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“Jamás pensé que esa fuera nuestra última función”: Seguridad pone fin a 16 años de Teatro Penitenciario
“Jamás pensé que esa fuera nuestra última función”: Seguridad pone fin a 16 años de Teatro Penitenciario
Foto: Especial
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“Jamás pensé que esa fuera nuestra última función”: Seguridad pone fin a 16 años de Teatro Penitenciario

La Compañía de Teatro Penitenciario vinculó a personas privadas de la libertad con el arte, y logró lo inédito dentro y fuera de reclusorios durante 16 años. La Secretaría de Seguridad Ciudadana dio fin al proyecto por considerarlo irrelevante.
13 de abril, 2025
Por: Marcela Nochebuena

Itari Marta, fundadora de la Compañía de Teatro Penitenciario, no recuerda con exactitud cuándo fue su última función, porque ni siquiera pensó que lo sería. 

Tampoco tenía idea de que el cambio de administración del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, de la Secretaría de Gobierno a la Secretaría de Seguridad Ciudadana –que se concretó el año pasado–, iba a obstaculizar ese proyecto artístico hasta cerrarlo por completo. Entre septiembre y octubre de 2024 comenzaron las dificultades. 

Primero, empezaron a recibir oficios que les impedían la entrada a la Penitenciaría, supuestamente por actividades programadas a la misma hora; luego, las listas para la entrada del público no llegaban completas, y así se fueron sumando obstáculos. Solicitaron pláticas, como solían hacerlo, con el Sistema Penitenciario, para hablar sobre los nuevos protocolos, coordinarse, ponerse de acuerdo.

En un principio, se mantuvieron reuniones periódicas para informar cambios y acatar nuevas condiciones. Sin embargo, a finales del año pasado, les impidieron la entrada definitivamente: la dependencia sostuvo que al evaluar el proyecto, no encontró reales beneficios, que debían trabajar con 100 personas por taller, que no podía entrar público externo y una serie de criterios que contradecían el diseño original de la iniciativa.

Itari relató en esta entrevista para Animal Político cómo empezó todo hace 16 años, cuando una noche, estando en el Foro Shakespeare, aceptó una llamada proveniente de un reclusorio capitalino. Al otro lado de la línea escuchó la voz de Sara Aldrete, autora de Me dicen la narcosatánica, quien hablaba desde Santa Martha Acatitla, donde la interna –que ahora cumple una sentencia de más de 600 años en Tepepan– ya tenía un grupo de teatro. 

Teatro reclusos CDMX
Foto: Especial

“Así es la vida –decía en aquella conversación en 2022, cuando el proyecto estaba cumpliendo 13 años–: a veces una decisión que parece muy chiquita te puede llevar a cosas muy grandotas”. Para la Secretaría de Seguridad Ciudadana, no lo fueron. No hubo escucha a “esos argumentos que los artistas utilizamos no solamente en la Penitenciaría, sino en general en nuestras vidas”, dice Itari ahora en entrevista: la importancia del arte y la cultura en las comunidades, la necesidad del acceso a estas como un derecho… 

“No logramos comunicar la importancia del proyecto”, lamenta. Se refiere más bien a que la dependencia no la entendió. El 18 de marzo de 2025, Mario Alejandro Vignettes del Olmo, director ejecutivo de Prevención y Reinserción Social del Sistema Penitenciario, argumentó en un oficio que el programa solo había impactado a un 3.6% de la población penitenciaria, que el equipamiento no era parte del reclusorio y que nunca conocieron el monto total por la venta de boletos, por lo que no podía considerarse que se proveyó de empleo ni de capacitación para el trabajo a personas privadas de la libertad o liberadas.

“Los horarios de programación de intervención imposibilitan el uso del espacio para el desarrollo de otras actividades que el centro penitenciario tiene previstas para el cumplimiento de nuestras responsabilidades y atribuciones en los aspectos culturales, artísticos, recreativos, académicos y de tratamiento para las personas privadas de la libertad”, además de que la recepción de público externo –que tantas veces ocurrió– implicaba destinar servidores públicos asignados a otras tareas prioritarias y vulneraba medidas de seguridad, argumentó la Secretaría para negar la continuidad del proyecto. 

No podemos seguir convenciendo a las autoridades de un proyecto que tiene 16 años llevándose a cabo, y que claramente tiene resultados positivos. La verdad es que para los artistas es muy cansado vivir en un país en donde somos los últimos de la fila, donde el presupuesto de cultura baja continuamente, donde las estrategias de cultura tienen que ver solo con números, parece que es llenar una ficha y no realmente involucrarse en cambios profundos de transformación social”, reclama Itari. 

La cultura –dice– no se ve como una herramienta y no tiene relevancia. Hace 16 años, la compañía emprendió su camino con la convicción opuesta y le llevó mucho tiempo lograr introducir el teatro, con el diseño del proyecto, junto al Sistema Penitenciario. Su interés ahora es compartir lo que aprendieron, para demostrar y reivindicar los resultados de esa iniciativa, que siempre se gestionó con los recursos del Foro Shakespeare, la voluntad de las personas en reclusión y las entradas que pagaba el público externo. 

La actitud por parte de la institución –reprocha– no solo fue obstaculizar la entrada, sino desmantelar todo lo construido, lo que juzga lamentable no para quienes impulsaban el proyecto, sino para las personas privadas de la libertad, que eran su razón de ser. Ahí radica la falta de comprensión de la Secretaría sobre los beneficios del Teatro Penitenciario: cuando se habla de reinserción o de prevención del delito, que abarcan este tipo de proyectos, se apunta al mismo tiempo a un cambio de percepción y de relación  con el resto de la sociedad. 

“Es claro que no estamos ofreciendo ni procesos humanos, ni procesos de generación de posibilidades de trabajo, ni de cambio de paradigmas. No estamos interesados en reintegrarlos, estamos interesados en castigarlos, en quitarles las cosas positivas que construyen y en decirle a una sociedad que el arte no importa”, afirma. 

funciones teatro penitenciario cdmx
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“Se puede con un chingo de voluntad”: el Teatro Penitenciario logró lo inédito

Con funciones con público externo en la Penitenciaría o personas privadas de la libertad saliendo a dar temporadas completas en el Foro Shakespeare y dos funciones en el Teatro de la Ciudad de México: la Compañía de Teatro Penitenciario logró lo inédito.

Itari Marta recuerda cosas importantísimas, como las califica: un grupo de actores dando función de Ricardo III en el Teatro de la Ciudad y cómo el gremio se abrió a nuevas creaciones. En este espacio se presentaron dos veces. Además de la que ella menciona, el 25 de noviembre de 2022 salieron de la Penitenciaría a escenificar la obra MCBTH Ruega por nosotrxs

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El proyecto se alejaba de la concepción de un teatro elitista y representaba a la cultura como un derecho. Itari Marta también recuerda a niños preguntándole a sus papás “¿y tú por qué matas?”, “¿y tú por qué secuestras?”, frente a un grupo de personas externas e internas, una pregunta que solo puede hacerse en ese contexto. 

Recuerda a sus compañeros que dejaron las drogas o de cometer actos ilícitos dentro del propio centro penitenciario. Las anécdotas son infinitas. También hubo abogados que salieron del reclusorio diciendo “órale, ya entendí lo que pasa aquí”, o jóvenes que a partir de la experiencia decidieron reconsiderar la visión que tenían de las personas encarceladas. 

teatro cárcel CDMX
Foto: Especial

“Este proyecto tocó muchos niveles”, sostiene. Por ejemplo, la compañía de teatro interna ha seguido reuniéndose para crear y dar algunas funciones, lo cual habla de la voluntad y el gusto de personas entre las que algunas ni siquiera habían asistido al teatro nunca. “Tiene que ver con tantos círculos y tantas anécdotas, y con tantas experiencias, que no me cabe el corazón para decírtelo”, confiesa. 

Lo cierto es que nunca dejó de ser gratificante. Hoy sobrevive la compañía externa, conformada por personas liberadas, que trabajan de manera independiente haciendo teatro bajo el nombre de Calacas y Diablitos. Ellos deciden y gestionan la continuidad del proyecto. Conocieron el teatro dentro de un centro penitenciario y ahora le dedican parte de su vida. Si esa no es una transformación real –aunque no sean 100 personas–, qué proceso lo podría lograr con ese nivel de conciencia y voluntad, cuestiona Itari Marta. 

“A nosotros nos interesaba la contundencia, no la cantidad”, agrega. En esa convicción subyace la idea del humanismo, la empatía que generaba el proyecto y su impacto en transformaciones profundas de la sociedad, cuando lograba llegar a familias fuera de la compañía, o a personas que dejaban de pertenecer a la estadística del 40% de reincidencia –que disminuye al 1% en quienes pertenecen a programas de capacitación para el trabajo–. Los esfuerzos que tienen que ver con la cultura y el arte, subraya, no necesariamente se ven a corto plazo, y lo contrario también será una realidad: los impactos de la cancelación del proyecto se notarán a la larga. 

Además de varios premios y reconocimientos, en 16 años la Compañía de Teatro Penitenciario montó seis obras distintas con más de 500 funciones al interior de la Penitenciaría. Más de 30 mil personas pudieron presenciarlas y se dio vida a un centro cultural autogestivo. Pertenecieron a la compañía más de 80 personas privadas de la libertad y más de 2 mil de ellas fueron espectadoras. 

La experiencia detrás de esos números habrá que relatarla para que las próximas generaciones conozcan cómo se construyó por primera vez en la vida, “con una comunidad sumamente marginada, violenta y violentada, que involucró una conversación entre la sociedad civil, las instituciones gubernamentales y en algunos casos la iniciativa privada, y cómo esto puede ser un ejemplo de esa combinación y parámetro para futuras experiencias; que sí se puede, que se puede con un chingo de voluntad, y no nos conviene a nadie este tipo de proyectos dejarlos desaparecer, sino tomarlos como un referente”.

Itari Marta considera que en todo el proyecto hay reflejos de la sociedad. Luego reflexiona sobre las razones por las no se dio cuenta de cuándo fue su última función: “De todas las capas, yo asumí que era un proyecto valioso, y la verdad es que jamás pensé que esa fuera nuestra última función; creí que había suficientes argumentos para decirle a una institución por qué 16 años de trabajo valían la pena, pero resulta que realmente nadie lo defendió, nunca les pareció relevante. Di por hecho que una sociedad valora lo que uno aporta”. 

teatro prisión 1
Foto: Especial

Entre tantos recuerdos y anécdotas, sube la voz con exasperación e incredulidad para recalcar que “nunca jamás en la vida” se había presentado la oportunidad de que una compañía de teatro en Latinoamérica saliera a dar funciones en un teatro nacional dentro de una muestra nacional. Ahí, las personas privadas de la libertad tuvieron otra relación con el mundo, y el mundo una relación diferente con ellas. Se cerró un abismo cultural lleno de resentimiento, de dolor y de ignorancia de ambas partes.

“Este proyecto era una posibilidad de acercar esos dos abismos y esas dos cárceles, si quieres verlo así, para que pudieran comunicarse entre ellos”, remarca. Luego de esa primera llamada desde Santa Martha Acatitla que abrió los escenarios en cárceles a partir de 2009, la Secretaría de Seguridad Ciudadana decidió cerrar el telón que, durante 16 años, conectó dos mundos. 

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Imagen BBC
Papisa Juana: la leyenda de la mujer que fue Papa y dividió a la Iglesia
10 minutos de lectura

En la Europa medieval comenzó a circular la historia de una mujer muy culta que vivió en el siglo IX, y que fue elegida Papa entre 855 y 857. Te contamos cómo nació esta leyenda y por qué se mantuvo en el tiempo.

19 de abril, 2025
Por: BBC News Mundo
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En la Europa medieval comenzó a circular la historia de una mujer muy culta que vivió en el siglo IX, se vestía de hombre para poder recibir una educación universitaria, y que viajó a Roma donde ascendió por la jerarquía de la Iglesia para luego ser elegida Papa entre 855 y 857.

Su papado llegó a un final dramático cuando se descubrió que era mujer, al dar a luz en la calle durante una procesión y diferentes versiones la tienen muriendo asesinada o por causas naturales.

El relato de la papisa Juana -Ionannes Anglicus o Juan el inglés, como se la conoce en los textos medievales- ha sido puesto en duda a través de los siglos y es rechazado por la mayoría de los expertos. Pero, sin embargo, se sigue contando.

Su historia fue adoptada como moraleja por la Iglesia católica para mantener a las mujeres dentro de sus roles tradicionales y, después de la Reforma del cristianismo, por los protestantes para restarle legitimidad al catolicismo y al poder de Roma.

También muestra la difusa frontera entre la verdad y la ficción en la crónicas históricas y hoy día su relato sigue vivo en novelas, el teatro y el cine.

Pero, ¿cómo surgió la leyenda de la papisa Juana, por qué persiste y cómo ha figurado en la estructura de la Iglesia?

Los orígenes de la leyenda

Se supone que vivió en el siglo IX, pero no es sino hasta mediados del siglo XIII que la leyenda se escribe por primera vez, aunque es muy posible que estuviera circulando de forma oral antes de eso.

Hay tres versiones tempranas clave de escritores dominicos: Jean de Mailly, Esteban de Borbón y Martín de Polonia, que son muy similares con cada uno agregando elementos particulares.

Según estas, Juana nació en la ciudad alemana de Maguncia, de padres ingleses, aunque no se sabe nada sobre ellos.

Cuando todavía era relativamente joven, se escapa de casa con su amante y se disfraza de hombre. Ambos van a Atenas con el propósito de obtener una educación universitaria donde, al parecer, ella sobresale en ese entorno y es considerada una erudita sin igual.

Luego viaja a Roma todavía vestida como hombre, se hace llamar Juan y se convierte en profesora del Trivium, enseñando gramática, lógica y retórica a destacados nobles y discípulos.

Gana una reputación no sólo por su brillantez académica sino por su integridad moral, hasta el punto en que logra ascender por las filas de la Iglesia.

“La vestimenta clerical en ese período es más como una túnica y sería concebiblemente bastante fácil esconder el cuerpo de una mujer [bajo esta]”, comentó al programa In Our Time de la BBC Katherine Lewis, profesora ad honorem de Historia Medieval de la Universidad de Lincoln, Inglaterra.

Un grabado que muestra una reunión de clérigos del medioevo
Getty Images
El atuendo de los clérigos en el medioevo, con túnica y la cabeza cubierta, hubiera facilitado ocultar el sexo de una persona.

“Es importante que ella vistiera como un hombre, de lo contrario no habría podido obtener una educación académica ni asumir un papel clerical, porque las mujeres tenían prohibido recibir órdenes sacerdotales”, explicó.

Así, se convierte en cardenal y luego es elegida Papa por unanimidad, supuestamente como sucesora de León IV, que murió en 855.

Ejerce el papado durante dos años, siete meses y cuatro días. Al parecer lo hace muy bien, dice Katherine Lewis, con una excepción: no sigue el estilo de vida célibe requerido del Sumo Pontífice.

Continúa su relación carnal con su amante y en consecuencia, queda embarazada y da a luz de forma pública y dramática durante una procesión, revelando su verdadera identidad.

Un grabado medieval muestra la procesión en la que la papisa Juana da a luz
Getty Images
La mayoría de la iconografía medieval muestra gráficamente el momento en que Juana da a luz públicamente.

Hasta ese momento nadie sospechaba nada, pero debido al intenso horror que causa ese hecho, sufre una brutal ejecución. Es atada de pies y manos y arrastrada por un caballo fuera de la ciudad, mientras es lapidada por una multitud enfurecida.

En otras versiones no es sentenciada a morir por la Iglesia, sino que se arrepiente, se retira a un convento y su hijo llega a ser obispo.

Parábola ejemplar

Muchos de los expertos coinciden en que la historia de la papisa Juana es ficción. Incluso los relatores del medioevo abordaban el tema aludiendo a que surgía de un rumor.

Anthony Bale, profesor de Inglés Medieval y Renacentista de la Universidad de Cambridge, señaló que hay otra forma de interpretar el relato aunque no sea necesariamente cierto en el estricto sentido histórico.

“Se supone que es moralmente cierto. Que es algo que puede ser útil para hablarnos de la moralidad contemporánea”, expresó en el mismo programa In Our Time de la BBC.

Según las autoridades medievales, había a cosas dignas de repetición. Lo que vale repetir no es si hay evidencia arqueológica del relato, sino si es moralmente verdadero. “La leyenda misma se puede leer como una parábola sobre la verdad”, indica Bale.

“La historia sugiere que Juana es capaz de hacerse pasar por un hombre, de ser educada como hombre, de enseñar como hombre y de ser un buen Papa, pero la verdad de su cuerpo como mujer biológica se impondrá”.

Y eso sucede de una manera muy pública, humillante y vergonzosa, dice el académico. Su cuerpo se muestra públicamente como una mentira y aparece la verdad.

Imagen de Liv Ullman en la película
Getty Images
La actriz sueca Liv Ullman interpretó el papel de la papisa Juana en una película de 1982.

Reiteraciones misóginas

La leyenda se intensifica con el paso de los siglos, con cientos de repeticiones, elaboraciones, embellecimientos y exageraciones.

Algunas versiones mantienen el statu quo de los relatos del siglo XIII, pero escritores posteriores añaden elementos obscenos y tiñen a Juana de una influencia diabólica o maligna.

El poeta italiano Boccacio (1313-1375) incluye la historia en su obra De Mulieribus Claris (“Sobre mujeres famosas”), una serie de biografías de mujeres históricas o mitológicas.

Su relato tiene dos partes, explica la catedrática de Literatura Inglesa Medieval de la Universidad de Swansea, Laura Kalas. Una positiva, en la que halaga la inteligencia y cultura de Juana, y la otra increíblemente misógina en la que la describe como una especie de aberración.

“Creo que el escritor está recogiendo los detalles más salaces de su historia para entretener a sus lectores”, comentó Kalas a la BBC. “Se refiere a su lujuria, que tiene un apetito sexual voraz”.

Un texto iluminado muestra a Boccaccio y Petrarca
Getty Images
Boccaccio y su contemporáneo Petrarca escriben sobre Juana en términos misóginos.

La descripción refuerza la manera polarizada en la que las mujeres en el medioevo eran vistas: la tipología de la Virgen María casta frente a la tipología de Eva como una prostituta.

Boccaccio parece colocar a Juana en esta última, como una mujer malvada que ha traído vergüenza a la Iglesia. Pero su contemporáneo Petrarca va aún más lejos, escribiendo dramáticamente sobre la forma en que las acciones de Juana perturban la naturaleza.

“Petrarca describe cómo, cuando se revela el sexo de Juana, en Italia llueve sangre en la calles durante tres días y noches. En Francia, milagrosamente aparecen langostas gigantes con seis alas y potentes dientes”, relata la profesora.

Protestantes vs católicos

Ante estos relatos extraordinarios, no se puede evitar pensar que algunas personas en la Iglesia sintieron que esta era una historia tan ridícula que ni siquiera necesitaban refutarla, pero “nadie plantea realmente ninguna objeción a la historia”, resalta Katherine Lewis.

Eso no empieza a suceder sino hasta el siglo XVI, cuando la cristiandad occidental se ha fragmentado dando paso a la Reforma, y Juana juega un papel interesante en las discusiones doctrinales entre católicos y protestantes.

Grabado del momento en que la papisa Juana da a luz, con un texto en inglés que la describe como
Getty Images
Este grabado ilustra el punto de vista protestante de la leyenda de Juana, describiéndola como “la ramera de Babilonia”.

Como los protestantes niegan la autoridad del Papa, usan la idea de que ha habido una papisa para invalidar el papado, pues la iglesia Católica no la cuenta en la sucesión papal -hay un vacío- así que los católicos no pueden afirmar que están unidos en una línea ininterrumpida a Pedro.

Si su ordenación no es válida, eso pone en duda la ordenación de todos los papas posteriories e, igualmente, todos los sacerdotes y así sucesivamente.

Irónicamente, tenemos a los protestantes que normalmente nunca creerían en la palabra de los cronistas medievales, aceptando lo que estos dicen sobre la existencia de Juana, explica Lewis.

“Así, de repente, los católicos se dan cuenta de que ahora tienen que contrarrestar esto y son los primeros que empiezan a desmontar la leyenda”.

La exclusión de las mujeres en el clero

Los primeros reformadores del siglo XIV, como Walter Brut y John Wycliffe, argumentaban que la iglesia Católica estaba equivocada respecto al trato que le daban a las mujeres.

Brut, durante un juicio que se le realizó por herejía al llamar al Papa “AntiCristo”, usó el ejemplo de Juana para justificar un papel más importante de las mujeres en la Iglesia, incluso dotarlas del poder para consagrar la eucaristía.

Una propuesta que es rechazada por las autoridades católicas y continúa siendo anatema en esa Iglesia moderna.

Es más, a partir del medioevo, la leyenda de la papisa Juana se utiliza como una forma para razonar por qué las mujeres no deberían ser ordenadas y cómo su papel en la Iglesia debería ser severa o completamente limitado.

Un grabado que ilustra el mito de examinarle los genitales al Papa
Wikipedia commons
La leyenda de la papisa Juana generó otro mito: el de examinar los genitales del recién electo pontífice para verificar su sexo.

La profesora Laura Kalas señaló que durante el medioevo las mujeres están configuradas por su fisiología para ser inferiores a los hombres y también ser más susceptibles a ciertas ideas.

“Se entendía que sus cuerpos eran más fluidos y fríos, y receptivos a ideas inmorales”, dijo Kalas. “Ese tipo de opiniones sobre lo que es natural comienzan a ser utilizadas para justificar códigos morales de comportamiento y estructuras eclesiásticas”.

A raíz de esa cautela contra las mujeres en la Iglesia, surge una curiosa leyenda de una silla especialmente diseñada para verificar el sexo de un nuevo Sumo Pontífice.

Cuenta el mito que antes de su proclamación, el Papa era sentado en una silla con un agujero por entre el cual un diácono o clérigo menor palpaba y gritaba: “¡Tiene testículos!” para verificar que era hombre.

Sin embargo, no hay evidencia de que ese rito haya sucedido realmente.

Juana en tiempos modernos

Una actriz posa frente al cartel de la película
Getty Images
La película alemana Die Päpstin es una de las más recientes versiones que aborda el tema de Juana desde una perspectiva feminista.

Hasta el día de hoy, ha habido innumerables recreaciones de la leyenda de Juana.

Hay novelas de siglo XIX, como la del autor griego Emmanuel Rhoides en 1866, admirada por escritores como Mark Twain y traducida al inglés por Lawrence Durrell in 1954 como “La curiosa historia de la papisa Juana”.

La historia inspiró una opereta del dramaturgo dadaísta francés Alfred Jarry, llamada “El fabricante de mostaza del Papa”, y ha habido varias piezas teatrales que tocan el tema o hacen referencia a la papisa.

La obra teatral Top Girls (1982) de la británica Carol Churchill se desarrolla durante una cena a la cual están invitadas varias mujeres de diferentes épocas y Juana es una de ellas.

También está representada en el cine. La primera película fue una producción británica con la famosa actriz sueca Liv Ullman en el rol estelar. Pero la historia se centró en las relaciones románticas de Juana y criticada por su perspectiva chauvinista.

Una producción alemana, Die Päpstin (2009), se basó en la novela Pope Joan de la estadounidense Donna Woolfolk Cross.

“Es una representación muy positiva de Juana y con tonos anticatólicos”, comentó la profesora Laura Kalas. “El nacimiento de su hijo es público pero no se presenta de manera vergonzosa como lo hicieron los cronistas del siglo XIII”.

Estas interpretaciones más modernas tienen un trasfondo feminista en el sentido que abordan el tema de mujeres que intentan progresar en un mundo patriarcal, señaló Kalas. “Han reivindicado a Juana como una especie de precursora o modelo de mujer sacerdote”.

La profesora Kalas hace referencia a un libro de la escritora católica y feminista Joan Morris, publicado en 1985, en el que defiende la ordenación de las mujeres y propone que la papisa Juana, en efecto, existió.

Línea
BBC

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