Desempolva tu imaginación: guía básica de cómo jugar Calabozos y Dragones
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Desempolva tu imaginación: guía básica de cómo jugar Calabozos y Dragones
¿Siempre has tenido ganas de entrarle a D& D? Pues solo te faltan ganas, amix que se quieran divertir y un poco de paciencia. Así que acomódate y éntrale a nuestra guía inicial para saber cómo jugar Calabozos y Dragones.
Entre ‘Stranger Things’, la serie animada de Prime Video y la nueva película con Chris Pine y Michelle Rodríguez, cada vez hay un interés más popular en cómo jugar Calabozos y Dragones.
Aunque el famoso juego de rol existe desde mediados de los 70, durante décadas se había mantenido como una actividad de nicho para personas geeks y/o clavadas con los juegos de mesa.
Sin embargo, con los años ha ganado popularidad, así que ahí te va una guía suuuuper básica de cómo jugar Calabozos y Dragones (D&D, por sus siglas en inglés).
Seguro en los recreos jugabas con tus amix a ser los Power Rangers, las Sailor Scouts o incluso se inventaban personajes para vivir aventuras místicas.
Pues básicamente de eso se trata Calabozos y Dragones; de reunirte con varias personas, inventarse un personaje, y enfrentarse a peligrosos desafíos inventados por un Master (más adelante hablaremos de este rol).
D&D cuenta con reglas y elementos que generan consecuencias para todas tus acciones: desde si funciona o no un ataque, hasta si logras subir un acantilado.
También es un juego que sí o sí se juega en equipo, así que antes que nada necesitas al menos otras dos personas para entrarle. Pero créenos, mientras más, mejor y más divertido.
Anímate a preguntar entre tus amix/conocidos y seguro encontrarás a alguien que ya le sabe o que tiene la misma curiosidad que tú.
En cuanto a elementos que necesitas para jugar D&D, consigue un manual de jugador, pues es el que trae a detalle toooodas las reglas del juego y les ayudará mucho a crear y desarrollar sus personajes. Aunque existen distintas versiones, la más popular es la quinta edición.
Otro elemento importante son los dados, pues los de Calabozos y Dragones no son como los normales de seis caras. El más famoso es el d20, seguido por el d10, pero en total se usan mínimo siete tipo de dados que varían en número de caras y funciones.
Y ojo: puedes tanto comprar un paquete, como buscar dados en línea para probar tu primera partida.
Crea tu personaje
Lo más importante de cómo jugar Calabozos y Dragones es recordar que se trata de un juego de rol, por lo que todo el tiempo estarás interpretando un personaje con habilidades y características definidas.
Y sí, el chiste es que durante tooodo el juego tomes las decisiones y hagas lo que crees que haría tu personaje. Es por eso que crear uno es de las partes más esenciales antes de comenzar la partida.
Pero vamos por partes; para crear un personaje lo primero es decidir una raza. Hay nueve principales que son: Dracónido, Elfo, Enano, Gnomo, Humano, Mediano, Semielfo, Semiorco y Tiflin.
La raza define su físico (altura, aparfiencia), los idiomas que habla, algunas habilidades, entre otras cosas. Hay razas que tienen subrazas y/o variantes; estas vienen explicadas a profunidad en el Manual.
Sin embargo, tu personaje también necesita una clase, que es algo así como su vocación. Por ejemplo, las clases pueden ser: bárbaro, bardo, brujo, clérigo, druida, explorador, guerrero, hechicero, mago, monje, paladín, pícaro.
También es necesario crearle un trasfondo a tu personaje; es decir, su historia previa antes de covertirse en uno de los héroes de esta campaña.
Todo esto le da una serie específica de características, habilidades e ítems diferentes a cada personaje. Puedes anotar toooodo en la hoja de personaje oficial (que puedes encontrar aquí) o simplemente ir anotando todo en una hoja.
Otro elemento MUY importante para jugar Dungeons and Dragons es encontrar a la Dungeon Master (o simplemente Master) indicada.
Y es que esta persona es la que se encarga de crear la campaña (historia/misión) que los demás jugadores intentarán resolver, pero además, controla distintos elementos externos a sus personajes para que el juego sea más dinámico y divertido.
Es por eso que casi es obligación que la persona que sea la DM tenga un chorro de imaginación y/o que le encante contar historias. Pues esa misma persona puede ayudar a los demás a crear sus personajes en función de la campaña que creó.
El Master no solo es narrador, sino también el director de esta aventura y también puede volverse un guía para los demás jugadores, así que es necesario que la persona que desarrolle este rol esté muy metida en las reglas o que al menos tenga a la mano siempre el manual del jugador.
Una vez que el DM tenga lista la camapaña y los demás sus personajes, llegó la hora de darle inicio al juego.
La DM dará el contexto del escenario y de cómo se irán encontrando los personajes. Cuando sea momento de atacar o tomar decisiones de cada personaje, se hará uso de los dados.
Ojo: es posible que una sola campaña les lleve varias sesiones, así que no desesperen.
Si buscas una entrada mucho más fácil y no conoces a alguien que ya sepa jugar, te recomendamos buscar la Caja de Inicio. Esta contiene un manual resumido, personajes pregenerados y una aventura lista para jugar.
Va a sonar cliché, pero es real: lo más importante es divertirse. Así que no tomen el manual de jugador como una biblia, no vean al Master como su enemigo y no olviden que aquí no hay un solo ganador.
Reiteramos que es un juego colaborativo donde todas las personas son importantes para mover la trama y conseguir el objetivo de la campaña.
En un mundo cada vez más estresante, muchos viajeros encuentran consuelo en la repetición: volver cada año a los mismos pueblos de esquí, suburbios costeros o sus cafés favoritos.
23 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Los expertos dicen que el atractivo va mucho más allá de la nostalgia y ayuda a lidiar con el estrés.
Durante los últimos 15 años, el fotógrafo Jason Greene y su familia han viajado desde la ciudad de Nueva York hasta Mont Tremblant, en Quebec, para pasar una semana del invierno boreal en la nieve.
“Tenemos una tradición: el primer día comemos paletas de jarabe de arce, patinamos sobre hielo y luego pasamos por la tienda de dulces local”.
La ciudad turística francocanadiense, dice, “ocupa un lugar especial en nuestros corazones porque allí todos aprendimos a esquiar y hacer snowboard”.
Para muchos viajeros, la novedad es el objetivo: tachar nuevos destinos y buscar nuevas sensaciones.
Pero un número creciente de personas, como Greene y sus cuatro hijos, hace lo contrario: regresa al mismo lugar cada año. Reservan la misma habitación, comen los mismos platos y recorren las mismas calles para encontrar comodidad en lo familiar, en lugar de la emoción del descubrimiento.
“Para muchas personas, hay una sensación de seguridad al volver a lo conocido”, afirma Charlotte Russell, psicóloga clínica y fundadora de The Travel Psychologist.
Durante los pasados 15 años, la familia del fotógrafo Jason Greene regresa cada invierno a Mont Tremblant en Quebec.
“Sabemos qué esperar, qué nos conviene… y [es] menos probable que enfrentemos desafíos inesperados”.
Este comportamiento, añade, suele atraer a personas abrumadas por su vida diaria, por lo que repetir las mismas vacaciones una y otra vez puede resultar muy reconfortante.
Movidos por la nostalgia
Esa sensación incomparable de tranquilidad fue lo que me llevó de nuevo a Lima, Perú, este mayo, exactamente un año después de mi primera visita, mientras escribía mi libro de viajes Street Cats & Where to Find Them.
Me alojé en el mismo hotel, comí el mismo sándwich en el mismo café, caminé por las mismas calles y dejé que muchos de los mismos gatos durmieran en mi regazo, disfrutando de la satisfacción que me había sorprendido la primera vez.
La profesora de sociología Rebecca Tiger ha regresado a Atenas ocho veces, con una novena visita programada este mes, por razones similares. “Siempre me quedo en Pangrati porque me encantan los cafés del barrio [y] sus gatos”, señala.
“Ahora tengo residentes locales con quienes mantengo contacto mientras estoy fuera y socializo cuando regreso”.
Tiger aprecia la familiaridad que ha cultivado con el tiempo y no se aburre gracias a la diversidad de experiencias que ofrece el lugar.
Los datos reflejan este cambio impulsado por la nostalgia.
Según el informe para 2026 Where to Next? de la plataforma de viajes Priceline, el 73% de los viajeros encuestados afirmó sentirse atraído por los lugares y experiencias que los marcaron, desde playas familiares hasta parques de diversiones.
El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia, mientras que el 52% de los viajeros brasileños regresa a los mismos lugares año tras año.
La nostalgia y la comodidad son lo que ayuda a Greene y su familia a “dejar atrás el estrés de la vida y relajarse en nuestros lugares favoritos”.
No solo repiten su costumbre del jarabe de arce en la montaña.
Su rutina diaria en Mont Tremblant también se replica cada año: “Esquí y snowboard durante tres días seguidos, luego un día libre para pasear en trineo con perros, dar un paseo en carruaje u otra actividad invernal”.
Cuando la vida se vuelve difícil, es la anticipación de su viaje invernal -y la alegría que sienten juntos allí- lo que les ayuda a sobrellevarlo.
Un toque de novedad
Russell señala que, desde una perspectiva neurocientífica, “los circuitos de recompensa en nuestro cerebro pueden volverse menos receptivos a medida que nos acostumbramos a visitar el mismo lugar”.
Sin embargo, volver puede seguir aportando beneficios para el bienestar, añade, destacando que suele ser más relajante ir a un sitio asociado con el disfrute porque seguimos “distanciados de las señales que asociamos con el estrés”.
Greene afirma que su familia no ha experimentado ninguna disminución en la emoción de hacer exactamente las mismas cosas en el mismo orden cada año.
Aun así, Tiger y yo intentamos añadir un toque de novedad a nuestras vacaciones repetidas y rutinas familiares.
Cuando visito Inglaterra, lo cual intento hacer varias veces al año, no es para repetir experiencias idénticas, sino para conocer estadios de fútbol, producciones teatrales y rutas de senderismo.
Si solo me quedara en Wandsworth y viera partidos en el estadio de Craven Cottage, mis vacaciones se volverían aburridas rápidamente.
En cambio, recorro el país, como en distintos restaurantes y dejo que mi curiosidad me guíe hacia nuevas aventuras. Según Russell, esta combinación ayuda a mantener viva la chispa de la exploración, al tiempo que ofrece comodidad.
Esto es importante, explica, porque “hay un punto en el que volver al mismo lugar empieza a ser problemático.
Si regresamos demasiadas veces y superamos nuestro “apetito” por él, se llama adaptación hedónica: acostumbrarse a las cosas placenteras y volver a nuestro nivel emocional original”.
Tiger plantea un argumento similar sobre su predilección por Grecia.
El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia.
“El país sigue siendo nuevo para mí: nuevas playas, islas y pueblos rurales; hay tantos lugares por explorar que podría pasar toda una vida allí y no conocer ni una fracción de ellos”.
Si solo nos fijamos en los códigos de los aeropuertos de destino, nuestros viajes podrían parecer idénticos. Pero las experiencias que vivimos -Tiger en Grecia y yo en Inglaterra- son tan distintas que nuestros recorridos nunca resultan monótonos.
Crecí en los suburbios de Filadelfia y veía a los vecinos viajar en masa y entre el tráfico hacia la costa de Jersey cada verano. Iban al mismo pueblo, la misma playa, con las mismas atracciones en el mismo muelle y se alojaban en las mismas casas de alquiler.
Alguna vez me pregunté: ¿qué pasa cuando viajar deja de ser una ruptura con la rutina y se convierte en otra rutina más?
Ahora, en un mundo cada vez más estresante, entiendo el atractivo de buscar alegría en lo familiar, mientras doy un pequeño paso fuera de mi zona de confort para encontrar nuevas emociones en lugares conocidos.
A Tiger le encantan sus rutinas vacacionales en Grecia, pero admite que otras partes del mundo también le atraen.
“Siento mucha curiosidad por Japón, pero me gusta controlar el ritmo de mis días”, dice.
Su trabajo como profesora es agotador, al igual que su trayecto diario, por lo que se entiende cuando afirma: “Mi tiempo en Grecia es un respiro que agradezco, tanto porque es familiar como porque resulta extraño al mismo tiempo”.
Y añade: “Atenas casi se siente como un segundo hogar”.