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Para el Insabi no fue “primero los pobres”: sólo 10% de su presupuesto en 2021 se gastó en salud
Para el Insabi no fue “primero los pobres”: sólo 10% de su presupuesto en 2021 se gastó en salud
Foto: Cuartoscuro
4 minutos de lectura

Para el Insabi no fue “primero los pobres”: sólo 10% de su presupuesto en 2021 se gastó en salud

En su segundo año de operación, el Insabi sólo destinó 10% de su presupuesto para atender enfermedades e infraestructura hospitalaria para las personas sin seguridad social.
22 de julio, 2024
Por: Nayeli Roldán

Tres meses antes de concluir su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), creado en su administración, “no funcionó”. Sin embargo, en realidad la salud de los más pobres a través de esta estrategia no fue prioridad, como demuestran las cifras oficiales. 

En 2021, su segundo año de operación, sólo destinó 10% de su presupuesto para atender enfermedades e infraestructura hospitalaria para las personas sin seguridad social, es decir, los más pobres en el país; en cambio, el 90% de los recursos –equivalentes a 95 mil millones de pesos– fueron reintegrados a la Secretaría de Hacienda, sin que hasta la fecha hayan informado en qué lo gastaron. 

El Insabi utilizó los recursos que se habían acumulado durante dos décadas en el Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud (FSPSS) del Seguro Popular, la estrategia que había funcionado durante tres sexenios para atender a quienes no tenían seguridad social y que financiaba los tratamientos para enfermedades consideradas catastróficas por su alto costo, pero que el presidente López Obrador decidió eliminar

Para usar el dinero, el gobierno morenista sustituyó dicho Fideicomiso por el Fondo Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi) y cambió las reglas de operación que le permitió tomar el dinero sin los candados establecidos en el Seguro Popular que obligaba a usar el dinero únicamente para financiar enfermedades catastróficas, infraestructura hospitalaria y distribuir recursos en los sistemas de salud estatales. 

El principal cambio consistió en que el Fonsabi podía ser usado para comprar y distribuir medicamentos y, sobre todo, se estableció un mecanismo de reintegro de recursos a la Tesorería de la Federación en la Ley General de Salud:  

“Cuando el Fondo acumule recursos en un monto superior a dos veces la suma aprobada en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2020 como aportaciones al Fideicomiso del Fondo de Salud para el Bienestar, el remanente podrá destinarse a fortalecer acciones en materia de salud a través del reintegro de recursos correspondiente a la Tesorería de la Federación”. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

Regresa Insabi 50% de recursos a Hacienda

En su segundo informe de labores, el Insabi reconoció haber gastado 106 mil 515 millones de pesos del Fonsabi, pero 50% de ello –53 mil millones de pesos– los regresó a Hacienda, como establecía dicha modificación a ley de Salud. 

Mientras que “el 30.98% correspondió al reintegro efectuado a la Tesorería de la Federación conforme al Artículo Décimo Quinto Transitorio de la Ley de Ingresos para el Ejercicio fiscal 2021”, otra de las nuevas reglas de administración de estos recursos que equivalen a 33 mil millones de pesos.

Esto significó una simulación de recursos en salud, toda vez que el dinero no se aplicó sino que se regresó a la Tesorería y por lo cual se perdió el rastro; es decir, no hay registro de cómo se gastaron dichos recursos

En contraste, sólo el 7.35% del gasto de 2021 se destinó a la subcuenta del Fondo denominada Atención de Enfermedades que Provocan Gastos Catastróficos, es decir, 7 mil millones de pesos que fueron utilizados “para la adquisición y entrega en especie a los Prestadores de Servicios, de los medicamentos y demás insumos asociados que se requirieron para la atención de las enfermedades que provocan Gastos Catastróficos, financiadas con recursos del Fideicomiso”. 

Otro 3% de los recursos, equivalente a 3 mil 200 millones de pesos, fue transferido a los Servicios de Salud de los estados para el fortalecimiento de la infraestructura física en materia de salud. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

No te pierdas: Megafarmacia del Bienestar ha entregado 8.5% de medicamentos solicitados por pacientes del IMSS, IMSS Bienestar e ISSSTE

Mientras que en 2020 hubo gastos por 63.7 mil millones de pesos del Fonsabi, de los cuales el 14.7% (9.4 mil millones de pesos) fue para atender enfermedades de alto costo e infraestructura; el 51% (32.5 mmdp) correspondió a la obligación de la Ley General de Salud de 2019 de traspasar 40 mil millones de pesos al Insabi para gasto corriente, y el 34.2% (21 mil millones de pesos) a la obligación de traspasarlo a la Tesofe. 

Antes, con el Seguro Popular, el Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud, creado en 2004 a la par del Seguro Popular, era usado para: atender 66 intervenciones o enfermedades de alto costo o que provocan gastos catastróficos; impulsar el financiamiento de infraestructura en entidades federativas con mayor marginación social, y cubrir imprevistos en la demanda de servicios de salud.

Por eso el Fideicomiso recibía cada año por lo menos el 11% del total de los recursos destinados al Seguro Popular, que, a su vez se dividía en dos subcuentas: el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, que recibía el 8% de los recursos del Seguro Popular, y el Fondo de Previsión Presupuestal, que recibía el 2% para gasto en infraestructura y 1% para imprevistos.

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Imagen BBC
¿Conoces el síndrome de desconexión cognitiva? Te contamos la razón de por qué te cuesta concentrarte
4 minutos de lectura

El CDS fue descrito por primera vez en las décadas de 1960 y 1970, pero ¿por qué se considera un síndrome y no simplemente un rasgo peculiar de la personalidad?

14 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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¿Notas que sueñas mucho despierto? ¿Te sientes lento a menudo y tiendes a desconectarte fácilmente cuando realizas una tarea? Es posible que tengas síndrome de desvinculación cognitiva o CDS, por sus siglas en inglés.

El CDS fue descrito por primera vez por psicólogos en las décadas de 1960 y 1970, cuando notaron que algunas personas mostraban estos rasgos de manera más persistente que otras.

Pero ¿por qué se considera un síndrome y no simplemente un rasgo peculiar de la personalidad?

La distinción radica en el efecto. Para las personas con CDS, su comportamiento interfiere significativamente en su vida diaria, su rendimiento académico y sus interacciones sociales.

Si bien todo el mundo sueña despierto de vez en cuando, a las personas con CDS les resulta difícil concentrarse en las tareas durante períodos prolongados. No se trata sólo de falta de atención o pereza, el CDS es un patrón persistente que puede alterar la capacidad de una persona para tener éxito en diversas áreas de la vida.

A diferencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), que incluye hiperactividad e impulsividad, el CDS se caracteriza por su “ritmo cognitivo lento”, un nombre con el que anteriormente se conocía la afección.

El síndrome no está reconocido como un “trastorno de atención” distinto en el “Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales”, la clasificación estándar de trastornos mentales utilizada por los profesionales en Estados Unidos.

Sin embargo, un creciente número de investigaciones muestra que merece más atención y debe considerarse por separado del TDAH.

Una forma de distinguirlos es que, si una persona tiene TDAH, puede concentrarse en algo, pero probablemente se distraiga y cambie su atención a otra cosa. Si una persona tiene CDS, en primer lugar no puede concentrarse.

¿Cómo identificamos el CDS?

El diagnóstico es complicado porque no existen criterios oficiales. Sin embargo, algunos psicólogos utilizan una combinación de cuestionarios y observaciones de comportamiento para evaluar síntomas como ensoñaciones frecuentes, niebla mental y velocidad de procesamiento lenta.

Los padres y maestros observan con frecuencia este comportamiento en niños que parecen “estar en otra parte” o que tardan más en responder preguntas y completar tareas.

Niña
Getty Images
Aquellos con CDS procesan más lentamente la información

Una velocidad de procesamiento lenta significa que las personas tardan más en asimilar la información, darle sentido y responder.

Por ejemplo, en la escuela, un estudiante con una velocidad de procesamiento lenta puede tardar más en responder una pregunta o completar una tarea porque necesita más tiempo para comprender el material y pensar en su respuesta.

Esto no se debe a falta de inteligencia o esfuerzo: su cerebro simplemente procesa la información a un ritmo más lento.

El apoyo y el tratamiento para el CDS aún están evolucionando. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se usa comúnmente para ayudar a las personas a desarrollar mejores formas de afrontar la situación y mejorar su concentración.

Algunos investigadores están explorando el uso de fármacos estimulantes, similares a los utilizados para el TDAH, pero la evidencia aún no es concluyente.

También se recomiendan cambios en el estilo de vida, como tener una rutina de sueño más estable e incorporar el ejercicio regular, para ayudar a controlar los síntomas.

Falta de conciencia

Una de las mayores dificultades es la falta de conciencia. Muchas personas, incluidos algunos profesionales de la salud, pueden descartar el CDS como mera pereza o falta de esfuerzo.

Este estigma puede impedir que las personas busquen ayuda y reciban el apoyo que necesitan.

Mujer durmiendo
Getty Images
Cambios en el estilo de vida, como mantener una rutina de sueño más estable, pueden ser de gran ayuda.

A pesar de la falta de reconocimiento oficial, se estima que el CDS puede afectar a una parte importante de la población.

Los estudios sugieren que podría ser tan común como el TDAH, que afecta alrededor del 5% al 7% de los niños. Esto indica que un número sustancial de personas podrían estar lidiando con los síntomas del CDS sin siquiera saberlo.

Comprender el CDS es fundamental porque puede ayudar a los afectados a obtener el apoyo que necesitan.

Al reconocer que el comportamiento CDS no son sólo caprichos –o un intento de demostrar que eres demasiado genial para que te importe– sino indicadores potenciales de un problema más amplio, podemos ayudar mejor a las personas a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.

*Sofia Barbosa Boucas es profesora de psicología, Brunel University London.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic para leer la versión original.

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