Después de la pandemia de COVID-19, el mundo tomó una pausa. Este virus hizo que las personas analizaran cómo es su interacción con el medioambiente. Sin embargo, a 4 años de este evento, la humanidad enfrenta un nuevo reto: detener al planeta del impacto de la crisis climática, donde niñas y mujeres serán las más afectadas, según alertó ONU Mujeres en un estudio.
ONU Mujeres estima que para 2050, el cambio climático podría impactar a 158 millones más de mujeres y niñas hacia la pobreza y hacer que 236 millones más enfrenten inseguridad alimentaria. Para Julieta Martínez, una joven activista en Chile, es importante proteger a las niñas y mujeres a través de la educación y así generar acciones que garanticen sus derechos ante la crisis climática.
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La activista señala que hoy en día vemos a niñas afectadas por una crisis climática enorme en América Latina y el Caribe. Resalta, especialmente, la crisis hídrica que vive en su natal Chile y la situación climática que México enfrenta actualmente.
“Tenemos comunidades completas de niñas que usan de 4 a 5 horas de su día para ir a buscar agua potable todos los día, en vez de estar yendo a la escuela y que están colocándose en un trabajo doméstico porque es un poco obligatorio y que está dado en la expectativa que tenemos en rol de la mujer”, señala Julieta en entrevista para Animal MX.
Como consecuencia, Julieta explica que detener el acceso a la educación de las niñas implica quitarles la posibilidad de estudiar, trabajar y contar con una solvencia económica. Por ello, se enfoca en generar y abrir espacios para conocer los riesgos y las soluciones ante la crisis climática.
En el 2023, la ONU Mujeres analizó en su estudio Justicia climática feminista: un marco de acción que las crisis -como la climática- en el mundo traen consecuencias que van desde la desigualdad económica hasta el estancamiento geopolítico. Su impacto también afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas.
Para atender estos efectos negativos se debe apostar por una justicia climática feminista acorde a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que componen la Agenda 2030. Esta propuesta también fue parte de las conversaciones que las Partes tuvieron en la pasada Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Dubái (COP 28).
Según el reporte de ONU Mujeres, se pide que las desigualdades a las que niñas y mujeres se enfrentarán deban resolverse con una clara visión de la justicia climática feminista y que, además, “integre los derechos de las mujeres en la lucha global contra la catástrofe ambiental”.
Julieta Martínez nació el 7 de julio de 2003 en Santiago de Chile. Desde los 15 años fundó Tremendas, una plataforma que apuesta por la educación para niñas, adolescentes y jóvenes que ven en la democracia participativa y la educación una forma de crear soluciones para todas ante las transformaciones sociales y medioambientales de su país.
A sus 16 años, Julieta se convirtió en consejera del Youth Task Force de UNWOMEN. Este evento la colocó como la primera niña chilena y latina en tener cargo importante consultivo a nivel internacional.
Al mismo tiempo, ese puesto permitió que otras activistas, principalmente de Chile y Latinoamérica y el Caribe, tuvieran la misma oportunidad de continuar con su lucha, como lo describe la plataforma de Tremendas.
Durante el XVII Encuentro Iberoamericano de la Sociedad Civil, organizado por Cemefi en la Ciudad de México, la activista fue parte de las ponentes invitadas para hablar de su experiencia en Tremendas, y las acciones y soluciones que generan para las niñas y jóvenes chilenas ante la crisis climática en su país.
Ahora, a sus 20 años de edad, Martínez explica a Animal MX el trabajo que realizan en su plataforma, donde las chicas no solo son compañeras de trabajo, sino que también son colegas.
“Si te interesa el mundo de la ciencia, la ingeniería, las matemáticas, abordar la crisis climática, entender lo que significa perspectiva de género y muchos otros temas, Tremendas te abre las puertas a través de la educación”, señala.
¿Pero qué es el activismo para Julieta? Para ella, es significado cambia dependiendo el país donde te encuentres.
“Me considero activista y depende del país puede asustar, por lo menos en Chile, porque hay una negativa entre el prejuicio de lo que significa ser activista hoy en día, pero yo lo veo como entender la política tradicional, más allá de la derecha, izquierda o centro. La política está en todos lados y todas las decisiones que tomamos y teniendo el privilegio del acceso a internet y educación”, explica Julieta Martínez.
En el 2003, año en el que nació Julieta, el contexto de Chile mostraba un retorno a la democracia, un hecho delicado para sus padres que pertenecen a la generación conocida como ‘Hijos de la dictadura’. “Ante las ganas de cambio, el miedo se convertía en un factor importante”, resalta.
Sin embargo, la generación de Julieta nace con un plus: el boom de las redes sociales, la digitalización y la globalización, rumbo que marcaría el inicio de su activismo años después.
A los 15 años años, momento en que cursaba la primaria en Chile, llegaron a su vida una serie de cambios sociales, entre ellos el “boom del feminismo” con el colectivo de Las Tesis y el uso del arte performático para entregar un mensaje. Pero también llega el estallido social del 2019 y en seguida, la pandemia de Covid-19 en el año 2020.
“Hubo muchas cosas que pasaron en tan poco tiempo que me hicieron crecer muy rápido y no solo a mí, sino a una generación completa que estaba tan sobrecolapsada de información que lo único que hacía era desconectarse de todo lo que significa política, democracia y conversaciones o personas que estuvieran infinitamente metidas, y yo fui, un poco, de este segundo estirón”, relata.
El activismo de Julieta no está solo. Además de su trabajo en Tremendas, tiene una gran aliada: su mamá.
El activismo de ambas es muy entregado y desde pequeña su madre le leía sobre temas relacionados al emprendimiento, sostenibilidad y ejemplos de personas que se dedican a buscar soluciones a problemas previamente enfocados a las comunidades.
En Chile, relata Martínez, con la llegada de la crisis social nace una frase que engloba todos los problemas que llegan de este fenómenos y es que “todas las crisis están conectadas”.
Si ocurre una crisis social es también una crisis climática y una crisis de género. Ante esto, explica que no podían seguir acostumbrados a ver cada agenda y cada ministerio en su país andando por su lado porque “se encuentran en una conversación general y te das cuenta de que dan pasos de hormiga”.
De esta manera, ante la situación social y las crisis que comenzaba a presenciar en su país, Julieta no se quedó estancada y pasó “de la pancarta a la acción”, una frase que menciona y que utiliza para generar soluciones palpables para niñas, adolescentes y jóvenes ante la crisis climática chilena.
Ella recuerda que en Chile, al igual que en México, viven una crisis hídrica enorme donde el principal problema es que no saben cómo distribuir el agua. Además, en la parte política, se le tacha de mentira sin la oportunidad de que existiera un diálogo que permitiera el involucramiento del tema por parte de la academia.
En un comunicado de la Universidad de Concepción sobre el Día Mundial del Agua 2022, menciona que Chile ocupa la posición 18 con estrés hídrico,según el ranking de los 25 países que enfrentan un estrés hídrico extremadamente alto, elaborado por el World Resources Institute.
Chile, según el informe, se ubica en el segundo nivel denominado “estrés hídrico alto”, es decir que se coloca como el país más afectado por esta situación en América Latina. Seguido de esta problemática en la región está México que ocupa la posición 24.
El racionamiento del agua en Chile es una constante. Según el análisis hecho por la Universidad de Concepción, en el 2021 el país tuvo uno de los periodos más secos en la historia. Con ello registró un déficit de precipitaciones superior a un 50%, además de una reducción en el agua de embalses y una significativa disminución de los caudales en los principales ríos del país.
Ante estas problemáticas que comienzan a acentuarse en su país, Julieta no solo se queda con la manifestación para pedir cuentas por la deficiente administración de los recursos, sino que comienza a preguntarse qué es lo que se tiene que hacer para que más puntos de encuentros encaminados a soluciones se generen y propicien una consulta ciudadana activa.
“Tengo la responsabilidad de usar las herramientas que tengo y el impacto que generan. La ciudadanía, como tal, se puede convertir en una ciudadanía activa y fiscalizadora que impacta a tal punto de estar presionando y presionando hasta que se logra avanzar de alguna forma. Eso me lo han demostrado mucho las manifestaciones en mi país”, añade.
Para generar soluciones a los problemas que acarrea la crisis climática, debemos partir por focalizar cómo atenderlas y para plantear medidas sustentables, primero debemos entender lo que sucede en las comunidades en las que se desarrollan las niñas y adolescentes.
Julieta Martinez y Tremendas apuestan por la educación que impulse la profesionalización de niñas jóvenes con responsabilidad ante los roles de cuidado que las mujeres aún desempeñan y que nunca terminan, mucho menos en un contexto de crisis climática.
“Hay una expectativa de género que tenemos de por medio y con la que seguimos batallando dentro de ese círculo vicioso y se ve mucho con niñas, jóvenes y adolescentes. Hay muchas chicas que van al colegio y al volver deben cuidar al hermano, al abuelo, sobre todo en Chile que es un país muy sísmico y hay una alerta, ¿quiénes son las primeras encargadas de cuidados? Las mujeres”, señala.
Martínez recordó que cuando las sociedades caen a pedazos, los roles de cuidados en las mujeres nunca terminan. Esto se ve acentuado en los informes relacionados a adaptación y mitigación y resiliencia como temas clave para abordar las administraciones climáticas que hablan del uso de los recursos naturales como el agua, para las actividades diarias.
Para proteger a los grupos vulnerables en la región Latinoamericana y del Caribe, las personas contamos con el Acuerdo de Escazú, una herramienta para la protección del medioambiente y los derechos humanos.
Esta herramienta busca garantizar tres ejes importantes: el acceso a la Información, generar participación pública y tener un acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina.
Si bien, la activista aclaró no ser estudiante de Derecho para dar una opinión desde esta materia, lo hizo desde el enfoque de derechos humanos y el acceso a la información, la defensoría ambiental y el acceso a medios de prevención del delito ambiental.
“La transparencia es un temazo porque engloba muchos de los temas que hoy estamos teniendo a nivel región. En Chile y Argentina, por ejemplo, se habla de la Ley de Incendios porque llega el verano y tenemos megaincendios y todo se quema, después de esa quema no se vuelve a instalar el bosque que había y se convierte en plantaciones”, explica.
Julieta menciona que en Chile, después de un incendio, no hay nadie que proteja a la ciudadanía y ni el espacio quemado porque existe una falta de información y herramientas para explicar que estos fenómenos no deben pasar.
También señala que se debe enfocar el tema de transparencia hacia las mujeres como el grupo más vulnerable ante la crisis climática, porque al tener acceso a esta información cambiaría la realidad en la que viven todas, especialmente las mujeres de regiones alejadas dentro de Chile.
“Lo único que podemos hacer es que las nuevas generaciones que están teniendo acceso a este tratado y sepan cómo funciona tengan la posibilidad de decir lo que está pasando para organizarse y proteger la tierra de un incendio o el humedal en un trabajo colectivo”, añade.
Finalmente enfatiza los resultados que consiguió su trabajo y el de las chicas en Tremendas desde el activismo para el acceso a una justicia climática con perspectiva de género y entre ellos está visibilizar el impacto de una problemática para desarrollar soluciones, además de cultivar relaciones y generar grupos de apoyo que garanticen el acceso a soluciones.
“El impacto que tiene una par, una chica que va en tu misma escuela y comparte contigo todos los días, es fundamental porque en el fondo, entre pares hay un desarrollo de relaciones que en otros lados no ocurre en otros espacios”, añadió.
De esta manera, desde Tremendas, Julieta y sus integrantes apuestan a que más niñas, adolescentes y jóvenes sepan que hay una fundación que se dedica a darles recursos y herramientas para ayudarles a tener un acceso a la educación porque, como señaló la activista, “la educación no solo cambia al mundo, cambia vidas”.
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El grupo islamista que lideró la ofensiva que derrocó al régimen de Al Assad, HTS, utiliza una bandera muy similar a la que usan los talibanes en Afganistán desde hace décadas.
El nuevo primer ministro interino sirio, Mohamed al Bashir, presidió el martes su primera reunión en Damasco.
Detrás de Al Bashir ondeaban dos banderas: la “bandera de la revolución” siria, que es verde, blanca y negra con tres estrellas rojas en el centro, y una bandera blanca con el juramento musulmán de fe transcrito en negro.
Esta segunda bandera, que es la que utiliza oficialmente el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que controla partes de Siria, se parece a la bandera de los talibanes, que fue reinstaurada en Afganistán cuando el grupo islamista retomó el control del país en 2021.
HTS y otros grupos armados de la oposición tomaron el control de Siria cuando el régimen de Bashar al Assad cayó el 8 de diciembre.
El grupo había avanzado hacia el sur desde su bastión en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, a fines de noviembre.
Desde entonces, el líder del grupo, Abu Mohammed al Jolani (ahora conocido como Ahmed al Sharaa), ha estado tratando de tranquilizar a los sirios diciendo que habrá un gobierno unificado que represente a todas las diversas facciones minoritarias dentro del país, y que ningún grupo será perseguido.
También ha estado tratando de tranquilizar a la gente diciéndoles que no deben temer a un sistema de gobierno islámico.
Sin embargo, la aparición de esta bandera blanca ha suscitado un debate entre los sirios sobre qué mensaje envía sobre el futuro político de Siria.
El incidente “dejó a mucha gente en estado de shock”, informa el corresponsal especial del Servicio Árabe de la BBC, Feras Kilani, desde Siria.
“Esto sugiere que el nuevo gobierno podría seguir el modelo talibán y crear un Estado islámico gobernado por la ley sharía”, dice Kilani.
La sharía es el sistema legal islámico que, en su conjunto, es un código de conducta que determina todos los aspectos de la vida de los musulmanes.
Algunas personas expresaron su “decepción” por la aparición de la bandera en las redes sociales.
El activista político y periodista sirio Rami Jarrah dijo que la exhibición de una bandera islámica detrás de Al Bashir cuando se dirigía a los sirios es “un insulto”.
“Se supone que este hombre representa a los sirios de todos los orígenes religiosos, esto es un insulto escandaloso para todos nosotros”, escribió en X.
Otros han expresado su oposición a que se enarbole “cualquier bandera junto a la bandera de la revolución” en las instituciones gubernamentales.
“Hemos terminado con el partido Baaz y no queremos entrar en otro ciclo de agitación”, afirmó el periodista Nedal al Amari en X.
Pero otros sirios no tienen ningún problema con la bandera blanca, pues creen que no significa necesariamente que el gobierno talibán vaya a ser el modelo a seguir en Siria.
Algunos dicen que podría considerarse como la bandera de su partido, “siempre que permitan que otros partidos políticos estén representados” en Siria.
Los talibanes en Afganistán siguen una ideología sunita y yihadista extrema.
El grupo ha estado usando la bandera blanca con el juramento musulmán de fe escrito en negro desde que llegó al poder por primera vez en Afganistán en 1996.
HTS también ha estado usando esta misma bandera durante algún tiempo, y aparece en instituciones civiles que brindan servicios en la ciudad de Idlib.
Si bien la bandera de HTS y los talibanes es similar, un alto funcionario del gobierno talibán le dijo a la BBC que los dos grupos “no la han copiado el uno del otro”.
El gobierno talibán en Afganistán ha estado celebrando los logros políticos y militares de HTS en Siria, y expresó la esperanza de que esto conduzca al establecimiento de un “gobierno islámico” en el país.
Los partidarios de los talibanes y algunos de sus aliados distribuyeron dulces en reuniones en muchas provincias para celebrar la salida de Al Assad del poder.
La “conexión ideológica” entre los talibanes y HTS es una de las razones por las que los primeros se identifican con los segundos en Siria.
Un alto funcionario talibán, que trabaja en la oficina presidencial, escribió en su cuenta X: “La historia de Kabul y Damasco es la misma, ambas cayeron un domingo, ambas fueron capturadas en 11 días y los líderes de ambos países huyeron”.
Esa misma bandera apareció detrás de Al Jolani en su entrevista con CNN la semana pasada, junto a la “bandera de la revolución”.
Durante la entrevista, dijo que la gente no debería temer a un sistema de gobierno islámico, asegurando que todas las diversas facciones de la sociedad siria estarían representadas.
El experto en grupos islamistas en Siria, incluido el llamado Estado Islámico (EI), Aymenn al Tamimi, le dice a la BBC que el uso de la bandera muestra que HTS quiere representar “un proyecto de gobierno islámico” en Siria.
“Esta bandera es coherente con la posición de larga data [de HTS], mostrándose como representante de los sunitas de Siria”, añade.
Sin embargo, Al Tamimi explica que “sería muy difícil para HTS imponer el mismo modelo de gobierno que los talibanes, ya que la sociedad [siria] en general no aceptaría restricciones como privar a las niñas de la educación superior o el establecimiento de un gobierno autoritario que impida las elecciones populares”.
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