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Desplazamiento interno forzado en México: respuesta gubernamental frente a la realidad
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Desplazamiento interno forzado en México: respuesta gubernamental frente a la realidad

Con base en la información disponible que hemos logrado identificar en el transcurso del 2021, la cantidad de personas desplazadas asciende a más de 40 mil,  lo que representa casi el doble respecto al número reportado para 2020 y la cifra más alta registrada en lo últimos cinco años.
31 de enero, 2022
Por: Brenda Pérez y Pablo Cabada

Sin duda, desde que fue reconocida la existencia del desplazamiento interno forzado por el Estado mexicano en 2019 se han generado, tanto a nivel federal como local,  avances significativos en la materia que incluyen el desarrollo de instrumentos legislativos especializados, programáticos, de registro y atención específica, así como aquellos orientados a la generación de información. Sin embargo, a pesar de dichos esfuerzos, el desplazamiento interno de personas y comunidades continuó ocurriendo en México durante el 2021 haciendo que tales avances sean aún insuficientes para responder  a la magnitud y complejidad que representa el fenómeno en la actualidad. El presente texto resume  algunas de las acciones gubernamentales que se dieron el año pasado y busca señalar casos donde, a pesar de existir una  respuesta gubernamental, las causas que han obligado a las personas a abandonar sus hogares continúan sin ser atendidas, provocando que las personas no puedan retornar a sus hogares e, incluso, se vean forzadas a realizar nuevos desplazamientos.

En relación a la generación de información especializada, el 2021 inició con la publicación de los datos del Censo de Población y Vivienda 2020, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía,  en el que se incluyó una pregunta sobre el motivo de la migración de las personas que cambiaron de municipio o estado en el país en los últimos cinco años y, el cual registró  que 24,175 personas cambiaron de municipio o estado debido a los desastres naturales y 251,513 personas lo hicieron a causa de la“inseguridad delictiva o violencia”. En septiembre de ese año, también fueron publicados los resultados de la la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2021, la cual estimó que 911,914 personas se vieron obligados a cambiar de vivienda o lugar de residencia para protegerse de la delincuencia en 2020.

En cuanto a los avances legislativos a nivel federal es importante mencionar que todavía no se ha adoptado legislación especializada para abordar el desplazamiento interno. Las dos iniciativas presentadas en la legislatura pasada y que fueron aprobadas en la cámara de origen —la Iniciativa con Proyecto de Decreto que expide la Ley General para Prevenir, Atender y Reparar Integralmente el Desplazamiento Forzado Interno (aprobada por la Cámara de Diputados el 29 de septiembre de 2020) y la Iniciativa de reforma al Código Penal para tipificar el desplazamiento interno forzado como delito (aprobada por la Cámara de Diputados el 10 de abril de 2019)— continúan en espera de dictaminación por el Senado de la República. Adicional a estas iniciativas, durante 2021 se presentaron tres para incluir a la población desplazada internamente en leyes específicas: una iniciativa de reforma a la Ley de Asistencia Social, una iniciativa de reforma a la Ley General de Víctimas y una iniciativa de adición a la Ley de Vivienda.

Con relación a la adopción de legislación específica a nivel estatal, en marzo y en agosto, respectivamente, los Congresos de los estados de Sonora y de Guerrero aprobaron reformas al Código Penal Estatal para tipificar el desplazamiento interno forzado como delito. A finales de junio, en el Congreso de Morelos se presentó una iniciativa para crear una Ley para Prevenir y Atender el Desplazamiento Interno y el Congreso de Guerrero  aprobó reformas a la Ley de Víctimas del Estado para acelerar la reparación del daño, particularmente a personas en situación de desplazamiento interno. En octubre, se presentó al Congreso del Estado de Chihuahua una iniciativa para reformar el Código Penal del Estado y añadir un capítulo sobre Desplazamiento Forzado de Personas y, finalmente, en el mes de diciembre en el estado de Oaxaca se presentó una iniciativa para crear la Ley para la Prevención y Atención del Desplazamiento Forzado Interno.

Respecto a la protección de la población desplazada internamente, en febrero, un Tribunal Colegiado en Materia Administrativa confirmó una sentencia en favor de 4 personas desplazadas en 2015 del municipio de Zinacantán, Chiapas, obligando al gobierno estatal a brindarles cobijo, alojamiento y vestido. En abril, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) manifestó su preocupación por la violencia en la zona calentana de Guerrero, la cual  provocó, entre otras afectaciones, varios desplazamientos. En junio, la misma institución pidió que se mejoraran las condiciones de precariedad y de riesgo en las que se encontraban aproximadamente 3,000 personas migrantes, entre ellas personas desplazadas internamente, en el campamento “El Chaparral” en Tijuana.

Lo anterior, está estrechamente relacionado con la crisis de violencia que existe en la región de Tierra Caliente de Michoacán y, que durante el 2021, ocasionó el desplazamiento de miles de familias hacia varios puntos de la frontera norte del país, principalmente a Ciudad Juárez y Tijuana, con la intención de solicitar asilo en los Estados Unidos. Dicha situación ha provocado que los albergues se encuentren al borde de la saturación, debido al arribo masivo de personas migrantes  centroamericanas, y  de población desplazada internamente, particularmente de los estados de  Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Zacatecas.

Como respuesta a esta crisis de violencia y desplazamiento interno en Michoacán, el Congreso del estado creó la Comisión Especial de Investigación y Combate a la Desaparición de Personas y los Desplazamiento Forzados. Dicha Comisión tiene por objetivo atender a colectivos, impulsar reformas legislativas y crear una agenda de trabajo en el estado para apoyar a personas desplazadas, principalmente a aquellas que se encuentran en  la zona fronteriza.

Con relación a los avances programáticos, en Sinaloa, el Congreso estatal presupuestó 50 millones para la construcción de casas para personas desplazadas, recurso que volvió a ser aprobado para 2022 con la intención de continuar apoyando en la construcción de viviendas. Esto debido a que la mayoría de las personas que han sido  desplazadas internamente  en el estado,  principalmente aquellas que residían en la región serrana, han expresado que no tienen intenciones de retornar a sus comunidades de origen  ya que la situación de violencia e inseguridad continúa vigente e incluso generó  nuevos desplazamientos en la entidad.

En cuanto a los casos de personas en situación de desplazamiento prolongado, en 2021 se cumplieron 11 años del desplazamiento masivo de la población indígena triqui de San Juan Copala, Oaxaca. Algunas de estas personas continúan en situación de desplazamiento interno desde entonces y, a ellas, se les han unido las personas desplazadas en diciembre de 2020 de la localidad  de Tierra Blanca Copala, en el municipio de Santiago Juxtlahuaca quienes tras un fracasado intento de retorno en julio, continuaron  acampando en la Ciudad de México y refugiadas en otras localidades de Oaxaca. El caso de Tierra Blanca fue atraído a finales de año por la CNDH.

En el estado de Chiapas, a pesar de los fallos de los Tribunales Agrarios para resolver la disputa de tierras entre Aldama y Chenalhó, los intentos de la Secretaría de Gobernación federal por llegar a un acuerdo de no agresión así como  las medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), durante todo el año se reportaron ataques armados hacia varias comunidades del municipio de Aldama, ocasionando el desplazamiento intermitente de miles de personas. Dicho conflicto ocurre en un escenario de creciente violencia de corte paramilitar en la entidad, donde se ha visto el surgimiento de diversos grupos de corte similar quienes señalan defender los intereses de las comunidades.

A partir del monitoreo permanente que realizamos en la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) de episodios de desplazamiento interno forzado masivo en México, durante el 2021, hemos observado un aumento considerable en el número de eventos y personas desplazadas internamente con respecto a lo que reportamos en nuestro Informe Anual 2020. De manera preliminar, y con base en la información disponible que hemos logrado identificar en el transcurso del 2021, la cantidad de personas desplazadas asciende a más de 40 mil,  la cifra más alta registrada por la CMDPDH en lo últimos cinco años, y el número de eventos de desplazamiento masivo casi duplicaron el número reportado para el año 2020 i. Ante tal escenario, las acciones emprendidas hasta el momento por el Estado mexicano en sus tres niveles de gobierno para responder de manera adecuada a la situación alarmante que hoy representa la problemática en el país continúan siendo insuficientes.

Teniendo en cuenta los impactos devastadores que el desplazamiento interno forzado produce en la vida de las personas, resulta urgente que las entidades gubernamentales encargadas de planear y construir una respuesta al fenómeno redoblen sus esfuerzos para que, en este nuevo año que comienza, se logre consolidar una estructura normativa e institucional en la materia, y se implementen  políticas, acciones y medidas que busquen prevenir nuevos desplazamientos y promover el logro de soluciones duraderas.

*Brenda Pérez (@dabrenperez) es coordinadora del área de desplazamiento interno de la @CMDPDH y Pablo Cabada (@cabudasan) es investigador de la misma área.

 

 

i Para una cifra preliminar más exacta sugerimos estar pendientes del boletín noviembre-diciembre 2021 que se publicará esta semana.

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Imagen BBC
“Amigos, socios y aliados”: 4 datos que muestran la relación única entre EU y Canadá que el primer ministro da por terminada
11 minutos de lectura

En la cima de la guerra comercial, el presidente Trump y el primer ministro Mark Carney acordaron esta semana sentarse a “renegociar exhaustivamente” la relación de sus países.

29 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Unos 40 habitantes de Vermont se reunieron en el centro de Montpelier, la capital del estado, para demostrar su apoyo a los vecinos canadienses (Foto de: John Lazenby/UCG/Universal Images Group vía Getty Images)
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney, quedaron en “renegociar exhaustivamente” la relación entre ambos países.

“La geografía nos hizo vecinos, la historia amigos, la economía socios y la necesidad nos volvió aliados”.

Las palabras las pronunció el 17 de mayo de 1961 el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en el Parlamento canadiense.

Apenas llevaba cuatro meses en el cargo y sabía que su liderazgo, y el del país que representaba, necesitaban un impulso, sumidos como estaban en plena Guerra Fría con el bloque comunista soviético.

Así que en Ottawa, Kennedy aprovechó para hacer un guiño a la relación bilateral y establecer una agenda global conjunta.

“Está claro que en una época en la que nuevas fuerzas están afirmando su poder en el mundo y la forma política del hemisferio está cambiando rápidamente, nada es más importante que la unidad de EE.UU. y Canadá”, añadió para rematar su discurso, ante la mirada de aprobación del primer ministro canadiense John Diefenbaker.

Pero mucho ha llovido desde entonces, y lo que se escucha hoy de los líderes de ambos países no puede estar más en las antípodas de aquel ambiente de concordia.

“La antigua relación que teníamos con EE.UU., basada en la integración cada vez mayor de nuestras economías y en una estrecha cooperación en materia de seguridad y militar, ha terminado“, zanjó este jueves el primer ministro canadiense, Mark Carney.

El presidente del país vecino, Donald Trump, acababa de anunciar unos aranceles del 25% a la importación de automóviles, algo que cayó como una bomba en una Canadá en plena campaña electoral hacia los comicios del 28 de abril.

Fue el colofón de una serie de medidas y desplantes que comenzaron con llamar al anterior primer ministro, Justin Trudeau, el “gobernador del 51º estado” estadounidense y siguió con de una guerra comercial abierta.

Mark Carney, el primer ministro de Canadá, habla durante una conferencia de prensa en Ottawa, Ontario, Canadá, el jueves 27 de marzo de 2025. (Foto: David Kawai/Bloomberg vía Getty Images)
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“Los canadienses debemos básicamente reimaginar nuestra economía” frente a los aranceles del presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo el primer ministro de Canadá, Mark Carney.

Ambos jefes de gobierno conversaron este viernes por teléfono en un primer intento por limar asperezas, una llamada que los dos describieron como “productiva” y en la que acordaron sentarse a “renegociar exhaustivamente” tras las elecciones canadienses.

Pero Carney, que además de primer ministro es candidato del Partido Liberal en estas elecciones, no se desdijo y dejó claro que este es el inicio de una nueva era en la relación entre dos países vecinos que han sido amigos y aliados durante generaciones.

A continuación, cuatro datos que reflejan la complejidad del vínculo entre estas dos naciones.

1. Dos siglos de paz y uno como “mejores amigos”

Los territorios que hoy constituyen Estados Unidos y Canadá no siempre fueron aliados.

Durante la Guerra de la Independencia de EE.UU. (1775-1783), cuando 13 colonias británicas del actual territorio estadounidense se rebelaron y lucharon por independizarse de la Corona, las canadienses rechazaron las invitaciones para unirse a la revuelta.

Al estallar de nuevo las hostilidades entre EE.UU. y Reino Unido en la guerra de 1812, las tropas estadounidenses invadieron los territorios canadienses bajo dominio británico esperando ser recibidas como libertadoras, solo para encontrar una respuesta armada. Un episodio que —según coinciden expertos— contribuyó en gran medida al surgimiento del sentido de identidad canadiense.

“Desde el final de la guerra de 1812 no ha habido encuentros oficiales abiertamente hostiles, en parte porque muchos estadounidenses tendían a creer que los canadienses se unirían a la república”, escribe Robert Bothwell, profesor emérito del Departamento de Historia de la Universidad de Toronto, en un informe publicado en 2019.

“Al no ocurrir, EE.UU. aceptó a un Canadá independiente pero amigable como un vecino permanente, útil y deseable”, prosigue el especialista en el texto, centrado en los últimos 200 años de relación entre Canadá y EE.UU.

Soldados canadienses desplegados en Playa de Juno, Normandía. Esta imagen fue tomada después de los desembarcos iniciales del Día D. Fechado en 1944. (Foto de: Photo12/Universal Images Group vía Getty Images)
Getty Images
Soldados canadienses desplegados en Playa de Juno, cerca de Bernières-sur-Mer, Normandía (Francia), en uno de los primeros desembarcos del Día D, en 1944.

Sin embargo, aunque los vecinos establecieron relaciones diplomáticas en 1927, fue durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando se estrechó la cooperación canadiense-estadounidense.

Desde entonces, hubo acontecimientos que pusieron a prueba esa amistad, como la guerra de Vietnam, la represión de las protestas del movimiento por los derechos civiles en los estados sureños y la invasión de Irak encabezada por EE.UU. en 2003, a la que Canadá se opuso con firmeza.

Pero en general ha estado marcado por gestos de cooperación y solidaridad, como la respuesta canadiense a los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU.

Unos 7.000 pasajeros que iban a bordo de decenas de vuelos desviados tras los atentados fueron recibidos en Gander, una comunidad de apenas 11.000 habitantes de la isla de Terranova.

A ese espíritu de colaboración hizo referencia el 8 de febrero Justin Trudeau, ya como primer ministro saliente, en un emotivo mensaje a la nación después de que Trump firmara una orden ejecutiva que establecía un 25% de aranceles a todo producto importado de Canadá.

“Desde las playas de Normandía hasta las montañas de la península coreana, desde los campos de Flandes hasta las calles de Kandahar, hemos luchado y muerto junto a ti durante tus horas más oscuras”, dijo.

2. Una frontera de 8.800 km

La frontera entre Canadá y EE.UU. constituye el límite territorial internacional más largo del mundo, una línea recta imaginaria trazada a lo largo del paralelo 49.

Sumando porciones de los océanos Atlántico, Pacífico y Ártico, además de los Grandes Lagos, mide un total de 8.891 kilómetros.

Fue el Tratado de París del 3 de septiembre de 1783 el que le dio origen, el mismo que puso fin a la guerra de la Independencia de EE.UU. Pero numerosos acuerdos posteriores han ido conformándola tal como es en la actualidad.

Separa a 13 estados de EE.UU. de siete provincias canadienses y un territorio, y varias comunidades indígenas se extienden a un lado y otro.

Y agencias de ambos países estiman que al día la cruzan alrededor de 400.000 personas y bienes y servicios por un valor de US$2.500 millones.

Un letrero que marca la frontera internacional entre Estados Unidos y Canadá en el Parque Estatal Histórico Peace Arch en Blaine, Washington, el 5 de marzo de 2025. (Foto de JASON REDMOND/AFP vía Getty Images)
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La que separa Canadá de Estados Unidos es la frontera más larga del mundo.

Es una frontera no militarizada, cuidada únicamente por elementos civiles, y de forma mucho menos activa que el muy patrullado confín entre EE.UU. y México.

Aunque ante la llegada de Trump a la Casa Blanca, en diciembre de 2024 el gobierno de Canadá anunció una inversión de US$1.300 millones en personal, equipamiento y nueva tecnología para reforzar la vigilancia.

“El 20 de enero, como una de mis muchas primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% a todos los productos que ingresen a EE.UU. por sus ridículas fronteras abiertas”, había advertido ya el republicano en su red Truth Social tras ganar las elecciones en noviembre.

“¡Este arancel permanecerá en efecto hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros Ilegales detengan esta Invasión a nuestro país! Tanto México como Canadá tienen el poder para resolver fácilmente este problema latente desde hace mucho tiempo”, zanjó.

Mientras, el gobierno canadiense sostiene que la guerra arancelaria tiene más bien propósito geopolítico. “La excusa del fentanilo es ficticia”, subrayó Trudeau a principios de marzo, antes de que Carney lo relevara en el cargo.

“Trump quiere que la economía canadiense colapse para anexionarnos”, espetó.

Aunque la administración Trump acuse a las agencias canadienses de no hacer lo suficiente para impedir el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que ha contribuido con más de medio millón de muertes por sobredosis en EE.UU. desde 2012, las cifras muestran una realidad mucho más matizada.

Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés), el año pasado se interceptaron alrededor de 43 libras de fentanilo provenientes de Canadá, mientras que las autoridades canadienses incautaron alrededor de 11 libras llegadas del sur durante el mismo período.

3. US$1 billón en comercio bilateral

Según datos del gobierno canadiense, el comercio bilateral alcanza el billón de dólares anual, mientras casi US$2.500 millones en bienes y servicios que cruzan la frontera común a diario.

Estados Unidos vende más productos a Canadá que a cualquier otro país, lo que convierte a Canadá en el principal cliente de 32 estados estadounidenses.

Asimismo, EE.UU. es el principal inversor en Canadá; representa el 46% del total de inversión extranjera directa, según el más reciente Informe sobre el Clima de Inversión del Departamento de Estado.

En 2024, la inversión extranjera directa de Estados Unidos en Canadá se situó en US$452.000 millones, mientras que la inversión extranjera directa canadiense en EE.UU. alcanzó los US$672.000 millones de dólares.

Asimismo, casi una cuarta parte del petróleo que EE.UU. consume cada día proviene de su vecino del norte, y solo la provincia de Alberta exporta 4,3 millones de barriles al día.

Según la Administración de Información Energética estadounidense., EE. UU. consume alrededor de 20 millones de barriles al día, mientras que a nivel nacional produce alrededor de 13,2 millones.

“No necesitamos su energía. No necesitamos su petróleo y gas”, dijo en enero Trump. “No necesitamos nada de lo que tienen”.

Un camión con remolque viajando hacia los Estados Unidos cruza la frontera desde St-Bernard-de-Lacolle, Quebec, Canadá, el jueves 6 de marzo de 2025. (Foto: Graham Hughes/Bloomberg vía Getty Images)
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Casi US$2.500 millones en bienes y servicios que cruzan la frontera entre Estados Unidos y Canadá a diario.

Durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas, el comercio entre Canadá y Estados Unidos se ha regido por una sucesión de acuerdos de libre comercio.

El más reciente es el T-MEC, que entró en vigor en julio de 2020 y del que forma parte también México.

“Hay cosas que podemos hacer, no solo para trabajar juntos con Estados Unidos, sino para generar más capacidad de acción para Canadá”, dijo el exministro de Finanzas canadiense Bill Morneau (2015-2020), en una conferencia titulada “Las relaciones entre Estados Unidos y Canadá en una época de tumultuosa política norteamericana” ofrecida en la Universidad de Yale el mes pasado.

“El desafío es mantener la cabeza fría frente a un diálogo degradante y francamente ofensivo, y hacerlo de una manera que reconozca la relación positiva y muy beneficiosa a largo plazo entre nuestros dos países”.

4. US$95.000 millones anuales en energía

Canadá es un exportador neto de electricidad a EE.UU. y las redes energéticas de ambos países mantienen una alta interdependencia.

Sus redes eléctricas se fusionan en un sistema “complejo y altamente interconectado” en el que las principales empresas canadienses del sector cuentan con filiales y divisiones comerciales en Estados Unidos, según la Administración de Información Energética de ese país (EIA, por sus siglas en inglés).

Ambas naciones intercambian energía por valor de US$95.000 millones anuales y en algunos estados este comercio llega a representar entre el 5% y el 15% de su PIB, según una investigación del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

EE.UU. importó 33,2 millones de megavatios-hora (MWh) de electricidad en 2024, de los cuales 27,2 millones provinieron de Canadá y el resto de México.

Aunque esta cifra representa menos del 1% del consumo total de electricidad estadounidense, su impacto es significativo en ciertos estados, especialmente los fronterizos con su vecino del norte.

Un avión sale del Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto, visto junto a líneas y torres de transmisión eléctrica en Mississauga, Ontario, el 11 de marzo de 2025. (Foto: Mike Campbell/NurPhoto via Getty Images)
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La electricidad ha sido también foco de tensión en la guerra comercial abierta entre Estados Unidos y Canadá.

Es por eso que la electricidad ha sido también foco de tensión en la guerra comercial entre ambos países.

El gobernador de Ontario, Doug Ford, eliminó el 11 de marzo el recargo del 25% que un día antes había impuesto a la electricidad que esta provincia canadiense vende a tres estados de EE.UU.

Horas después, el presidente Trump, retiró su amenaza de elevar del 25% al 50% el arancel sobre el acero y el aluminio canadienses.

En cualquier caso, el comercio energético entre ambos países no es unidireccional: Canadá también importa electricidad estadounidense, especialmente en los últimos dos años en los que la sequía ha reducido la capacidad de generación de las centrales hidroeléctricas canadienses.

Una bandera canadiense ondea junto a la estadounidense en el puente fronterizo Lewiston-Queenston el 4 de febrero de 2025 en las Cataratas del Niágara, Canadá. (Foto: Joe Raedle/Getty Images)
Getty Images

Pero la lista de conexiones e interdependencias no acaba ahí.

Ambos países también cooperan en defensa, a través de distintos foros e instrumentos bilaterales y multilaterales, aunque un funcionario de alto rango del gobierno le confirmó recientemente a la agencia AP que su país inició negociaciones con la Unión Europea con el objetivo de reducir su dependencia de EE.UU. en esa materia.

Como buenos vecinos, tienen una historia común de migraciones, con grandes movimientos en ambas direcciones desde 1750 hasta bien entrado el siglo XXI.

Sus habitantes comparten, en gran parte, lengua, y sus identidades se han ido definiendo por momentos en contraposición a la nación vecina.

“De todos los países, Canadá ha sido históricamente el que más se ha parecido a Estados Unidos, en términos de cultura, geografía, economía, sociedad, política, ideología y, especialmente, historia”, escribe Bothwell, el profesor de la Universidad de Toronto en su informe.

“Una cultura compartida —literaria, social, legal y política— es un factor crucial en las relaciones entre canadienses y estadounidenses. Y la geografía es, al menos, igual de importante”, prosigue.

“Ninguna idea estadounidense, buena o mala, desde el liberalismo hasta el populismo, deja de encontrar eco en Canadá. Lo fuerte o lo suave que suene el eco marca la diferencia”, concluye.

O como más célebremente describió la relación entre vecinos el ex primer ministro Pierre Trudeau:

“Vivir a tu lado es en cierto modo como dormir con un elefante. No importa cuán amigable y ecuánime sea la bestia, si es que puedo llamarla así, uno se ve afectado por cada contracción, por cada gruñido”.

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BBC

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