
La violencia digital no es solo un problema legal o tecnológico, sino de comportamientos que han sido internalizados por la sociedad y disfrazados de normalidad. Estas normas se refuerzan constantemente a través de la cultura, el lenguaje, el entretenimiento y, en la era digital, a través de las interacciones en redes sociales y chats grupales.
Cuando un comportamiento se normaliza, deja de percibirse como problemático y se convierte en algo cotidiano. Esto implica que, aunque cause daño, no se considera urgente ni prioritario abordarlo. En algunos casos, incluso, señalarlo como dañino genera rechazo y resistencia por parte de nuestros círculos sociales.
Desde el enfoque de Cambio Social y de Comportamiento (SBC, por sus siglas en inglés) que trabaja MAGENTA, sabemos que los comportamientos no ocurren en el vacío: responden a normas sociales, validaciones colectivas y estructuras de poder.
La violencia digital de género no es un fenómeno aislado ni un “nuevo tipo de violencia”, sino una extensión de la violencia de género que enfrentamos, trasladada a las pantallas. No porque ocurra en el espacio digital es menos agresiva, hiriente o peligrosa. Estos comportamientos se han convertido en el nuevo “es porque llevaba falda”, donde la responsabilidad de la violencia se traslada a la víctima/sobreviviente, eximiendo a quienes perpetúan esta forma de violencia. Es urgente abordar el problema desde su raíz: la normalización.
En conjunto con Altazor Intelligence, en MAGENTA exploramos las percepciones y actitudes de hombres jóvenes (de 18 a 25 años) en México y Guatemala sobre distintos comportamientos violentos en entornos digitales. Los resultados revelan que existen comportamientos que no solo han sido normalizados, sino que, al ser cuestionados, generan molestia en quienes los practican. En algunos casos, los participantes intentan justificarlos o minimizarlos.
Entre los comportamientos más frecuentes y relevantes identificados en la investigación se encuentran:
Como vemos, además de que estas prácticas estén normalizadas, existe una negación de que sean actos de violencia. Igualmente, si una mujer envía una foto voluntariamente, la percepción de los participantes es que la culpa recae sobre ella en lugar de cuestionar a quien la difunde sin su consentimiento.
Mientras estas prácticas sigan siendo normalizadas por la sociedad, pero en particular por los hombres jóvenes, y su señalamiento genere resistencia o expresen que el problema es una “exageración”, este persistirá. Entender los códigos entre hombres que permiten el refuerzo de estas conductas nos permite diseñar estrategias efectivas para erradicarlas y construir una cultura digital libre de violencia.
Desde MAGENTA, utilizamos el enfoque de SBC para desarrollar e implementar iniciativas para la prevención, involucrando a hombres jóvenes como principal audiencia, ya que, al dejarlos fuera, no abordamos el problema desde un enfoque preventivo que nos permite cambiarlos desde la raíz.
* Triana Gámiz es Oficial de Programas en MAGENTA y egresada de la Universidad Anáhuac Norte en Relaciones Internacionales. Su trabajo se enfoca en América Latina, con un interés particular en proyectos que buscan transformar las condiciones estructurales que perpetúan violaciones a los derechos humanos, especialmente en temas de género. En MAGENTA, Triana supervisa el ciclo completo de los proyectos en América Latina y el Caribe, desde su concepción hasta su evaluación.

Hace dos siglos, en Darlington, Inglaterra, se puso en funcionamiento el primer ferrocarril de pasajeros de la historia. Para celebrar este hito, te traemos una selección de rutas muy atractivas.
El 27 de septiembre de 1825, periodistas y curiosos de toda Inglaterra acudieron en masa a la ciudad de Darlington (a unos 420 kilómetros al norte de Londres) para presenciar una innovación que revolucionaría el transporte.
Ese día, cientos de pasajeros se apiñaron en alguno de los 20 vagones, mientras el tren a vapor alcanzaba los 40 kilómetros por hora con dirección a la cercana ciudad de Stockton. Este breve e histórico viaje marcó el primer tren público de pasajeros y el inicio del ferrocarril moderno.
Doscientos años después, los trenes recorren el mundo, desde los lentos viajes clásicos hasta los futuristas trenes de alta velocidad. Aunque viajar en avión se popularizó en las décadas de 1950 y 1960, los trenes aún evocan nostalgia y asombro en muchos viajeros, y siguen siendo una de las formas de transporte más respetuosas con el medio ambiente.
Con motivo del bicentenario de este medio de transporte, te presentamos algunas de las rutas ferroviarias más hermosas e icónicas del mundo para inspirar tu próximo viaje.
Conocido como “el ferrocarril del señor Henderson”, este vestigio de la época victoriana recorre la campiña andaluza y surgió de un momento interesante en la historia británica y española.
La ruta recibe su nombre del financiero ferroviario británico Alexander Henderson, quien financió el proyecto en 1892 para conectar el peñón de Gibraltar, bajo control británico, con el resto de España.
Los intentos anteriores de unir por ferrocarril el puerto de Algeciras con el corazón de Andalucía habían fracasado, en parte porque los bosques y colinas que ahora atraviesa el tren estaban plagados de bandidos.
Hoy en día, el convoy atraviesa remotas laderas y se detiene en algunas de las maravillas naturales de la región, como el Cañón de las Buitreras, de 100 metros de altura.
El Tren Especial de Pasajeros Visakhapatnam-Kirandul lleva a los visitantes en un sinuoso viaje de cuatro horas de duración por los exuberantes Ghats Orientales de India.
Con 58 túneles, cada uno amenizado por los estridentes aplausos de los pasajeros, la ruta atraviesa montañas neblinosas y bosques de robles antes de finalizar en la ciudad de Araku, donde los visitantes pueden adentrarse en la floreciente industria cafetalera de la zona.
El recién inaugurado Expreso del Báltico permite explorar algunas de las ciudades más vibrantes de la Europa Central.
Esta ruta, con paradas libres, comienza en la ciudad de Praga (República Checa), atraviesa pinares y robledales, hasta la ciudad costera de Gdynia, en Polonia, frente al mar Báltico.
El viaje de ocho horas ofrece a los viajeros la oportunidad de visitar algunas de las joyas menos conocidas de la región, como Pardubice, con sus casas de colores pastel y sus campanarios típicamente checos, o Poznan, la capital cultural polaca, cuya histórica plaza parece sacada de una película de Disney.
El Shinkansen japonés, más conocido como el “tren bala”, cumplió 60 años en 2024. Con velocidades de hasta 321 kilómetros por hora, fue la primera línea ferroviaria de alta velocidad del mundo y es conocida tanto por su puntualidad como por su velocidad.
El tren ha tenido un impacto enorme en los viajes en Japón, y seis décadas después, ahora existen nueve rutas diferentes de Shinkansen que transportan pasajeros por todo el país.
La línea más reciente es el Tokaido Shinkansen, conocida como la “Nueva Ruta Dorada”, y va desde Tokio a la ciudad de Tsuruga, a unos 456 kilómetros al suroeste de la capital nipona.
El turismo del tequila está en auge en México, y el recién relanzado tren Tequila Express ofrece a los visitantes una forma única de aprender más sobre uno de los productos de exportación más populares del país, a la vez que contemplan las interminables hileras de las suculentas puntiagudas de color azul verdoso que conforman los campos de agave de Jalisco.
El viaje de dos horas comienza en la ciudad de Guadalajara y termina en el pueblo de Tequila, donde, según cuenta la leyenda, se inventó la bebida.
El Tren Histórico de Vouga ofrece un pintoresco paseo por las ondulantes laderas del Valle de Vouga, en Portugal, a bordo de una locomotora diésel de 1964 de los Ferrocarriles Vascos, el único ferrocarril de vía estrecha que se conserva en el país.
Los coloridos vagones de madera, pintados en rojo brillante, verde cazador y azul rey, con interiores verde menta y asientos de madera oscura barnizada, también cuentan con plataformas al aire libre que permiten a los pasajeros tomar el aire durante el viaje de seis horas.
El tren, que sólo funciona en verano, se detiene en varias localidades, entre ellas Macinhata do Vouga, donde los pasajeros son recibidos por una banda folclórica de diez integrantes vestida con el traje regional.
Otra parada está en Águeda, una colorida ciudad conocida por sus obras de arte, instalaciones y representaciones urbanas.
Un viaje en el ferrocarril Snaefell es toda una experiencia, pues el convoy, que atraviesa las montañas de la Isla de Man, en el mar de Irlanda, es el único tren eléctrico de montaña de las islas británicas.
El tren, junto con el Ferrocarril Eléctrico de Manx, fue fundamental para atraer el turismo a la isla en 1893, cuando se inauguró.
Hoy en día, ambas líneas aún conservan gran parte de sus características originales de la época victoriana, como interiores de madera, vestíbulos acristalados y paneles de espejo.
La belleza agreste y remota de las Tierras Altas de Escocia se puede admirar en todo su esplendor a través de la línea férrea del Lejano Norte, la cual conecta a las localidades de Inverness y Thurso.
El recorrido de cuatro horas cubre 270 kilómetros a través de The Flow Country: el sistema de turberas (humedales) intacto más grande del mundo y el único declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Dos décadas después de que el huracán Katrina devastara la zona, la empresa Amtrak reanudó el servicio en la línea de la Costa del Golfo el 18 de agosto de 2025.
Ahora bautizado como el Servicio de Mardi Gras, el tren serpentea por humedales costeros, impresionantes playas y coloridos pueblos costeros, conectando varias de las ciudades con más historia del sur de Estados Unidos, como Mobile, en Alabama, y Nueva Orleans, en Luisiana.
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