
Después de casi dos años de genocidio no podemos ser indiferentes ante lo que ha vivido la población palestina. Te contamos de algunas iniciativas en las que el arte es el principal protagonista para sensibilizarse y ayudar a quienes más lo necesitan.
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En medio de la desesperanza de creer que no podemos hacer mucho para ayudar a quienes son vulnerados, surgen iniciativas en las que el arte nuevamente se convierte en una forma de lucha y de resistencia y a su vez en herramienta para hacerle frente a la deshumanización.
Hablamos con Sofía Probert y Camilo Castaño, dos artistas conmovidos por esta y otras causas que exigen nuestra atención y solidaridad. Ambos nos compartieron cómo el arte, en esencia, es profundamente humano.

Es una artista nacida en la CDMX que logró mezclar la ilustración, con el activismo y la biología (carrera que cursó). A través del arte Sofía invita a practicar el cuestionamiento político y filosófico en torno a problemas sociales, ambientales y humanos.
“Para mi la expresión creativa siempre ha estado conectada con lo que pasa en el mundo, desde lo político, lo ambiental y lo social. Cuando empecé a hacer arte lo hice para digerir mis procesos personales, pero también para nombrar lo que pasa en el mundo y hablar sobre lo que me duele. Eso tiene que ver con el ecocidio y el despojo que acompaño en distintos territorios, pero también en los procesos dolorosos humanos como en este caso, el genocidio Palestino por un estado ilegítimo y cruel”
Puedes conocer más sobre ella y su trabajo aquí.

Camilo define su trabajo como algo sencillo e íntimo. Al dibujar traduce su experiencia cotidiana a algo más poético. Aunque gran parte del trabajo de Camilo tiene como punto de partida sus vivencias, este ilustrador no ha sido indiferente a las situaciones que atravesamos colectivamente y claro, no ha sido indiferente a lo que sucede en Palestina.
“Mi viaje ha ido de lo íntimo a lo político: durante años he escrito y dibujado sobre relaciones sexoafectivas, amistad, autoconocimiento, contemplación… un día encontré el manifiesto de ‘Ternura radical’ escrito por unxs activistas de Brasil y entendí que hay una fuerza política en ese llamado a abrazar la fragilidad. Entendí que para hablar de comunidad, tejido, relaciones sanas es esencial hablar de justicia social”, cuenta Camilo.
Puedes conocer más de su trabajo aquí

Aunque en muchas causas nos atraviesa distancia geográfica como en este caso, no es excusa para ser indiferentes, y eso Sofía y Camilo lo reflejan desde su trinchera: El arte.
“Como dice este poema precioso Palestino “para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros, pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo” (Makhoul, 1979). Estas palabras explican mucho sobre lo que siento, porque me es imposible sentarme a pintar o escribir sobre cosas bellas cuando hay un genocidio sucediendo y varios ecocidios en todo el mundo que me duelen y me aterran”, explica Sofía.
Por otro lado Camilo nos recuerda que aunque hay luchas que tal vez no vivimos en carne propia, no debemos olvidar, pues al final muchas de estas causas están conectadas.
“Como hombre homosexual siempre fui vocal sobre la lucha del colectivo LGBTTIQ+ y ahora entiendo que no es mi única bandera, las luchas están conectadas, y creo en el arte para sacudir y derrumbar la xenofobia, el racismo, el clasismo, y en este caso el sionismo, que es sinónimo de limpieza étnica y colonialismo. La lucha palestina es la lucha por la dignidad de los pueblos, por la humanidad”
Al hablar de arte, ambos coinciden en que no se le puede ver como algo aislado a las realidades, sino como una forma de denuncia, de sensibilidad y difusión.
“Creo que en la entraña misma del arte está el responder y denunciar los horrores del mundo, aunque ahora abunden las expresiones artísticas despolitizadas. Pienso en el poder de la poesía para conmover en su sencillez, en cómo la interpretación artística puede romper el hastío de una sociedad sobreinformada, y peor… anestesiada con las imágenes del genocidio que vemos minuto a minuto”, explica Camilo.
Sofia agrega que las artes son un lenguaje que ayuda a sanar, ya sea al verlo o al hacerlo, que ayuda a reconectar con otros.
“A lo largo de estos años de difundir mi trabajo en redes, descubrí que muchas personas resuenan con mi sentir y mi dolor y eso ha generado una comunidad fuerte que apoya y responde cuando es necesario: firmar una petición, donar o presionar a las autoridades. Me conmueve mucho esto, porque fuera de ser el arte lo que hace esto posible, es una comunidad que se sensibilizó y responsabilizó con hacer todo lo posible por cambiar.”
Te invitamos a conocer más del trabajo de estos dos artistas quienes ya han hecho talleres en los que los recaudado va como ayuda directa a familias palestinas. El último taller se realizó el pasado 4 de octubre, pero constantemente a través de sus redes te cuentan de otras formas de ayudar o del próximo espacio como este.
Si tu también te dueles de Palestina y también quieres ayudar pero no sabes cómo, te dejamos una lista completa de espacios en los que puedes hacerlo, ya sea donando, difundiendo o hablando de lo que está sucediendo.

Las incautaciones de cocaína con destino a Bélgica procedente de Sudamérica se multiplican. Mientras, la sociedad belga sufre las consecuencias del narcotráfico.
A finales de octubre, una magistrada de instrucción belga causó revuelo al publicar una carta abierta para pedirle ayuda “urgente” al gobierno de su país.
La funcionaria aseguraba que el narcotráfico estaba convirtiendo a Bélgica en un narcoestado y advirtió que el Estado de derecho estaba amenazado en este país ubicado en el corazón de Europa y cuya capital es también la capital de la Unión Europea (UE).
“¿Nos estamos convirtiendo en un narcoestado? ¿Exagerado? Según nuestro comisionado antidrogas, esta evolución ya ha comenzado”, acusó la jueza de Amberes, una ciudad cuyo puerto se ha convertido en una de las principales entradas de cocaína en Europa.
La magistrada de instrucción describió al narcotráfico como una “amenaza organizada que mina las instituciones”.
“Se han consolidado grande estructuras mafiosas, que se han convertido en una fuerza paralela que desafía no sólo a la policía, sino también al poder judicial”, añadió.
Aunque los expertos consideran que la denuncia de que Bélgica ya es un narcoestado es una exageración, alertan que el tráfico de drogas se ha convertido en un gran problema en el país europeo.
Debido a una creciente demanda de drogas en toda Europa, los narcotraficantes aprovechan la ubicación estratégica de Bélgica y del puerto de Amberes, como punto de distribución de la mercancía ilícita.
Pero quizá el factor más importante que ha hecho de Amberes un hub de la cocaína en Europa es el hecho de que su puerto es uno de los más grandes del continente: el flujo constante de contenedores ofrece oportunidades para ocultar productos ilícitos en cargamentos.
“Amberes tiene el segundo puerto más grande de Europa y tradicionalmente recibe mercancías de América Latina. Por eso, se ha convertido en un punto de entrada natural, junto con el puerto de Róterdam, para la cocaína”, le dice a BBC Mundo Letizia Paoli, criminóloga y profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lovaina, en Bélgica.
“Y las autoridades neerlandesas comenzaron a intensificar los controles en Róterdam antes que las belgas”, prosigue.
“Pienso que la acusación de ‘narcoestado’ es exagerada, pero hay tendencias preocupantes, sin duda”, añade.
El año pasado, los funcionarios de aduanas belgas interceptaron 44 toneladas de cocaína en el puerto de Amberes, una caída significativa respecto a las 121 toneladas incautadas en 2023.
Pero las autoridades belgas afirman que estas cifras no son necesariamente una señal de progreso.
Durante el primer semestre de este año, 51 toneladas de cocaína con destino a Bélgica fueron interceptadas en Sudamérica, un aumento del 155% en comparación con las 20 toneladas del mismo período del año anterior.
Pero el problema no sólo se limita al sur del continente americano, si no que va más allá.
En diciembre de 2024, las autoridades de República Dominicana informaron la incautación de más de nueve toneladas de cocaína, la mayor en la historia del país.
La droga se encontró en dos contenedores de banano procedentes de Guatemala y que tenían como destino el puerto de Amberes.
Este relativamente nuevo problema belga no se limita a Amberes.
En Bruselas, la capital del país y de la UE, el narcotráfico también está dejando huellas.
Según cifras de la policía de Bruselas, en 2023 se registraron 1.977 casos de tráfico de drogas, un aumento del 26% respecto a 2022 y del 76% desde 2015.
También en el año 2023 se registraron en la capital belga 6.595 incidentes de posesión de drogas.
Y la violencia, que algunos vinculan al uso y tráfico de drogas, parece estar saliéndose del control de las autoridades.
En 2024 se registraron 89 tiroteos en la capital belga y los reportes apuntan que este año la cifra será aún mayor.
De igual forma, desde el año pasado, Bruselas tiene catalogadas 16 zonas que se consideran especialmente peligrosas llamadas hotspots, principalmente relacionadas con bandas criminales y el narcotráfico.
También se han registrado varias muertes relacionadas con las drogas, algo rarísimo hace tan sólo una década.
“Mientras que en 2013 no encontramos ningún asesinato relacionado con el comercio de cocaína en Bélgica, entre 2014 y 2025 encontramos que en Amberes, que es el centro del tráfico de cocaína, hubo seis asesinatos relacionados con la droga”, explica la criminóloga Letizia Paoli.
“Pero si consideramos que en un solo año ocurren alrededor de 160 homicidios en Bélgica, los asesinatos relacionados con las drogas no son muchos. No representan ni siquiera el 10% de los asesinatos asociados con el tráfico de cocaína de alto nivel en Amberes, fueron solo seis en diez años”, matiza.
La carta abierta señala que las organizaciones criminales se han infiltrado en los puertos, las aduanas, la policía e incluso en los sistema penitenciario y judicial.
También afirma que jueces, incluida la autora, han sido amenazados y pide acción gubernamental.
La criminóloga Letizia Paoli asegura que apoya el llamado a que las autoridades destinen más recursos y ofrezcan una mayor protección a los magistrados: “Son peticiones realmente razonables y necesarias”.
Pero insiste en que no hay razón para hablar de Bélgica como un narcoestado.
En su opinión, un narcoestado tiene tres características: un nivel muy alto de violencia que afecte la vida comunitaria, una corrupción relacionada con las drogas tan extendida que alcance las más altas esferas del gobierno y una economía de la droga que aporte mucho al PIB.
“Ninguno de estos tres criterios se aplica a Bélgica”, apunta.
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