
Un grupo de niñas recibió a la presidenta Claudia Sheinbaum en su visita a Baborigame, localidad del municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua, en el llamado Triángulo Dorado. Ahí entregó títulos de propiedad de parte de su territorio a la comunidad rarámuri de Mogótavo, del municipio de Urique, y a la comunidad ódami de Mesa Colorada, municipio de Guadalupe y Calvo.
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad con decenas de unidades del Ejército, entre éstas tanquetas y ambulancias de la Guardia Nacional, de Seguridad Pública estatal y de la Fiscalía General del Estado, esperaban alrededor de 3 mil personas para mostrar su realidad: desplazamientos forzados masivos, saqueo criminal e inmoderado del bosque, falta de agua, negligencias en el sistema de salud, entre otros.
Y es que Guadalupe y Calvo se ha convertido de nuevo en la tierra del desplazamiento forzado por la lucha entre los cárteles de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación en alianza con el brazo armado del Cártel de Juárez, La Línea, cuyo principal negocio actualmente es la tala del bosque y otro tipo de extractivismo.
Un grupo de mujeres desplazadas que han conformado el colectivo Odótame (ódami, tarahumaras, mestizas), vestidas con sus trajes coloridos tradicionales, se presentaron con una pancarta que decía “Bienvenida, señora presidenta. Colectivo Odátame, personas desplazadas”. Se prepararon para hacerse visibles y entregar una carta a Sheinbaum, ya que las personas desplazadas no eran parte de la agenda presidencial de este día.

En la carta, respaldada por firmas y copias de credencial de elector, le pidieron que garanticen los derechos básicos como vivienda, alimentos, trabajo, educación y salud digna, entre otros, ya que el Estado no puede garantizarles retornos seguros a sus territorios porque la violencia incrementa cada vez más.
Decenas de comunidades llegaron a Baborigame. Algunas personas llegaron después de hasta cinco horas de caminar, debido a que no pueden pasar por los caminos normales porque los intimida uno de los grupos delictivos.
Otras comunidades llegaron de los municipios de Madera, Bocoyna, Urique, Batopilas, entre otras.
Un día antes del arribo de la presidenta, la cabecera del municipio de Guachochi, por donde pasaron y se hospedaron servidores públicos federales y estatales y otras personas que iban al evento, vivió momentos de terror durante la noche del jueves y la tarde del viernes.

También lee | Guerra entre cárteles con minas y bombardeos con drones deja cientos de desplazados y comunidades fantasma en Apatzingán
La noche del jueves otros dos grupos delictivos se enfrentaron en pleno centro, balearon viviendas, incendiaron un vehículo y atemorizaron a todo el pueblo. El viernes tiraron la señal telefónica y la de internet. Decenas de personas del gobierno federal y otras que se hospedaron el jueves en Guachochi para viajar al siguiente día al evento de Sheinbaum, fueron testigos de los hechos violentos. El mismo viernes alrededor de las 13:00 horas, continuó el enfrentamiento. En ese contexto llegó la presidenta a la Sierra Tarahumara.
El sábado, a la par que se realizaba el evento de la mandataria, el alcalde de Guachochi, José Miguel Yáñez Ronquillo, publicó en redes sociales una carta dirigida a Sheinbaum en la que denuncia que sus solicitudes en materia de seguridad han sido desatendidas, reclamó la reducción de recursos a municipios y estados, e hizo un llamado a “integrar un Plan de Tranquilidad, Paz y Crecimiento para esta noble región”.
Da clic aquí y lee completa la nota de Raíchali.

Dos meses después de que Israel y Hamás acordaran la primera fase de un cese del fuego en Gaza patrocinado por Estados Unidos, el progreso hacia una segunda fase sigue estancado.
Israel y Hamás acordaron en octubre pasado una primera fase de un cese el fuego, apoyado por Estados Unidos, que dio esperanzas de un posible camino para terminar con la disputa armada en el territorio.
Dos meses después, Gaza permanece estancada en la primera fase. Está dividida en dos partes y con su población desplazada y viviendo entre ruinas.
Bajo la segunda fase del cese el fuego propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, tanto Israel como Hamás enfrentan difíciles decisiones.
Hamás necesita entregar sus armas e Israel debe retirar sus tropas en Gaza y transferir las responsabilidades de la seguridad a una fuerza internacional.
La formación de un gobierno para administrar Gaza es otro desafío por resolver, así como la búsqueda por parte de Israel del último rehén que queda por entregar, Ran Gvili.
Gvili, un agente de policía de Israel, fue secuestrado por Hamás durante el ataque del 7 de octubre de 2023. Hamás ha dicho que la búsqueda entre los escombros de Gaza no ha dado ningún resultado sobre su paradero.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha insistido que Hamás debe regresar a todos los rehenes -vivos o muertos- antes de que el acuerdo pueda seguir a su siguiente fase.
A los padres de Gvili, Talik e Itzik, se les dijo el año pasado que el agente no había sobrevivido.
“Ellos se robaron a nuestro hijo, ellos se lo robaron”, señala su madre a la BBC. “Ellos saben dónde está. Ellos solo están tratando de esconderlo o quedárselo. Están jugando con nosotros”, anota el padre.
La pareja cree que Hamás quiere mantener a su hijo como garantía para futuras negociaciones, tras el regreso de todos los demás rehenes.
Por su parte, funcionarios de Hamás le dijeron a la BBC que esas acusaciones son falsas y que Israel estaba tratando de evitar implementar el acuerdo.
Pero EE.UU. quiere avanzar hacia la segunda fase del cese el fuego, de acuerdo a los diarios Haaretz y The Times de Israel.
En una entrevista con la BBC, Gershon Baskin, un exnegociador israelí en casos de rehenes -particularmente en el acuerdo en 2011 por el soldado Gilad Shalit-, señala que Israel “no tiene muchas opciones” para posponer la segunda fase del acuerdo sobre Gaza.
Baskin dice que Trump ha sido “muy claro con su decisión” y le dirá a Netanyahu que “no hay espacio para la procrastinación”.
El exnegociador, quien ha tenido un rol importante en la comunicación entre Israel y Hamás, añade que el tema del cuerpo del rehén que no ha sido entregado “no es suficiente razón” para demorar el inicio de una segunda instancia en el acuerdo.
El desarme de Hamás de un modo que resulte aceptable para ambos bandos es de lejos la barrera más grande para avanzar el cese el fuego hacia su siguiente fase.
Turquía ha pedido insistentemente ser parte de la Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés), que será la encargada de desarmar al grupo islamista, de acuerdo al medio israelí Hayom.
Netanyahu ha sido claro en su intención de evitar que esto pase y cuenta con el apoyo de EE.UU., señala el medio.
Hasta el momento, ningún país ha anunciado formalmente que se unirá a las ISF.
De acuerdo a Baskin, Hamás tal vez aceptará “guardar sus armas” y posiblemente entregarlas a un gobierno palestino o a un tercer actor, pero no a Israel o EE.UU.
Y añade que EE.UU. sabe que el desarme de Hamás está vinculado al repliegue total de Israel en Gaza y que esto será difícil de lograr mientras las fuerzas israelíes permanezcan dentro de la Franja.
En este momento, Israel controla cerca del 53% de la Franja de Gaza.
Bajo la primera fase del acuerdo del cese el fuego, Israel aceptó un retiro parcial de tropas en el norte, sur y este de Gaza. El límite fijado se conoció como la “línea amarilla”
La segunda fase requiere un acuerdo mutuo de un nuevo repliegue del ejército israelí, mecanismos de desarme, reconstrucción y arreglos para un monitoreo internacional.
Estos temas son considerados sensibles, porque afectan directamente la seguridad de las localidades israelíes en la frontera con Gaza y el futuro de la presencia israelí en lo que se conoce como el Corredor de Filadelfia, un pedazo de tierra frente la frontera de Gaza con Egipto, que incluye el paso de Rafah.
Para el general Israel Ziv, un exmilitar israelí experto en operaciones, tanto Hamás como Israel están dudando en apresurar el avance hacia la segunda fase.
“Hamás no quiere perder el control y el lado israelí por razones políticas también quiere quedarse en Gaza”, dijo Ziv a la BBC.
De acuerdo con el militar, Trump es la única persona que puede forzar a ambos bandos, pero el tiempo se está agotando.
“Por estar esperando, creo que hemos perdido la oportunidad, porque Hamás se está reorganizando y está retomando fuerza”, añade.
Cómo formar el órgano administrativo de transición que gobernará Gaza en la siguiente fase es otro gran obstáculo.
Aunque el plan propuesto exige la formación de un gobierno tecnocrático palestino independiente, separado tanto de Hamás como de la Autoridad Palestina (AP), Israel sospecha que la participación de representantes de ambos grupos será inevitable.
Al gobierno israelí le preocupa que esto pueda habilitar a Hamás a conservar su influencia en las nuevas instituciones de gobierno, o provoque el regreso de la AP a Gaza.
Anteriormente, la AP ejercía un control limitado sobre partes de Gaza y Cisjordania, pero desde que Hamás tomó el control de Gaza, en 2007, solo ha gobernado partes de la Cisjordania ocupada por Israel.
El gobierno de Netanyahu rechaza cualquier participación de la AP o de Hamás y, en su lugar, exige una “entidad palestina neutral” para gobernar el territorio.
Al gobierno israelí también le preocupa que la segunda fase pueda significar “el comienzo real del establecimiento de un Estado palestino junto a Israel”, según Baskin.
Se espera que estos temas clave se traten en una reunión entre Netanyahu y Trump en Florida a finales de este mes.
El presidente estadounidense, quien negoció el alto el fuego en Gaza, tiene previsto anunciar la composición de la recién creada Junta de Paz para Gaza a principios del próximo año.
En su reunión con Trump, se espera que Netanyahu impulse el desarme de Hamás, bloquee su participación en cualquier futura administración de Gaza, asegure el despliegue del ejército israelí en la denominada zona de amortiguación e impida el despliegue de fuerzas turcas en la Franja, según detallan medios israelíes.
Trump, por otro lado, podría presionar a Netanyahu para que “ponga fin a las violaciones israelíes del acuerdo de alto el fuego”, apunta Baskin.
Y agrega: “Israel ha roto el alto el fuego más que Hamás”.
Desde el acuerdo del 10 de octubre, casi 400 palestinos han muerto y más de 1.000 han resultado heridos en Gaza, según cifras del Ministerio de Salud, dirigido por Hamás.
El número de muertos en Gaza desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023 asciende a 70.665 personas, según el organismo.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.