Desde que salió el tráiler de Krakens y Sirenas este se hizo viral porque tiene como principal antagonista a una sirena pelirroja que se parece muchísimo a Ariel (La Sirenita). Esto solo revivió la historia de la rivalidad Disney vs DreamWorks y aquí aprovechamos para contártela.
Actualmente la animación se ha vuelto un poco más diversa, pero cuando nació DreamWorks claramente era para competir por el mercado familiar que tenía acaparado Disney.
Y aunque hizo clásicos como El Dorado o El Príncipe de Egipto, fue con Shrek que llamó la atención de chicos y grandes al tener chistes adultos escondidos y al realizar parodias de personajes y estereotipos clásicos de los personajes de Disney.
El mercado de la animación está tan dominado por Disney que muchas personas pensaron que DreamWorks le pertenecía a la casa del ratón. Aunque esto no es así, Disney sí inspiró la creación de este otro estudio.
Jeffrey Katzenberg trabajó como presidente de Walt Disney Animation Studios de 1984 a 1994. Bajo su liderazgo, el estudio de animación hizo algunas de las películas más aclamadas como La Sirenita, La Bella y la Bestia (que fue la primera película animada en ser nominada a Mejor película en los Oscar), Aladdin y El Rey León.
Además, Katzenberg selló el acuerdo que creó la exitosa colaboración entre Pixar y Disney.
Si quieres ver más de esta época de “renacimiento” de Disney, mira el documental “Despertando a la bella durmiente” en Disney+.
En ese tiempo, Michael Eisner era el CEO de Disney y fue él quien llevó a Katzenberg a la compañía. En 1994, tras la muerte inesperada de Frank Wells (CoCEO), Eisner se negó a promover a Katzenberg a pesar de que eso era lo esperado.
Al final, la tensión e incomodidad era tanta que Jeffrey Katzenbergse vio olbigado a renunciar inesperadamente. Al poco tiempo, Katzenberg inició una demanda contra Disney para recuperar el dinero que sentía que se le debía y la compañía tuvo que pagarle alrededor de 250 millones de dólares.
Posteriormente, Jeffrey Katzenberg se uniría con Steven Spielberg y el productor David Geffen para crear DreamWorks SKG.
El estudio fue creado oficialmente el 12 de octubre de 1994 y en realidad la idea era que se centrara tanto en hacer películas live action, como en animación.
En este sentido, Katzenberg asumió la responsabilidad principal de las operaciones de animación y también se puso a reclutar animadores de Disney, mientras que Steven Spielberg trajo a su equipo de Amblimation (Un cuento americano, Balto).
DreamWorks Animation nació como una subdivisión dentro de DreamWorks SKG. Su primera película fue Antz (Hormiguitaz) que se estrenó en 1998, pero desde su producción causó polémica y alimentó la rivalidad Disney vs DreamWorks.
Steve Jobs (co fundador de Pixar) y John Lasseter (director) entraron en pleito con Katzenberg por las similitudes entre la película de DreamWorks y la de Disney/Pixar llamada Bichos: Una aventura en miniatura.
Al final ambas se estrenaron el mismo año con un mes de diferencia, saliendo primero la de DreamWorks.
Aunque hicieron algunas películas de animación tradicional, su siguiente gran trancazo sería Shrek (2001) que se burlaba de los personajes clásicos de Disney y de los estereotipos de sus historias.
Además de ser un éxito en taquilla y de fans de todas las edades, DreamWorks le dio un duro golpe a Disney en los Oscar de 2001.
Esa ceremonia fue la primera que tuvo la categoría de Mejor película animada, donde también competía Monsters Inc. de Disney/Pixar, y Jimmy Neutron: El niño genio de Paramount y Nickelodeon.
Y pues sí, el ogro malhumorado del pantano se llevó el Oscar para DreamWorks.
De cualquier forma, y dejando de lado las parodias o similitudes que todavía existen, DreamWorks nos ha regalado grandes joyas: Cómo entrenar a tu dragón, Pollitos en Fuga, y recientemente El Gato con Botas: el último deseo.
Así que no dejes de ver Krakens y Sirenas este 29 de junio.
Beijing informa que a partir del lunes impondrá sus propios aranceles de 15% a las importaciones de carbón y 10% al petróleo y camionetas provenientes de Estados Unidos.
China anunció una serie de aranceles a productos estadounidenses, en represalia por las tarifas a bienes chinos impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los aranceles chinos, que entrarán en vigor el lunes próximo, incluyen un impuesto del 15% al carbón y al gas natural licuado, además del 10% al petróleo, maquinaria agrícola, camionetas y algunos autos de lujo.
Este martes en la madrugada comenzaron a aplicarse aranceles del 10% a todas las importaciones de China a EE.UU.
El presidente Trump alega que la medida contra los productos chinos son en respuesta al déficit comercial que existe con la nación asiática y son una manera para forzar a China a que frene el flujo de fentanilo a EE.UU.
Por su parte, el gobierno de Beijing acusó al de Washington de violar las reglas del comercio internacional.
“La imposición unilateral de aranceles por parte de EE.UU. es una seria violación de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). No sólo no ayuda a resolver sus propios problemas, sino que además socava la cooperación y comercio normales entre China y EE.UU.”, dice el comunicado que anunciaba las tarifas de represalia.
Además califica la acción de “flagrante” y que “representa un ejemplo típico de unilateralidad y proteccionismo comercial”.
El Ministerio de Comercio de China anunció que presentará una queja ante la OMC para que intervenga en aras de “salvaguardar sus derechos e intereses legítimos”.
En una medida adicional, el ente de vigilancia de competencia en China afirma haber iniciado una investigación de la empresa Google.
La Administración Estatal de Regulación del Mercado dice sospechar que el gigante informático viola las leyes antimonopolio.
Con los anuncios, Beijing dejó claro que no rehuirá de un enfrentamiento comercial contra Washington.
No es la primera vez que esto sucede entre las dos principales potencias económicas del mundo, que ya se habían enfrascado en una guerra arancelaria durante el primer mandato de Trump en 2018.
En ese momento, Trump implementaba su agenda conocida como “EE.UU. primero”, imponiendo serie tras serie de aranceles a los productos extranjeros. Cientos de miles de millones de dólares en productos chinos enfrentaron nuevos impuestos o tarifas más altas, lo que motivó una represalia por parte de Beijing.
Durante el gobierno de Joe Biden, Washington mantuvo los aranceles y hasta incrementó algunos de ellos. Biden adoptó una estrategia más enfocada en el sector de alta tecnología con más tarifas y restricciones a los productos como semiconductores y vehículos eléctricos.
A pesar de las tensiones, estas dos grandes economías están profundamente entrelazadas, comenta João da Silva, analista económico de la BBC.
Ambos países son importantes socios comerciales. Las importaciones de China a EE.UU. alcanzaron US$401.000 millones en los primeros 11 meses del año pasado, mientras que China importó de EE.UU. el equivalente a US$131.000 millones.
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