Aunque las autoridades aseguran que el Metro de CDMX recibe el mantenimiento preventivo y correctivo necesario, durante 2024 los usuarios tuvieron que ser desalojados y el servicio suspendido 872 ocasiones debido a alguna falla en los trenes u operación del sistema.
Se trata de 72 fallas más que las registradas en 2023 y 211 más que las que el Sistema de Transporte Colectivo (STC) tiene registradas en 2022.
Vía transparencia, el organismo informó a través de las direcciones de Instalaciones Fijas, Mantenimiento e Ingeniería y Desarrollo, así como la Subdirección General de Operación que las Líneas A y 3 son los ramales que más fallas han presentado y que han ocasionado que el servicio sea suspendido para poder llevar a cabo labores para sacar de circulación trenes.
El año pasado, el servicio de la Línea A -que cubre el trayecto de Pantitlán a La Paz- tuvo que ser suspendido en 202 ocasiones, es decir, los usuarios de esta línea enfrentaron problemas en sus trayectos prácticamente cada tercer día.
En el caso de la Línea 3 -que corre de Universidad a Indios Verdes- se tiene un registro de 188 fallas durante 2024.
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Si bien en 2020 el Metro de la CDMX registró la cifra más alta de fallas en la red que ameritaron suspender momentáneamente el servicio con 968 desperfectos, los siguientes años hubo un descenso vinculado con la baja en la demanda del servicio durante la pandemia de Covid-19.
Y es que las autoridades del Metro también han argumentado que las fallas en el sistema no solo se deben a problemas de los trenes o al suministro eléctrico que en la mayoría del caso son obsoletos, sino que hay fallas -las menos- relacionadas con la alta demanda del servicio.
Por ejemplo, el sistema de puertas de los trenes tiene desperfectos vinculados a los sistemas de operación, pero también a que los usuarios abren las puertas a la fuerza o impiden su cierre automático ya sea poniéndoles el pie o no permitiéndolo por la saturación en los vagones.
Durante este periodo el número de pasajeros en el sistema descendió significativamente, pues de registrar una afluencia de prácticamente 5.5 millones de pasajeros en un día, pasó a menos de un millón.
En 2021 se registraron 617 fallas y en 2022 fueron 661.
Estos desperfectos son contabilizados y atendidos por la Dirección de Mantenimiento de Material Rodante del organismo y otras áreas como la Dirección de Instalaciones Fijas, la Dirección de Ingeniería y Desarrollo Tecnológico y la Subdirección General de Operación.
En una respuesta a una solicitud de información pública, estas áreas del Metro informaron que entre 2023 y 2024 ha habido un ascenso en las fallas.
De hecho, el propio Metro reconoció en la Cuenta Pública 2023 que en ese año se dio menor mantenimiento a los trenes del sistema.
“Durante el 2023 se realizaron un total de 129,284 acciones para el mantenimiento del parque vehicular (…) En comparación con 2022 este resultado representa una disminución del 5.3 %”, informó el organismo en la Cuenta Pública.
En 2024 -con la mitad de la Línea 1 cerrada porque está en un proceso de rehabilitación integral- se registraron 872 fallas en toda la red del Metro, las cuales ocasionaron que el servicio fuera suspendido momentáneamente.
Y si bien las Líneas A y 3 son los ramales que más problemas de operación reportan -líneas que anunció la jefa de Gobierno, Clara Brugada, serán rehabilitadas integralmente durante su administración- hay otras líneas que cotidianamente tienen problemas en su servicio.
De acuerdo con los datos proporcionados, la Línea 8, que va de Garibaldi a Constitución de 1917; y la Línea 7 que corre de Barranca del Muerto a El Rosario son otros de los ramales que más fallas presentaron durante el 2024 con 132 y 114 desperfectos, respectivamente.
En contraste, la Línea 12, que cubre el trayecto de Mixcoac a Tláhuac; y la 4 que va de Santa Anita a Martín Carrera son las líneas que menos problemas en su funcionamiento presentan, pues en 2024 apenas se reportaron 12 y 13 desperfectos , respectivamente, que ameritaron suspender momentáneamente la operación.
Para este 2025 el Metro de la CDMX tendrá un presupuesto de 23 mil millones de pesos, un 6.8 % más que en 2024 en términos reales, sin embargo, el aumento se destinará principalmente a cubrir la deuda financiada a 19 años para la remodelación integral de la Línea 1 -misma que reporta 16 meses de retraso– y que se cubrirá con recursos propios del organismo y recursos del Fideicomiso del Metro, mismo que se creó tras el incremento de la tarifa de tres a cinco pesos en 2014.
Además, de acuerdo con lo anunciado por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, este año también comenzarán los trabajos de rehabilitación integral de la Línea 3 que va de Universidad a Indios Verdes, sin embargo, no se han brindado detalles no sólo logísticos, sino financieros, de la obra.
Y es que de acuerdo con la licitación SDGMLP-N27-2024, la empresa que busque participar en la remodelación de la línea requiere contar con un capital contable de 33 mil 409 millones de pesos.
Lo que se sabe, informó la propia Brugada, es que la Línea 3 del Metro solo podrá cerrarse y ser rehabilitada una vez que la Línea 1 del Metro sea concluida y para ello aún faltan, al menos, seis meses.
De la rehabilitación de la Línea A tampoco se han dado detalles, aunque se espera que en el segundo semestre de 2025 se tengan las primeras noticias sobre su intervención.
Según datos del STC Metro, solo entre octubre y diciembre de 2024 la Línea A -que apenas tiene 10 estaciones- dio servicio a 19 millones 617 mil 827 pasajeros.
El origen de los incendios es desconocido y está bajo investigación, informaron las autoridades del condado. Miles de personas han sido evacuadas y autoridades advirtieron que las cifras de muertos irremediablemente van a aumentar.
Con ninguno de los fuegos bajo control y nuevos sumándose a medida que pasan las horas, los incendios más destructivos de la historia de Los Ángeles parecen no tener fin.
En la tarde de este jueves empezó a arder otra zona del noroeste de la ciudad, cerca de las exclusivas áreas residenciales de Calabasas y Hidden Hills.
Y con ello, son ya seis los focos que cientos de bomberos combaten desde que se encendió la primera llama en la mañana del martes en Pacific Palisades.
Los evacuados llegan casi a los 200 mil y las edificaciones dañadas superan los 9 mil.
Hasta la tarde de este jueves se habían reportado seis muertes, pero las autoridades ya advirtieron que las cifras irremediablemente van a aumentar.
“En un momento dado, podremos hacer una búsqueda más exhaustiva de las áreas afectadas — algunas parecen haber sido alcanzadas por una bomba—. Podremos traer K-9 (perros de búsqueda y rescate) que nos ayuden a descubrir, con suerte, no demasiados muertos”, dijo el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna, en una rueda de prensa el jueves en la mañana.
“Rezamos por ello (para que no sean demasiados). Esto es una crisis y no sabemos qué nos puede deparar, aunque estamos preparados para todo”, añadió.
“Así que sean pacientes con nosotros cuando nos preguntes sobre la cifra de muertos”, siguió. “Hoy por hoy, francamente no lo sabemos”.
El alguacil Luna también informó que habían detenido “a más de 20 personas” tratando de saquear casas evacuadas.
Para evitar ese tipo de situación, adelantó que impondrían el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana alrededor de las zonas afectadas por los incendios de Palisades y Eaton.
Qué provocó los fuegos sigue estando bajo investigación, dijo en esa misma conferencia el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, repitiendo el mensaje del día anterior.
“En cuanto tengamos un indicio se lo comunicaremos a los medios”, zanjó.
Mientras, los meteorólogos advierten que nuevos vientos de Santa Ana podrían seguir complicando la situación sobre el terreno.
Estos incendios serán unos de los más costosos en la historia de Estados Unidos, adelantan los expertos.
Tal como están las cosas, el banco de inversión estadounidense JP Morgan estima que las pérdidas económicas ascenderán a alrededor de US$50.000 millones, una cifra que se ha más que duplicado desde una estimación inicial del miércoles.
Los incendios en curso están llevando la capacidad de los servicios de emergencia al límite.
Y es que, aunque la temporada de incendios del sur de California solía empezar en mayo y acabar en octubre, hoy es ya “un problema perenne”, tal como subrayó el gobernador Gavin Newsom este martes.
“No hay temporada de incendios. Lo es todo el año”.
A los bomberos de la ciudad se les han sumado otros de los condados vecinos, y las autoridades de California han pedido ayuda más allá del estado. Nevada, Oregón y Washington ya han respondido al llamado.
En algunos lugares los bomberos se quedaron sin agua el miércoles por la alta demanda para apagar los fuegos.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, se defendió de las críticas por estar de viaje en África cuando la ciudad empezó a arder.
En el oeste de Los Ángeles, además de la enorme destrucción que ha sufrido la zona de Pacific Palisades, la vecina Malibú ha visto como cientos de casas frente al océano han sido destruidas por el fuego, así como numerosas tiendas y restaurantes.
Las primeras llamas de esta oleada de incendios sin precedentes se registraron en la mañana del martes en Pacific Palisades, un área residencial de familias de clase alta y salpicada de mansiones en el oeste de Los Ángeles, y en pocas horas ya se había quemado cientos de hectáreas.
Este fuego ya es considerado el más destructivo de la historia de Los Ángeles por la gran cantidad de construcciones afectadas.
“Parece un infierno”, le dijo a Los Angeles Times Lori Libonati, uno de los miles de residentes obligados a evacuar el barrio, antes de tener que abandonar la zona.
A última hora de la tarde del martes, a unos 40 kilómetros hacia el interior, otro fuego se inició en Altadena, un municipio del norte de Los Ángeles. Las autoridades se están refiriendo a ese incendio como Eaton.
En las siguientes horas se les sumó otro incendio al norte de Palisades, al que nombraron Woodley, y un cuarto en esa misma dirección, cerca del municipio de Santa Clarita, bautizado como Hurst.
Y en la noche del miércoles se desató el incendio en las colinas de Hollywood.
El jueves se alertó del inicio de otros incendios a los largo del condado de Los Ángeles.
El proceso de evacuación en Pacific Palisades, barrio en el que viven numerosas celebridades, empezó siendo caótico, debido a las características de la zona residencial, sin suficientes rutas de acceso.
La principal vía de entrada y salida se vio colapsada, entre vecinos que huían por miedo a ser alcanzados por las llamas y bomberos que querían acceder a ella.
Y las autoridades tuvieron que usar maquinaria pesada para retirar los vehículos que bloqueban el acceso a los camiones cisterna.
“A las 10:45 de la mañana observaba unas llamas en las montañas de Santa Mónica y, en una hora, Sunset Boulevard estaba paralizado. Dos horas después, hubo un ataque de pánico masivo, con todos los vecinos tratando de evacuar a la vez”, cuenta la periodista de la BBC Lucy Sheriff, quien vive en el área.
“Vi a un padre con su hija de 10 años, con el uniforme escolar, corriendo por la calle para tratar de ponerse a salvo y escuché una mujer mayor pidiendo ayuda para subir al auto y marcharse, pero nadie quiso o pudo ayudarla”, prosigue.
“Nunca recibí un mensaje para la evacuación ni una alerta de incendio, tampoco mi pareja. Me enteré por los vecinos, y el proceso de evacuación fue extremadamente frenético”.
Se evacuaron escuelas y centros de salud, y se habilitaron albergues para recibir a los desalojados.
Los incendios se registran apenas dos semanas después de que otro, al que llamaron Franklin, consumiera cientos de hectáreas durante nueve días en la Malibú.
Los meteorólogos han advertido que estas son las peores condiciones para un incendio en más de una década no solo en Los Ángeles, sino en todo el sur de California.
“Son los vientos más destructivos que hemos visto en décadas”, le dijo a la BBC Ariel Cohen, meteorólogo a cargo del Servicio Meteorológico Nacional en Los Ángeles.
“Estamos hablando de vientos de entre 128 y 160 km/h, que han ayudado a que el fuego se propague”, subrayó.
“El escenario es catastrófico”.
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