Para entender mejor
El ciclo escolar 2023-2024 inicia este lunes 28 de agosto, entre confusión y frustración de maestros de estados donde los nuevos libros de texto permanecen impugnados ante el Poder Judicial. Ahí, esos docentes expresan dudas sobre qué materiales deberán usar.
En la mayoría de las entidades, las autoridades educativas aceptaron distribuir los nuevos libros de texto que elaboró la Secretaría de Educación Pública (SEP) para el regreso a clases, pero en cinco aún está en entredicho su entrega y dos más trabajarán con los materiales del año anterior.
En Chihuahua y Coahuila, por las controversias que sus gobiernos presentaron contra los libros ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los profesores de educación básica deberán dar clases con los textos del año pasado, aunque no cuentan con ejemplares impresos para dar a los más de 1 millón 333 mil niños y jóvenes que estudian preescolar, primaria o secundaria en sus territorios, según datos de la matrícula escolar de 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“Hay mucho hermetismo, porque nos han dicho que vamos a trabajar con cuadernillos que va a elaborar el estado y con los libros del año pasado, pero no sabemos en realidad cómo vamos a iniciar el ciclo escolar, la planeación que trabajamos no corresponde con ellos, solo contamos con ejemplares impresos de los que mandó el gobierno federal, pero si los usamos supuestamente nos podemos meter en un problema, no sabemos qué hacer”, dice Luis, maestro de una telesecundaria en Chihuahua.
“Estuvimos todo el año trabajando con los planes de la Nueva Escuela Mexicana, yo doy clases en la sierra de Chihuahua, con comunidades indígenas, y allá no tenemos más que los libros de texto para trabajar; ahora ni eso, nos la vamos a tener que arreglar para adaptarnos”, agrega en entrevista.
Luis lamenta que el descontento de algunos grupos les impida implementar el modelo de la Nueva Escuela Mexicana, con el que considera que se trabajaría mejor en zonas de alta pobreza. “Nosotros vemos que con los antiguos planes el aprendizaje era difícil para los muchachos, no veían cómo podían llevarlo a su vida cotidiana, y con los proyectos esto iba a ser distinto”, considera.
En el caso de Coahuila, los maestros también han tenido que replantear su programación anual por la instrucción de que deben usar los libros de texto del año pasado, lo que ha generado frustración entre los docentes y padres de familia que no saben de dónde sacarán los materiales.
“Una semana antes del inicio de clases se nos dio la indicación de trabajar con los programas pasados y con los antiguos libros de texto, mismos que nos dijeron que tenemos que conseguir, porque no hay, y los papás tampoco saben qué hacer; lo que yo les digo es que iremos avanzando con las versiones digitales, y en caso necesario se irá pidiendo que impriman algunas páginas conforme se vayan usando”, señala ‘Joaquín’, director de una primaria en Coahuila, cuyo verdadero nombre se omite por temor a represalias.
“En general, entre los maestros hay sentimientos de frustración porque veníamos trabajando y preparándonos para conocer el nuevo modelo educativo y sus libros, pero la cuestión política del tema nos cambió todo y con eso nos sentimos denostados, porque se ha puesto en duda nuestra capacidad como docentes, cuando nosotros sabemos que con cualquier indicación por parte de las autoridades podemos sacar el trabajo”, expresa.
Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y Querétaro están a la espera de que se resuelva el amparo con el que la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) impugnó el proceso de elaboración de los nuevos libros, mientras en el Estado de México se suspendió la distribución de los ejemplares por otro recurso presentado.
Los maestros que dan clases en estos estados se mantienen en la incertidumbre sobre la forma en la que trabajarán en este ciclo, ya que les han pedido continuar con la planeación que se implementa con materiales de la Nueva Escuela Mexicana, pero no podrán entregar los libros a los estudiantes hasta que se resuelva definitivamente el amparo.
Yolanda, maestra de una primaria rural de Guanajuato, cuenta que en el estado a la fecha no les han informado cómo van a trabajar: “Por un lado, nos piden elaborar proyectos, pero los libros no los tenemos en físico, solo digital, y cada zona escolar lo está trabajando como puede”.
En Jalisco, la confusión de los docentes es similar. Para el nivel primaria, no se ha definido si podrán utilizar los nuevos libros de texto, aunque mantienen las planeaciones realizadas con el modelo de la Nueva Escuela. En secundaria, les han dado la instrucción de usar los materiales digitales previstos por la SEP para este ciclo, mismos que tendrán en físico dentro de varias semanas, cuando estén listos.
“Yo doy clases de inglés en secundaria y el libro ya se encuentra en versión digital, tengo mi planeación hecha con ese ejemplar, pero en general hay confusión sobre los materiales que van a utilizar en el nivel de primaria”, explica Gerardo.
“Mucha gente ha usado como politiquería la educación, incluso nosotros tuvimos inquietudes sobre esta nueva forma de trabajo, pero si se maneja como debe de ser, como sabemos hacerlo, creo que va a funcionar bien el implementar los proyectos. Es por eso que es muy molesto que haya tanta desinformación, porque entre todo lo que provoca está también la afectación de nuestro trabajo”, reclama.
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A pesar de los contratiempos que han tenido con los cambios de último momento en los programas publicados por la SEP, el poco tiempo que han tenido para conocer los nuevos libros y la incertidumbre sobre si podrán usarlos, Gerardo asegura que los maestros mantienen una actitud positiva para iniciar el nuevo ciclo, con la responsabilidad de sacar adelante el aprendizaje de los niños.
Desde mayo, la UNPF obtuvo una suspensión provisional que ordena al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador suspender la impresión y distribución de los nuevos libros de texto gratuitos, hasta que no se verifique que estos cumplieron con los procedimientos marcados por la ley.
El 23 de agosto, la jueza Yadira Medina Alcántara falló a favor de esta asociación, por lo que se determinó que para el regreso a clases tendrían que usarse los planes aprobados, así como los libros del ciclo escolar pasado, decisión que la SEP anunció que sería impugnada, aunque mantiene vigente la suspensión sobre la distribución de los materiales.
En tanto estos amparos no se resuelvan definitivamente, los docentes de estos cinco estados continuarán trabajando con materiales digitales y modificando sus planeaciones para que estén apegadas al modelo educativo autorizado, lo que deja en incertidumbre la dinámica con la que darán clases a más de 6 millones 776 mil estudiantes, según las estimaciones del INEGI.
Pese a la suspensión vigente, la SEP asegura que no existe impedimento legal para que las autoridades educativas locales garanticen la entrega oportuna de los libros de texto, por lo que en 25 estados los ejemplares serán distribuidos desde este lunes a otros 16 millones 290 mil estudiantes.
Washington y Londres acordaron una reducción de aranceles y facilidades para la entrada de productos en ambos países. Sin embargo, el gobierno de Trump mantuvo un 10 % de impuestos general.
Estados Unidos y Reino Unido alcanzaron un acuerdo comercial por el cual Washington redujo los aranceles de un número determinado de automóviles de origen británico y permite la importación de un porcentaje de acero y aluminio británico sin aranceles.
El anuncio, hecho este jueves, supone un alivio para las principales industrias británicas frente a algunos de los nuevos aranceles anunciados por el presidente Donald Trump desde su llegada al poder en enero.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene en vigor un arancel del 10 % sobre la mayoría de los productos procedentes de Reino Unido.
Los analistas dijeron que las nuevas condiciones no parecían alterar significativamente los términos del comercio entre ambos países, tal y como estaban antes de la ofensiva arancelaria de Trump de las semanas previas.
El jueves no se firmó ningún acuerdo formal y ni Washington ni Londres dieron muchos detalles. Los líderes de ambos países, sin embargo, celebraron el nuevo entendimiento.
Desde una fábrica de Jaguar Land Rover en West Midlands, el primer ministro británico, Keir Starmer, describió el acuerdo como una “plataforma fantástica”.
En la Casa Blanca, Trump lo calificó como un “gran acuerdo” y rechazó las críticas que le acusaban de exagerar su importancia.
“Es un acuerdo que hemos llevado al máximo y que vamos a ampliar”, aseveró el mandatario estadounidense. Refirió que este era el primero de muchos acuerdos por venir.
Las dos partes dijeron que Estados Unidos había acordado reducir el impuesto a la importación de automóviles -que Trump había aumentado en un 25 % el mes pasado- al 10 % sobre unos 100 mil automóviles al año.
Esto ayudará a los fabricantes de automóviles de lujo como Jaguar Land Rover y Rolls Royce, pero podría limitar el crecimiento en los próximos años, ya que equivale aproximadamente a lo que Reino Unido exportó el año pasado.
Los aranceles sobre el acero y el aluminio, que Trump también había elevado a principios de este año al 25%, también se han recortado, según la Oficina del Primer Ministro.
Londres también dijo que las dos partes habían acordado un “acceso recíproco” para las exportaciones de carne bovina, con una cuota de 13 mil toneladas métricas para los agricultores británicos.
Estas cifras no fueron confirmadas por la Casa Blanca, que afirmó que esperaba ampliar sus ventas de carne bovina y etanol a Reino Unido, una antigua demanda por parte de Estados Unidos.
Estados Unidos dijo que el acuerdo crearía una “oportunidad” de negocios de US$5.000 millones para las exportaciones, incluidos US$700 millones en etanol y US$250 millones en otros productos agrícolas.
“No se puede subestimar la importancia de este acuerdo”, declaró Brooke Rollins, secretaria de Agricultura estadounidense.
El director general de la acerera UK Steel, Gareth Stace, acogió con satisfacción el acuerdo, afirmando que supondrá un “gran alivio” para el sector siderúrgico. “La serenidad y perseverancia del gobierno británico en las negociaciones con Estados Unidos han dado sus frutos”, declaró.
Otros grupos empresariales expresaron más incertidumbre.
“Es mejor que ayer, pero definitivamente no es mejor que hace cinco semanas”, dijo Duncan Edwards, director ejecutivo de BritishAmerican Business, que representa a empresas de los dos países y apoya el libre comercio.
“Intento estar entusiasmado, pero me cuesta un poco”.
El ministro británico de Comercio, Douglas Alexander, subrayó que el acuerdo “salvaba puestos de trabajo”.
Estados Unidos y Reino Unido llevan discutiendo un acuerdo comercial desde el primer mandato de Trump. Estuvieron cerca de firmar un acuerdo limitado en ese momento.
Pero Estados Unidos lleva tiempo presionando para que se introduzcan cambios que beneficien a sus agricultores y a las cuestiones farmacéuticas, algo que políticamente no había sido viable hasta ahora en Reino Unido.
No está claro hasta qué punto habían avanzado estas cuestiones.
La Asociación Nacional de Ganaderos de Bovinos afirmó que el acuerdo en principio había supuesto una “gran victoria” para los ganaderos estadounidenses, pero la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos, que realiza un seguimiento de las barreras comerciales para los ganaderos de su país, declaró que aún estaba intentando obtener información sobre los cambios.
Por su parte, Reino Unido afirmó que no se debilitarían las normas alimentarias aplicables a las importaciones.
Aunque los británicos parecen haber asumido algunos compromisos, “el diablo estará en los detalles”, dijo Michael Pearce, economista jefe adjunto de Oxford Economics, que consideró que no modificaba sus previsiones económicas como consecuencia del anuncio.
También se avecinan otras cuestiones.
Trump ha dicho en repetidas ocasiones que quiere gravar las importaciones de productos farmacéuticos, en un intento de garantizar que Estados Unidos tenga una base sólida de fabricación de medicamentos esenciales.
Reino Unido dijo que Estados Unidos había acordado dar a las empresas británicas un “trato preferencial”.
Pero Ewan Townsend, abogado de Arnold & Porter, que trabaja con empresas de atención sanitaria, dijo que la industria ahora “queda a la espera de ver exactamente lo que significará este trato preferencial”.
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