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Todo sobre el live action de One Piece, protagonizado por Iñaki Godoy
Todo sobre el live action de One Piece, protagonizado por Iñaki Godoy
Foto: Netflix
6 minutos de lectura

Todo sobre el live action de One Piece, protagonizado por Iñaki Godoy

Nakamas, ¿están listos? Antes de zarpar en esta nueva aventura, te dejamos todo sobre el live action de One Piece: estreno, reparto, cuántos episodios tendrá y más.
30 de agosto, 2023
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

¡Los Sombrero de Paja están listos para zarpar! Al fin tenemos el esperado live action de One Piece y si eres nueva en este mundo, tranqui. Aquí te dejamos todo lo que debes saber sobre la serie sin darte ningún spoiler.

Y no te espantes, aunque se sabe que el anime ya superó los mil episodios, no necesitas haberlos visto para disfrutar de esta nueva serie.

La idea es que tanto fans como nuevas audiencias puedan disfrutar de esta versión de la icónica historia de Eiichiro Oda.

¿Qué es One Piece?

El universo de One Piece es una creación del escritor e ilustrador japonés Eiichiro Oda. El manga debutó en julio de 1997 en la revista Weekly Shōnen Jump.

Los primero cuatro capítulos de One Piece se recopilaron y fueron publicados en diciembre de 1997.

¡Desde entonces llevamos 105 volúmenes y contando!

El anime nació en 1999, cuando Toei Animation decidió adaptar el manga dándole vida a Luffy y sus nakamas (compas) Sombrero de Paja.

Como toda daptación, le dio una visión ligeramente distinta al manga en algunos detalles o eventos y también sirvió para ganar nuevos fans.

one piece anime
Foto: Toei Animation

Actualmente cuenta con 20 temporadas y más de 1000 episodios. Esto sin contar las 15 películas que existen. Algunas son historias originales y otras combinan tramas del manga.

Mira: ‘Lilo y Stitch’, ‘Aristogatos’, ‘Moana’ y los próximos live actions de Disney de sus clásicos animados

La historia de Monkey D. Luffy

Si te preguntas de qué trata One Piece, ahí te va una breve sinopsis:

La historia sigue a Monkey D. Luffy,un joven que se ve inspirado por el pirata Shanks para surcar los mares. Así es como decide dejar su hogar en búsqueda del One Piece, el tesoro que coronará a quien lo encuentre como Rey de los Piratas.

Así es como Luffy encuentra a su tripulación para iniciar esta gran aventura para hacer su sueño realidad.

Y sí, esa es la misma historia que vemos en el manga, el anime y ahora el live action.

Eiichiro Oda está involucrado

Después de tantos live action de anime malísimos es normal sentir nervio ante esta nueva adaptación. Sin embargo, la fe nos mantiene y más porque el creador original, Eiichiro Oda, estuvo involucrado en todo el proceso como productor ejecutivo.

El mangaka nos animó todavía más cuando publicó un comunicado diciendo que el live action de One Piece estrenaría “solo cuando yo esté conforme con el resultado”.

Igualmente reconoció que todas las personas ivolucradas “exudan amor por One Piece. Su pasión es inquebrantable”.

Five Nights at Freddy’s, Borderlands y las próximas películas basadas en videojuegos

One Piece Netflix reparto

Entre lo más importante del live action de One Piece está el reparto, pues los personajes son de lo más memorable de la historia tanto en el manga como en el anime.

Sin embargo, parece que la gente encargada del casting dio en el blanco, pues el reparto luce ¡espectacular!

Iñaki Godoy como MONKEY D. LUFFY

Al centro de la historia está Monkey D. Luffy, interpretado por el mexicano Iñaki Godoy.  Anteriormente salió en ¿Quién mató a Sara?, MexZombies, Blue Demon, y más.

Luffy se convierte en capítá de los Piratas Sombrero de Paja. Es un tipo alegre, soñador y que le encanta comer. Hará lo que sea por sus amixes.

iñaki godoy luffy
Iñaki Godoy es Luffy. Foto: Netflix

De chico comió la fruta del diablo conocida como fruta Gum-Gum. Esto le dio la capacidad de estirar su cuerpo como goma.

Su objetivo es encontrar el One Piece y converirse en Rey de los Piratas.

Emily Rudd es NAMI

Emily rudd es conocida por películas como Fear Street Part 2: 1978, Fear Street Part 3: 1666, Moonshot, y la serie Hunters.

Nami es una ladrona fuerte e independiente, gran navegante y cartógrafa. Su arma preferida es el bastón Bo.

emily rudd nami
Emily Rudd es Nami. Foto: Netflix.

Mackenyu como RORONOA ZORO

Mackenyu es un famoso actor japonés que ha salido en varias adaptaciones. Antes del live action de One Piece, lo vimos como Seiya en Caballeros del Zodiaco.

Roronoa Zoro es conocido como “El Cazador de Piratas” y no es para menos, pues es un espadachín que lucha ¡con tres espadas! Y sí, su sueño es ser el mejor espadachín del mundo.

Mackenyu como RORONOA ZORO one piece live action
Mackenyu como Roronoa Zoro. Foto: Netflix

Tráiler y fecha de estreno del anime de Scott Pilgrim (¡que trae al elenco original de regreso!)

Jacob Romero es USOPP

Usopp es un narrador nato. “Él cuenta historias como una forma de curarse a sí mismo y como una forma de medicina para las personas que lo rodean”, dijo Jacob Romero a Netflix.

Su fuerte es ser un excelenete francotirador.

Jacob Romero es USOPP
Jacob Romero es Usopp. foto: Netflix

Romero ha salido en Grey’s Anatomy, All rise y The Resident.

Taz Skylar como SANJI

A pesar de su apariencia ruda, Sanji es el cocinero de los Sombrero de Paja. Su major sueño es encontrar el All Blue, que se dice es el único lugar en el mundo donde se encuentran peces de los cuatro mares.

A la hora de pelear, usa exclusivamente sus piernas para proteger sus preciadas manos para cocinar.

Taz Skylar como SANJI
Taz Skylar es Sanji. Foto: Nelfix

Skylar ha salido en The Lazarus Project, The Deal y The Kill Team.

Estreno del live action de One Piece: fecha y hora

Empecemos por lo básico: este live action se estrena el 31 de agosto exclusivamente en Netflix.

Y si quieres verlo desde el primer minuto, tendrás que desvelarte de miércoles a jueves, pues los episodios estarán disponibles desde la 01:00 de la madrugada (hora de la CDMX).

Y sí, estrenarán todos los episodios de un jalón.

¡A leer manga! 9 recomendaciones para entrarle al mundo de las historietas japonesas

Episodios: qué saga del manga/anime adapta el live action

La temporada 1 del live action de One Piece tendrá ocho episodios y se estima que cada uno tiene una duración de una hora.

Repetimos que todos se estrenan de jalón para que puedas hacer maratón.

Y no te espantes, que One Piece de Netflix por ahora solo cubre una parte del anime y manga.

Esta primera temporada cubre eventos importantes de la Saga del East Blue. Esta es la saga introductoria del manga y la primera gran parte del anime. En ella vemos cómo Luffy parte hacia Grand Line y compienza a reunir a su tripulación para cumplir su gran sueño.

En el manga, toda la Saga del East Blue cubre los 100 primeros capítulos, mientras que en el anime son los primeros 61 episodios (por si los quieres ver).

Plataformas para ver más anime

¿Quieres entrarle a One Piece y a más series y películas anime? Aunque Netflix tiene varios títulos, aquí te van otras plataformas donde puedes ver anime legal:

Crunchyroll

Si alguien pregunta dónde ver anime en streaming, esta es la respuesta más obvia. Y es que Crunchyroll cuenta con un extenso catálogo de series; no solo de títulos clásicos, sino con los mejores estrenosde cada temporada.

Y no importa si te gusta verlo en japonés o en español. Crunchyroll igual le ha puesto ganas a su doblaje con grandes talentos.

HiDive

Entre las plataformas para ver anime en México es de las menos conocidas. Y no es para menos, pues apenas nació en 2017 en Estados Unidos; sin embargo, eso no limita su interesante catálogo.

Alugnos anime no los encuentras ni en Crunchyroll, ni en Netflix. Date una vuelta por su catálogo para encontrar grandes joyas.

HBO Max

Aunque no tienen tantos títulos nuevos mensualmente, HBO Max le sigue metiendo anime a su plataforma.

Aquí encuentras desde algunas películas de Makoto Shinkai (Your Name, El tiempo contigo, Viaje a Agartha), joyitas escondidas como Kids on the Slope, y clásicos como Death Note.

Star+

¿Tienes Star+? Pues aquí también encuentras anime en streaming con títulos muy interesantes. Desde el clásico Bleach (contando su más reciente temporada), hasta series actuales que han dado de qué hablar como Tokyo Revengers, Tengoku Daimakyo y Summer Time Rendering

Prime Video

Si pagas por los envíos gratis, aprovecha para darte algunos de sus títulos anime en el catálogo. Puedes sentirte nostálgica con Inuyasha y Rebuild of Evangelion. O descubrir nuevas historias con After the Rain o Banana Fish.

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Imagen BBC
¿Se te perdieron las fotos de los 2000? Esto puedes hacer para cuidar las de ahora
12 minutos de lectura

Si usaste una cámara digital a principios de la década de los 2000, es muy probable que se hayan borrado capítulos enteros de tu vida. Una generación de fotos ha desaparecido en discos duros dañados y sitios web inactivos.

22 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Según estimaciones recientes, se calcula que se toman alrededor de 5.300 millones de fotografías digitales cada día en el mundo.

Para mi 40 cumpleaños, les pedí a mis amigos y familiares un regalo: fotos mías de mis veintipocos. Mi colección de fotos de esa época —aproximadamente de 2005 a 2010— es terriblemente escasa.

Hay un espacio en blanco entre mis álbumes de fotos impresas de la universidad y mi carpeta de Dropbox con las instantáneas de mis primeros años como madre. Lo único que pude encontrar de aquellos años fue un puñado de fotos de baja resolución de mí en un bar haciendo algo raro con las manos.

¿Y el resto? Quedaron atrás debido a una computadora muerta, cuentas de correo electrónico y redes sociales inactivas y un mar de pequeñas tarjetas de memoria y memorias USB perdidas en el caos de múltiples mudanzas internacionales. Es como si mis recuerdos no fueran más que un sueño.

Resulta que no soy la única. A principios de la década de los 2000, el mundo experimentó una transición repentina y drástica de la fotografía analógica a la digital, pero tardó un tiempo en encontrar un almacenamiento fácil y fiable para todos esos nuevos archivos.

Hoy en día, tu smartphone puede enviar copias de seguridad de tus fotos a la nube en cuanto las tomas. Muchas fotos capturadas durante la primera ola de cámaras digitales no tuvieron la misma suerte. A medida que la gente cambiaba de dispositivo y los servicios digitales prosperaban y decaían, millones de fotos desaparecieron en el proceso.

Hay un agujero negro en el registro fotográfico que se extiende por toda nuestra sociedad. Si tenías una cámara digital en aquel entonces, es muy probable que muchas de tus fotos se perdieran al dejar de usarla.

Incluso ahora, los archivos digitales son mucho menos permanentes de lo que parecen. Pero si tomas las medidas adecuadas, no es demasiado tarde para proteger tus nuevas fotos del mismo olvido.

Una par de tarjetas SD y un pendrive azul en el teclado de un laptop.
Getty Images
Tarjetas SD, pendrives y discos duros externos era el almacenaje favorito en la década de los 2000

Este año se celebra el 50º aniversario de la fotografía digital. La primera cámara digital era un dispositivo descomunal y poco práctico que parecía más bien una “tostadora con lente”, como explica su inventor Steve Sasson a la BBC.

Pasaron décadas antes de que se convirtieran en un producto de consumo viable, pero todos mis conocidos tenían una cámara digital a principios de la década de los 2000.

Tomamos miles de fotos y las compartimos en álbumes online con nombres como “¡Martes por la noche!” o “Viaje a Nueva York – parte 3”. ¿Seguro que alguien de mi círculo tenía estas fotos 20 años después? Cuando pregunté, resultó que muy pocos las tenían. Todos acumulaban los mismos problemas que yo. ¿Cómo podía haber tan poco de una época tan llena de fotos?

Al observar nuestra relación con las fotos, el período 2005-2010 se percibe como un microcosmos de la Era de la Información. Es toda una vida de innovación, disrupción y acceso condensada en un lapso de cinco años en la cronología de la historia humana.

La revolución digital

El año 2005 fue un buen momento para ser un usuario de cámaras digitales. Ese año, el auge digital arrasó con las ventas de cámaras de película, según datos de la Asociación de Productos de Cámara e Imagen (Cipa).

La feroz competencia redujo el precio de las cámaras digitales compactas básicas lo suficiente como para que se compraran por impulso. La calidad de las cámaras mejoró rápidamente, lo que dio a algunos consumidores una excusa para actualizar sus compactas una o incluso dos veces al año.

Piensa en esto: durante un siglo, la fotografía personal fue un proceso lento y deliberado. Tomar fotos requería dinero. Cada rollo de película ofrecía un número limitado de fotos. Y si querías ver tus fotos, tenías que dedicar tiempo a revelar la película o pagar a un laboratorio para que hiciera el trabajo, y luego repetir el proceso si querías copias.

Un dependiente sostiene una cámara digital Kodak en unos grandes almacenes de Pekín
Getty Images
Kodak lanzó muchos modelos de cámaras digitales en las décadas de 1990 y 2000.

Sin embargo, a partir de 2005, todas esas barreras se derrumbaron en un abrir y cerrar de ojos. Pronto, los consumidores producían millones de fotos digitales al año. Pero lo que parecía una época de abundancia fotográfica fue, en realidad, un momento de extrema vulnerabilidad.

“[Los consumidores] desconocían lo que no conocían”, afirma Cheryl DiFrank, fundadora de My Memory File, una empresa que ayuda a sus clientes a organizar sus bibliotecas de fotos digitales. “La mayoría de nosotros no nos tomamos el tiempo necesario para comprender a fondo las nuevas tecnologías. Simplemente descubrimos cómo usarlas para hacer lo que necesitamos hoy… y el resto lo resolvemos después”.

La gente no lo sabía en ese momento, dice DiFrank, pero no pudieron “averiguar el resto más tarde”.

La memoria del consumidor promedio se encontraba dispersa de forma precaria en una amplia gama de tecnología portátil de primera generación, susceptible a pérdidas, robos, virus y obsolescencia: cámaras, tarjetas SD, discos duros, memorias USB, cámaras Flip Cam, CDs y una maraña de cables USB que funcionaban con algunos dispositivos, pero no con otros.

Una persona con las uñas de color blanco mira fotos impresas en una mesa
Getty Images
La gran mayoría de las fotos hoy en día se hacen con smartphones.

Al mismo tiempo, las laptops comenzaban a superar a las computadoras de escritorio por primera vez en la historia. La gente podía almacenar y ver fotos exclusivamente en sus laptops, un dispositivo que, por desgracia, también era más fácil de romper o extraviar.

Las ventas de cámaras digitales se dispararon en 2005, alcanzaron su punto máximo en 2010 y luego se desplomaron, según la Cipa. El iPhone de Apple se lanzó en 2007, y pronto los teléfonos móviles revolucionaron por completo la incipiente explosión de las cámaras digitales. Los consumidores adoptaron rápidamente la nueva tendencia fotográfica, a menudo sin detenerse a proteger las fotos que ya habíamos tomado.

El “agujero negro”

El dolor de perder fotos es personal para Cathi Nelson. En 2009, le robaron de casa su ordenador y su disco duro externo de respaldo. Ante la falta de almacenamiento en la nube accesible en ese momento, perdió gran parte de los recuerdos de su familia para siempre. Es irónico, ya que Nelson se gana la vida ayudando a otras personas a recuperar sus fotos desaparecidas.

Ese mismo año, Nelson fundó The Photo Manager”, una organización de miembros para organizadores profesionales de fotos digitales. Para entonces, las colecciones de fotos ya estaban tan desordenadas que se despertó una enorme demanda de ayuda profesional, afirma. “La gente está abrumada por las opciones, la tecnología y los datos”, escribió Nelson en un informe técnico que detallaba el problema.

Los miembros de The Photo Managers ayudan a sus clientes con el “agujero negro” de 2005-2010 constantemente. “Lo veo una y otra vez, todo el asunto del ‘agujero negro’ digital”, dice Caroline Gunter, miembro del grupo. “Hubo un período, desde principios de la década de 2000 hasta 2013, en el que era muy difícil para la gente organizarse y se perdían fotos”.

Nelson, Gunter y otros miembros de The Photo Managers dicen que recuperan fotos pixeladas de bebés de teléfonos Nokia plegables, recuperan fotos de CDs de fotos y lidian con el servicio de atención al cliente en sitios web de álbumes de fotos en línea como Snapfish o Shutterfly.

“Nuestros miembros siempre dicen que es el único trabajo que hacen en el que la gente llora cuando les devuelven todo”, dice Nelson.

Primer plano de una cámara Kodak Instamatic 100, circa 1965, con formato 126, aislada sobre fondo blanco
Getty Images
En 1975, un joven ingeniero de la empresa que fabricaba la película Kodak tomó la primera fotografía con una cámara digital portátil.

Al mismo tiempo, se produjo otro cambio radical: el intercambio gratuito de fotos online. No solo teníamos la capacidad de generar millones de fotos, sino que también podíamos compartirlas con toda la humanidad, de una forma que parecía mucho más permanente de lo que realmente era.

En 2006, la plataforma de redes sociales MySpace era el sitio web más popular de Estados Unidos y, para muchos, se convirtió en el servicio predilecto para compartir y almacenar fotos. Pero su reinado duró poco.

Facebook se lanzó en 2004 y, para 2012, contaba con más de 1.000 millones de usuarios. Pronto, MySpace cayó en el olvido, dejando atrás innumerables fotos y otros recuerdos digitales.

En 2019, MySpace anunció que 12 años de datos se habían borrado en un fallo accidental del servidor. La compañía afirmó que “todas las fotos, vídeos y archivos de audio” publicados antes de 2016 se habían perdido para siempre, toda una generación de imágenes perdidas en el tiempo.

Sin embargo, MySpace no era el único centro para almacenar fotos. Kodak, Shutterfly, Snapfish, la cadena de farmacias Walgreens y muchas más apostaron por los servicios de fotografía en internet.

Los clientes obtenían galerías de fotos online gratuitas, y las empresas podían generar ingresos mediante impresiones y regalos. Al principio, el modelo fue un éxito rotundo. Shutterfly, por ejemplo, salió a bolsa en 2006 con una oferta pública de venta de acciones de gran repercusión que recaudó US$87 millones.

Perdidas para siempre

El resto de lo que sucedió queda para los libros de historia y para los estudios de casos de las escuelas de negocios. Kodak, por ejemplo, se declaró en quiebra (aunque la empresa resurgió tiempo después).

Shutterfly adquirió todas las fotos de la Galería Kodak EasyShare, pero mi propia experiencia demuestra que no fueron buenas noticias para mis fotos. Para transferir mis fotos de Kodak EasyShare a Shutterfly, necesitaba vincular ambas cuentas, una tarea que nunca completé a pesar de los múltiples correos electrónicos de Shutterfly instándome a hacerlo.

Los correos electrónicos de marketing de la empresa prometían a los clientes que Shutterfly nunca las eliminaría. Tiempo después, inicié sesión en mi cuenta y descubrí que las fotos estaban archivadas y eran inaccesibles.

Un portavoz de Shutterfly afirma que mi historia es conocida y que la empresa hizo todo lo posible para ayudar a los clientes con la transición a Kodak. Sin embargo, lamentablemente, algunas fotos se volvieron irrecuperables con el tiempo.

Shutterfly aún conserva algunas fotos, pero la empresa no las entrega. Según un portavoz, no se puede acceder, descargar ni compartir las fotos almacenadas en Shutterfly a menos que se compre algo cada 18 meses. Puedo usar esas fotos para crear un producto como un calendario de fotos que Shutterfly me vende con gusto, pero no puedo tener mis archivos a menos que haga compras regulares. Casi siento que mis recuerdos están secuestrados.

“Lo que la gente no comprende es que uno de los mayores gastos de los negocios en línea es el almacenamiento”, afirma Karen North, profesora de la Facultad de Comunicación Annenberg de la Universidad del Sur de California. “Había tanto entusiasmo por las nuevas tecnologías que no se prestó atención real —y mucho menos atención pública— a la necesidad de un modelo de negocio sostenible”.

Fotos al lado de una taza de café vacía.
Getty Images
La gran mayoría (más del 90 %) de estas fotos se toman con smartphones.

En la década de los 2000, el costo del almacenamiento digital era considerablemente mayor que en la actualidad. El almacenamiento en la nube externo para empresas apenas comenzaba a surgir en ese momento, y muchas compañías tenían que construir y operar sus propios servidores, lo que suponía un gasto enorme.

Los consumidores producían millones de fotos digitales, pero a largo plazo, las empresas en línea no podían permitirse almacenarlas, afirma North.

“A principios de la década de los 2000, se creía que si subías algo a internet, debía ser gratis”, dice North. “Todos vivíamos nuestras ‘segundas vidas’ gratis. Gmail era gratis. Ahora, al recordarlo, piensas en cómo una pequeña cuota de suscripción a Kodak, o a cualquiera de estos sitios, podría haber protegido nuestros recuerdos”.

En cambio, ahora los clientes pagan un precio diferente: todas esas fotos que se cargaron y compartieron rápidamente (pero no se imprimieron ni se hizo una copia de seguridad en un disco duro externo) entre 2005 y 2010 están gravemente comprometidas.

“Estamos maravillados con todo esto que nos dan gratis”, dice Sucharita Kodali, analista de mercado minorista de Forrester Research. “Nadie se pregunta: ‘¿Qué pasará en cinco o diez años?’. Perdimos por completo nuestro pensamiento crítico porque estábamos deslumbrados por el internet gratuito”.

Las soluciones actuales de almacenamiento de fotografías pueden parecer más permanentes, pero expertos como Nelson dicen que aún existen los mismos riesgos.

“Psicológicamente, la gente no entendía la diferencia entre los datos digitales y una fotografía física”, dice Nelson. “Creemos que estamos viendo una fotografía real. Pero no es así. Estamos viendo un montón de números”. Puedes tener una imagen en la mano, pero los datos están a un clic de desaparecer.

Cómo proteger tus fotos

“Todo se reduce a la redundancia”, dice Nelson. “Corremos un riesgo mucho mayor que cuando las fotos simplemente se imprimían”. Si los consumidores dependen demasiado de la nube, el destino de sus fotos está en manos de una empresa que podría quebrar o decidir borrarlas todas.

“O mi ejemplo del robo de un disco duro externo, que pensé que era la copia de seguridad ideal”, añade Nelson. “Por eso la redundancia es clave”.

Los administradores de fotos se adhieren a la regla del “3-2-1” para el almacenamiento de fotografías. Según esta lógica, siempre deberías tener tres copias de cada foto: dos almacenadas en diferentes medios (como la nube y un disco duro externo) y una copia guardada en una ubicación física separada (como un disco duro externo en casa de un familiar). Es la mejor protección contra fallas tecnológicas y desastres naturales.

Un técnico realiza una verificación en un quiosco de impresión de fotografías Kodak.
Getty Images
Imprimir fotografías tiene un coste muy bajo hoy en día.

Aprendí ese mensaje a las malas. Hoy, guardo todas las fotos que me envían por SMS o correo electrónico en mi dispositivo, que se respalda automáticamente en Google Fotos. Una vez al mes, hago una copia de seguridad de Google Fotos en mi disco duro externo.

También es buena idea editar tus fotos a diario. Sentir que tienes una cantidad manejable de fotos significa que es más probable que tengas el control. “El volumen [de fotos] ahora mismo es una locura”, dice Gunter. “La selección de fotos es lo que está metiendo a la gente en problemas, porque no tienen tiempo. Simplemente siguen acumulando el desorden”.

En cuanto a mi 40 cumpleaños, recibí algunas joyas que nunca había visto. Yo con un corte de pelo increíblemente corto, el extraño futón que no pudimos vender y lo abandonamos en la acera, los azulejos de un baño que ya no existe, bolsos enormes e innecesarios. Incluso descubrí un video granulado de mi perro grabado con un teléfono plegable mientras se oye a un amigo diciendo que estaba enamorado de “un chico cualquiera”, el mismo con el que se casó 15 años después.

Hay algo que sabemos ahora y que desconocíamos entonces: las redes sociales, o cualquier servicio online, podrían no ser guardianes fiables de nuestras fotografías. Somos los únicos que podemos asumir la verdadera responsabilidad de nuestros recuerdos y mitigar los riesgos asociados.

Línea gris de separación
BBC

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