
Con juegos de lotería, rifas, donaciones e incluso muñecas Barbie, las madres buscadoras de personas desaparecidas en México luchan para obtener recursos económicos y financiar sus recorridos ante la falta de apoyo de las autoridades.
En México hay 111 mil 432 personas desaparecidas y no localizadas, de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, al 19 de mayo de 2023
De enero a mayo de este año se registraron 3 mil 900 personas desaparecidas y no localizadas y se estima que en promedio desaparecen 27 personas todos los días en México, es decir, poco más de una cada hora.
Ante ese panorama se han creado grupos de familias, principalmente mujeres, que salen a buscar a las calles, a las montañas, en ríos, terrenos baldíos y en entierros clandestinos a sus desaparecidos; sin embargo, aunque la Ley General en Materia de Desaparición obliga a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) a realizar esta labor, son ellas quienes se organizan y con recursos propios realizan las búsquedas.

“Siempre estamos batallando por falta de recursos, pero no podemos dejar de buscar. Las autoridades le han fallado, primero que nada, a los desaparecidos y luego a las madres. Nosotros publicamos nuestro número de cuenta en las redes para quien nos quiera hacer donaciones, también hacemos rifas, boteos y entre las compañeras andamos buscando el apoyo, hay muchas personas sensibles con nuestra causa y gracias a sus donaciones podemos seguir adelante. Te puedo decir que hay muchas personas que son más sensibles que las propias autoridades”, dijo a Animal Político Cecilia Flores, líder de las madres buscadoras de Sonora.
En días recientes el colectivo 10 de marzo A.C. en Tamaulipas, aprovechó el estreno de la película de Barbie para crear a una muñeca que representara a las madres buscadoras. Aunque algunos colectivos se manifestaron en contra de la propuesta, la agrupación consideró que es una manera de visibilizarse y de solicitar el apoyo para poder seguir con las búsquedas.
“Se me vino a la mente vestir a una de las muñecas que mi hija ya no usa así como nosotras vamos a campo, el tema creció mucho y aunque algunos colectivos no están de acuerdo, el 95% con los que hemos hablado están a favor e incluso se quieren sumar para que cuando recibamos una donación, podamos regalar estas muñecas como una forma de retribución a su apoyo”, explica Delia Quiroga, líder de la agrupación de Reynosa, Tamaulipas.
La muñeca lleva una playera blanca con la foto de una persona desaparecida, un pantalón y una gorra; las protecciones contra el sol en el cuello y brazos y un listón blanco en el brazo por la tregua de paz solicitada a los grupos del crimen organizado.

Aunque la imagen de la Barbie buscadora se hizo viral, no es la única forma en la que consiguen recursos. Quiroga explica que la mayoría de los colectivos organizan ventas y rifas para poder financiarse, además de que buscan donaciones, sin embargo, menciona que esto se les complicó durante el gobierno actual con las nuevas legislaciones para las asociaciones civiles y donatarias, por lo que, en su caso, hasta enero de este año lograron regularizar su situación.
“Nosotros hacemos bingos, juegos de lotería, rifas, vendemos postres y desde enero ya podemos hacer campañas de donativos porque todo requiere permisos de Hacienda. Nosotros nos constituimos el 16 de mayo del 2016 pero tuvimos que cambiar el acta constitutiva por toda la nueva reglamentación y aunque tenemos una política de libros abiertos, sabemos que ponerse al día es un obstáculo para todos los colectivos porque implica invertir recursos que no tenemos o que mejor los dedicamos a las búsquedas”, dijo.

Para hacerse de recursos, también hay colectivos que tocan las puertas de empresas locales, fábricas, maquilas y restaurantes y los que utilizan sus redes sociales para vender productos o solicitar donaciones en especie.
“Definitivamente falta apoyo de las autoridades. Ahorita estamos batallando más que en otros tiempos, por eso estamos dándole difusión a las actividades que hacemos para no depender del gobierno porque es bien desgastante, se ponen en un plan como si fuera necesario rogarles, nos hacen sentir humilladas, es como si el dinero fuera a salir de la bolsa del servidor público que nos está atendiendo y eso no se vale”, dijo a Animal Político Delia Quiroga.

Otro de los problemas que enfrentan, explica Cecilia Flores, madre buscadora de Sonora, es la precariedad familiar, pues al dedicar tiempo al rastreo de personas desaparecidas, no pueden tener un empleo fijo, por lo que la mayoría de las integrantes de los colectivos se dedican a las ventas, limpieza de casas, cuidado de niños o tienen empleos informales.
“En el colectivo todos trabajamos, yo, por ejemplo, vendo Mary Kay, ropa interior de hombre y de mujer, y así estamos todos porque tenemos a nuestras familias y necesitamos también mantenernos y tener dinero para las búsquedas. Es complicado tener un trabajo fijo porque a veces nos llegan las llamadas anónimas y en ese momento lo que quieres es salir corriendo para ver si se trata de tu familiar, en esa situación, en cualquier trabajo fijo nos correrían”, explica Flores.

Aunque no hay un registro oficial de colectivos dedicados a la búsqueda de personas en el país, en 2021 Karla Quintana Osuna, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) dijo que se tenían identificados alrededor de 120.
Por otro lado, el Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en México menciona más de 100 grupos y colectivos que buscan en diferentes entidades, donde crearon redes y brigadas. Las principales integrantes de las agrupaciones son las madres, hermanas y esposas.
Para realizar una búsqueda no solo basta con que los colectivos reciban una llamada o mensaje, muchas veces anónimo, con una ubicación. Los colectivos deben planear una ruta segura, avisar a las autoridades para que asignen personal que las acompañen y además hacer un presupuesto.

“Se toman en cuenta gastos para gasolina, hospedajes alimentos, agua y dejamos unos 2 mil pesos para inconvenientes porque las camionetas que manda la Fiscalía siempre se ponchan o luego falla la batería y pues nosotros la compramos para poder seguir adelante”, explica Delia Quiroga, del colectivo 10 de marzo A.C. en Reynosa, Tamaulipas.
Entre los gastos que contemplan están sillas, alguna mesa, una carpa y hasta carbón pues en ocasiones deben calentar su comida en el monte y en todo eso incluyen a los policías que las acompañan, pues, menciona, que las autoridades los mandan sin alimentos, recursos e incluso a veces sin equipo, por lo que tienen que comprarlo en el camino.
“Nosotros estamos únicamente con nuestros recursos y por ejemplo, hacemos cuentas y si una búsqueda nos sale en 20 mil pesos y si somos 300 dividimos el costo entre todas y ya cada quien aporta y luego se decide quién puede ir y vamos”, explica Quiroga.

Una situación similar ocurre en Sonora, de acuerdo con Cecilia Flores, a los gastos mencionados se le agregan otros para el traslado de quienes están a una mayor distancia, por eso, explica, intentan que las personas que estén cerca de la zona de búsqueda sean las que acudan a dar acompañamiento.
A todo esto se suma el clima de inseguridad, pues de 2021 a mayo de 2023, al menos siete personas han sido asesinadas en el país mientras buscaban a sus familiares, el último caso fue el de la madre buscadora Teresa Magueyal, atacada a balazos en las calles de Celaya.
Y desde el lunes 17 de julio fue reportada como desaparecida Catalina Vargas, del Colectivo Unidos por los Desaparecidos de León, Guanajuato. La mujer de 60 años busca a su hijo Luis Antonio Rodríguez Vargas, desde el 1 de enero del 2020.
Datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, al 19 de mayo de 2023 mencionan que en México hay 111 mil 432 personas desaparecidas y no localizadas. Tan solo en los primeros cuatro meses del año se registraron 3 mil 926 personas en esta condición.
Las entidades con más personas desaparecidas son:
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene la cifra más alta de desaparecidos en los últimos sexenios, pues hasta mayo se contabilizaron 42 mil 29 personas; mientras que con Felipe Calderón entre 2006 y 2012 hubo 26 mil 121 y con Enrique Peña Nieto 34 mil personas.
Desde 1962 a la fecha han desaparecido 27 mil 386 mujeres, que representan el 24.5% del total de registros de la Comisión Nacional de Búsqueda, pero en el último año tres de cada diez víctimas fueron mujeres, es decir, 3 mil 93. Asimismo, las edades con más casos de desaparición van de los 15 a los 19 años.
Respecto de las fosas, en lo que va del actual sexenio han sido localizadas 2 mil 710, de acuerdo con el Mapa de Hallazgos de la Comisión Nacional de Búsqueda.

Dos meses después de que Israel y Hamás acordaran la primera fase de un cese del fuego en Gaza patrocinado por Estados Unidos, el progreso hacia una segunda fase sigue estancado.
Israel y Hamás acordaron en octubre pasado una primera fase de un cese el fuego, apoyado por Estados Unidos, que dio esperanzas de un posible camino para terminar con la disputa armada en el territorio.
Dos meses después, Gaza permanece estancada en la primera fase. Está dividida en dos partes y con su población desplazada y viviendo entre ruinas.
Bajo la segunda fase del cese el fuego propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, tanto Israel como Hamás enfrentan difíciles decisiones.
Hamás necesita entregar sus armas e Israel debe retirar sus tropas en Gaza y transferir las responsabilidades de la seguridad a una fuerza internacional.
La formación de un gobierno para administrar Gaza es otro desafío por resolver, así como la búsqueda por parte de Israel del último rehén que queda por entregar, Ran Gvili.
Gvili, un agente de policía de Israel, fue secuestrado por Hamás durante el ataque del 7 de octubre de 2023. Hamás ha dicho que la búsqueda entre los escombros de Gaza no ha dado ningún resultado sobre su paradero.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha insistido que Hamás debe regresar a todos los rehenes -vivos o muertos- antes de que el acuerdo pueda seguir a su siguiente fase.
A los padres de Gvili, Talik e Itzik, se les dijo el año pasado que el agente no había sobrevivido.
“Ellos se robaron a nuestro hijo, ellos se lo robaron”, señala su madre a la BBC. “Ellos saben dónde está. Ellos solo están tratando de esconderlo o quedárselo. Están jugando con nosotros”, anota el padre.
La pareja cree que Hamás quiere mantener a su hijo como garantía para futuras negociaciones, tras el regreso de todos los demás rehenes.
Por su parte, funcionarios de Hamás le dijeron a la BBC que esas acusaciones son falsas y que Israel estaba tratando de evitar implementar el acuerdo.
Pero EE.UU. quiere avanzar hacia la segunda fase del cese el fuego, de acuerdo a los diarios Haaretz y The Times de Israel.
En una entrevista con la BBC, Gershon Baskin, un exnegociador israelí en casos de rehenes -particularmente en el acuerdo en 2011 por el soldado Gilad Shalit-, señala que Israel “no tiene muchas opciones” para posponer la segunda fase del acuerdo sobre Gaza.
Baskin dice que Trump ha sido “muy claro con su decisión” y le dirá a Netanyahu que “no hay espacio para la procrastinación”.
El exnegociador, quien ha tenido un rol importante en la comunicación entre Israel y Hamás, añade que el tema del cuerpo del rehén que no ha sido entregado “no es suficiente razón” para demorar el inicio de una segunda instancia en el acuerdo.
El desarme de Hamás de un modo que resulte aceptable para ambos bandos es de lejos la barrera más grande para avanzar el cese el fuego hacia su siguiente fase.
Turquía ha pedido insistentemente ser parte de la Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés), que será la encargada de desarmar al grupo islamista, de acuerdo al medio israelí Hayom.
Netanyahu ha sido claro en su intención de evitar que esto pase y cuenta con el apoyo de EE.UU., señala el medio.
Hasta el momento, ningún país ha anunciado formalmente que se unirá a las ISF.
De acuerdo a Baskin, Hamás tal vez aceptará “guardar sus armas” y posiblemente entregarlas a un gobierno palestino o a un tercer actor, pero no a Israel o EE.UU.
Y añade que EE.UU. sabe que el desarme de Hamás está vinculado al repliegue total de Israel en Gaza y que esto será difícil de lograr mientras las fuerzas israelíes permanezcan dentro de la Franja.
En este momento, Israel controla cerca del 53% de la Franja de Gaza.
Bajo la primera fase del acuerdo del cese el fuego, Israel aceptó un retiro parcial de tropas en el norte, sur y este de Gaza. El límite fijado se conoció como la “línea amarilla”
La segunda fase requiere un acuerdo mutuo de un nuevo repliegue del ejército israelí, mecanismos de desarme, reconstrucción y arreglos para un monitoreo internacional.
Estos temas son considerados sensibles, porque afectan directamente la seguridad de las localidades israelíes en la frontera con Gaza y el futuro de la presencia israelí en lo que se conoce como el Corredor de Filadelfia, un pedazo de tierra frente la frontera de Gaza con Egipto, que incluye el paso de Rafah.
Para el general Israel Ziv, un exmilitar israelí experto en operaciones, tanto Hamás como Israel están dudando en apresurar el avance hacia la segunda fase.
“Hamás no quiere perder el control y el lado israelí por razones políticas también quiere quedarse en Gaza”, dijo Ziv a la BBC.
De acuerdo con el militar, Trump es la única persona que puede forzar a ambos bandos, pero el tiempo se está agotando.
“Por estar esperando, creo que hemos perdido la oportunidad, porque Hamás se está reorganizando y está retomando fuerza”, añade.
Cómo formar el órgano administrativo de transición que gobernará Gaza en la siguiente fase es otro gran obstáculo.
Aunque el plan propuesto exige la formación de un gobierno tecnocrático palestino independiente, separado tanto de Hamás como de la Autoridad Palestina (AP), Israel sospecha que la participación de representantes de ambos grupos será inevitable.
Al gobierno israelí le preocupa que esto pueda habilitar a Hamás a conservar su influencia en las nuevas instituciones de gobierno, o provoque el regreso de la AP a Gaza.
Anteriormente, la AP ejercía un control limitado sobre partes de Gaza y Cisjordania, pero desde que Hamás tomó el control de Gaza, en 2007, solo ha gobernado partes de la Cisjordania ocupada por Israel.
El gobierno de Netanyahu rechaza cualquier participación de la AP o de Hamás y, en su lugar, exige una “entidad palestina neutral” para gobernar el territorio.
Al gobierno israelí también le preocupa que la segunda fase pueda significar “el comienzo real del establecimiento de un Estado palestino junto a Israel”, según Baskin.
Se espera que estos temas clave se traten en una reunión entre Netanyahu y Trump en Florida a finales de este mes.
El presidente estadounidense, quien negoció el alto el fuego en Gaza, tiene previsto anunciar la composición de la recién creada Junta de Paz para Gaza a principios del próximo año.
En su reunión con Trump, se espera que Netanyahu impulse el desarme de Hamás, bloquee su participación en cualquier futura administración de Gaza, asegure el despliegue del ejército israelí en la denominada zona de amortiguación e impida el despliegue de fuerzas turcas en la Franja, según detallan medios israelíes.
Trump, por otro lado, podría presionar a Netanyahu para que “ponga fin a las violaciones israelíes del acuerdo de alto el fuego”, apunta Baskin.
Y agrega: “Israel ha roto el alto el fuego más que Hamás”.
Desde el acuerdo del 10 de octubre, casi 400 palestinos han muerto y más de 1.000 han resultado heridos en Gaza, según cifras del Ministerio de Salud, dirigido por Hamás.
El número de muertos en Gaza desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023 asciende a 70.665 personas, según el organismo.
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