Viajar sin acelerar el cambio climático parece una misión imposible para el turismo, ya que es una de las industrias que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, a pesar del panorama desalentador, hay alternativas para cuidar y convivir con la naturaleza mientras viajamos.
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En septiembre de 2014, hace ya una década, la Secretaría de Turismo presentó el estudio de Vulnerabilidad al Cambio Climático en el Sector Turístico. En el informe señalan que el cambio climático es un problema de desarrollo, de seguridad estratégica, nacional y mundial.
En el estudio señalan como principales amenazas para estos destinos turísticos la erosión costera, el aumento del nivel del mar y el desarrollo acelerado. Además, de advertir sobre las inundaciones por tormenta.
En México tenemos 12 centros turísticos prioritarios, de los cuales 4 son destinos de playa como Cancún, Quintana Roo; Puerto Vallarta, Jalisco; Acapulco, Guerrero y Los Cabos, Baja California Sur. Estos sitios comparten la característica de ser ciudades de costa que registran hasta un 70% de ocupación hotelera para el sector turístico.
Pero tenemos el caso de Acapulco, que tras el paso del huracán Otis el pasado 24 de octubre de 2023, esta ciudad continúa recuperándose y aún tiene 250 mil personas damnificadas.
Cifras de la Secretaría de Turismo muestran que a partir de la primera semana del 2024, el sector turístico de Guerrero registró un 11% de ocupación turística.
Alonso Vera –conocido también como Pata de Perro-, un especialista en turismo regenerativo y autor del libro Viajar para Vivir, fue invitado al conversatorio ‘El cambio climático también va en las maletas’, organizado por Iniciativa Climática de México (IMC). En este evento, abordó las características del turismo en México y algunas oportunidades para mejorarlo cuidando de la naturaleza.
Vera señaló que la actividad turística “está íntimamente ligada al cambio climático”. Esto tras explicar que, en la antigüedad, viajar tenía un propósito diferente y había una experiencia detrás.
En cambio, señala que hoy en día viajar no tiene sentido cuando “la verdadera metamorfosis se desencadena en las comunidades anfitrionas y en sus respectivos entornos naturales”, añadió.
Entre los datos que el experto presentó se encuentra que, a pesar de que el turismo parte de una “promesa de experiencias”, el 90% de la actividad turística en México se concentra en 10 destinos turísticos y deja a más de 250 destinos sin aprovechar su potencial.
El estudio Vulnerabilidad al Cambio Climático en el Sector Turístico de la Secretaría de Turismo del 2014, señala la necesidad incrementar esfuerzos de mitigación, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar acciones de adaptación ante su impacto en las costas.
Para la investigación, la secretaría analizó ciudades turísticas costeras como: Acapulco, Cancún, Huatulco, Ixtapa Zihuatanejo, Los Cabos, Mazatlán, Nuevo Vallarta, Puerto Vallarta, la Riviera Maya, con los municipios de Solidaridad y Tulum, y Veracruz con Boca del Río y la capital de puerto veracruzano.
De ese informe se generaron Diagnósticos de Vulnerabilidad para los destinos y municipios implicados. Esto incluyó mapas de vulnerabilidad y riesgo que permiten ubicar las zonas vulnerables a fenómenos asociados con el cambio climático.
Los principales impactos detectados fueron erosión costera, eventos hidrometeorológicos extremos, inundación por marea de tormenta, entre otros. Hasta ahora, dichos estudios no se han actualizado, según información del sitio oficial de la Secretaría de Turismo.
Durante el conversatorio ‘El cambio climático también va en las maletas’, también se habló de la relación que hay entre el turismo y la sostenibilidad.
Uno de los puntos fue la corresponsabilidad que las personas viajeras guardan con la preservación del planeta y la huella de carbono que cada persona genera en los sitios que visita durante su viaje.
Entre los datos, resaltaron que la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que generamos con el transporte en la industria turística representa 22% de todas las emisiones.
De acuerdo con ICM, organizador del evento, el turismo no solo tiene la capacidad de crear conexiones culturales, enriquecer la vida de las personas que viajan y generar ingresos económicos, sino también el impacto que guarda con el medioambiente y en las comunidades locales.
La ONU Turismo señala en su informe Las emisiones de CO2 del sector turístico, que el impacto del transporte y la relación e impacto del cambio climático que tiene con el sector turístico.
En el informe menciona que las emisiones del turismo internacional corresponden al transporte y según las previsiones crecerán un 45% entre 2016 y 2030.
Durante este periodo pasarán de 458 millones de toneladas de bióxido de carbono (Mt CO2) a 665 millones de toneladas de bióxido de carbono (Mt CO2). En consecuencia, las emisiones del turismo interno que corresponden al transporte también aumentarán, según advierten, a un 21% entre 2016 y 2030 (de 913 Mt CO2 a 1103 Mt CO2).
Después de la pandemia por Covid-19, la ONU Turismo señaló que el sector turístico es altamente vulnerable al cambio climático y, al mismo tiempo, contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, una de las causas del calentamiento global.
Convivir con la naturaleza responsablemente es también un compromiso entre las naciones para acelerar la acción por el clima en el turismo, con la apuesta de garantizar la resiliencia del sector y la conservación de los recursos naturales.
“La acción por el clima”, la describe la ONU como los esfuerzos por medir y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y reforzar la capacidad de adaptación a los impactos inducidos por el clima.
Para mantener un equilibrio entre el sector turístico y los viajeros, Alonso Vera señaló que para medir el impacto del turismo y desarrollar un enfoque más sostenible es necesario considerar tres puntos esenciales:
“La industria del turismo está acostumbrada a perpetuar el viaje sin un motivo real más allá del beneplácito que está en la industria. (…) Estamos romantizando un ejercicio [turístico] de una idealización de los beneficios derivados del turismo [donde] las redes sociales se alimentan de esas altas expectativas y la baja autoestima”, analizó el experto.
Para cuidar de la naturaleza y las costumbres culturales de los lugares que visitamos, Alonso Vera mencionó el turismo regenerativo, como una iniciativa a adoptar en nuestros viajes.
Vera explicó que el turismo regenerativo permite identificar el potencial turístico de las comunidades. Además, de prestar atención de manera sensible a la temporalidad, la capacidad de carga de un sitio turístico y la participación local para crear productos más competitivos y sostenibles.
De acuerdo con el experto, el turismo es una industria de la que se habla muy bonito pero que tiene “altas y bajas”. Un ejemplo fue el impacto que tuvo la pandemia de COVID-19 hace 4 años, que afectó la movilidad humana para evitar contagios.
Además, la industria turística también toma del medioambiente sin remunerar, es decir, toda la actividad relacionada al turismo está ligada al medioambiente sin conservar, muchas veces, la biodiversidad de los ecosistemas que visitamos.
“Ese es el gran reto, porque estamos explotando los recursos naturales y socioculturales de manera brutal y que no son renovables. El principal reto de participación activa de mitigar el cambio climático es el interés sincero de lo que hay detrás de lo que estoy consumiendo, y si no hay una respuesta a fin a nuestros valores, aunque sea barato, está siendo caro y mejor no consumir”, añadió Pata de Perro.
Para el especialista, México debe apostar por un turismo regenerativo para contribuir, de manera significativa, en el fortalecimiento del tejido social, mitigar la migración y la explotación del patrimonio natural, así como a fomentar la identidad y el orgullo comunitarios.
Como personas viajeras, Vera también propone que antes de planear un viaje nos preguntemos qué hay detrás del destino al que queremos visitar y qué buscamos de ese viaje. Esta reflexión “marca la diferencia”, recomendó.
“Si mi visita es para darme un gusto, es mejor quedarse en casa. Pero si hay una misión con el deseo personal que se vuelva en un beneficio para el destino que visito. Entonces sí vale la pena practicar la actividad, de otra manera no hace falta ni es deseable que sigamos presumiendo consumir”, advirtió.
Alonso Vera mencionó 2 ejemplos mexicanos de turismo regenerativo y que han sido casos de éxito dentro de la industria turística.
Por un lado, se encuentra el Museo del Desierto en Saltillo, Coahuila y el Parque Ecoturístico Maatawi en San Francisco Oxtotilpan, en el Estado de México.
Ambos ejemplos son iniciativas turísticas que no solo ofrecen experiencias, sino que también contribuyen con educación ambiental, transmisión de conocimientos, generación de conciencia y al desarrollo sostenible.
El Museo del desierto en Saltillo, Coahuila, es una iniciativa que nace y desarrolla, primordialmente, la sociedad civil y depende de la taquilla. El experto explicó que, la comunidad se hizo partícipe de su desarrollo con museos vivos y el rescate de fauna silvestre, como sucedió con el rescate del lobo mexicano.
“Producen investigación. Tienen un invernadero con cientos de cactáceas que están en peligro de extinción y tienen una gran investigación paleontológica”, añadió.
Si a ti te gusta viajar, el turismo regenerativo puede ser una opción para tu próxima escala.
“Actualmente hay mayor interés de llevar mejores prácticas y como viajero [que] sepas que estás beneficiando a diferentes capas de la sociedad y ambiente”, finalizó Alonso Vera.
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El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no resistió más la presión desde dentro de su partido y anunció su adiós al cargo que ocupa desde 2015.
Hacía ya meses que al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, le hacían la misma pregunta: “¿Renunciará?”.
Aunque se declara como un “luchador” y prometió permanecer como líder del Partido Liberal pese a la frustración cada vez más profunda entre los votantes y la subida en las encuestas de su principal rival político, Trudeau no pudo resistir el creciente coro de miembros de su propia formación política que le pedían que abandonara el cargo.
Este lunes anunció su dimisión como primer ministro, aunque permanecerá en el cargo hasta que su partido elija a un nuevo líder.
“Este país merece una elección real en las próximas elecciones, y me ha quedado claro que, si tengo que librar batallas internas, no puedo ser la mejor opción en esas elecciones”, dijo Trudeau en la rueda de prensa convocada frente a Rideau Cottage, su residencia oficial durante la mayor parte de la última década.
Trudeau llegó al poder en 2015 como una cara nueva y refrescante de la política progresista.
Atraídos por su carisma juvenil y un mensaje político esperanzador, los votantes apostaron ese año a los liberales, un partido que hasta entonces ocupaba el tercer lugar y que pasó a tener una mayoría de escaños en el Parlamento sin precedentes en la historia política canadiense.
Nueve años después, Trudeau sigue siendo el único líder en pie de los que gobernaban en la época en la que asumió el cargo. Barack Obama, Angela Merkel, Shinzo Abe o David Cameron hace tiempo que pasaron a una segunda línea, pero el, a sus 53 años, es actualmente el líder con más años de servicio en el G7.
Pero en el tiempo transcurrido desde su ascenso al escenario mundial y durante dos elecciones generales, Trudeau y su marca se han convertido en un lastre para la suerte del partido.
Paul Wells, periodista político canadiense y autor de un libro centrado en su figura dijo recientemente a la BBC que cree que Trudeau será recordado “como un primer ministro importante”, sobre todo por haber ofrecido un liderazgo genuino en temas como la reconciliación indígena y, hasta cierto punto, la política climática.
Pero Wells cree que Trudeau es alguien “que se percibía cada vez más desconectado de la opinión pública y cada vez más incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos”.
Trudeau destacó en el anuncio de su adiós los aspectos de su gestión de los que está más orgulloso, incluida la gestión del caos de la pandemia de covid, la renegociación de un acuerdo de libre comercio con el anterior gobierno de Donald Trump en Estados Unidos y la implementación de un subsidio infantil ampliamente considerado como una ayuda para aliviar la pobreza.
Pero una serie de escándalos comenzaron a quitarle brillo a su gobierno: se descubrió que había violado las reglas federales sobre conflictos de intereses en el manejo de una investigación de corrupción (el asunto SNC-Lavalin) y en viajes de lujo a las Bahamas.
En 2020 recibió críticas por elegir a una organización benéfica vinculada a su familia para gestionar un importante programa gubernamental.
En las elecciones generales del año anterior, su partido quedó reducido a una minoría, por lo que los liberales empezaron s depender del apoyo de otros partidos para mantenerse en el poder.
Las elecciones anticipadas de 2021 no mejoraron su suerte.
Más recientemente, Trudeau y su popularidad se vieron golpeados por el aumento del costo de vida y la inflación, que han contribuido a reveses electorales sufridos por gobiernos en todo el mundo.
Su promoción de una agenda demasiado cargada de grandes promesas contribuyó a engordar la insatisfacción.
Su manejo de la inmigración también generó descontento. El año pasado los liberales abandonaron su política tradicional de puertas abiertas y recortaron significativamente el número de extranjeros que recibieron autorización para instalarse en Canadá.
En ocasiones Trudeau les dio munición fácil a sus rivales, como cuando trascendió que se había pintado el rostro de negro para disfrazarse de personajes afro cuando era un veinteañero, una práctica hoy vista por muchos como racista y que resultaba particularmente embarazosa para un gobernante que se presentaba como ejemplo de tolerancia y progresismo.
Más recientemente, una serie de reveses políticos habían dejado claro que Trudeau había agotado su crédito.
El pasado verano los votantes rechazaron a candidatos liberales en un puñado de elecciones especiales en circunscripciones que hasta entonces habían sido bastiones del partido de Trudeau.
El primer ministro se había convertido en una figura cada vez más polarizante para el electorado: Trudeau dijo el lunes que “es hora de reiniciar” y de que “baje la temperatura” en la política canadiense.
Las encuestas mostraron la caída de su popularidad, sin que los intentos de enderezar el rumbo con cambios de gabinete y exenciones fiscales lograran levantarla. Los votantes parecían responsabilizarlo del aumento en el coste de la vida en general y de la vivienda en particular.
Una encuesta realizada durante las vacaciones por el Instituto Angus Reid arrojó el nivel más bajo en el apoyo al Partido Liberal desde que hay registros y, según los sondeos más recientes, los conservadores, liderados por Pierre Poilievre, un político de carrera de 45 años con habilidad para lanzar agudos eslóganes de campaña, ganarían cómodamente una elección si se celebrara hoy.
La inestabilidad política y el adiós de Trudeau se producen cuando Canadá enfrenta una serie de desafíos, entre ellos la promesa del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero, de imponer aranceles del 25 % a los productos canadienses.
Sin embargo, hasta el final, Trudeau parecía decidido a aguantar, y citaba a menudo su deseo de enfrentarse a Poilievre, un político ideológicamente opuesto a él.
Pero la impactante renuncia de la viceministra clave de Trudeau, la exministra de Finanzas Chrystia Freeland, a mediados de diciembre resultó ser la gota que colmó el vaso.
Freeland era una figura clave del gobierno y renunció en medio de diferencias con Trudeau, al que reprochaba intentar seguir adelante con costosos programas sociales pese a las amenazas de Trump de imponer fuertes aranceles a las exportaciones canadienses hacia Estados Unidos.
Los miembros de su propio partido comenzaron a dejar claro públicamente que ya no apoyaban su liderazgo.
Y con eso, cayó la última ficha de dominó.
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