
El huracán Otis ha dejado 39 personas fallecidas en el estado de Guerrero y causó graves afectaciones en Acapulco y en una decena de municipios aledaños quienes enfrentan deslaves, falta de agua, falla en comunicaciones, problemas con la electricidad y escasez de agua y alimentos.
Además del Puerto de Acapulco, entre los municipios más afectados están Chilpancingo de los Bravos, General Heliodoro Castillo, San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Petatlán, Tecpan de Galeana, Atoyac de Álvarez, Benito Juárez, Coyuca de Benítez y Xaltianguis, entre otros.
En estas zonas muchas de las casas y negocios ya no existen, pues los vientos de más de 260 kilómetros por hora causados por el huracán Otis que llegó a Guerrero como categoría 5 los arrancó por completo o por partes.
Cientos de personas buscaron refugio con familiares o en albergues, muchos de ellos denuncian que hasta la fecha, las ayudas del gobierno y donaciones de despensa no han llegado y temen que no haya una fecha cercana para que sus comunidades, colonias y municipios se levanten, pues la atención mediática se ha colocado en Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes del país.
Coyuca de Benítez es uno de los municipios más afectados por el huracán Otis. Las fuertes lluvias afectaron las carreteras de Pénjamo-Posquelite, Aguas Blancas-Tepetixtla y Bugambilia-Compuertas además de que colapsó el auditorio municipal.
A causa de los daños, el municipio pidió el apoyo a la población, al estado, a otros municipios, a la federación y a empresas privadas para ayudar pues decenas de familias se quedaron sin patrimonio.
Otro de los problemas que enfrentan es la afectación en el servicio de agua, por lo que se colocó una planta potabilizadora a un costado del auditorio Ethel Diego Guzmán y otra en Bajos del Ejido.
Las familias continúan refugiadas en escuelas, centros sociales y oficinas públicas, donde han estado recibiendo víveres e insumos, de acuerdo con imágenes compartidas por el Ayuntamiento.
El municipio informó que la Marina, Sedena y Policía Estatal se están encargando de resguardar a los habitantes de la cabecera y de las diferentes comunidades de Coyuca de Benítez pues en los últimos meses se han vivido enfrentamientos y hechos violentos por parte de presuntos integrantes de la delincuencia organizada y recientemente fueron asesinados 13 policías y el titular de la Secretaría de Seguridad municipal.
Entre las afectaciones que enfrenta el municipio de Ajuchitán del Progreso fue el desbordamiento del Río Truchas que dejó decenas de viviendas inundadas y la carretera dañada por deslaves y el levantamiento del asfalto a causa de la humedad, por lo que desde el 25 de octubre inició el retiro de escombros, enseres, objetos dañados y la limpieza de los hogares.
De acuerdo con la gobernadora, Evelyn Salgado, en el municipio de Ajuchitlán del Progreso se han reportado daños en 35 viviendas, además de problemas significativos en la infraestructura vial, como el puente de Amuco en el tramo carretero Coyuca-Ajuchitlán y el puente Las Truchas en el tramo Ajuchitlán-San Miguel.
También se registró el desbordamiento del Río Las Truchas que causó pérdidas en los cultivos de maíz.
Ubicado en la Costa Grande de Guerrero, Tecpan de Galeana es otro de los municipios afectados por el huracán. El Gobierno de Guerrero indicó que envió maquinaria como retroexcavadoras, camiones de volteo y tractocamiones a la región compuesta por los municipios de Coyuca de Benítez, San Jerónimo, Tecpan de Galeana y Atoyac de Álvarez para realizar labores de limpieza.
De acuerdo con medios locales como el Canal 6 de Tecpan, el municipio continúa sin servicio de internet y problemas de comunicación.
La Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios reportó que la parte alta de la sierra también tuvo grandes afectaciones, en los Ejidos y Comunidades como El Balcón, Cuatro Cruces, las Desdichas, El Pinito y El Filó perteneciente a los municipios de Ajuchitlan del progreso y Tecpan de Galeana estos quedaron incomunicados por la ruptura y deslaves de los caminos.
En este municipio, autoridades estatales vigilan el nivel del río en la localidad de Ticui ante posibles crecidas.
La alcaldesa Clara Bello dijo que tuvieron daños menores. “No tuvimos mayores afectaciones, se están atendiendo y se van a atender viviendas y comunidades afectadas”.
Asimismo, debido a la contingencia y en solidaridad con los municipios afectados se dan por cancelados los eventos festivos con motivo de Día de Muertos, informó el ayuntamiento.
El huracán Otis arrasó con los 12 locales de este tipo de Xolapa y 30 de El Papagayo. Una zona apenas dividida de Acapulco y Juan R. Escudero por un puente.
Los pobladores empezaron a limpiar y contabilizar los daños. Mientras trabajan sólo se oye la corriente del río ya con su nivel normal. Todas las personas que hacen faena a la orilla del río intentan recuperar algo, lo que sea, para no iniciar desde cero.
Perdieron las bebidas, los alimentos y las enramadas con sus mesas, sillas, cocinas ecológicas y refrigeradores. Urbana calcula que perdió como unos 40 mil pesos, 20 mil en productos y unos 20 mil invertidos en su negocio. Entre todos los de Xolapa calculan perdidas por unos 400 mil pesos.
En Xolapa, un pueblo de unos 800 habitantes, viven de la venta de maíz y de las ventas de comida en las enramadas.

Puerto Marqués, uno de los puntos de playa en Acapulco, quedó devastado con el huracán Otis. En las calles hay infinidad de árboles y postes de energía eléctrica caídos, láminas de los techos de las viviendas, tinacos, puertas y vidrios rotos.
En la bahía unos 300 restauranteros, unos 200 pescadores y unos 200 prestadores de servicios de deportes acuáticos, según los cálculos de los propios habitantes, lo perdieron todo. Los restaurantes están sin techos y las palapas derribadas; las pangas de los pescadores están partidas y muchas otras pérdidas en el mar.
Casi toda la población no tiene dónde dormir, porque ya no tienen casas. Están destruidas.
Las mujeres, hombres, niñas y niños salen a las calles a buscar comida y agua. Ninguna autoridad había acudido a Puerto Marqués hasta ayer avanzada la tarde.
Con información de Amapola Periodismo Transgresor

Los astrónomos han detectado señales de que nacen cada vez menos estrellas. Podría ser parte de un declive gradual del Universo y de todo lo que contiene. Pero ¿por qué? ¿Y cuánto deberíamos preocuparnos?
En las últimas dos décadas los astrónomos han ido notando pistas de que el cosmos tal vez ha pasado su mejor momento.
Una de esas señales es que menos estrellas han ido naciendo.
Ahora, eso no significa que el universo se está quedando sin estrellas. Hay estimaciones de que hay por lo menos un septimillón de ellas -eso es un número seguido de 24 ceros.
Pero los astrónomos creen que la producción de nuevas estrellas se está reduciendo.
El consenso científico actual es que el universo tiene una edad de 13.800 millones de años.
Las primeras estrellas se formaron poco después de que el Big Bang apareciera.
De hecho, el año anterior, el telescopio espacial James Webb halló un trío de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que se cree tienen una edad cercana a los 13.000 millones de años.
Las estrellas son esencialmente bolas gigantes de gas caliente que comenzaron su vida de la misma forma.
Ellas se forman en nubes enormes de polvo cósmico conocidas como nebulosas. La gravedad junta los gases, que eventualmente se calienta y se convierte en una estrella bebé, o como se le conoce, protoestrella.
A medida que el corazón de la estrella se calienta a millones de grados centígrados, los átomos de hidrógeno que están contenidos allí comienzan a agitarse para formar helio a través de un proceso llamado fusión nuclear. Esta reacción emite luz y calor y la estrella ahora está en una fase estable de “secuencia principal”.
Los astrónomos estiman que las estrellas en secuencia principal, incluido nuestro propio Sol, son aproximadamente el 90% de todas las estrellas del universo. El rango varía entre una décima parte hasta 200 veces la masa de nuestro Sol.
Eventualmente esas estrellas consumen su combustible y pueden tomar diferentes caminos en su manera de morir.
Estrellas con masas pequeñas como nuestro Sol entran en un proceso de desvanecimiento que puede durar miles de millones de años.
Para estrellas “hermanas” más grandes, con al menos ocho veces el tamaño del Sol, su final es más dramático: ellas se destruyen en una gran explosión conocida como supernova.
En 2013, un equipo internacional de astrónomos dedicados a estudiar las tendencias en la formación de estrellas afirmó que de todas las estrellas que iban a nacer en la historia del Universo, el 95% ya lo había hecho.
“Vivimos en un universo dominado por estrellas viejas”, dijo en ese momento el autor del estudio, David Sobral, en un artículo publicado en la revista Subaru Telescope.
En la línea del tiempo del universo, parece que su momento de mayor producción de estrellas ocurrió hace unos 10.000 millones de años, en un período conocido como el “Mediodía Cósmico”.
“Las galaxias convierten el gas en estrellas y lo están haciendo a una tasa decreciente”, explica el profesor Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de British Columbia en Canadá.
Scott es el coautor de un informe, que aún no se ha publicado, en el que se analiza información de los telescopios de la Agencia Espacial Europea, Euclides y Herschel.
Él y su equipo de investigadores espaciales fueron capaces de estudiar de forma simultánea cerca de 2,6 millones de galaxias, lo que fue posible gracias al mapa 3D del universo creado por la misión Euclides.
Los astrónomos estaban particularmente iuteresados en el calor que emiten las estrellas. Las galaxias con mayor tasa de formación de estrellas tienden a tener un polvo cósmico más caliente a medida que contienen estrellas más grandes y calientes.
El equipo halló que las temperaturas de las galaxias han ido disminuyendo en los últimos mil millones de años.
“Ya se nos pasó el momento de mayor formación de estrellas, y habrá cada vez menos formación de nuevas estrellas en el universo”, agrega Scott.
Es verdad que la muerte de las viejas estrellas puede llevar a la formación de nuevas usando el mismo material, pero no es tan simple.
Asumamos que tenemos una pila de materiales de construcción y la usamos para hacer una casa. Si queremos construir uno nuevo, podemos reciclar cosas de una casa vieja, pero no todo será útil.
“Eso significa que solo podemos hacer una casa más pequeña. Cada vez que hagamos una demolición, habrá menos materiales que sean útiles hasta que no se pueda construir nada”, señala Scott.
Eso es lo que pasa con las estrellas.
“Cada generación de estrellas tienen menos combustible para gastar y eventualmente no habrá suficiente combustible para hacer una estrella”, añade.
Y concluye: “Ya sabemos que las estrellas menos masivas son más comunes que las estrellas masivas en el universo”.
Los científicos han teorizado durante mucho tiempo que el universo llegará a su fin algún día. Simplemente no pueden estar seguros de cómo ni cuándo.
Una de las teorías más aceptadas actualmente es la muerte térmica.
También conocida como la “Gran Helada”, predice que a medida que el universo continúa expandiéndose, la energía se dispersará hasta que finalmente se enfríe demasiado para sustentar la vida. Las estrellas se alejan cada vez más, se quedan sin combustible y no se forman nuevas.
“La cantidad de energía disponible en el universo es finita”, explica Scott.
Pero antes de que mires con melancolía el cielo, la desaparición de las estrellas tomaría una cantidad astronómica de tiempo.
Scott estima que seguirán apareciendo nuevas estrellas durante los próximos 10 a 100 mil millones de años, mucho después de que nuestro Sol probablemente haya desaparecido.
En cuanto a la “Gran Helada”, podría tardar aún más: a principios de este año, astrónomos de la Universidad Radboud de los Países Bajos estimaron que el final llegaría en aproximadamente un quinvigintillón de años, es decir, un uno seguido de 78 ceros.
Hay tiempo de sobra, entonces, para apreciar las estrellas la próxima vez que haya una noche despejada.
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