Cada vez estamos más cerca de disfrutar la secuela de una de las películas más divertidas y recordadas de Disney: Un Viernes de Locos, y aunque aún falta un tiempito considerable para verla, después de 22 años de espera el tráiler logró emocionar a más de uno. Te contamos lo que se conoce sobre Otro Viernes de Locos, la segunda parte de esta gran historia.
La primera peli estrenada en 2003 nos presentó la compleja relación entre Tess Coleman y su hija Anna Coleman que tras vivir un giro inesperado y tener que habitar el cuerpo y la vida empiezan a comprenderse mejor. Esta comedia para toda la familia fue todo un éxito, y ahora nuevamente tendremos la posibilidad de ver a la dupla de Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis en la gran pantalla.
Si te estabas preguntando de que va la segunda parte de esta historia, aquí te contamos:
“Esta secuela cuenta con un giro multigeneracional donde se retoma la historia años después de que Tess (Curtis) y Anna (Lohan) atravesaran una crisis de identidad. Anna ahora tiene una hija y una futura hijastra. Mientras enfrentan los innumerables desafíos que surgen cuando dos familias se fusionan, Tess y Anna descubren que el rayo puede caer dos veces”, dice la sinopsis oficial.
Como te podrás dar cuenta en esta entrega conoceremos como ha continuado la vida de Anna Coleman, y la historia girará en torno a su hija, Harper, una adolescente de 14 años que se encuentra en medio de una situación compleja: evitar que su madre se case con un restaurador llamado Erick Davies.
Según nos lo adelanta el tráiler, esta no será la única complicación. Pues nuevamente veremos cuerpos intercambiase pero esta vez no de dos personas, sino más, lo que sin duda agregará drama y diversión. Mira el tráiler a continuación:
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La peli que estará bajo la dirección de Nisha Ganatra llegará a las salas de cine el próximo 8 de agosto de 2025.
En cuanto al reparto, además de contar con Lindsay Lohan y Jaimie Lee Curtis como Tess y Anna Coleman, la cinta también contara con la participación de Mark Harmon y Chad Michael Murray respectivamente como Ryan Volvo y Jake.
Por otra parte, esta vez se suman al elenco Julia Butters, Sophia Hammons, Manny Jacinto y Maitreyi Ramakrishnan.
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Brad Sigmon fue ejecutado frente a un escuadrón en Carolina del Sur luego de estar varios años en el corredor de la muerte por un doble asesinato.
Un prisionero en el estado de Carolina del Sur fue ejecutado en la tarde de este viernes con un pelotón de fusilamiento.
Brad Sigmon estaba en el corredor de la muerte por el asesinato en 2001 de los padres de su exnovia con un bate de béisbol.
Su ejecución ocurrió poco después de la hora programada, las 18:08 local (23:08 GMT), con un pelotón conformado por tres voluntarios situados detrás de una cortina que dispararon simultáneamente rifles contra su pecho con balas especiales.
Para este tipo de ejecución se exige que los condenados a muerte sean atados a una silla al entrar en la cámara de ejecución. A continuación, al prisionero se le coloca una diana en el corazón y una bolsa sobre la cabeza.
Este tipo de ejecución no se había aplicado en Estados Unidos desde hacía 15 años.
Antes de morir, Sigmon dijo: “Quiero que mi declaración final sea de amor y disculpa”.
Citó la Biblia para denunciar la pena de muerte y añadió: “Ya no vivimos bajo la ley del Antiguo Testamento, ahora vivimos bajo el Nuevo Testamento”.
Tres miembros de la familia Larke estuvieron en el lugar para presenciar su muerte. Un médico realizó un examen que duró unos 90 segundos, antes de declararlo muerto.
Ante la posibilidad de morir en la silla eléctrica o por inyección letal, los abogados de Sigmon, de 67 años, anunciaron que había elegido el proceso más violento porque le preocupaba la eficacia de los otros dos métodos.
Esta es la primera persona ejecutada por fusilamiento en Estados Unidos desde 2010 y apenas la cuarta desde que el país reintrodujo la pena de muerte en 1976.
Sigmon fue acusado de asesinato en 2001 después de que los investigadores probaron que había matado a los padres de su exnovia en su casa del condado de Greenville. Los había golpeado con un bate.
El hombre confesó que también planeaba atacar a su exnovia, pero la mujer pudo escapar. “No podía tenerla. No iba a dejar que nadie más la tuviera”, declaró.
La Corte Suprema de Carolina del Sur rechazó esta semana una petición de intervención de los abogados de Sigmon.
La defensa quería más tiempo para informarse sobre el fármaco que Carolina del Sur utiliza en las inyecciones letales y cuestionaban si la representación legal de su cliente en 2002 había sido adecuada.
El estado del sur de EE.UU. aprobó una ley en 2023 que obliga a mantener en secreto la identidad de los miembros del escuadrón de ejecución.
También prohíbe la publicación de información relativa a la adquisición de fármacos para la inyección letal, ya que cada vez son más las empresas farmacéuticas que han declinado suministrarlos para las ejecuciones en el estado.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) presentó en enero una demanda contra la ley estatal.
La ejecución por fusilamiento es compleja.
Los condenados como Sigmon deben ser atados a una silla con una palangana debajo para recoger su sangre. Se le coloca una diana en el pecho y una bolsa en la cabeza.
Tres voluntarios ocultos tras una cortina dispararán desde 4,6 m de distancia.
Las balas utilizadas están diseñadas para romperse en el impacto y causar el máximo daño, algo que ha generado debate entre expertos médicos sobre el grado de dolor que causa su uso.
Tras los disparos, un médico debe confirmar la muerte del condenado.
El estado permite que los testigos observen la muerte desde detrás de un cristal blindado, pero los verdugos deben permanecer ocultos para proteger sus identidades.
La mayoría de los prisioneros condenados a muerte en Carolina del Sur son electrocutados, pero las tres ejecuciones más recientes se llevaron a cabo mediante inyecciones que incluían pentobarbital. Los tres hombres fueron declarados muertos 20 minutos después de recibir la inyección, aunque parecían haber dejado de respirar al cabo de unos minutos.
La falta de información sobre estas ejecuciones por la prohibición que establece la legislación local ha suscitado críticas por su falta de transparencia.
“Esta prohibición no solo se aparta aún más del historial del estado de hacer pública la información relacionada con las ejecuciones, sino que criminaliza la divulgación de esta información por parte de cualquier persona y por cualquier motivo”, argumentó la ACLU en su demanda legal.
“Silencia así a los científicos, médicos, periodistas, antiguos funcionarios de prisiones, abogados y ciudadanos que han analizado la seguridad, eficacia, moralidad y legalidad del uso de la inyección letal en Carolina del Sur”.
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