exitoso en marginar, silenciar o desmantelar a cualquier individuo, institución o grupo que potencialmente pudiera limitar su poder”.
Sin embargo, Trump 2.0 tampoco se ha salido siempre con las suyas. Y esto se debe en gran medida a tres obstáculos importantes con los que se ha topado hasta ahora:
Trump domina a su Partido Republicano, que a su vez tiene mayorías en ambas cámaras del Congreso, por lo que el Poder Judicial es un contrapeso clave del presidente de EE.UU.
Los tribunales federales han suspendido temporalmente medidas polémicas de Trump, como su intento de terminar con la ciudadanía automática que la Constitución otorga a quien nace en el país.
Otro caso notorio en el que intervino la justicia es la deportación de un inmigrante al que Trump acusa de pertenecer a la pandilla MS-13.
Kilmar Abrego García fue enviado a una cárcel de El Salvador junto a otros inmigrantes pese a que un fallo judicial prohibía hacerlo. El gobierno primero dijo que se trató de un error administrativo y luego reivindicó la expulsión.
El asunto llegó a la Corte Suprema, que exigió al gobierno “facilitar” la liberación de Abrego García. Y, ante señales de que esto se demoraba, la jueza federal que supervisa el caso, Paula Xinis, acusó al Ejecutivo de actuar de “mala fe” por negarse a informar sobre el caso y ordenó una investigación inusual al respecto, que luego pausó por unos días.
El máximo tribunal de EE.UU. ha fallado sobre otras acciones del gobierno, por ejemplo al ordenarle que le avise con “tiempo razonable” a los migrantes venezolanos que quiere deportar, para que puedan desafiar legalmente su expulsión.
Pero también ha desactivado bloqueos que jueces de menor rango pusieron a medidas controversiales de Trump, como los despidos de personal y congelamientos de fondos en el gobierno.
Con una mayoría conservadora de seis jueces en nueve —tres de ellos nombrados por Trump—, la Corte Suprema será decisiva en varios de estos casos y, según Frantz, aún está por verse su voluntad de servir de control significativo al mandatario.
“Otros tribunales pueden desempeñar un papel importante, como lo están haciendo, en los intentos de hacer retroceder a Trump”, dice la experta. “Pero en última instancia, si la Corte Suprema cede, la puerta se abre de par en par para que siga la toma de poder y la democracia decaiga”.
Una de las novedades del regreso de Trump a la Casa Blanca han sido sus esfuerzos para ganar influencia sobre algunas de las principales universidades de EE.UU.
El mandatario y sus asesores sostienen que buscan combatir el antisemitismo que hay en esas casas de estudios desde las protestas contra la guerra de Israel en Gaza.
Pero las exigencias que el gobierno ha hecho a las universidades, bajo amenaza de cortarles la ayuda financiera federal, van desde reformas internas hasta cambios en las políticas de admisiones, y según sus críticos comprometen la libertad académica.
Muchos se inquietaron cuando la Universidad de Columbia aceptó en marzo varias demandas del gobierno, incluido un cambio de supervisión en su departamento de Medio Oriente, para intentar mantener US$400 millones de fondos y contratos federales.
Sin embargo, en abril Trump y sus colaboradores chocaron con una institución que se negó a cumplir sus exigencias: la Universidad de Harvard.
“Ningún gobierno —sin importar qué partido esté en el poder— debe dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quién pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”, sostuvo el presidente de Harvard, Alan Garber, en un comunicado.
El gobierno congeló US$2.200 millones de fondos federales para esa universidad de élite, y podría hacer lo mismo con cerca de US$8.000 millones más.
Pero Harvard se mantuvo firme y presentó una demanda contra la administración de Trump, quien a su vez amenazó con quitarle la exención fiscal.
Joshua Sandman, un profesor emérito de ciencia política en la Universidad de New Haven, sostiene que Harvard no consiguió “proteger a estudiantes judíos de agresiones físicas, intimidación y acoso”.
Pero “Trump ha utilizado esto como pretexto para presionar a Harvard para que capitule y cambie su cultura y actitud liberal”, dice Sandman, que es experto en la presidencia de EE.UU., a BBC Mundo.
Tal vez otras universidades que evitaban confrontar a Trump en público hayan tomado nota de la actitud de Harvard ante la Casa Blanca.
La semana pasada, los líderes de más de 400 instituciones de enseñanza terciaria de EE.UU. emitieron un comunicado conjunto “contra la extralimitación gubernamental y la interferencia política sin precedentes que ahora ponen en peligro la educación superior estadounidense”.
Dos de los mayores retrocesos de Trump desde que asumió el 20 de enero están vinculados a un actor difícil de ignorar: el mercado.
La primera marcha atrás de Trump fue la tregua que anunció en su guerra comercial global, ante caídas extraordinarias en bolsas de valores y precios de bonos del Tesoro por el temor de los inversores al impacto de esa política en la economía.
“La gente se estaba pasando un poco de la raya, se estaban poniendo un poco nerviosos”, declaró el mandatario al anunciar en abril que suspendía por 90 días el aumento de aranceles a decenas de países excepto China.
Eso provocó cierto alivio en el mercado, pero Wall Street y los bonos volvieron a caer la semana pasada junto al dólar cuando Trump arremetió contra el presidente de la Reserva Federal (banco central) de EE.UU., Jerome Powell, por resistirse a sus reclamos de bajar las tasas de interés para impulsar la economía.
Trump llegó a pedir en redes sociales el despido de Powell, pese a que su labor es independiente, pero volvió a ceder tras otra reacción adversa del mercado a sus presiones.
“No tengo intención de despedirlo”, declaró el mandatario sobre Powell y el mercado volvió a dar señales de alivio.
Trump también sugirió que podría buscar una salida a la guerra comercial con China, ante advertencias empresariales de que los aranceles de 145% que anunció a importaciones de ese país podrían causar aumentos de precios y escasez de ciertos productos.
“145% es muy alto, y no será tan alto”, declaró Trump a la prensa, aunque China ha descartado negociar bajo coerción y tomó sus propias medidas de represalia comercial contra EE.UU.
Los analistas creen que el mandatario podría volver a cambiar sus posturas en cualquier momento, pero advierten que el mercado ya probó que puede doblarle el brazo.
“(Trump) es un empresario nato, así que claro que le importa cuando el mercado financiero —ya sea la bolsa, los bonos o las monedas— le pone el pulgar hacia abajo”, dice a BBC Mundo Arturo Porzecanski, un economista basado en Washington con experiencia en Wall Street.
A su juicio, también es significativo que Elon Musk anunciara que reducirá “significativamente” su participación en el gobierno de Trump después de que un informe mostró un desplome en los beneficios de su empresa Tesla, atribuido entre otros factores a sus actividades políticas.
“Lo que le saca la alfombra a Trump”, concluye Porzecanski, “es lo que pasa en los mercados”.
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