La empresaria y diputada federal Patricia Armendáriz se destapó para contender como aspirante a la candidatura de Morena para la gubernatura de Chiapas en las próximas elecciones de 2024.
A través de un video, anunció que se inscribirá en el proceso interno de Morena pues está “muy preparada”.
“Vengo a decirles que voy a registrarme como candidata a la Coordinación en Chiapas en defensa de la Cuarta Transformación porque estoy muy preparada para que en Chiapas continúe la transformación de las conciencias”.
Dijo que el jueves se reunirá con la coordinadora nacional de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum quien viajará a Chiapas “para inaugurar este gran movimiento” y pidió a la población acudir para escucharla.
El 19 de septiembre Morena y sus aliados publicaron la convocatoria para quienes busquen participar en el proceso interno que definirá a los y las candidatas a las nueve gubernaturas que se elegirán en 2024. Los perfiles se podrán registrar entre los días 25 y 26 de septiembre.
Patricia Armendáriz no es la única que ha levantado la mano por el estado de Chiapas, el pasado 10 de septiembre, Manuela Obrador, prima hermana del presidente Andrés Manuel López Obrador, no descartó que buscará la gubernatura. Otro nombre era el de Zoé Robledo, actual director del IMSS, sin embargo, confirmó en conferencia que no irá por el cargo.
Carmen Patricia Armendáriz Guerra nació el 14 de julio de 1955 en Comitán de Domínguez, Chiapas.
De acuerdo con Proyecto Puente, fue militante del PRI y fungió como asistente de Pedro Aspe, exsecretario de Hacienda durante el gobierno del expresidente Carlos Salinas de Gortari. En el mismo periodo, fue responsable de la vicepresidencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
En 2009 saltó al PAN y fue diputada federal en Comitán, Chiapas.
De 2016 a 2021 como empresaria se unió al programa de televisión Shark Tank México en el que decidía si invertía en proyectos de emprendedores.
En agosto de 2021 se convirtió en diputada plurinominal por Morena.
La aspirante a gobernar Chiapas se ha visto envuelta en discusiones durante su trabajo legislativo, algunas de ellas por comentarios considerados clasistas o por su defensa de la Cuarta Transformación.
Entre las polémicas en las que ha participado está aceptar haber sido una de las financiadoras de los espectaculares a favor de Claudia Sheinbaum, cuando todavía era jefa de Gobierno.
“De manera libre y en pleno ejercicio de mis derechos políticos, propios de una democracia como la nuestra, decidí sumarme a la iniciativa de diversas compañeras y compañeros legisladores para contratar espectaculares en apoyo a @Claudiashein”, publicó en sus redes sociales.
En 2021 la diputada aseguró que no existía un desabasto de medicamentos oncológicos e incluso pidió a padres de familia de niños con cáncer que le hicieron llegar pruebas de la falta de medicinas.
En febrero de 2022, la legisladora aseguró que fue testigo de cómo en los sexenios de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo repartían dinero durante las contrataciones.
“El pago era en efectivo, mis comisiones eran en efectivo. Llenaba mis cajones y los mandaba a Suiza, y además, de eso, en el peor de los casos si me das tu estructura ahí te va el moche. En el mejor de los casos si era una persona decente me cobraba yo “mis honorarios inmensos”, porque solo yo sabía reestructurar y porque además me mandaba el presidente en turno, y en el peor de los casos te volvía yo un corrupto presidente, porque corrompimos a los presidentes”, dijo.
Tras ser cuestionada, criticó a los medios de comunicación por considerar que su “ataque a los corruptos fue una confesión de corrupción”.
Días después, tras los cuestionamientos de AMLO sobre el sueldo de Carlos Loret de Mora, Armendáriz sugirió que todos los periodistas debían dar a conocer sus ingresos.
En abril de 2023 se filtró una grabación en la que reclama a un grupo de habitantes mayas de la Selva Lacandona.
“Ya no van a seguir mamando del gobierno, no les van a dar nada o me presentan programas de desarrollo para ustedes o se van a ir a la chingada. Se los quiero dejar claro, ya no quiero saber nada de ustedes. La próxima reunión o me traen propuestas de comunidad o no cuenten conmigo y ya ni vengan”.
Tras darse a conocer, dijo que el altercado fue producto de “fallas de carácter”, por lo que les ofreció disculpas a los líderes.
Los albergues en la frontera mexicana viven una situación inédita con la ausencia de migrantes. Pero eso no quiere decir que la migración se haya detenido.
Hubo momentos, hace no mucho, en que el piso del albergue Embajadores de Dios, en la ciudad mexicana de Tijuana, en la frontera con Estados Unidos, casi no se podía ver: los colchones, carpas y camas de migrantes forraban el espacio.
Hoy, en cambio, el recinto se ve inmenso, la mitad de las camas disponibles están sin tender y en una esquina hay arrejuntados un puñado de colchones azules para los días de emergencia.
Pareciera que estos no son días de emergencia en una ciudad que no conoce la calma en materia migratoria.
Pareciera que el discurso de Donald Trump —que la amenaza de una deportación masiva y el cierre de mecanismos legales para migrar para contener lo que el considera una “invasión”— ha tenido efecto: la gente está cruzando menos.
“En este momento no hay llegadas importantes a México”, dice Silvia Garduño, portavoz en México de Acnur, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados. “Pero sabemos que las causas de salida se mantienen”.
Tijuana, que comparte área metropolitana con San Diego, es la ciudad más grande de la zona, nació como producto de la delimitación fronteriza y ha sido por siglo y medio el punto neurálgico del flujo migratorio hacia la mayor potencia del mundo.
Acá hay 44 espacios dedicados a la recepción y atención de migrantes y ninguno, según activistas que los recorren a diario, tiene ahora más de la mitad de ocupación.
BBC Mundo visitó cinco de ellos y en todos —más que la fila usual para usar el baño, las tomas eléctricas abarrotadas de celulares o el sonido de los niños jugando y corriendo— lo que encontramos fue silencio, carpas vacías, comedores desolados.
Según cifras de Acnur, el 90% de la población migrante en la ciudad está hoy por fuera de los albergues.
La situación se replica en las otras ciudades fronterizas como Tijuana.
Un silencio que no implica que la migración se haya detenido, advierten los activistas: significa, más bien, que los migrantes se están quedando en el camino, o están intentando cruzar ilegalmente.
Las causas de la migración —la violencia, la pobreza o la persecución en países como Haití, Venezuela o Nicaragua— están vigentes o incluso han empeorado con el cierre de la cooperación internacional estadounidense decretado por el gobierno de Trump.
El deseo y, para la gente perseguida, la necesidad de migrar hacia Estados Unidos es imposible de detener, señalan los expertos.
“La esperanza de migrar puede con todo”, dice Judith Cabrera, directora de Border Line Crisis Center, un albergue en Tijuana.
Cabrera se reúne con BBC Mundo una mañana fría y nublada en la que unas horas antes se había visto con un grupo de migrantes colombianas que fueron estafadas dos veces a cuenta de su obsesión por cruzar.
Los presuntos coyotes, relata la activista, primero les dijeron que las iban a cruzar por US$800 a través de un túnel; es decir, por una décima parte de lo que suele costar y a través de un túnel que, desde hace cuatro décadas, no existe.
“Las montaron en un carro, las pasearon por toda la ciudad y al final las dejaron donde las habían recogido”, señala Cabrera.
Luego, lo mismo: unos traficantes les prometieron el cruce por US$2.300. “Y claro, al ser más lana (dinero), ellas pensaron que era más certero, pero qué va, otra vez las estafaron”.
Cabrera se lamenta: “No hay nada que yo les diga que pueda evitarlo, y eso te muestra que el sueño americano no está roto (…) La gente quiere seguir insistiendo en cruzar y no se da cuenta de los peligros que implica porque prefieren mantener el sueño vivo”.
Y concluye: “Trump está desalentando la migración y eso es caldo gordo para los traficantes (favorece)”.
Los migrantes que no están intentando cruzar ilegalmente pueden estar esperando en el lugar donde están a ver cuándo surge una nueva oportunidad.
Trump cerró los sistemas de atención migratoria, como el CBP One, que permitía pedir una cita para pedir asilo antes de entrar en EE.UU. La apuesta de muchos —270.000 se quedaron varados por las cancelaciones— es que lo vuelva a abrir o cree algún mecanismo similar, lo que parece improbable.
“La decisión de quedarse donde están nunca es definitiva”, dice María de Lourdes Madrano, directora de Centro 32, una organización que apoya a los migrantes en los albergues.
“Siempre creen que al día siguiente pueden abrir y solucionarse la situación, y creen que alejarse de la frontera reduce la posibilidad… Porque, después de tanto lo que costó llegar acá, se piensa que irse es como renunciar al sueño”.
“Los albergues están vacíos, pero los colegios están llenos de extranjeros”, asegura, en referencia a los niños cuyos padres migrantes han decidido asentarse en Tijuana, así sea transitoriamente.
Wilker Hernández tiene 23 años; es oriundo del estado Mérida, en Venezuela, y lleva un año intentando cruzar a Estados Unidos, donde está una parte de su familia, mientras la otra sigue en su país. Tenía la cita para presentar documentos el 21 de enero, al día siguiente de la toma de posesión de Trump. Se la cancelaron.
Y desde entonces ha ido adaptándose a la idea de que su destino bien puede ser este: Tijuana, una ciudad que tiene la migración en su ADN, de la que se dice que “hay oportunidades para todos”, que reporta la tasa de desempleo más baja de México.
“Estamos como en un limbo de que no sabemos qué va a suceder”, dice Hernández, quien ha conseguido un trabajo como obrero en un albergue, Embajadores de Dios, donde están construyendo viviendas formales fuera de la zona de carpas.
El barrio que le rodea, conocido como el Cañón del Alacrán, ha vivido en los últimos dos años un boom de construcción de asentamientos relativamente formales de grupos migrantes que han decidido prolongar su estancia en Tijuana.
“Aún estoy indeciso, si intentar cruzar o devolverme”, añade. “Por ahora estoy trabajando porque qué más (…) Trump cerró la frontera, está sacando a todos los latinos, es un poco complicado, estamos acá y no sabemos qué hacer”.
El discurso de Trump ha calado entre los migrantes. Eso los puede poner en mayor riesgo ante las mafias y los coyotes, pero en todo caso reduce su esperanza de una mejor vida, una vida posible, en Estados Unidos.
El mandatario prometió una “deportación masiva” de personas indocumentadas que, aunque lejos de ser masiva, sí tiene un impacto disuasorio.
Cabrera, la activista tijuanense, lo pone así: “Más que una deportación masiva, lo que estamos viendo es una deportación mediática, y eso claro que tienen sus efectos, sobre el camino y la salud mental del migrante”.
En los albergues casi no hay migrantes, pero la situación del migrante es ahora más difícil.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.