Patricia es una mujer trans de 61 años, y asegura que la “Navitrans” es el primer evento de su tipo al que ha asistido.
Afuera de Metro Revolución, en la Ciudad de México, ella se rodea de otras mujeres trans, miembros de la comunidad LGBTI+, trabajadoras sexuales y personas en situación de calle que acudieron a la posada convocada por la organización LLECA.
Es el cuarto año que se han juntado en la colonia Tabacalera para pasar la Nochebuena acompañados, con música, piñatas, ponche y comida.
Todas, todos, todes están invitades, reciben un plato caliente de la comida hecha en el comedor de LLECA y pueden elegir prendas de entre las donaciones de ropa.
“Somos mujeres adultas mayores que fuimos muy violentadas en ese tiempo, ya sabes, las más olvidadas”, comparte Patricia. “Ahora, estamos reuniéndonos para festejar la Navidad, porque ya estamos solas todas”.
Victoria Sámano, directora de LLECA, asegura que ver a todas las personas reunidas nuevamente para la cuarta edición de la “Navitrans” le emociona.
“Hay algunas personas que han venido desde aquel entonces [el primer año] y que no tienen con quien pasarla, y se han animado a festejar con nosotras esta fecha tan importante”, expresa.
La “Navitrans” surgió como una propuesta para celebrar la Navidad entre personas de la comunidad LGBT+ en situación de calle, pero también incluye a poblaciones migrantes, trabajadoras sexuales y personas sin hogar.
Cuatro años después, hay grandes cacerolas con puré de papa, ensalada de manzana, pavo, espagueti y ponche; así como piñatas con los colores de las banderas trans y no binarie. Infancias que llegaron desde los puestos donde venden churros y cigarros gritan emocionados y cantan para romper la piñata, reciben un aguinaldo de dulces y sonríen.
“Decidimos hacer esto porque seguimos siendo rechazadas por nuestras familias, y muchas de ellas no tienen con quien pasarla en esta fecha que es importante para todo el mundo”, añade Sámano.
Además de la población LGBT+ en situación de calle, a la “Navitrans” llegan otras personas que no tienen dónde pasar la Navidad, y que han creado comunidad con LLECA.
Flor, trabajadora sexual de la Tabacalera, ha asistido a la Navitrans desde el primer año, porque dice: “Para las putas no hay Navidad”.
“Usted siente el espíritu de la Navidad, y muchas personas conocen lo que es un árbol de Navidad, un nacimiento. Pero dígame, aquí, ¿dónde hay un árbol de Navidad? No hay nada”, dice. “Pero esto [la Navitrans] es como una luz en medio de la oscuridad”.
Por eso, para ella tener un espacio para compartir con otras personas que perdieron a su familia por dedicarse al trabajo sexual o por pertenecer a la comunidad LGBT+, es algo “bendecido”.
Aquí, en la Navitrans, no hay discriminación, y a nadie se le niega un plato de comida, un abrazo, una sonrisa.
El origen de los incendios es desconocido y está bajo investigación, informaron las autoridades del condado. Miles de personas han sido evacuadas y hay al menos 5 fallecidos.
Cientos de bomberos intentaban este miércoles contener los grandes incendios que avanzaban sin control en diferentes áreas del condado de Los Ángeles, menos de 24 horas después de que se registraran las primeras llamas en la zona residencial de Pacific Palisades, que quedó arrasada.
Los vientos de Santa Ana, que soplaban con fuerza desde primera hora del martes, y la extrema sequedad del ambiente dificultaron las tareas de los bomberos.
La emergencia, que cambia a cada momento, dejó ya al menos 5 muertos, numerosos heridos y centenares de construcciones destruidas.
En la noche del miércoles, un nuevo incendio había comenzado en las colinas de Hollywood, cerca del icónico cartel, lo que llevó a nuevas órdenes de evacuación.
El Teatro Dolby, donde se lleva a cabo cada año la ceremonia de los Oscar, se encontraba en la zona de evacuación, al igual que el anfiteatro al aire libre Hollywood Bowl y el Paseo de la Fama de Hollywood.
Este incendio también estaba afectando a Runyon Canyon, un área popular entre excursionistas y entusiastas del aire libre.
“Por favor, prioricen su seguridad y el bienestar de quienes les rodean”, pidió a los ciudadanos el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, en una rueda de prensa este miércoles.
“Los fuertes vientos y la baja humedad hacen que todos los residentes del condado estén en peligro”, dijo
Decenas de miles de personas han sido obligadas a evacuar en todo el condado de Los Ángeles en las últimas horas y más de mil estructuras, entre viviendas y otros edificios, han sido devoradas por las llamas.
“El origen de los fuegos es desconocido y está bajo investigación”, subrayó Marrone.
En la noche de este miércoles había cerca de 300 mil hogares sin electricidad en el sur de California por el daño causado por el fuego y los vientos, que habían bajado de intensidad con respecto al martes.
Los incendios en curso están llevando la capacidad de los servicios de emergencia al límite,
A los bomberos de la ciudad se les han sumado otros de los condados vecinos, y las autoridades de California han pedido ayuda más allá del estado. Nevada, Oregón y Washington ya han respondido al llamado.
En algunos lugares los bomberos se han quedado sin agua por la alta demanda para apagar los fuegos.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, se defendió este miércoles de las críticas por estar de viaje en África cuando empezaron los incendios.
“Estuve hablando por teléfono casi cada hora del vuelo”, dijo Bass.
La alcaldesa también enfrentó críticas por los informes que señalan que recortó más de US$17 millones del presupuesto del departamento de bomberos el verano pasado.
En el oeste de Los Ángeles, además de la enorme destrucción que ha sufrido la zona de Pacific Palisades, la vecina Malibú ha visto como cientos de casas frente al océano han sido destruidas por el fuego, así como numerosas tiendas y restaurantes.
En la tarde del miércoles también se emitieron órdenes de evacuación para algunas zonas de Santa Mónica, al sur de Pacific Palisades, una de las zonas más populares para los locales y los turistas.
Las primeras llamas de esta oleada de incendios sin precedentes se registraron en la mañana del martes en Pacific Palisades, un área residencial de familias de clase alta y salpicada de mansiones en el oeste de Los Ángeles, y en pocas horas ya se había quemado cientos de hectáreas.
Este fuego ya es considerado el más destructivo de la historia de Los Ángeles por la gran cantidad de contrucciones afectadas.
“Parece un infierno”, le dijo a Los Angeles Times Lori Libonati, uno de los miles de residentes obligados a evacuar el barrio, antes de tener que abandonar la zona.
A última hora de la tarde del martes, a unos 40 kilómetros hacia el interior, otro fuego se inició en Altadena, un municipio del norte de Los Ángeles. Las autoridades se están refiriendo a ese incendio como Eaton.
En las siguientes horas se les sumó otro incendio al norte de Palisades, al que nombraron Woodley, y un cuarto en esa misma dirección, cerca del municipio de Santa Clarita, bautizado como Hurst.
Y en la noche de este miércoles se desató el incendio en las colinas de Hollywood, que hace temer que se vean afectados algunos de los lugares más icónicos de Los Ángeles.
El proceso de evacuación en Pacific Palisades, barrio en el que viven numerosas celebridades, empezó siendo caótico, debido a las características de la zona residencial, sin suficientes rutas de acceso.
La principal vía de entrada y salida se vio colapsada, entre vecinos que huían por miedo a ser alcanzados por las llamas y bomberos que querían acceder a ella.
Y las autoridades tuvieron que usar maquinaria pesada para retirar los vehículos que bloqueban el acceso a los camiones cisterna.
“A las 10:45 de la mañana observaba unas llamas en las montañas de Santa Mónica y, en una hora, Sunset Boulevard estaba paralizado. Dos horas después, hubo un ataque de pánico masivo, con todos los vecinos tratando de evacuar a la vez”, cuenta la periodista de la BBC Lucy Sheriff, quien vive en el área.
“Vi a un padre con su hija de 10 años, con el uniforme escolar, corriendo por la calle para tratar de ponerse a salvo y escuché una mujer mayor pidiendo ayuda para subir al auto y marcharse, pero nadie quiso o pudo ayudarla”, prosigue.
“Nunca recibí un mensaje para la evacuación ni una alerta de incendio, tampoco mi pareja. Me enteré por los vecinos, y el proceso de evacuación fue extremadamente frenético”.
Se evacuaron escuelas y centros de salud, y se habilitaron albergues para recibir a los desalojados.
Los incendios se registran apenas dos semanas después de que otro, al que llamaron Franklin, consumiera cientos de hectáreas durante nueve días en la Malibú.
Los meteorólogos han advertido que estas son las peores condiciones para un incendio en más de una década no solo en Los Ángeles, sino en todo el sur de California.
“Son los vientos más destructivos que hemos visto en décadas”, le dijo a la BBC Ariel Cohen, meteorólogo a cargo del Servicio Meteorológico Nacional en Los Ángeles.
“Estamos hablando de vientos de entre 128 y 160 km/h, que han ayudado a que el fuego se propague”, subrayó.
“El escenario es catastrófico”.
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