Comunidades pesqueras de México, Honduras, Bahamas y Colombia exigieron ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) acciones concretas para atender la movilidad forzada provocada por el cambio climático.
“El cambio climático no espera a los tiempos políticos, al contrario, avanza sin piedad“, dijo Guadalupe Mayoral, una de las personas que testificó sobre el impacto de este fenómeno en El Bosque, Tabasco, de donde ella es originaria.
Esta es la primera vez que la CIDH analiza la migración por efectos del cambio climático en América Latina y el Caribe. Los relatores del organismo coincidieron en que “es crucial atender la situación de las comunidades”.
En su mayoría se trata de comunidades costeras México, Honduras, Las Bahamas y Colombia, que ya resienten los impactos como el aumento en el nivel del mar, escasos recursos marinos para pescadores y la falta de soluciones a lo largo de los años, tras el paso del huracán Dorian en el Caribe.
El presidente de la comisión, Carlos Bernal Pulido, exhortó a los miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a escuchar los testimonios que se presentaron en la audiencia y aseguró que “el problema del cambio climático y la migración son estructurales y regionales”.
Ambas problemáticas, añadió Bernal Pulido, necesitan la cooperación de los estados donde se producen más gases de efecto invernadero. “Todos deben estar involucrados”, enfatizó.
En la audiencia estuvieron presentes los relatores de la CIDH, miembros de la organización civil en Latinoamérica y el Caribe, además de la Red de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), Naciones Unidas junto con la Organizaciones Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) y los representantes de las comunidades afectadas.
La demanda de las comunidades es que las autoridades internacionales escuchen sus testimonios y se atiendan las consecuencias que ya están viviendo ante la pérdida, no solo de sus casas por el impacto de la crisis climática sino también, la advertencia a la pérdida de su identidad, su pasado, su cultura y tradiciones.
La comunidad costera Twuliá en La Guajira, Colombia, denunció la pérdida de lanchas, artes de pesca y el riesgo de morir a la hora de adentrarse al mar para buscar su sustento.
“Somos una comunidad de pescadores, como cultura, como aborígenes; somos guardianes de la naturaleza y hemos sido tocados por el fenómeno del cambio climático”, declaró la vocería de la comunidad en un vídeo que se presentó durante la audiencia.
Las comunidades haitianas en las Bahamas también estuvieron presentes en esta audiencia donde denunciaron la falta de resultados luego del pasó del huracán Dorian, de categoría 5, y que en 2019 impactó a la población.
Guadalupe Mayoral declaró que en México, la reubicación prometida por el Estado mexicano ha sido lenta. Durante su intervención narró cómo era la comunidad de El Bosque antes de que el mar avanzara hacia sus casas.
Después de perder las tres líneas de casas que caracterizaban a El Bosque, una comunidad costera de pescadores, la población decidió hacer pública su situación ante medios de comunicación y en compañía de la sociedad civil.
“En noviembre de 2022, la comunidad de El Bosque lanzó un llamado de auxilio a autoridades, para que les ayudarán a lidiar con las consecuencias del cambio climático en Tabasco. Consecuencias que trascienden a la comunidad y que se derivan de una mala gestión ambiental en el país”, declaró Guadalupe durante la audiencia.
Con lentitud en los procesos por parte de las autoridades mexicanas, Mayoral anunció que aunque “la comunidad sabe que será reubicada, algunas personas firmaron convenios, pero ha sido un proceso caótico. Nos hemos quedado sin agua”, dijo.
El Bosque fue una comunidad que años antes exportó toneladas de pescado y ahora sobreviven en techos de láminas que la población tuvo que adaptar.
“Improvisamos casas que no son casas, solo sirven para cubrirnos del sol”, denunció Guadalupe.
Higinio, un migrante de la comunidad de Cedeño, al sur de Honduras, declaró verse obligado a salir de su país para encontrar una mejor calidad de vida en Estados Unidos. Fue uno de los sobrevivientes del incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua en el 2023.
Él, junto con su padre, conectados de forma virtual a la audiencia, narraron cómo el mar ha avanzado sobre su comunidad.
“El mar botó. No queda más que salir y migrar a los Estados Unidos con ese suelo y esa ilusión de que uno puede tener un mejor nivel de vida”.
Sobre la atención de las autoridades al impacto de la emergencia en Honduras, padre e hijo denunciaron que el gobierno hondureño no ha hecho caso.
“Esperamos que no nos vean con esa indiferencia y que todos somos humanos y tenemos el derecho a un lugar mejor. Sobre el cambio climático pedimos una alianza para ver si esto se puede solventar y puedan ayudar a toda la población para poder sobrevivir. Ya no es el mismo nivel de vida, es demasiado ya. Nosotros pasamos a otro nivel”, señalaron.
Durante la audiencia se acordó el reconocimiento de la emergencia climática que obliga a las personas a la movilidad forzada tanto interna como en el cruce de fronteras en busca de mejores condiciones de vida.
Isabel Márquez, representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), celebró la decisión de la CIDH por traer el tema de cambio climático en la movilidad humana forzada y el impacto directo en las comunidades sobre las afectaciones de esta crisis ante la atención y respuesta que los estados dan a las poblaciones.
“El cambio climático las arranca de sus tierras natales y sus hogares, agrava los desafíos y plantea un mayor riesgo a los derechos humanos de las personas desplazadas. Casi dos tercios de solicitantes de asilo provenían de comunidades afectadas por el cambio climático”, dijo Márquez.
Otro de los puntos abordados fueron efectos del cambio climático y el impacto al acceso de soluciones duraderas en países altamente vulnerables. Incluso, advirtió que las personas que se ven obligadas a realizar una movilidad interna o fuera de sus fronteras aumenta el riesgo a la explotación, entrecruza desigualdades socioeconómicas y aumenta la pobreza, xenofobia y desafíos de gobernabilidad.
Pablo Escribano, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), recordó la importancia de reconocer los derechos humanos en personas de movilidad por efectos del cambio climático.
Explicó que dentro de la migración climática, los derechos de las personas deben ser oídos, reconocidos y proteger a infantes, mujeres, población LGBTI, como poblaciones altamente vulneradas.
“Si los estados no pueden atender a las personas por el cambio climático no deben prohibirles la movilidad. Se debe entregar visas humanitarias. Las obligaciones de los Estados incluye el principio de la no devolución con políticas desde el área migratoria también se debe incluir los problemas de atención a la movilidad”, señaló en la audiencia.
Andrea Pochack, una de las relatoras de la CIDH, reconoció los efectos que las personas sufren directamente debido al cambio climático y reiteró el interés de la comisión por apoyar y aportar soluciones para que los gobiernos de las comunidades afectadas den solución a sus casos.
Pochack señaló que los aportes jurídicos vinculados y las buenas prácticas han servido para prevenir y mitigar los impactos del cambio climático.
“Se puede reducir el riesgo a los derechos humanos por el impacto climático. Los Estados deben integrar medidas para la reintegración interna de las comunidades. La Relatoría de movilidad humana, este año, será impulsar una resolución sobre la protección de personas que se desplazan por efectos de cambio climático y que haga foco en políticas públicas para bajar a los Estados”, señaló.
Además del impacto relacionado al cambio climático, las comunidades pidieron que se reconozca el racismo ambiental como parte de la movilidad forzada por impacto de la crisis climática en las comunidades.
En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas inglés) señalaron que el futuro del cambio climático proyecta severos impactos naturales en los que las comunidades humanas se verán implicadas donde las zonas costeras en América Latina y el Caribe, serán de las regiones más afectadas.
23 cardenales latinoamericanos están habilitados para participar en el cónclave del próximo 7 de mayo. BBC Mundo analiza el grupo y explica cómo pueden influir en el voto.
Alrededor de 135 cardenales de todo el mundo están habilitados para participar en el cónclave secreto que comienza el 7 de mayo, y de ellos 108 fueron nombrados por el papa Francisco.
Expertos afirman que esto aumenta la posibilidad de que el próximo sumo pontífice comparta su visión de una Iglesia progresista y más inclusiva.
Sólo los altos dirigentes católicos conocidos como cardenales con menos de 80 años podrán formar parte en esta elección a puerta cerrada que ellos consideran como un deber y una responsabilidad espiritual.
No hay un cronograma que indique cuánto tiempo tomará elegir al próximo papa, pero los dos cónclaves anteriores, celebrados en 2005 y 2013, duraron dos días.
Aunque hay pocas posibilidades de que el próximo sumo pontífice sea latinoamericano, como su predecesor, 23 cardenales de América Latina formarán parte en la solemne decisión.
“Acabamos de tener un papa latinoamericano, con el español como lengua y con una cultura latina, por tal razón, dentro del Colegio Cardenalicio, la percepción es que es muy difícil que el próximo papa sea latinoamericano o español”, le dice a BBC Mundo el periodista y escritor José Francisco Serrano, especialista en el Vaticano y profesor de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid.
Aunque afirma que los cardenales latinoamericanos tampoco son precisamente los que marcarán tendencia en el cónclave, hay algunas figuras importantes de la región cuyas voces serán escuchadas e incluso unos pocos que son vistos por otros dirigentes católicos como opciones para suceder al papa Francisco.
Añade que otros cardenales latinoamericanos, que no entran al cónclave por tener más de 80 años, también cuentan con una gran influencia dentro de sus colegas debido a su antigüedad y experiencia.
José Ramón Navarro Pareja, responsable de la sección de Religión del diario ABC, apunta que los cardenales latinoamericanos constituyen un grupo relativamente homogéneo.
“Muchas veces se plantea que ciertos grupos nacionales, como los estadounidenses, los italianos o los españoles, se ponen de acuerdo y forman un grupo de presión”, dice en entrevista con BBC Mundo.
“Pero cuando conoces sus planteamientos, te das cuenta de que muchas veces no se basan en afiliaciones nacionales para conformar grupos, sino que al final los une su posición sobre la Iglesia”.
Navarro sugiere que la mayoría de los 23 lectores latinoamericanos tienen en mayor y menor medida un perfil similar al del papa Francisco.
“Aparte del hecho de que fue Francisco quien hizo cardenales a la mayoría de ellos, a muchos los conocía personalmente y tenía una relación más cercana con ellos que con otros cardenales”, prosigue.
Según los expertos consultados por BBC Mundo, cuatro voces latinoamericanas destacan dentro del grupo de cardenales con derecho a voto y otros dos, que no entran en el cónclave, también pueden jugar un papel importante debido a su influencia en el Vaticano.
Según Serrano Oceja, el cardenal Carlos Aguiar Retes es el latinoamericano que tiene más peso dentro del cónclave en este momento.
Afirma que tiene uno de los perfiles más acreditados debido a su trayectoria, su autoridad dentro del episcopado de México y la relevancia de esa diócesis.
Nació el 9 de enero de 1950 en Tepic, una ciudad en el oeste de México.
Su formación académica incluye un doctorado en Teología Bíblica en Roma.
Fue ordenado sacerdote en 1973 y durante su carrera se destacó como presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En 2018 fue designado como arzobispo primado de México, el cargo más alto en la jerarquía católica mexicana.
“Aguiar es uno de los cardenales más cercanos a Francisco ideológicamente y se cree que buscaría una absoluta continuidad”, explica José Ramón Navarro Pareja.
“Puede jugar un gran papel siendo lo que se denomina en el lenguaje del cónclave uno de los ‘grandes electores’, que son los cardenales que tienen una cierta influencia sobre un grupo importante y una capacidad de movilizar el voto no necesariamente hacia ellos mismos, sino hacia un tercer candidato que considere oportuno”.
Fernando Chomali es, según Navarro, otro de los “grandes electores” con gran influencia en el cónclave.
“Tuvo una relación absolutamente directa con Francisco y también va a tratar de unir a aquellos que buscan un planteamiento de la Iglesia similar al de Francisco”, explica.
Algunos incluso ven a Chomali como un candidato al máximo puesto.
“Recientemente, a mí me han llegado a decir en Roma que Chomali era el candidato de Francisco“, precisa Navarro.
Chomali nació en marzo de 1957 en Santiago de Chile en una familia con ascendencia palestina. Es licenciado en Teología moral de la Universidad Lateranense de Roma y doctor en sagrada teología de la Universidad Gregoriana de Roma.
Fue nombrado arzobispo de Santiago de Chile por el papa Francisco en octubre de 2023.
Días después de la muerte del papa Francisco, afirmó a la prensa que no tenía “ninguna posibilidad de ser papa” y sostuvo que Francisco “es el ejemplo a seguir por todos”.
José Ramón Navarro explica que, entre los cardenales que comparten la visión de la Iglesia del papa Francisco y los que no, el cardenal brasilero Odilo Scherer es visto como un “centrista”.
Scherer nació el 21 de septiembre de 1949 en el sureño estado brasileño de Río Grande del Sur.
Estudió en la Pontificia Universidad Católica de Paraná y en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma, donde obtuvo su doctorado en Sagrada Teología en 1991.
En el Vaticano es visto como un conservador moderado, un cardenal conciliador que fue cercano a Benedicto XVI.
Asumió la arquidiócesis de Sao Paulo, la mayor de Sudamérica, en 2007, año en que también fue proclamado cardenal.
Durante el cónclave e 2013 llegó a ser considerado “papable”.
“Es un cardenal que obtuvo votos en el cónclave anterior, al final no fue él sino Francisco, pero estuvo muy presente en el voto”, señala Navarro.
“Me parece que incluso podría surgir como un candidato fuerte para convertirse en Papa si llegara a surgir un bloqueo entre dos grandes sectores y ninguno alcance la mayoría de dos tercios”, añade.
Cualquier candidato tendrá que alcanzar al menos 89 votos, es decir, dos tercios de los votos de los presentes para convertirse en el próximo papa.
Daniel Fernando Sturla nació en Montevideo, capital de Uruguay, el 4 de julio de 1959.
Ha contado que sintió su llamada a la vocación sacerdotal tras una conversación con un sacerdote.
Fue ordenado sacerdote en 1987 y tras ejercer varios cargos en el seno de la congregación salesiana fue nombrado obispo auxiliar de Montevideo por el papa Benedicto XVI en 2011.
Tres años después, en febrero de 2014, fue nombrado arzobispo de Montevideo por el papa Francisco.
El periodista José Francisco Serrano explica que Sturla es un cardenal que marca muy bien la continuidad entre el pontificado de Benedicto XVI y el papá Francisco.
“Es un hombre especializado en historia de la Iglesia, un gran religioso en Uruguay y se ha convertido en una figura interesante e influyente dentro de los cardenales”.
Tanto es así que varios medios y expertos lo han llegado a incluir dentro de los posibles nombres que pueden surgir en el cónclave.
Si bien será en la Capilla Sixtina donde los cardenales ejercerán su voto, antes del cónclave tienen lugar una serie de congregaciones generales en las que participan 183 cardenales, y de ellos 120 electores, según la oficina de prensa de la Santa Sede
Dos cardenales con derecho al voto no participarán en las congregaciones que se llevan a cabo actualmente por motivos de salud.
En estas congregaciones, que comenzaron al día siguiente de la muerte del pontífice argentino, los cardenales discuten sobre el futuro de la Iglesia católica, sus desafíos y también sobre sus responsabilidades.
“Contrariamente a lo que se ha visto en películas como “Cónclave” (2024), en la Capilla Sixtina no se discute durante el proceso electoral. Se entra rezando y luego los cardenales simplemente ejercen su voto“, explica José Ramón Navarro.
“No es un Parlamento en el que se discute lo que la Iglesia está haciendo mal o no”, agrega.
Por su parte, José Francisco Serrano explica que las congregaciones previas al cónclave sirven como una plataforma en la que surgen algunos candidatos, como fue el caso del papa Francisco, cuyo nombre comenzó a sonar tras sus intervenciones en las congregaciones.
“Jorge Bergoglio tuvo un papel muy destacado en las congregaciones generales previas a su elección. Fue allí donde muchos cardenales descubrieron su potencial”, precisa.
Por eso, no se descarta que durante estos días probablemente los cardenales puedan descubrir alguna figura destacada.
En las congregaciones generales, algunos cardenales mayores de 80 años suelen tener mucha influencia, por su autoridad y experiencia.
A lo largo de los años, Leonardo Sandri ha logrado posicionarse como uno de los cardenales más experimentados del Vaticano.
Fue él quien el 2 de abril de 2005, desde la Plaza de San Pedro, anunció la muerte del papa Juan Pablo II.
Nació en Buenos Aires en noviembre de 1943 y estudió Teología en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires. También obtuvo un doctorado en Derecho canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Fue ordenado sacerdote cuando apenas tenía 23 años, en 1967, y a los 27 abandonó su vida sacerdotal para unirse al servicio diplomático del Vaticano. Desde entonces, ha dedicado su vida a la Santa Sede.
Fue proclamado cardenal en 2007 por Benedicto XVI y en el cónclave de 2013 se perfilaba como uno de los favoritos para convertirse en el posible primer papa latinoamericano.
Entre muchos otros puestos, ha sido asesor de la Secretaría de Estado y actualmente es prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, así como consejero de la Comisión Pontificia para América Latina (CAL).
También es miembro del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y del Dicasterio para la Comunicación, que se encarga de todo el sistema de comunicaciones de la Santa Sede.
Según expertos, Sandri encarna la continuidad dentro de la Curia, de la que ha sido uno de los principales impulsores en las últimas décadas.
Y pese a que ya no cuenta con un voto, podría tener una gran influencia tras bastidores.
“Todo lo que dice el cardenal Sandri suele ser relevante para muchos otros cardenales”, afirma José Francisco Serrano.
Por su edad, Errázuriz tampoco no puede participar en el cónclave, pero su antigüedad lo ha convertido una de las voces más respetadas en el Vaticano.
Ha tenido una distinguida carrera en la Iglesia y fue un miembro de confianza del Consejo de Cardenales, cuya misión era aconsejar y asesorar al papa Francisco.
Nació el 5 de septiembre de 1933 en Santiago de Chile y fue ordenado sacerdote en julio de 1961. Es licenciado en Teología por la Universidad de Friburgo, en Suiza.
Entre 2003 y 2007, ocupó la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
También presidió la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, inaugurada por Benedicto XVI en Aparecida, Brasil, en 2007.
Errázuriz fue nombrado cardenal en 2001 por Juan Pablo II y asumió el cargo de Arzobispo Emérito de Santiago de Chile en 2010.
“Es un cardenal con la capacidad de organizar un grupo en torno a los distintos cardenales latinoamericanos“, señala Serrano.
Sin embargo, un hecho que puede que le haya restado influencia en los últimos años dentro del Vaticano es que estuvo implicado en el encubrimiento de un escándalo de abuso sexual que sacudió a la Iglesia en Chile en 2018.
Los cardenales latinoamericanos constituyen el 17% de los votos en el cónclave.
Aunque Brasil y Argentina cuentan con el mayor número de votantes, muchos otros países de la región también cuentan con representación, desde México hasta Chile, pasando por Colombia, Cuba, Haití y Paraguay.
México tiene seis cardenales en el Colegio Cardenalicio, pero sólo dos de ellos podrán votar.
América Central y el Caribe están representados por el arzobispo de San Cristóbal de la Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, el guatemalteco Alvaro Ramazzini, el nicaragüense Leopoldo Brenes y Chibly Langlois, el primer y único cardenal haitiano en la historia del país.
Por su parte, América del Sur cuenta con 17 cardenales con derecho a voto.
Aparte de los siete brasileños y los cuatro argentinos, en el cónclave estarán presentes el ecuatoriano Luis Fernando Cabrera, el paraguayo Adalberto Martínez Flores y el peruano Carlos Gustavo Castillo, quien sucedió a Juan Luis Cipriani como arzobispo de Lima en enero de 2019 por decisión del papa Francisco.
También participará en el proceso el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, quien es percibido como un gran mediador y líder social.
Otro latino que no aparece en la lista debido a que representa a Marruecos en la Iglesia, es Cristóbal López Romero (72 años), arzobispo de Rabat, quien nació en Almería, España, y se nacionalizó paraguayo.
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