
De cara al Mundial 2026, hoteleros se preparan para implementar medidas contra la explotación sexual y trata de menores de edad, en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Con un acuerdo firmado por la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras (ANCH), la UNICEF y el Consejo Ciudadano, se estableció la capacitación del personal de hoteles, la promoción de materiales preventivos y la difusión de las líneas de ayuda y denuncia.
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“Con la llegada de millones de visitantes nacionales e internacionales a México el año próximo, es altamente probable que aumente el riesgo de explotación sexual infantil y de violencia contra la niñez”, subrayó en conferencia de prensa Luis Fernando Carrera, representante de la UNICEF en México, por lo que dijo, es necesario “evitar que la Copa Mundial se convierta en una pesadilla para niñas y niños”.
De acuerdo con Carrera, la UNICEF ha documentado que ante la celebración de eventos deportivos, las denuncias por violencia sexual aumentan alrededor de 20 %, y cuando se trata de competencias extraordinarias puede elevarse al 30 %, “por eso es que nos estamos preparando para eso”.
María Elena Esparza, consejera en género del Consejo Ciudadano, subrayó que como organización “antes, durante y después del Mundial 2026 jugamos de defensa a favor de las niñas y adolescentes, porque sabemos que la vulnerabilidad de género existe, y en 4 de cada 10 reportes que recibimos de explotación sexual ellas son las principales víctimas”.
Los representantes presentes en la firma de este convenio expresaron su compromiso para llevar estas acciones más allá de la Ciudad de México, que será una las sedes de los partidos mundialistas en el país, y que se extienda hacia otros estados con alta afluencia de turismo.

El presidente de la ANCH, Jorge Paoli Díaz, indicó que la mayor cifra negra en casos de trata y explotación sexual se encuentra en los negocios de rentas de corto plazo, como lo son los alojamientos tipo Airbnb, donde “cada vez hay más gente hospedándose”.
“Es un modelo que se alimenta de no tener suficiente regulación y que se utiliza para brincarse en distintas ciudades los planes de desarrollo urbano. El último lugar probablemente en el que van a operar cierto tipo de redes (de trata) es donde hay un circuito cerrado de televisión, desde el check-in, como en un hotel, donde los hoteleros tenemos que responsabilizarnos”.
Por ello, enfatizó que “es fundamental que llegue la regulación a las rentas de corto plazo, porque es precisamente ahí donde están las cifras más negras de las cifras negras, porque ahí hay opacidad total: no hay quien los reciba, que vea quién entra al edificio, ni se pide identificación para hacer check-in”.
Maximiliano, quien acudió en representación del Grupo Hotelero Santa Fe, explicó que como parte del código de conducta nacional, el personal recibe capacitación continua “para que puedan identificar cuando hay situaciones sospechosas, que conozcan los canales de denuncia y si se requiere activar cualquier tipo de protocolo”.
“Asimismo, trabajamos en la sensibilización de los huéspedes para que conozcan la importancia de proteger a las infancias y que no se van a tolerar ciertas conductas”, agregó.
Al respecto, el Consejo Ciudadano informó que se encuentra en conversación con plataformas y empresas de transporte, con el fin de generar alianzas para incrementar los espacios en los que se trabaje a favor de la seguridad de las infancias con acciones que complementen a aquellas que llevan a cabo otras autoridades de los tres niveles de gobierno.
El reporte sobre la trata de personas 2024-2025 del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México documentó que la mayoría de llamadas recibidas por abusos contra menores fueron por prostitución y otras formas de explotación sexual (30.7 %), seguido de trabajo forzado (28.2 %) y mendicidad forzosa (15.4 %).
Además, entre enero y junio de 2025, se identificaron 696 víctimas de material de abuso sexual infantil, un delito por el cual se registró un incremento del 86 % en los reportes, en el mismo periodo de tiempo del 2024, siendo las mujeres las más vulnerables (59 %).
En cuanto a la edad de las víctimas, la mayoría tenían 16 y 17 años (44 %), seguidas de las adolescentes de entre 12 y 15 años (41 %), las de 6 a 11 años (5 %) y las menores de 6 años (1 %). En el 9 % de los casos no se especificó el dato.
Aunado a estos tipos de violencia, los presentes en la firma del convenio de colaboración establecieron que se trabajará también en la vigilancia de entornos digitales, pues se ha detectado que algunos medios de captación de menores contra quienes se cometen delitos sexuales son las redes sociales y videojuegos.

El ataque de hombres armados a una escuela católica en Nigeria se produjo en medio de un aumento de los secuestros por parte de grupos armados.
El secuestro de decenas de niños en un internado católico en Nigeria causó desolación entre los padres de los menores, que vieron con impotencia cómo un grupo de hombres armados se llevaba a sus hijos.
Theo contó a la BBC que el pasado viernes se despertó por el ruido que hicieron los hombres armados al pasar por delante de su casa con los niños que habían secuestrado en la escuela St Mary’s, en la aldea de Papiri, en el estado de Níger.
“Los llevaban a pie, como los pastores controlan a sus rebaños. Algunos niños se caían y los hombres les daban patadas y les ordenaban que se levantaran”, aseguró.
“Los hombres armados iban en unas 50 motocicletas mientras los controlaban”, dijo el padre, cuyo nombre real hemos reservado por su seguridad.
En declaraciones a la BBC desde el dormitorio donde estaba su hijo, Theo dijo que no pudo impedir el secuestro.
“Tenía ganas de ir [a ayudar], pero lo pensé mejor. Aunque hubiera ido, ¿qué podía hacer? No podía hacer nada”, declaró a la BBC, y añadió que llamó a la policía, pero que cuando los agentes llegaron ya era demasiado tarde.
La Asociación Cristiana de Nigeria (ACN) informó que 303 estudiantes y 12 trabajadores fueron secuestrados en la escuela, mientras que 50 menores lograron evitar ser llevados y ya pudieron reunirse con sus familias.
La escuela está dirigida por el presidente de la sección de Níger de la ACN, el obispo Bulus Bawa Yohanna, quien ha compartido con la BBC una lista de los secuestrados.
Sin embargo, la policía afirmó que solo tenía constancia de que unos pocos niños hubieran desaparecido la noche del secuestro.
El gobernador del estado, Umar Bago, declaró a los medios locales que el número de estudiantes secuestrados había sido exagerado y que era “muy, muy inferior” a 303.
Culpó a las autoridades escolares por abrir el centro a pesar de las amenazas de hombres armados desconocidos hace cuatro años y, de nuevo, hace dos meses.
“Las escuelas de esa zona llevan cuatro años cerradas. Me sorprendió saber que la escuela seguía abierta”, afirmó Bago.
También insistió en que el ataque era solo un “susto” y que todos los estudiantes serían rescatados tarde o temprano.
El obispo Yohanna dijo que no se han desplegado fuerzas de seguridad en la comunidad desde los secuestros.
Junto con otros padres, Theo ha estado acampando frente a la escuela, molesto por la poca respuesta del gobierno.
“Nuestros hijos han sido secuestrados, pero el gobierno no parece prestarle atención!, dijo Theo.
Se sentía frustrado porque el gobernador del estado no había visitado la escuela y solo había ido a una comunidad cercana para hablar con las fuerzas de seguridad y los líderes locales.
“Hemos llegado a la conclusión de que al gobierno no le preocupamos, sentimos que no formamos parte del país, que nos han abandonado”.
El dolor que sienten los padres de los niños que siguen desaparecidos es más que evidente. “Estoy triste, toda mi vida está llena de tristeza”, dijo una madre cuyo hijo se encontraba entre los niños secuestrados.
“Es mi único hijo, es mi primogénito, ¡por favor, ayúdennos!”, pidió.
Otro padre llamado Lucas le contó a la BBC que dos de sus hijos habían sido secuestrados, pero que el más pequeño, un niño de 6 años, tuvo suerte y logró evitar caer en manos de los secuestradores.
“Cuando lo vi, me emocioné mucho. Lo llamé por su nombre, se dio la vuelta y corrió hacia mí. Lo abracé y lo estreché contra mí”, recuerda.
La parte norte de Níger, donde se encuentra Papiri, se ha convertido recientemente en un punto problemático de secuestros en los que se piden rescates.
El pago de esos rescates ha sido prohibido en un intento de cortar el suministro de dinero a las bandas criminales, pero con pocos resultados.
El equipo de la BBC recorrió unos 500 km hasta Papiri desde Minna, la capital del estado de Níger, en medio de varias alertas de peligro en determinadas rutas. Durante algunos tramos, la policía escoltó al equipo.
Muchos achacan la actual crisis al tamaño del estado. En términos de superficie, Níger es el estado más grande de Nigeria, y es más grande que países europeos como Dinamarca y Países Bajos.
También tiene muchos bosques, que las bandas criminales utilizan como campamentos y rutas para conectar con otros estados de Nigeria, así como con países vecinos.
El secuestro en la escuela de Papiri es el tercero que se produce en Nigeria en una semana.
El lunes pasado, más de 20 alumnas, que según la BBC son musulmanas, fueron secuestradas en un internado del estado de Kebbi, fronterizo con Níger.
También se produjo un ataque a una iglesia más al sur, en el estado de Kwara, en el que murieron dos personas y decenas de fieles fueron secuestrados.
El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, canceló su viaje a la cumbre del G20, celebrada en Sudáfrica el pasado fin de semana, para hacer frente a la crisis.
El domingo publicó en las redes sociales que los 38 fieles secuestrados en el estado de Kwara habían sido rescatados, según fuentes externas.
“Quiero dejar claro que no voy a ceder. Todos los nigerianos, en todos los estados, tienen derecho a la seguridad, y bajo mi mandato, vamos a garantizar la seguridad de esta nación y proteger a nuestro pueblo”, afirmó Tinubu.
La oleada de secuestros ha obligado al cierre de muchos internados en toda Nigeria, y los padres se han apresurado a recoger a sus hijos.
El gobierno está bajo la presión del presidente estadounidense Donald Trump, quien advirtió a principios de este mes que enviaría tropas a Nigeria “con las armas en alto” si “se sigue permitiendo el asesinato de cristianos” por parte de militantes islamistas.
El gobierno nigeriano ha afirmado que las acusaciones de persecución de los cristianos son “una grave tergiversación de la realidad”, ya que “los terroristas atacan a todos los que rechazan su ideología asesina, tanto musulmanes como cristianos y personas sin religión”.
Si bien algunos secuestros son perpetrados por grupos militantes islamistas, muchos otros son llevados a cabo por bandas criminales con el fin de obtener un rescate, lo que pone de relieve la profunda crisis de seguridad que atraviesa el país.
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