Un empresario acusó este martes al alcalde Santiago Taboada de haber participado en la red de corrupción inmobiliaria en la alcaldía Benito Juárez.
El vocero de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), Ulises Lara, señaló que el actual alcalde en Benito Juárez, Santiago Taboada, mantuvo el mismo esquema de operación del exjefe delegacional, Christian Von Roehrich, con el fin de obtener inmuebles a cambio de otorgar permisos para construir complejos habitacionales.
Sin embargo, Taboada aseguró que los señalamientos son falsos, que se trata de un montaje y es una campara de desprestigio en su contra.
“Es falso lo que comenta” sostuvo Taboada entrevistado por Milenio TV.
El testigo protegido declaró a la Fiscalía de la CDMX que en 2018 Santiago Taboada lo citó y a cambio de que continuara con la construcción de un conjunto habitacional le pidió que se hiciera cargo de la reparación de un edificio de la alcaldía afectado por el sismo de 2017.
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La remodelación y construcción del edificio inició en febrero de 2019. Los trabajos consistieron en la reconstrucción o reestructuración de las columnas y cimentación del inmueble, la demolición de los acabados y la sustitución de las redes eléctricas, así como la fachada de cancelería y vidrio que estaba dañada, detalló Ulises Lara.
El pago estimado fue de 25.6 millones de pesos, sin embargo, los empresarios solo recibieron 15.5 millones.
“A finales de mayo de 2019, nuevamente recibí una llamada de parte del alcalde Santiago (Taboada) y que me informaba que no serían pagados esos 10 millones de pesos, que sería el saldo en ese momento, y que no teníamos autorización para hacer ningún reclamo y en dicha llamada también me pidió que le reenviara al señor Aridjis, de manera que le pudiéramos entregar todos los materiales de soporte, como estimaciones y números generadores, igual que los calendarios, programas de obra y avances, para que ellos pudieran hacer con esa documentación la facturación y cobro”, relató el empresario.
De esta manera, de acuerdo con el vocero, el modus operandi era obtener y recuperar recursos de la reconstrucción para beneficio personal.
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El alcalde Taboada dijo que los arreglos de ese edificio se hicieron a través de una “licitación pública nacional” y que no se le debe nada al empresario.
Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez, aseguró que las denuncias reveladas por la Fiscalía local en las que un empresario lo acusa de participar en una red de corrupción inmobiliaria es falta y un “montaje chafa”.
“Tan mal está su montaje, tan chafa le hicieron su guión que ni siquiera coinciden las fechas en donde se iniciaron los trabajos del edificio.
“Inclusive él dice que yo le marco y que después (…) insisto, un montaje chafa, un guion chafa, un guión mal hecho que ni siquiera le pusieron atención a las fechas”, dijo Taboada a El Universal.
Además, el alcalde panista comentó que el empresario está presionado y amenazado por las autoridades y por eso hace esas declaraciones.
“Lo voy a acreditar, insisto, lo que pasa es que lo obligan a decir y sostener algo porque este empresario no desarrolló ningún departamento más en mi administración y ahora quiso involucrarme porque así se lo pidieron, para salvarlo de un documento que él presentó que erra irregular, esa es la realidad. Todo esto lo voy a acreditar”, dijo.
Taboada sostuvo que está tranquilo y no tiene nada que esconder.
“Nada que ocultar y nada que esconder”, dijo a Milenio.
Christian Von Roehrich, exdelegado de Benito Juárez acusado de estar implicado en una red de corrupción inmobiliaria, fue detenido en McAllen, Texas, cuando intentaba cruzar, de manera ilegal, a Estados Unidos.
Según la fiscalía, Christian Von Roehrich posiblemente realizó actividades financieras ilícitas y encabezó una red de corrupción conformada por funcionarios de la demarcación que otorgaban permisos ilegales de construcción, extorsionaban a empresarios y hacían desalojos violentos.
Washington y Londres acordaron una reducción de aranceles y facilidades para la entrada de productos en ambos países. Sin embargo, el gobierno de Trump mantuvo un 10 % de impuestos general.
Estados Unidos y Reino Unido alcanzaron un acuerdo comercial por el cual Washington redujo los aranceles de un número determinado de automóviles de origen británico y permite la importación de un porcentaje de acero y aluminio británico sin aranceles.
El anuncio, hecho este jueves, supone un alivio para las principales industrias británicas frente a algunos de los nuevos aranceles anunciados por el presidente Donald Trump desde su llegada al poder en enero.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene en vigor un arancel del 10 % sobre la mayoría de los productos procedentes de Reino Unido.
Los analistas dijeron que las nuevas condiciones no parecían alterar significativamente los términos del comercio entre ambos países, tal y como estaban antes de la ofensiva arancelaria de Trump de las semanas previas.
El jueves no se firmó ningún acuerdo formal y ni Washington ni Londres dieron muchos detalles. Los líderes de ambos países, sin embargo, celebraron el nuevo entendimiento.
Desde una fábrica de Jaguar Land Rover en West Midlands, el primer ministro británico, Keir Starmer, describió el acuerdo como una “plataforma fantástica”.
En la Casa Blanca, Trump lo calificó como un “gran acuerdo” y rechazó las críticas que le acusaban de exagerar su importancia.
“Es un acuerdo que hemos llevado al máximo y que vamos a ampliar”, aseveró el mandatario estadounidense. Refirió que este era el primero de muchos acuerdos por venir.
Las dos partes dijeron que Estados Unidos había acordado reducir el impuesto a la importación de automóviles -que Trump había aumentado en un 25 % el mes pasado- al 10 % sobre unos 100 mil automóviles al año.
Esto ayudará a los fabricantes de automóviles de lujo como Jaguar Land Rover y Rolls Royce, pero podría limitar el crecimiento en los próximos años, ya que equivale aproximadamente a lo que Reino Unido exportó el año pasado.
Los aranceles sobre el acero y el aluminio, que Trump también había elevado a principios de este año al 25%, también se han recortado, según la Oficina del Primer Ministro.
Londres también dijo que las dos partes habían acordado un “acceso recíproco” para las exportaciones de carne bovina, con una cuota de 13 mil toneladas métricas para los agricultores británicos.
Estas cifras no fueron confirmadas por la Casa Blanca, que afirmó que esperaba ampliar sus ventas de carne bovina y etanol a Reino Unido, una antigua demanda por parte de Estados Unidos.
Estados Unidos dijo que el acuerdo crearía una “oportunidad” de negocios de US$5.000 millones para las exportaciones, incluidos US$700 millones en etanol y US$250 millones en otros productos agrícolas.
“No se puede subestimar la importancia de este acuerdo”, declaró Brooke Rollins, secretaria de Agricultura estadounidense.
El director general de la acerera UK Steel, Gareth Stace, acogió con satisfacción el acuerdo, afirmando que supondrá un “gran alivio” para el sector siderúrgico. “La serenidad y perseverancia del gobierno británico en las negociaciones con Estados Unidos han dado sus frutos”, declaró.
Otros grupos empresariales expresaron más incertidumbre.
“Es mejor que ayer, pero definitivamente no es mejor que hace cinco semanas”, dijo Duncan Edwards, director ejecutivo de BritishAmerican Business, que representa a empresas de los dos países y apoya el libre comercio.
“Intento estar entusiasmado, pero me cuesta un poco”.
El ministro británico de Comercio, Douglas Alexander, subrayó que el acuerdo “salvaba puestos de trabajo”.
Estados Unidos y Reino Unido llevan discutiendo un acuerdo comercial desde el primer mandato de Trump. Estuvieron cerca de firmar un acuerdo limitado en ese momento.
Pero Estados Unidos lleva tiempo presionando para que se introduzcan cambios que beneficien a sus agricultores y a las cuestiones farmacéuticas, algo que políticamente no había sido viable hasta ahora en Reino Unido.
No está claro hasta qué punto habían avanzado estas cuestiones.
La Asociación Nacional de Ganaderos de Bovinos afirmó que el acuerdo en principio había supuesto una “gran victoria” para los ganaderos estadounidenses, pero la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos, que realiza un seguimiento de las barreras comerciales para los ganaderos de su país, declaró que aún estaba intentando obtener información sobre los cambios.
Por su parte, Reino Unido afirmó que no se debilitarían las normas alimentarias aplicables a las importaciones.
Aunque los británicos parecen haber asumido algunos compromisos, “el diablo estará en los detalles”, dijo Michael Pearce, economista jefe adjunto de Oxford Economics, que consideró que no modificaba sus previsiones económicas como consecuencia del anuncio.
También se avecinan otras cuestiones.
Trump ha dicho en repetidas ocasiones que quiere gravar las importaciones de productos farmacéuticos, en un intento de garantizar que Estados Unidos tenga una base sólida de fabricación de medicamentos esenciales.
Reino Unido dijo que Estados Unidos había acordado dar a las empresas británicas un “trato preferencial”.
Pero Ewan Townsend, abogado de Arnold & Porter, que trabaja con empresas de atención sanitaria, dijo que la industria ahora “queda a la espera de ver exactamente lo que significará este trato preferencial”.
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