
Somos la primera generación mexicana en un siglo que vuelve a ver a una manada de bisontes americanos pastando bajo el sol de las planicies del norte del país.
Poco a poco, y con un trabajo de más de 30 años de biólogos y conservacionistas, El dador de vida, como le llamaban las tribus nativas norteamericanas, vuelve al que siempre fue su territorio y los pastizales mexicanos, descuidados por tanto tiempo, se recuperan del maltrato y el olvido al que han sido sometidos.
De ahí la sorpresa que ha generado la Reserva de la Biosfera de Janos, en Chihuahua, recientemente: la biodiversidad que resguarda la convierte en el Área Natural Protegida más representativa de este ecosistema en el país y una de las más extensas de su tipo en el continente.
“Descubrimos que es una región que tiene tantos mamíferos grandes como el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos)”, dice el doctor Gerardo Ceballos, investigador y titular del Instituto de Ecología de la UNAM. “Es una zona de extraordinaria diversidad biológica”.
Ceballos y su equipo fueron los iniciadores del proceso de recuperación y conservación de los pastizales de Janos.
Sin su trabajo de investigación, probablemente el área natural protegida no sería tan grande como lo es ahora o la declaratoria de conservación habría tardado más en llegar.
¿Y cómo no? Es un área de más de 526,000 hectáreas, lo que la convierte en una de las reservas de la biosfera más grandes del país, después de El Vizcaíno, en Baja California; Calakmul, en Campeche; Alto Golfo de California, en Baja California y Sonora; El Pinacate, en Sonora; Islas Marías, en Nayarit; y los Archipiélagos de Revillagigedo, en Colima.
Además, no sólo hay bisontes, también es hogar de perritos de la pradera, borrego cimarrón, venado bura, venado colablanca, coyotes, pumas, águila real, linces, pumas, guajolotes silvestres y una larga lista de especies endémicas, es decir, que sólo en México existen.

A finales de los 80, en un recorrido del doctor Gerardo y su equipo por la zona de Janos, encontraron, de forma fortuita, una colonia de perritos de la pradera, especie que se creía inexistente en México y casi extinta en Estados Unidos.
Estos animalitos eran considerados una plaga y a principios del siglo pasado se exterminaron casi por completo pues se creía que competían con el ganado o que afectaban las cosechas de granos.
Una política de exterminio, aunado a las plagas (como la peste bubónica), casi acaba con los perritos de la pradera en Norteamérica; su -casi- desaparición provocó un efecto en cadena: los hurones de patas negras, otra especie representativa de los pastizales, se declaró “posiblemente extinta” en los 70.
“Encontré a los perritos de las praderas a finales de los 80 y una manada de bisontes que había en la región. Con eso empezamos a estudiar a los animales y en 2005 empezamos estudios y presentamos la propuesta a la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) para hacer la reserva y, finalmente, fue decretada”, dice el doctor Gerardo.
Ese decreto de protección de los pastizales llegó en 2009 y esa manada de bisontes migraba cada año entre México y Estados Unidos hasta que un ranchero estadounidense puso una cerca y no permitió salir al grupo de sus territorios.

El paisaje de los pastizales se extiende hasta donde la vista alcanza: el cielo, de un azul intenso, delata la lejanía de las ciudades y acá abajo, en la tierra, sólo pastos amarillos con algunas motas verdes por aquí y por allá. El contraste de los colores le da al lugar una dimensión monumental.
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Proteger la Reserva de la Biosfera de Janos es proteger las últimas praderas del norte de México.
Este ecosistema, explica la bióloga María Elena Rodarte, directora regional de la Zona Norte y Sierra Madre Occidental de la Conanp, es uno de los menos considerados en materia de conservación, pero tiene una cantidad impresionante de especies de mamíferos, reptiles, aves, insectos.
“Son ecosistemas altamente biodiversos”, por eso la declaratoria de Área Natural Protegida, dice la experta.
Pero así como son biodiversos, también son poco comprendidos.
“Es una falta de conocimiento por parte de la gente que es propietaria de la tierra porque consideran al pastizal como un tipo de vegetación que no es tan importante productivamente, como los bosques”.
Pero cada ecosistema es un universo y si bien el pastizal no es el mejor lugar para cultivo, sí tiene potencial para el establecimiento de ganadería planificada que establezca claramente la capacidad de animales (como vacas) que puede soportar la reserva sin un impacto ambiental importante.
Lo importante a destacar, dice el doctor Gerardo Ceballos de la UNAM, es que a pesar de todos los obstáculos que existen, en Janos se mantienen los pastizales y los bosques y, calcula que sólo hay daños ambientales importantes en el 15% de la reserva, “lo demás sigue estando en muy buenas condiciones”.

En Janos conviven desde el bisonte, el mamífero más grande del continente, hasta los perritos de las praderas.
Como ya lo explicamos, los perritos se consideraban una plaga en México, Estados Unidos y Canadá. Nada más alejado de la realidad.
“Los científicos los llamamos una especie clave, pues si ves su abundancia no esperarías que tiene tal impacto”, dice el doctor Gerardo Ceballos, de la UNAM.
Para empezar: hacen muchos agujeros en el suelo porque viven en madrigueras subterráneas que, al mismo tiempo, se convierten en hábitat y refugio de especies como zorritas del desierto, serpientes, tortugas y hasta búhos.
Esos hoyos también ayudan a que el agua no se estanque ni erosione el suelo, sino que se infiltre y llegue a los mantos freáticos, mantienen la humedad y, al sacar la tierra, oxigenan el suelo.
Por si eso no fuera poco, son alimento de especies como el hurón de patas negras, águilas o coyotes.
¿Algo más? Pues sí, a los perritos no les gustan los arbustos porque se paran en sus dos patitas para verificar que no haya depredadores cerca, entonces mantienen a raya la vegetación que les tape la vista y que, al mismo tiempo, puede provocar la desertificación del área, como los mezquites. “Si no hubiera perritos, lo que pasaría es que se torna desértica un área”.
Y para aquellos que pensaban que competían por el alimento con el ganado, también hay sorpresas: “hicimos un experimento muy grande en 500 hectáreas, y lo que encontramos es que no solamente no competían, sino que los perritos comen pastos y las vacas comen otras plantas que las ayudan a mantenerse mejor, es decir, es una situación de beneficio mutuo”.

Los bisontes americanos son los agricultores de los pastizales y desiertos.
Estos animales, que llegan a medir 1.6 metros de alto y pesar más de 1,000 kilos, dispersan semillas importantes para la producción de plantas, que además sirven de alimento para otras especies.
“Desde 2009 impulsamos el programa para la conservación y repoblación del bisonte americano para recuperar su papel ecológico que tiene en la conservación de pastizales que se extienden en Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango”, explica la bióloga María Elena Rodarte, de la Conanp.
A excepción de una pequeña manada (sí, esa que migraba entre Estados Unidos y México y que un ranchero impidió que volviera a nuestro país), el bisonte estaba considerado casi extinto en México y en grave peligro de extinción en el resto de América del Norte en parte porque los pastizales fueron transformados en áreas agrícolas, pero también por la caza indiscriminada y enfermedades propagadas por el ganado.
Según explica la Conanp, a estos animales de enormes narices, ojos negrísimos y un pelaje profundo, las tribus indígenas de Norteamérica lo llamaban Dador de vida, por su fortaleza y agilidad y por proveerles de alimento, vestimenta, armas, indumentaria religiosa y materiales de construcción.

Aunque el proyecto para repoblar los pastizales mexicanos inició formalmente en noviembre de 2009, cuando se liberaron 23 bisontes que fueron donados por el Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos, la investigación de su importancia inició a finales de los 80.
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Estos ejemplares, explica el doctor Ceballos, son “genéticamente puros”, es decir, es la especie que habitaba hace cientos de años y no una cruza con algunas especies de ganado, como se ha hecho para ayudar a su conservación.
Este año, después de 100 años de no ver en libertad a estos animales, la Conanp y la Semarnat mostraron al mundo las imágenes impactantes de la reserva nevada y los bisontes pastando.
Estos bisontes son parte de una segunda manada de 19 animales que se unen a los poco más de 200 que ya corren libres por el norte del país.
Después de más de 100 años de ausencia del bisonte americano en las planicies de #Coahuila, en 2020 la @CONANP_mx logró el establecimiento de una segunda manada de estos hermoso animales.
¡Miren cómo recibieron el 2021! 😍#SomosMedioAmbiente #ConservarParaVivir #CONANP pic.twitter.com/mOxY7UJagw
— María Luisa Albores González (@Mary_Luisa_AG) January 7, 2021
Seguir con el proceso de repoblación de especies nativas de los pastizales, como los bisontes, pero también lobos mexicanos. Desde 2011, la Conanp tiene un programa de repoblación de esta especie.
Además, se busca que vuelvan a verse comunidades importantes de berrendos, borregos cimarrones, recuperar la diversidad perdida y compaginar el desarrollo de la ganadería y la agricultura, incluso la cacería, con la conservación para, de esta forma, darle beneficios a los pobladores locales.
“Hay dos especies que sería importante reintroducir y que son importantes: el ciervo rojo y el oso gris. La idea es que en esta década logremos reintroducir a los ciervos, pero los osos grises que se extinguieron sí son difíciles”, dice el doctor Gerardo Ceballos.
“Empecé esto cuando terminaba mi doctorado en Arizona y soñaba en lograr que se declarara una reserva. Ahora me da mucha esperanza pensar que a pesar de que tenemos tantos problemas en el país, también tenemos casos de éxito como este. Me da esperanza y alegría, me da fuerza para seguir trabajando”, dice Gerardo Ceballos.
“Es un logro. Para empezar, liberar estas especies es difícil: traerlos es un proceso de gestión muy largo que implica acuerdos entre países y acuerdos con los dueños de las tierras para que se comprometan a cuidarlos. Recordemos que los principales depredadores del planeta somos nosotros, y desgraciadamente la gente privilegia las actividades que les dan beneficio económico”, concluye la bióloga María Elena Rodarte.


La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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