Pues nadie la pidió y menos en formato live action, pero Disney decidió que no hemos visto todo en el universo de El Rey León y este año llega a cines la película Mufasa. Así que prepárate para unirte al ciclo de la vida con todo lo que sabemos de este lanzamiento.
La precuela fue anunciada desde septiembre del 2020, pero es hasta ahora que tenemos el primer teaser tráiler.
Pues de acuerdo a la descripción del primer tráiler, Mufasa no solo nos mostrará el pasado, sino también un poco del futuro de la saga. Se supone que la historia nace porque Rafiki le cuenta la leyenda de Mufasa a la joven cachorra Kiara, hija de Simba y Nala, con Timón y Pumba dando su toque característico de comedia.
Contada a través de flashback, la historia nos muestra que Mufasa fue un cachorro huérfano y perdido hasta que conoce a un simpático león llamado Taka, el heredero de un linaje real (y que después conocemos como Scar).
El encuentro pone en marcha un viaje expandido de un extraordinario grupo de inadaptados que buscan su destino. Sus vínculos se pondrán a prueba, mientras trabajan juntos para evadir a un enemigo amenazador y mortal.
Esta precuela live action sale el 20 de diciembre de este 2024 y será un estreno exclusivo en cines.
El remake live action de El Rey León salió en 2019 y fue dirigido por Jon Favreau y aunque dividió a la crítica, no le fue mal en taquilla y con la audiencia.
Mufasa es dirigida por Barry Jenkins, quien se hizo mundialmente famoso por su película Moonlight, con la que ganó varios premios alrededor del mundo incluyendo Mejor Película en los Premios Oscar (fue cuando se equivocaron y primero dijeron La La Land).
Aunque veremos leones animados de forma hiperrealista, algo muy atractivo de la película Mufasa es el elenco de actores que prestará su voz para los personajes.
Mufasa será interpretado por Aaron Pierre, quien fue el protagonista de la serie The Underground Railroad.
Kelvin Harrison Jr.le dará voz a Taka; al actor ya lo viste como B.B. King en la película Elvis y también como Fred Hampton en The Trial of the Chicago 7.
Seth Rogen regresa como la voz de Pumba y Billy Eichner como Timón; al igual que Donald Glover como Simba y Beyoncé Knowles-Carter como Nala. Su hija Kiara será intepretada por Blue Ivy Carter.
También escucharemos las voces de Tiffany Boone como Sarabi; Kagiso Lediga como Rafiki de joven; Preston Nyman como Zazú; Mads Mikkelsen como Cyrus, un león formidable con grandes planes para su manada; Thandiwe Newton como la madre de Taka, Eshe; Lennie James como el padre de Taka, Obasi; Anika Noni Rose como la madre de Mufasa, Afia; y Keith David como el padre de Mufasa, Masego.
Los soldados ucranianos en el campo de batalla no creen que la guerra contra Rusia vaya a terminar pronto.
Mientras Moscú considera un alto el fuego temporal, su maquinaria militar sigue presionando en el frente. Las negociaciones diplomáticas pueden ser lentas y difíciles, pero en el campo de batalla, se pueden medir en vidas perdidas.
A un hospital militar en el este de Ucrania, los heridos llegan en oleadas en ambulancia. Aquí, hay una desconexión obvia entre la diplomacia que tiene lugar lejos de los combates y la brutalidad de la batalla, en la que los cuerpos humanos todavía están siendo destrozados, despedazados y marcados por las bombas y las balas.
Vemos a otras dos docenas de soldados ucranianos heridos que se suben a un autobús para ser llevados a un hospital en Dnipro; algunos están heridos pero caminan, otros son llevados en camillas. El autobús está provisto de equipos médicos para monitorear a los heridos mientras son trasladados a toda velocidad por carreteras llenas de baches.
Los hombres a bordo son los menos gravemente heridos. La mayoría fueron alcanzados por metralla. La causante es a la ahora más prolífica y temida arma en el frente: los drones.
Ninguno de los soldados que entrevistamos cree que esta guerra vaya a terminar pronto. Maksym, de 30 años, está en una camilla conectado a un medicamento intravenoso para aliviar algo del dolor de las múltiples heridas de metralla que tiene en todo el cuerpo. Dice que ha oído hablar de un alto al fuego temporal de 30 días, pero añade:
“Considero a Putin un asesino y los asesinos no se ponen de acuerdo tan fácilmente”.
Vova, quien está sentado cerca, dice refiriéndose a la posibilidad de un alto al fuego: “No me lo creo”. Señala que cerca de la ciudad de Pokrovsk, que se encuentra bajo asedio, se estaban enfrentando a ataques rusos todos los días. “Dudo que haya una tregua”, me dice.
Otro soldado llamado Maksym dice que esta es la segunda vez que resulta herido. “No creo que haya un alto al fuego”, afirma. “Tenía muchos amigos que ya no están con nosotros”.
“Me gustaría creer que todo va a estar bien, pero no se puede confiar en Rusia. Nunca”.
El autobús médico es operado por el Batallón Médico del Ejército de Voluntarios de Ucrania, conocido como los Hospitalarios. Transportan a decenas de soldados heridos todos los días.
Sofiia, una estudiante de medicina de 22 años, ha estado trabajando con ese equipo durante los últimos 18 meses. Ella también es escéptica sobre las posibilidades de un alto al fuego: “No puedo creérmelo, pero realmente desearía que sucediera”, dice.
Me cuenta que cuando se enteró de que Estados Unidos y Ucrania habían acordado presionar para lograr un alto al fuego, los drones rusos sobrevolaban su base y eran interceptados por las fuerzas de defensa aérea ucranianas. Para ella, hablar de paz es como hablar de un universo paralelo.
Sofiia dice que “al menos es bueno que Ucrania y Estados Unidos vuelvan a hablar”. Pero en cuanto a las esperanzas de un alto al fuego, se remite al pasado reciente.
“Si nos fijamos en todos los intentos de alto al fuego que hemos tenido en el pasado, no funcionaron. ¿Cómo va a funcionar este?”, pregunta.
Su colega médico, Daniel, se unió a los Hospitalarios desde Suecia. Dice que entiende lo que se siente cuando una nación más pequeña es atacada por su vecino gigante. Su abuelo luchó por Finlandia contra Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando Daniel llegó a Ucrania, solía preguntarles a los soldados heridos qué querían hacer después de la guerra. Ya no lo hace. “Nadie quiere responder eso”, dice, “porque no quieren decepcionarse. No se atreven a tener esperanzas”.
Daniel no descarta un alto al fuego. Pero añade: “No se puede confiar en que Putin vaya a hacer algo que no le beneficie”.
Ucrania tiene mucha experiencia negociando con Rusia.
Francia y Alemania mediaron en los altos al fuego de 2014 y 2015, cuando las fuerzas respaldadas por Moscú tomaron por primera vez partes del este de Ucrania y Crimea.
Esa negociación no funcionó. Tampoco impidieron que Rusia llevara a cabo su invasión a gran escala de Ucrania ocho años después.
Puede que haya conversaciones de paz, pero los hombres de la 68ª Brigada Jaeger de Ucrania siguen preparándose para la guerra. Miramos cómo ensayan sus maniobras para evacuar a un soldado herido bajo fuego enemigo. La mayoría ya ha tenido que hacerlo en la vida real.
A lo lejos, oímos los estruendos de la artillería. Estamos a solo 16 kilómetros de la línea del frente, adonde pronto regresarán.
Han recibido pocas noticias positivas en los últimos días. Las fuerzas ucranianas están siendo superadas en Kursk. En agosto del año pasado, esa ofensiva sorpresa en territorio ruso parecía una jugada de brillantez táctica, que elevaba la moral. Ahora corre el peligro de convertirse en un importante revés estratégico.
Es posible que Kursk deje de ser pronto una moneda de cambio para futuras negociaciones, y se convierta en una pesada carga, por la pérdida de valioso equipamiento y vidas ucranianas.
Uno de los pocos aspectos positivos es que Estados Unidos ha reanudado su apoyo militar. Eso es importante para la 67ª Brigada, que opera con equipos fabricados en Estados Unidos. Realizan sus entrenamientos con un vehículo blindado MaxxPro suministrado por Washington.
Ivan, el conductor que lleva una pequeña bandera estadounidense en su uniforme, dice que le alivia que la administración Trump haya accedido a revertir el bloqueo. Su vehículo necesita reparaciones con regularidad. “Me gustaría que siguieran ayudando”, dice.
Pero Ivan aún no está seguro de si se puede confiar en el presidente Trump.
“Tengo dudas”, dice. En cuanto a confiar en el presidente Putin, responde: “No. Nunca”.
Aquí, incluso un alto al fuego temporal parece estar muy lejos.
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