Durante la madrugada del 10 de mayo un grupo de madres de víctimas de feminicidio realizaron una velada frente a las puertas de Palacio Nacional, mientras en la plancha del Zócalo capitalino se realizaba el montaje del escenario para el festejo del “día de las madres” organizado por el Gobierno de la CDMX.
El grupo de madres protestó para nombrar a sus hijas, quienes no llegaron a obtener justicia.
Encabezadas por Irinea Buendía, madre de Mariana Lima Buendía, víctima de feminicidio en 2010, hicieron un acto de memoria y un llamado hacia las autoridades, donde se les recordó que “no llegaron todas, faltan sus hijas”. A pesar de las bajas temperaturas y la falta de acceso a espacios sanitarios, Clara Yañez Lopez, Antonia Alemán Andrade y Lidia Florencio, se acompañaron durante la madrugada como acto de memoria hacia sus hijas, Karla, Kari y Diana.
Durante la madrugada compartieron el sentir de un 10 de mayo doloroso, donde sus hijas ya no están con ellas y lo han resignificado a través de la protesta, acompañamiento y conmemoración, “para ellos es muy cómodo decir que los feminicidios se terminaron, pero no tenemos nada que festejar”, comparte Clara Yañez, madre de la Dra. Karla Marisol Valencia Yañez.
Durante la velada colocaron cruces rosas, las cuales constantemente fueron tiradas por el viento, mientras en la plancha del Zócalo continuaron con la instalación de las estructuras para un concierto en honor a ellas, las madres, quienes al no ser escuchadas y no obtener justicia por sus hijas realizaron este acto de memoria.
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“No llegamos todas, las asesinadas no llegamos, las madres víctimas de esta violencia no han obtenido justicia”, compartió Lidia Florencio, madre de Diana Velázquez Florencio, víctima de feminicidio en 2017.
Ayer, el Frente de personas desaparecidas de la CDMX, Luxiérnagas, instaló el Árbol de la Memoria, junto a la Fiscalía Especializada en la Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas (Fipede), las madres y familiares colocaron, como un acto de memoria, fotos de sus seres queridos que se encuentran desaparecidos.
Ashanti Ríos, prima de Pamela, quien se encuentra desaparecida en el Ajusco en el 2017, explicó que como parte de la conmemoración del 10 de mayo decidieron “tomar” un árbol para recordarle a las autoridades que tienen una gran deuda con las familias que aún no cumplen.
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“Esta es una muestra más, un acto más, primero para refrescar la memoria y mostrar los rostros de las personas que nos faltan, solo son algunos rostros de los 135 mil de personas desaparecidas”.
Dijo que es una toma simbólica porque es una “lucha por la vida en su totalidad por la naturaleza, por recuperar espacios”.
Elena Azaola, exintegrante del consejo ciudadano de la Comisión de Búsqueda de la capital, sostuvo que el fenómeno de la desaparición de personas en la Ciudad de México llama la atención por la magnitud y el corto tiempo, la escasa o contradictoria información que permanece en distintos registros y la falta de acciones específicas para enfrentarlo como un problema prioritario en la capital.
Entre el 5 de diciembre de 2018 y el 6 de julio de 2023, recupera la especialista, la Comisión Nacional de Búsqueda reporta un total de 8 mil 961 personas desaparecidas, de las que 4 mil 461 no han sido localizadas (57 % hombres).
Sin embargo, la comisión local conserva su propio registro con cifras mucho más bajas, dado que no todos los familiares reportan a esta institución, sino a la Fiscalía. Al 15 de mayo de 2023, el órgano local solo contó 3 mil 425 personas desaparecidas. Aun así, si se considera el registro a partir del año de su creación, 2019, cuando solo había 800 personas en esa situación, en tres años se dio un crecimiento de poco más de 400 %.
Durante décadas, el PKK ha luchado con Turquía para ganar territorio para los kurdos de Medio Oriente.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha decidido disolverse y deponer las armas, marcando el fin de un conflicto de más de cuatro décadas con Turquía que dejó más de 40.000 muertos.
La decisión se produjo tres meses después de que su líder, Abdullah Ocalan, preso desde 1999, hiciera un llamado a la disolución del grupo.
Turquía aún no ha hecho ningún anuncio oficial, pero la disolución representaría una gran victoria para el presidente Recep Tayyip Erdogan.
También tendrá importantes repercusiones en la región, especialmente en la vecina Siria.
El grupo, de raíces izquierdistas, fue formado a finales de los años 70 y lanzó una lucha armada contra el gobierno turco en 1984, reclamando un Estado kurdo independiente dentro de Turquía.
Los kurdos son uno de los pueblos originarios de las montañas y llanuras de Mesopotamia, una región que se extiende por el sureste de Turquía, noreste de Siria, norte de Irak, noroeste de Irán y suroeste de Armenia.
Se estima que entre 25 y 35 millones de kurdos viven en esta zona. Son el cuarto grupo étnico más numeroso de Medio Oriente (después de árabes, persas y turcos), pero no tienen un Estado-nación propio.
Durante siglos, los kurdos vivieron bajo el dominio del Imperio Otomano. Cuando este colapsó al final de la Primera Guerra Mundial, muchos kurdos comenzaron a considerar la creación de una patria propia, usualmente denominada “Kurdistán”. Los aliados occidentales vencedores contemplaron esa posibilidad en el Tratado de Sèvres de 1920.
Sin embargo, este fue reemplazado en 1923 por el Tratado de Lausana, que fijó las fronteras de la Turquía moderna y no incluyó ninguna disposición para un Estado kurdo.
Los kurdos quedaron como minoría en todos los países donde habitaban. Durante los siguientes 80 años, todos los intentos kurdos por establecer un país independiente fueron reprimidos.
Los kurdos representan entre el 15 % y el 20 % de la población de Turquía.
En respuesta a los levantamientos ocurridos en las décadas de 1920 y 1930 en Turquía, muchos kurdos fueron reubicados, se prohibieron los nombres y vestimentas kurdas, se restringió el uso del idioma kurdo, e incluso se negó la existencia de una identidad étnica kurda, denominando a estas personas como “turcos de las montañas”.
En 1978, Abdullah Ocalan -un activista político de izquierda originario del sureste de Turquía- fundó el PKK, que abogaba por la creación de un Estado independiente dentro de Turquía. En 1984, el grupo inició una lucha armada.
Desde entonces, aproximadamente 40.000 personas han muerto en Turquía y en zonas de Siria e Irak cercanas a la frontera turca, como consecuencia del conflicto entre el PKK y las fuerzas de seguridad turcas. Cientos de miles de personas han sido desplazadas dentro de Turquía.
El PKK ha sido calificado como grupo terrorista en Turquía, Estados Unidos, Reino Unido y países de la Unión Europea.
En la década de 1990, el PKK dio marcha atrás en sus demandas de un Estado independiente, y comenzó -en cambio- a pedir una mayor autonomía para los kurdos.
En una entrevista con la BBC en 2016, el líder militar del PKK, Cemil Bayik, declaró:
“No queremos separarnos de Turquía y formar un Estado. Queremos vivir dentro de las fronteras de Turquía, en nuestra propia tierra, con libertad”.
“La lucha continuará hasta que se reconozcan los derechos innatos de los kurdos”, añadió.
Sin embargo, Turquía sostiene que el PKK “intenta crear un Estado separado dentro de Turquía”.
A mediados de los años noventa, se produjeron intensos combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK. Miles de aldeas fueron destruidas en el sureste y este de Turquía -zonas de mayoría kurda-, lo que obligó a cientos de miles de kurdos a huir hacia ciudades en otras partes del país.
El grupo pidió participar en la vida política de Turquía, mayor reconocimiento de los derechos culturales de la población kurda del país y la liberación de sus miembros encarcelados.
Turquía se negó a negociar con el PKK y ofreció únicamente una amnistía limitada a sus miembros.
Entre 2009 y 2011, el PKK y el gobierno turco mantuvieron conversaciones secretas en Noruega, pero estas fracasaron.
En marzo de 2013, Ocalan anunció un nuevo alto el fuego tras mantener diálogos con el gobierno, y pidió a las fuerzas del PKK que se retiraran de Turquía. Sin embargo, ese alto el fuego se rompió en julio de 2015.
Desde 2015, más de 7.000 personas han muerto en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los combatientes del PKK en Turquía e Irak, según la organización de investigación Crisis Group.
Los combates fueron especialmente intensos en 2015 y 2016, y ocurrieron principalmente en el sureste de Turquía.
Para 2019, las fuerzas de seguridad turcas habían expulsado a muchos militantes del PKK fuera del país, y la mayor parte de los enfrentamientos se ha trasladado desde entonces a la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Irak, y al norte de Siria.
En Siria, las tropas turcas (junto con una milicia aliada llamada Ejército Nacional Sirio) también han estado combatiendo a las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), lideradas por kurdos, a las que Turquía considera la rama siria del PKK.
Pero desde octubre de 2024, el gobierno turco -junto con Devlet Bahceli, líder del ultraderechista Partido del Movimiento Nacionalista- ha estado manteniendo conversaciones con el PKK, que han incluido visitas a Ocalan en la prisión de la isla de Imrali, una cárcel de alta seguridad en el mar de Mármara.
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