Ya estamos a nada del estreno de House of the Dragon Temporada 2, el spin off de Game of Thrones que trae a la casa de los dragones al centro de la historia. Como se trata de una familia con una laaaarga historia, te explicamos el árbol genealógico Targaryen.
Hay que recordar que esta casa reinó sobre Westeros durante tres siglos y esto fue en gran parte por su habilidad especial para domar dragones.
Y sí, aunque todo lleva a Daenerys Targaryen en Game of Thrones, la primera temporada de la Casa del Dragón nos demostró que hay muchas caras que no conocíamos, pues la serie se desarrolla casi 200 años antes de la historia que conocemos.
La verdad es que este árbol es más complicado que el de los Buendía en Cien años de soledad, pues aquí también hay un chorro de nombres repetidos a lo largo de generaciones (Aegon, Viserys, Rhaena, etc.).
Y también como muchas realezas históricas, esta familia veía como algo normal la poligamia y el incesto, por lo que hay un montón de relaciones entre familia.
Trataremos de abordar los nombres más importantes en la historia de esta casa y los que son fundamentales en House of the Dragon.
La Casa Targaryen es de descendencia Valyria, en la región de Essos. A pesar de las riquezas y del estatus, los Targaryen dejaron la zona cuando inesperadamente Aenar Targaryen mudó a su familia a Rocadragón, una pequeña isla en Westeros.
Esta decisión se basó en una visión que tuvo su hija Daenys, “la soñadora”, donde veía la destrucción de Valyria. Este evento sucedió doce años después y fue conocido como la “Maldición de Valyria”.
Los siguientes cien años se crearon una gran fortaleza en Rocadragón. Además, de sus cuatro dragones solo quedó vivo Baelerion. Aunque al poco tiempo eclosionarían Vhagar y Meraxes.
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Siete generaciones después de Aenar, en el árbol genealógico Targaryen llegamos a Aegon I (más tarde conocido como Aegon el Conquistador) y a sus hermanas-esposas Visenya y Rhaenys. Iniciaron la conquista de los Siete Reinos junto a sus dragones Balerion, Vhagar y Meraxes.
Consiguieron la sumisión de todo Westeros, a excepción de Dorne, que se mantuvo independiente con la Casa Martell al frente.
Así, Aegon fundó Desembarco del Rey, se convirtió en el primer rey de Westeros y el primero en sentarse en el Trono de Hierro. Aegon derritió las espadas de quienes se habían opuesto a él para convertirlas en un trono que serviría como recordatorio del inicio del reinado de los Targaryen.
De hecho, la historia de toda esta saga está marcada por este evento, pues los años se marcan como a.C. (antes de la Conquista) y d.C. (después de la Conquista).
Como dato extra: Aegon I usaba la espada Fuegoscuro, una de las dos únicas espadas de acerco valyrio traídas por los Targaryen desde Valyria a Rocadragón. La otra espada era Hermana Oscura y era usada por Visenya.
Luego de conquistar el trono, los reyes siguientes de la Casa del Dragón eran conocidos como “Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, señor de los Siete Reinos y Protector del Reino”.
Tras la muerte de Aegon I, su hijo Aenys subió al trono. Su madre era Rhaenys, hermana menor de Aegon. Gobernó entre el 37 y 42 d.C. y fue jinete de la dragón Azogue.
Desde su asenso al trono se enfrentó a varias rebeliones. Algunas de ellas consecuencia de los conflictos con la Fe de los Siete y el rechazo a sus costumbres valyrias (como sus relaciones incestuosas).
Aunque tuvo hijes con Alyssa Velaryion, fue sucedido en el trono por su medio hermano Maegor I.
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Fue el único hijo de Aegon I y su hermana-esposa Visenya. Sirvió como Mano del Rey durante el reinado de su medio hermano Aenys I.
Se convirtió en Rey de los Siete Reinos entre 42 y 48 d.C. y fue jinete del dragón Balerion.
Maegor I tomó a Alyssa Velarion (reina viuda de Aenys I) como rehén junto a tres de sus hijes. Entre esto, que mataba a toda persona que cuestionara su reinado, y otras atrocidades contra su familia, fue apodado Maegor el Cruel.
Maegor I fue encontrado muerto en el Trono de Hierro, aunque se desconoce quién fue la persona responsable de su muerte.
Como Maegor I no tuvo descendencia, quien subió al trono fue Jaehaerys I, hijo de Aenys I y Alyssa Velaryon. Fue Rey del 48 al 103 d.C. y jinete del dragón Vermithor.
Él le puso fin a la guerra contra la Fe de los Siete y desde entonces el Trono de Hierro defiende también a esta Fe. Así es como se ganó el apodo de El Conciliador.
Gobernó por más de cinco décadas, convirtiéndose en el Rey Targaryen con el reinado más largo, por lo que también fue llamado “El Viejo Rey”.
Su esposa fue su hermana Alysanne Targaryen con quien tuvo trece hijes. Murió a los 69 años de edad. Sin embargo, sus hijes ya habían muerto y el Trono tuvo que pasar a alguien más.
Esta etapa de árbol genealógico Targaryen es la que vemos reflejada en la actual serie de HBO. Te advertimos que hay algunos spoilers a continuación de lo que vimos en la primera temporada y lo que nos espera en la segunda.
Así que si quieres sorprenderte con los episodios, te recomendamos saltarte esta sección.
¡Última advertencia! SPOILERS DE HOUSE OF THE DRAGON EN
3…
2…
1…
Al inicio del primer episodio vemos cómo Jaehaerys I Targaryen tiene que decidir a su heredero al trono. Una de las opciones es su nieta Rhaenys Targaryen, hija de Aemon y quien fue heredero al Trono.
El otro candidato es Viserys I Targaryen, también nieto de Jaehaerys I, pero su padre fue Baelon.
Aunque la decisión más obvia era Rhaenys, elige a Viserys I, pues una mujer no podría reinar.
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Viserys I fue el hijo mayor del príncipe Baelon Targaryen y su hermana-esposa, la princesa Alyssa Targaryen.
Tuvo dos hermanos: Daemon y Aegon (este muró siendo un bebé). Fue jinete del dragón Balerion aunque este murió (con más de 200 años) antes de verlo convertirse en rey. Viserys I nunca reclamó otro dragón.
Su esposa fue su prima Lady Aemma Arryn, con quien tuvo a su hija, la princesa Rhaenyra. Aunque siempre tuvo la esperanza de que su esposa le diera algún hijo varón para heredar el trono.
Su hermano Daemon también tenía sed por poner sus manos en el trono. Pero una serie de eventos llevan a Viserys I a elegir a su hija Rhaenyra como su heredera.
Viserys I se casaría por segunda ocasión con Lady Alicent Hightower, quien le daría tres hijes. Aunque el mayor fue varón, Aegon, Viserys I no cambió de opinión y mantuvo a Rhaenyra como futura Reina (aunque la serie nos muestra que su deseo se mal interpreta antes de morir).
La descendencia de Viserys con Alicent Hightower:
La princesa y heredera al trono es casada con su primo Laenor Velaryon y durante su matrimonio tienen tres hijos:
Tomando en cuenta que Laenor tenía preferencia por otros hombres, y que ninguno de los tres sacó el cabello platinado característico de los Targaryen y de los Velaryon, se sospecha que su verdadero padre es Ser Harwin Strong.
Más tarde, Laenor sería asesinado y Rhaenyra se casaría en secreto con su tío Daemon Targaryen, con quien tiene otros dos hijos y una hija:
También hay que aclarar que antes de por fin estar con Rhaenyra, Daemon se casó con Laena Velaryon y con ella tuvo dos hijas:
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Es el primer hijo del Rey Viserys I Targaryen con Alicent Hightower. Hasta la primera temporada de House of the Dragon lo vimos ocupar el trono de los Siete Reinos, desatando una guerra con su media hermana Rhaenyra Targaryen.
Como Rey, usa la corona de hierro y rubí de Aegon I Targaryen (El Conquistador) y porta la espada de acero valyrio Fuegoscuro. Su dragón es Fuegosol (Sunfyre), el Dorado.
En el canon, se casa con su hermana Helaena Targaryen y tiene tres hijos con ella; sin embargo, ninguno alcanza la edad adulta. También es famosos por engendrar varios bastardos.
Los hijos de Aegon II Targaryen con su hermana Helaena son:
Viserys I muere mientras duerme y aunque había elegido a Rhaenyra como sucesora, el hijo mayor con su segunda esposa, Aegon II, reclamó el trono.
Esto desató una guerra civil entre ambos bandos que se conoce como la Danza de los Dragones.
Hasta ahí le dejaremos por ahora con esta parte del árbol genealógico Targaryen, pues ya veremos hasta dónde abarca House of the Dragon.
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Unas siete generaciones después de Viserys I es que Westeros conocería al último Rey Targaryen:
Jaehaerys II Targaryen tuvo un corto reinado en el que unió a las Grandes Casas de Westeros. Pero tras una enfermedad murió y fue sucedido por su hijo Aerys II, quien ya había sido casado con su hermana Rhaella.
Juntos tendría siete hijes, siendo los últimos Viserys III y Daenerys, a quien vemos en Game of Thrones.
Su reinado inició en 262 d.C. y sus primeros 12 años fueron pacíficos. Pero pronto se transformaría en algo violento y caótico.
A medida que crecía se volvió celoso, desconfiado y cruel; incluso, desarrolló una fascinación por quemar personas vivas.
Su destino fue morir a manos de Jaime Lannister antes de dar una orden que acabaría con la vida de todo Desembarco del Rey.
En la historia que conocemos en la serie, el árbol genealógico Targaryen termina con Daenerys y con Jon Snow, quien resulta ser Aegon Targaryen, hijo de Lyana Stark y Rhaegar Targaryen, hermano mayor de Daenerys.
Ahora sí: ¡todo listo para que entiendas toda la historia con el árbol genealógico Targaryen!
Todos emitimos una gran cantidad de sustancias químicas olorosas a través de nuestros poros y en nuestro aliento. Algunas son un indicio de que podríamos estar enfermándonos.
Obviamente era una tontería. Así reaccionó la química analítica Perdita Barran cuando un compañero le habló de una mujer escocesa que aseguraba que podía oler la enfermedad de Parkinson.
“Probablemente solo huele a personas mayores y reconoce los síntomas del Parkinson y establece alguna asociación”, recuerda haber pensado Barran.
La mujer, una enfermera jubilada de 74 años llamada Joy Milne, se había acercado al colega de Barran, Tilo Kunath, neurocientífico de la Universidad de Edimburgo, en 2012 en un evento en el que él daba una charla.
Milne le contó a Kunath que había descubierto su habilidad después de notar que su marido, Les, había desarrollado un nuevo olor almizclado años atrás. Más tarde le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa progresiva caracterizada por temblores y otros síntomas motores.
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Fue cuando Milne asistió a una reunión de grupo para pacientes de Parkinson en su ciudad natal, Perth, Escocia, cuando estableció la conexión: todos los pacientes tenían el mismo olor almizclado.
“Así que decidimos comprobar si tenía razón”, dice Barran, que en ese momento trabajaba en la Universidad de Edimburgo, pero ahora está en la Universidad de Manchester.
Resultó que Milne no era una persona que les haría perder el tiempo. Kunath, Barran y sus colegas le pidieron a Milne que oliera 12 camisetas, seis de las cuales habían sido usadas recientemente por pacientes con Parkinson, junto con otras seis usadas por personas que no padecían la enfermedad.
Ella identificó correctamente a los seis pacientes. Es más, identificó a otra persona que menos de un año después fue diagnosticada con Parkinson.
“Fue algo increíble”, dice Barran. “Ella diagnosticó la enfermedad de antemano, tal y como había hecho con su marido”.
En 2015, la noticia de su asombrosa habilidad fue portada en los medios de comunicación de todo el mundo.
La historia de Milne no es tan descabellada como podría parecer. El cuerpo humano desprende una gran variedad de olores. Un olor nuevo puede indicar que algo ha cambiado o que algo va mal en el organismo.
Ahora, los científicos están trabajando en técnicas para detectar sistemáticamente biomarcadores olfativos que podrían acelerar el diagnóstico de una amplia gama de enfermedades, desde el Parkinson y las lesiones cerebrales hasta el cáncer. La clave para detectarlos podría estar justo frente a nuestras narices.
“Me parece una locura que haya gente muriendo y que estemos pinchando el trasero a personas con agujas para averiguar si tienen cáncer de próstata, cuando la señal ya está fuera y es detectable por los perros”, afirma Andreas Mershin, físico y cofundador de RealNose.ai, una empresa que está desarrollando una nariz robótica para diagnosticar enfermedades basándose en el olfato.
Esta tecnología es necesaria, ya que relativamente pocas personas tienen un olfato lo suficientemente potente como para detectar estas sustancias bioquímicas reveladoras que aparecen en las primeras etapas de una enfermedad.
Joy Milne, resultó ser una de esas pocas personas. Tiene hiperosmia hereditaria, un rasgo que significa que su sentido del olfato es mucho más sensible que el de la media de los seres humanos, es decir, tiene un olfato superdesarrollado.
Hay algunas enfermedades que desprenden un olor tan característico que la mayoría de los seres humanos pueden olerlas.
El aliento o la piel de las personas con diabetes que sufren un episodio hipoglucémico, por ejemplo, pueden tener un aroma afrutado o a “manzanas podridas” debido a la acumulación en el torrente sanguíneo de sustancias químicas ácidas de olor afrutado llamadas cetonas. Estas se producen cuando el cuerpo metaboliza la grasa en lugar de la glucosa.
Las personas con enfermedades hepáticas pueden desprender un olor a humedad o azufre en el aliento o la orina, mientras que si el aliento huele a amoníaco o tiene un aroma “a pescado” o “a orina”, podría ser un signo de enfermedad renal.
Algunas enfermedades infecciosas también desprenden olores característicos. Las heces con olor dulce podrían ser un signo de infección por cólera o por la bacteria Clostridioides difficile, que es una causa común de diarrea, aunque un estudio descubrió que un grupo de desafortunadas enfermeras de hospital no pudieron diagnosticar con precisión a los pacientes olfateando sus heces.
Por su parte, la tuberculosis puede hacer que el aliento de una persona huela mal, como a cerveza rancia, y que su piel huela a cartón marrón mojado y salmuera.
Sin embargo, para detectar otras enfermedades se necesita un tipo de olfato especial.
Los perros, por ejemplo, tienen un sentido del olfato que, según se dice, es hasta 100 mil veces más potente que el nuestro. Los científicos han entrenado a los caninos para detectar cánceres de pulmón, mama, ovario, vejiga y próstata en las personas.
En un estudio sobre el cáncer de próstata, por ejemplo, los perros fueron capaces de detectar la enfermedad en muestras de orina con una tasa de éxito del 99%. También se ha entrenado a los perros para detectar los primeros signos de la enfermedad de Parkinson, la diabetes, las crisis epilépticas inminentes y la malaria, todo ello solo mediante el olfato.
Pero no todos los perros tienen lo que se necesita para convertirse en detectores de enfermedades, y se requiere tiempo para entrenar a los animales que sí lo tienen.
Algunos científicos afirman que podemos replicar en un laboratorio las asombrosas capacidades olfativas de los caninos, y personas como Milne, y tal vez ofrecer la posibilidad de realizar un simple frotis que podría enviarse para ser analizado análisis.
Barran, por ejemplo, está utilizando la cromatografía de gases y la espectrometría de masas para analizar el sebo (una sustancia grasa que se produce en la piel de las personas) de pacientes con Parkinson.
La cromatografía de gases separa los compuestos y la espectrometría de masas los pesa, lo que permite determinar la naturaleza precisa de las moléculas presentes.
Las industrias alimentarias, de bebidas y de perfumería ya utilizan habitualmente esta forma de análisis de olores.
De los aproximadamente 25 mil compuestos que se encuentran habitualmente en la piel humana, unos 3 mil se regulan de forma diferente en las personas con Parkinson, señala Barran.
“Ahora nos encontramos en una situación en la que hemos reducido esa cifra a unos 30 que son realmente diferentes de forma sistemática en todas las personas con Parkinson”, indica.
Muchos de los compuestos son lípidos, o grasas, y ácidos grasos de cadena larga, afirma.
Por ejemplo, un estudio inicial se centró en tres moléculas similares a los lípidos relacionadas con el olor causado por la enfermedad: el ácido hipúrico, el eicosano y el octadecanal. Esto tiene sentido, ya que estudios anteriores sugieren que el metabolismo lipídico anormal es un rasgo característico de la enfermedad de Parkinson.
“Lo que hemos descubierto es que la capacidad de las células para transportar ácidos grasos de cadena larga a las mitocondrias se ve afectada [en las personas con enfermedad de Parkinson]”, afirma Barran.
“Por lo tanto, sabemos que hay más lípidos de este tipo circulando por el cuerpo, y algunos de ellos se excretan a través de la piel, y eso es lo que medimos”.
El equipo está desarrollando ahora una sencilla prueba con un hisopo cutáneo que permite detectar la enfermedad de Parkinson en sus primeras fases. Actualmente, los médicos de cabecera suelen derivar a las personas que presentan síntomas similares a temblores a un neurólogo, que se encarga de realizar el diagnóstico. Sin embargo, esto puede llevar años.
“Lo que queremos es disponer de una prueba muy rápida y no invasiva que permita clasificar eficazmente a los pacientes, de modo que puedan acudir a un neurólogo que los evalúe y les diga “sí” o “no”, afirma Barran.
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Pero, ¿por qué las enfermedades afectan al olor corporal? La razón se debe a un grupo de moléculas conocidas como compuestos orgánicos volátiles (COV).
Para mantenerse con vida, nuestro cuerpo debe convertir continuamente los alimentos y las bebidas en energía. Lo hace a través de una serie de reacciones químicas que tienen lugar dentro de las mitocondrias, las diminutas estructuras de nuestras células que convierten los azúcares de los alimentos en energía que nuestro cuerpo puede utilizar.
Estas reacciones químicas producen moléculas conocidas como metabolitos, algunos de los cuales son volátiles, lo que significa que se evaporan fácilmente a temperatura ambiente y, por lo tanto, pueden ser percibidos por nuestro olfato. Los COV son luego excretados por el cuerpo.
En 2016, publicaron un estudio en el que revelaban que las lesiones cerebrales traumáticas en ratones provocan un olor distintivo y que es posible entrenar a otros ratones para detectarlo.
En un nuevo trabajo, que se publicará próximamente, Kimball observó cetonas específicas en la orina humana durante las primeras horas tras una conmoción cerebral. La razón por la que se liberan estos olores tras tales lesiones no está clara, pero una teoría es que el cerebro libera COV como subproducto mientras intenta repararse a sí mismo.
“La clase de cetonas que observamos sugiere que tiene algo que ver con intentar proporcionar más energía al cerebro para combatir la lesión, o al menos favorecer la recuperación”, afirma Kimball.
Hay buenas razones para pensar así. Los estudios han demostrado que las cetonas pueden servir como fuentes de energía alternativas tras una lesión cerebral y se cree que proporcionan cualidades neuroprotectoras.
El olor corporal también podría revelar que alguien tiene malaria. En 2018, científicos descubrieron que los niños infectados con esta enfermedad desprenden un olor distintivo a través de la piel, lo que los hace especialmente atractivos para los mosquitos.
Al estudiar muestras de 56 niños del oeste de Kenia, el equipo identificó un olor “afrutado y herbáceo” que parecía irresistible para los insectos voladores y picadores.
Un análisis más detallado de estas muestras reveló la presencia de sustancias químicas llamadas aldehídos, concretamente heptanal, octanal y nonanal, responsables de ese olor único.
La investigación podría utilizarse para desarrollar una nueva prueba para la malaria. Por ahora, los científicos esperan replicar el olor y utilizarlo como cebo para atrapar mosquitos, alejándolos de las comunidades y aldeas.
Y Mershin, un antiguo investigador científico del MIT que ahora trabaja en RealNose.ai, afirma que él y su equipo esperan desarrollar un dispositivo de detección de olores capaz de identificar el cáncer de próstata, una enfermedad que mata a uno de cada 44 hombres.
“La empresa surgió de unos 19 años de investigación que realicé en el MIT, donde Darpa [la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa] me pidió que superara la capacidad olfativa de los perros en cuanto al límite de detección”, explica Mershin. “Básicamente, nos pidieron que creáramos biocyborgs“.
El dispositivo que está desarrollando actualmente RealNose.ai incorpora receptores olfativos humanos reales, cultivados a partir de células madre en el laboratorio, que se ajustan con precisión para permitirles detectar la gran cantidad de moléculas odoríferas asociadas al cáncer de próstata. A continuación, el aprendizaje automático, una forma de inteligencia artificial, busca patrones en la activación de los receptores.
“No alcanza con conocer los componentes de lo que hay dentro de una muestra”, afirma Mershin. “Los ingredientes de un pastel nos dicen poco sobre su sabor o su olor. Eso tiene que suceder después de que tus sensores interactúen con estos compuestos volátiles y tu cerebro procese esa información y la convierta en una experiencia perceptiva.
“Buscamos patrones en la activación sensorial que se acerquen más a lo que hace la mente, el cerebro”, explica Mershin.
Joy, por su parte, trabaja ahora junto a Barran en su equipo de investigación, ayudándola a desarrollar una prueba de diagnóstico para el Parkinson y otras enfermedades.
“Ya no la utilizamos mucho para la detección de olores”, afirma Barran. “Como mucho, puede analizar 10 muestras al día y es bastante agotador emocionalmente para ella. Tiene 75 años, así que es muy valiosa”.
No obstante, si la técnica de Barran pudiera replicar la capacidad de Joy y detectar la enfermedad de Parkinson en sus primeras etapas, sería un gran legado para Joy y Les.
“Lo que me parece notable es que Joy y Les eran personas con formación médica, por lo que sabían que esta observación era significativa”, comenta Barran.
“Pero creo que la moraleja de esta historia es que todo el mundo debería sentirse capacitado para cuidar de su salud o la de sus amigos o familiares, para hacer observaciones y actuar si cree que algo va mal”.
*Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí si quieres leer la versión original (en inglés).
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