
Una iniciativa que generó expectativa de la actual administración en la agenda de derechos humanos fue la de retomar el esfuerzo por avanzar en el reconocimiento de lo ocurrido en México durante la llamada “Guerra Sucia”, cuando —sobre todo a finales de los años sesenta y durante la década de los setenta— el Estado mexicano adoptó una política deliberadamente represiva en contra de disidentes políticos que generó graves violaciones a derechos humanos y delitos de lesa humanidad, impunes e irresueltos hasta hoy.
Luego de que fracasara el intento de procesar institucionalmente este pasado durante el foxismo, del posterior abandono de esta agenda en el calderonismo y con los retrocesos en acceso a la información pública del periodo peñanietista, era de esperar que la actual administración retomara los pendientes, máxime por ser directamente heredera de estas luchas del pasado.
En términos de justicia, la expectativa era nula por el paso del tiempo y por la disfuncionalidad de la Fiscalía General de la República, acrecentada en esta administración. Lo cierto es que, en términos de verdad, los testimonios de sobrevivientes y familiares, la academia, el periodismo y los espacios culturales avanzaron en reconstruir tramos relevantes de lo ocurrido en el periodo.
Pero, en términos de reconocimiento oficial para la construcción de garantías de no repetición, había una expectativa alta: nunca hemos tenido en México, por ejemplo, un acto de Estado en que el Ejército reconozca lo que hizo en este periodo y pida disculpas a las víctimas y la sociedad; nunca hemos tenido una aceptación pública, del más alto nivel, que asuma cabalmente en un acto formal que el Estado desapareció y ejecutó disidentes políticos en esos años.
El esfuerzo comenzó con la creación de una Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990. El diseño de este mecanismo, abigarrado y deficiente, con pocos recursos, falta de capacidades e independencia, no auguraba un resultado positivo. Pero en el seno de esta Comisión, se albergó un Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (MEH) que hasta el día de hoy es lo más rescatable de este esfuerzo.
Conformado por personas de reconocida trayectoria —Abel Barrera, Eugenia Allier, Carlos Pérez Ricart y David Fernández—, este Mecanismo tiene la tarea de avanzar en generar una explicación sobre lo ocurrido en el periodo que pueda ser un piso común para las víctimas y sus familiares, las autoridades y la sociedad. Con esa misión, el MEH ha sostenido diversos “Diálogos por la Verdad” que constituyen un relevante ejercicio de escucha.
Sabedores de que la perfección en el diseño de estas instancias sólo existe en la abstracción, reconociendo la trayectoria de las y los integrantes del Mecanismo y, sobre todo, escuchando a víctimas y familiares que han visto en este esfuerzo una de las últimas posibilidades de avanzar el tema, organizaciones como el Centro Prodh hemos reivindicado la relevancia de este empeño. En el peor de los casos, si el esclarecimiento no avanza por obstáculos como el actual empoderamiento militar, la labor del Mecanismo y la solvencia de sus integrantes servirá para documentar el olvido de esta administración respecto de su deuda con ese pasado.
En esencia, eso es lo que ha comenzado a ocurrir con las muy valiosas publicaciones recientes del Mecanismo. Se trata de tres entregas tituladas: “Informe técnico sobre el archivo DFS – DGISEN – CISEN en AGN”, “Ampliación de evidencias sobre el archivo DFS-DGISEN-CISEN en AGN” y “Segunda Ampliación de Evidencias sobre la transferencia de documentación del CNI al AGN”.
En estos documentos, que realizan importantes aportes para entender los archivos del periodo, se denuncia que: “A 22 meses de su creación, el MEH no ha tenido acceso a la totalidad de los archivos del extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), hoy conocido como Centro Nacional de Inteligencia (CNI); material crucial para la investigación de las violaciones cometidas en este periodo”.
El pasado miércoles 11 de octubre una nueva publicación del MEH, titulada “Las formas del silencio”, volvió a poner de relieve la obstaculización constante y permanente de la Secretaría de l Defensa Nacional (Sedena) a los esfuerzos por conocer la verdad; el MEH ha tenido que llegar al extremo de retirar a sus investigadores de los archivos por la continuidad de la obstaculización militar.
Lamentablemente, en una muestra más del actual poderío militar, al día siguiente de condecorar al extitular de la Defensa Nacional —cayendo en el juego de los generales, que le crearon una condecoración a modo a su exmando—, el presidente de la República minimizó y trivializó las bien fundadas denuncias de los investigadores, arremetiendo también contra periodistas, funcionarios y organizaciones civiles. Aseguró que los integrantes del Mecanismo desinforman porque el Ejército ya entregó todo, y minimizó las denuncias.
Familiares de víctimas del periodo, quienes con su enorme dignidad han mantenido durante décadas la exigencia de justicia y verdad, no se han quedado —nunca lo han hecho— con los brazos cruzados frente a reticencias, como la denunciada por el MEH.
Es el caso de Alicia de los Ríos, quien lucha porque se esclarezca el paradero de su madre, desparecida en 1978 durante la llamada “Guerra Sucia”. Luego de que el MEH publicara sus reportes, Alicia —acompañada por el Centro Prodh y Artículo 19— promovió un juicio de amparo, con el objetivo de que se localicen y transfieran archivos perdidos, sustraídos, faltantes o que nunca fueron entregados al Archivo General de la Nación.
El 8 de septiembre el juicio de amparo fue admitido por el Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México. Gracias a una resolución del Vigésimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, el pasado 21 de septiembre el Juzgado Octavo tuvo que conceder la suspensión definitiva en el juicio.
Estas resoluciones reconocen que familiares como Alicia de los Ríos Merino tienen derecho a exigir que se revisen estos documentos. Asimismo, el Poder Judicial advirtió que las autoridades del Centro Nacional de Inteligencia no desvirtuaron con pruebas las irregularidades documentadas por el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico, sino que solamente se han limitado a negarlas. Finalmente, el Poder Judicial ordenó que, mientras se encuentre en curso el juicio de amparo, las autoridades del Centro Nacional de Inteligencia deben abstenerse de destruir, depurar, eliminar, esconder u ocultar los documentos históricos a los que se refiere el MEH en sus informes.
Los valiosos esfuerzos del MEH y la digna determinación de Alicia, y de tantos otros y otras en México, muestran que las demandas de justicia y verdad seguirán, incluso si en esta administración se olvidan las deudas con el pasado irresuelto en aras de preservar alianzas impresentables con el Poder Militar.

El líder de la operación asegura que su organización está construyendo infraestructura en Venezuela para extraer a personas del país en caso de que comience una guerra con Estados Unidos.
La operación de rescate para sacar de Venezuela a la líder opositora y premio Nobel María Corina Machado incluyó disfraces, dos barcos en mares agitados y un vuelo, según ha contado a la BBC el hombre que dice haberla dirigido.
Bautizada como “Operación Dinamita Dorada”, el peligroso viaje fue frío, húmedo y largo, pero la “formidable” Machado no se quejó ni una sola vez, según Bryan Stern, fundador de la Grey Bull Rescue Foundation.
“El mar está muy agitado. Está completamente oscuro. Usamos linternas para comunicarnos. Da mucho miedo, pueden salir mal muchas cosas”.
A pesar de los riesgos, todo salió bien. Machado llegó sana y salva a Oslo, Noruega, para recoger su Premio Nobel de la Paz justo antes de la medianoche del miércoles.
Tras haber vivido escondida en su propio país desde las controvertidas elecciones del año pasado en Venezuela, Machado no había aparecido en público desde enero. Sus hijos adultos, a quienes no había visto en dos años, estaban en Oslo para recibirla.
Grey Bull se especializa en misiones de rescate y evacuaciones, especialmente en zonas de conflicto y desastre. Un representante del equipo de Machado confirmó a CBS News, socio mediático de la BBC en Estados Unidos, que la organización estaba detrás de su operación de rescate.
Stern explicó que Grey Bull llevaba meses consolidando su presencia en el Caribe, incluida Venezuela y la vecina isla de Aruba, para prepararse para posibles operaciones en Venezuela.
“Hemos estado construyendo infraestructura sobre el terreno en Venezuela diseñada para sacar a estadounidenses, aliados, británicos y otras personas en caso de que comience la guerra en Venezuela”, declaró a la BBC.
Las especulaciones sobre una posible acción militar de Estados Unidos contra Venezuela han ido en aumento después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, pidiera al presidente Maduro que abandonara el cargo, acusándolo de enviar narcóticos y asesinos a Estados Unidos.
Según Stern, el reto en este caso consistía en sacar del país a alguien tan conocido como María Corina Machado, un nombre muy popular en Venezuela para la oposición.
Ninguna de las infraestructuras que su empresa había construido en el país, dijo, estaba “diseñada para la segunda persona más popular del maldito país con una diana en la espalda”.
Cuando entró en contacto por primera vez con el equipo de Machado, al principio no le revelaron su identidad, pero afirmó que fue capaz de adivinarla.
Se pusieron en contacto con él a principios de diciembre, a través de un contacto que conocía al equipo de Machado, y este era al parecer el segundo intento de sacarla de Venezuela, después de que el plan inicial “no saliera bien”, según dijo.
La operación se denominó “Dinamita Dorada” porque “(Alfred) Nobel inventó la dinamita” y Machado intentaba llegar a Oslo para recoger el Premio Nobel de la Paz.
Las cosas se movieron rápidamente. Stern dijo que habló con el equipo el viernes, que se desplegaron el domingo y que el martes ya habían completado su misión.
Su equipo había explorado varias posibilidades para sacar a Machado del país y se decidió por un plan que implicaba un tumultuoso viaje por mar.
Para proteger su futuro trabajo en Venezuela, Stern solo puede revelar algunos detalles del viaje.
Por tierra, trasladaron a Machado desde la casa donde se escondía hasta el punto de recogida de una pequeña embarcación, que la llevó frente a la costa hasta un barco un poco más grande, donde se reunió con él.
El viaje se realizó en “mares muy agitados”, con olas de hasta 3 metros de altura, en “una oscuridad total”, según contó.
“El viaje no fue agradable. Hacía frío, llovía mucho, estábamos empapados, las olas eran muy fuertes, y eso lo aprovechamos. La llevamos a tierra firme, hasta donde estaba su avión, y ella voló a Noruega”.
A lo largo del viaje, se tomaron varias medidas para ocultar y disimular su rostro y su perfil “digital”, ya que se trata de una política muy conocida.
“La amenaza biométrica es muy real”, señaló, y añadió que se tomaron medidas para asegurarse de que no pudiera ser localizada a través de su teléfono.
Stern dijo que María Corina Machado se comportó de manera “impresionante” a pesar de las dificultades durante el viaje, aceptando un jersey para abrigarse cuando él se lo ofreció, pero sin pedir nada más.
“Estaba empapada y helada, pero no se quejó ni una sola vez”, dijo riendo, reconociendo que la operación era muy peligrosa porque el agua “no perdona”.
“Si conduzco un barco y se me avería el motor, tendré que nadar hasta Venezuela”.
Cuando se le preguntó cómo podía garantizar la seguridad de los venezolanos que ayudaron en la operación, Stern respondió que mantuvieron sus identidades en secreto y que “nosotros [Grey Bull] realizamos muchas operaciones encubiertas”.
Muchos de los que ayudaron ni siquiera se dieron cuenta de que estaban trabajando para él, dijo Stern, mientras que otros creen que “conocen toda la historia”, pero en realidad no es así.
“Hay personas que hicieron cosas que eran benignas desde su perspectiva, pero que desde la nuestra eran fundamentales para la misión”.
Afirmó que la operación fue financiada por donantes, y no por el gobierno de Estados Unidos: “Nunca hemos recibido una nota de agradecimiento del gobierno de Estados Unidos, y mucho menos un dólar”.
Stern aseguró que se coordinó con algunos Estados nacionales y con los servicios de inteligencia y diplomáticos de varios países. Esto incluyó alertar a Estados Unidos de manera “informal”.
Machado ha dicho que tiene la intención de regresar a Venezuela, pero el Stern afirma que le aconsejó que no lo hiciera.
“Le dije: ‘No vuelvas. Eres madre. Te necesitamos’. Ella hará lo que tenga que hacer… Entiendo por qué quiere volver, porque es una heroína para su pueblo.
“Ojalá no volviera, pero tengo la sensación de que lo hará”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.