Aunque las calles de CDMX están repletas de las caras de políticas y políticos que buscan nuestro voto el próximo 2 de junio, la realidad es que no conocemos a la mayoría de las candidatas y candidatos que van por algún cargo público.
Una de esas personas que van por nuestro voto es Camila Martínez, quien con tan solo 27 años es candidata de Morena a la diputación local del Distrito 18 (Benito Juárez y Álvaro Obregón).
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Camila relata que ella se inició su carrera en la política a raíz de su involucramiento en causas sociales, particularmente dos: el asesinato de los estudiantes en Ayotzinapa y por el la corrupción inmobiliaria en la Benito Juárez después del sismo de 2017.
“Cuando yo estaba en la preparatoria, me tocó recibir a los padres de familia de Ayotzinapa durante su primera gira a nivel nacional para hablar de lo que había sucedido con sus hijos. Fue un parteaguas para mí”, relata Camila Martínez.
Luego, en 2017, relata que ella vivía en la Colonia del Valle y el edificio donde vivía sufrió algunas afectaciones por el sismo. Sin embargo, también se dio cuenta de los derrumbes en otros inmuebles nuevos, lo que la acercó al tema de la corrupción inmobiliaria en su delegación.
“La Benito Juárez fue la alcaldía donde más edificios nuevos se cayeron en 2017. Eran edificios que no llevaban ni nueve meses de haberse inaugurado. Entonces, con las investigaciones se empezaron a dar cuenta que estaban hechos con materiales de mala calidad”, relata la candidata.
Ella relata que comenzó a involucrarse con Morena como parte de las juventudes de la candidatura a la Presidencia de la República, pero una vez que ocurrió el sismo fue cuando decidió meterse de lleno y trabajar con las colonias del Distrito 18.
Ahora que va por la diputación local, Camila explica que tiene 3 propuestas principales en caso de que quede en el puesto: mejorar la seguridad, solucionar el tema de las sequías y el uso del agua, y luchar contra el incremento del costo de las viviendas.
En el tema del agua, ella plantea combatir las sequías aprovechando la reutilización de aguas grises -que son aquellas que provienen de duchas, bañeras y lavamanos- para regar las zonas rurales de CDMX y así destinar más agua potable a más familias. Al mismo tiempo, las aguas grises podrían usarse en baños y en otras situaciones que no involucren tomársela.
“Reservaremos el agua potable para el uso de las familias y el uso de los negocios, eso también nos va a permitir tener mucho mejor organizada nuestra gestión del agua”, agrega la candidata de Morena.
En cuanto a seguridad, Camila propone reformas para mejorar la efectividad de la policía y la coordinación con los vecinos, así como un sistema de reporte ciudadano de malas conductas policiales.
Y en el caso de las viviendas, destaca que hay muchos temas legales que son de alta preocupación para los vecinos, por lo que propone realizar jornadas gratuitas para la regulación territorial y garantizar así el derecho a la vivienda de los residentes que están en riesgo de ser desalojados de sus hogares.
Por otro lado, menciona que otro de los grandes problemas con las viviendas, especialmente en la Benito Juárez, es el crecimiento descontrolado de los precios de renta, lo que le hace imposible a muchos jóvenes y adultos mayores poder vivir en esta zona.
“Cuando hablamos de renta, los especialistas en temas de vivienda te dicen que uno de cada tres pesos que tú utilices los tienes que gastar en tu hogar, con el objetivo de que los otros dos los uses para todo lo demás. Entonces tendríamos que ganar unos 60 mil pesos al momento de estar independizándonos, pero ¿dime qué joven está ganando eso?”, señala.
Para relajarse y olvidarse un ratito de la política -aunque no tiene tanto tiempo para eso-, Camila cuenta que lo que más le gusta hacer fuera del trabajo es leer y escribir.
“Yo estudié Filología Hispánica antes de estudiar Comunicación Política, entonces siempre me ha gustado mucho leer y escribir. Soy una lectura de todo, me encanta la novela histórica y también las novelas de crimen”, revela la candidata.
Entre sus libros favoritos, explica que hay uno llamado “Fortunas del feminismo” de Nancy Fraser, el cual cuenta la historia de cómo el progresismo y el feminismo han caminado de la mano, aunque por momentos se contraponen. Otro que le encanta es el de “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago.
“Cuenta la historia de toda una ciudad que se queda ciega, entonces toda la descripción es a través de los otros sentidos. Creo que es un reto muy interesante, porque generalmente las descripciones que vemos en narrativas son muy visuales y esta no, esta se basa en olores y sonidos”, explica.
Además de la lectura, ella también tiene una pasión por el cine y el teatro, cosa que espera retomar una vez que acabe de trabajar en su campaña.
Si te interesa conocer más sobre Camila Martínez y sus propuestas, la puedes seguir en TikTok, Instagram y Facebook.
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El ave del terror superaba los 2,5 metros de altura y tenía poderosas extremidades y un pico enganchado con el que destrozaba a sus presas.
Hace 13 millones de años, en los amplios pantanales primitivos de Sudamérica, un enorme reptil aviar no volador, conocido como el “ave del terror”, dominaba el entorno con violenta voracidad.
Estas aves eran depredadoras por excelencia; podían alcanzar estaturas de más de dos metros y tenían poderosas extremidades, afiladas garras y potentes picos encorvados con los que despedazaban la carne de sus presas.
Sin embargo, un nuevo estudio de un fósil encontrado en Colombia hace varios años concluyó que el ave del terror posiblemente no lo tenía todo a su favor y también fue víctima de otros depredadores en un mundo de “todos contra todos”.
Los paleontólogos en el país sudamericano observaron unas marcas de colmillos en un hueso fosilizado que pertenece a una de estas peligrosas aves, lo que supone que algún otro animal aún más grande la pudo haber matado.
Los expertos compararon las perforaciones de los colmillos en el hueso de pata fosilizado con la dentadura de otro reptil prehistórico de tipo caimán o cocodrilo.
Escaneos en 3D de las mordeduras permitieron a los científicos reconstruir lo que creen que fue una “pelea a muerte” que el ave del terror no sobrevivió.
El nuevo estudio, publicado en la revista Biology Letters, comparó el tamaño y la forma de las marcas de dientes con los cráneos y dientes de depredadores similares a cocodrilos en colecciones de museos.
Los investigadores dicen que la muestra es una rara evidencia de la interacción entre dos de los principales depredadores extintos de la época.
El hueso estudiado fue descubierto hace más de 15 años en el desierto de Tatacoa en Colombia.
Cuando el ave habitaba en los pantanos de la región hace 13 millones de años, tendría unos 2,5 metros de altura y se cree que usaba sus poderosas extremidades para dominar y despedazar a su presa.
Lo que los científicos no han podido probar de forma concluyente es si esta particular y desafortunada ave del terror murió en el ataque o si el caimán la devoró como carroña.
“En las marcas de mordedura del hueso no hay señales de curación”, explicó el principal investigador Andrés Link, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
“Así que si ya no estaba muerta, murió en el ataque. Ese fue el último día en que el ave estuvo en este planeta. 13 millones de años después se encontró un pedazo del hueso de su pata”.
El desierto de Tatacoa es rico en yacimientos de fósiles de una época conocida como el Mioceno Medio.
En ese entonces, era un pantano húmedo, donde la sedimentación de los ríos atrapaba y fosilizaba los huesos de animales muertos, resultando en los restos preservados que se encuentran en la actualidad.
Este hueso en particular fue descubierto hace 15 años por César Augusto Perdomo, un coleccionista de fósiles de la región.
Los científicos colombianos trabajaron conjuntamente con Perdomo, estudiando y catalogando los fósiles que había recopilado en su museo.
Allí se dieron cuenta de que el trozo de hueso del tamaño de un puño correspondía a la pata de una ave del terror.
Ese fue un descubrimiento emocionante, porque los fósiles de ave del terror son raros.
Link y sus colegas también quedaron fascinados con las marcas de perforaciones en el hueso, que claramente habían sido hechos por los colmillos de otro poderoso depredador.
Dichas marcas corresponderían a una especie de caimán extinto llamado Purussaurus neivensis, un tipo de cocodrilo que midió hasta cinco metros de largo.
Los investigadores piensan que emboscó a su presa desde la orilla del río, muy similar a como lo hacen los cocodrilos y caimanes modernos.
“Me imaginaría que estaba esperando a que una presa se acercara”, expresó Link.
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Si eso, en efecto, fue una batalla entre dos depredadores ápice, que permite formar una idea de lo que era un antiguo ecosistema.
Las feroces aves del terror pudieron ser mucho más vulnerables a los depredadores de lo que se pensaba.
“Cada pedazo de un cuerpo nos ayuda a comprender mucho sobre cómo era la vida del planeta en el pasado”, declaró Link a la BBC.
“Eso es algo que me asombra, cómo un pequeño hueso puede completar una historia”.
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