Desde que me convertí en activista en 2013, y luego de haber participado en diferentes Marchas del Orgullo LGBT+, soñé con vivir y formar parte de ese hito histórico donde las poblaciones con discapacidad/diversidad funcional nos organizáramos de manera similar a las poblaciones queer, y que pese a nuestras diferencias y necesidades muy específicas pudiéramos encontrar esos puntos de coyuntura para unir esfuerzos y exigencias con el objetivo de tomar los espacios públicos para protestar contra las injusticias, violencias estructurales y asumir una posición contundente contra el capacitismo.
Aquel sueño se comenzó a materializar en 2021, cuando un grupo de activistas con discapacidad, familiares, personas cuidadoras y personas aliadas por la lucha de los derechos de las personas con discapacidad/diversidad funcional decidimos organizarnos desde la virtualidad para tomar los espacios públicos con diversas actividades de protesta, entre ellas salir a las calles en diferentes entidades de la República Mexicana en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, celebrado cada 03 de diciembre a nivel mundial.
La “Marea Fosfo” ha sido el nombre que hemos popularizado a través del Movimiento de Personas con Discapacidad, pues decidimos apropiarnos del color amarillo fosforescente como estandarte, uno de los colores más visibles para el ojo humano, color que no pasa desapercibido y, por el contrario, es tan llamativo que te obliga a verlo. Lo elegimos precisamente porque estamos cansadas de ser ignoradas, segregadas y sometidas al rechazo, discriminación y exclusión. Exigimos que se reparen todas esas deudas históricas hacia nuestras poblaciones con diversas discapacidades; queremos inundar las calles y el mundo con una visión anticapacitista.
Con la ayuda del amarillo fosforecente, y a través del “Pañuelo Fosfo”, hemos creado un símbolo de protesta, unión, resistencia, visibilidad y furia que cada vez es abrazado por más personas con discapacidad/diversidad funcional, no solo en todo el territorio mexicano, sino en otros países de Latinoamérica como Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica y Uruguay, que también se han sumado a este movimiento social a través de diversos recorridos y actividades de visibilización.
El “Recorrido del Orgullo Disca (en Conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad)” lo realizamos anualmente a manera de protesta para exigir todos nuestros derechos que aún no han sido garantizados, visibilizar nuestros retos, especificidades y realidades, empoderar a las casi 21 millones de personas con discapacidad que habitan en México (y las 85 millones de personas en Latinoamérica), y por supuesto, celebrar nuestras identidades a través del reconocimiento, aceptación y validación de la apariencia y funcionalidad de nuestros cuerpos.
Bajo el lema de “Orgullo y Dignidad” tomaremos las calles y los espacios públicos por cuarto año consecutivo este fin de semana entrante. Habrá protestas, iluminación de monumentos y edificios públicos con el color representativo de la Marea Fosfo, así como diversas actividades de manera simultánea en entidades como Aguascalientes, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz e inevitablemente, la Ciudad de México.
Al grito de: “¡Aquí está la Resistencia Disca!” tendrá lugar el IV Recorrido del Orgullo Disca de la Ciudad de México el próximo 07 de diciembre en punto de las 09:00 horas partiendo del Ángel de la Independencia sobre Paseo de la Reforma, para concluir en el Monumento a la Revolución. Es importante enfatizar que todas las personas con y sin discapacidad que deseen unirse a la causa son bienvenidas. No es necesario vivir con alguna discapacidad para acudir. Personas cuidadoras, familiares y amistades de personas con discapacidad/diversidad funcional también pueden sumarse a la lucha. Es también un espacio seguro para todas las personas, incluyendo a las infancias, así como cualquier expresión sexogenérica.
¡Llegó el momento de no preguntar y arrebatar los derechos que nos han sido negados! ¡Llegó el momento de despertar en cada una de nosotras eso que me gusta llamar la “Furia Disca”! ¡Les invitamos a sumarse a esta revolución anticapacitista!
* Guz Guevara (@guzguevara) es activista anticapacitista, artista y comunicador.
El aroma corporal evoluciona a lo largo de nuestra vida, y los cambios que se producen no solo tienen una explicación biológica, sino que ha sido clave en la selección social y evolutiva.
Le propongo un reto: ¿sería capaz de adivinar el rango de edad de alguien sentado a su lado que no lleve perfume utilizando tan solo el sentido del olfato? No he encontrado ningún reto de este tipo en TikTok, pero sí una investigación que lo demuestra: podemos discriminar la edad de una persona por su aroma.
El olor corporal evoluciona a lo largo de nuestra vida, y los cambios que se producen no solo tienen una explicación biológica, sino que también han jugado un papel importante en la selección social y evolutiva.
Durante la infancia, el olor corporal suele ser suave debido a la baja actividad de las glándulas sudoríparas y a un microbioma (comunidad de microrganismos) cutáneo sencillo. Aun así, los padres son capaces de identificar la “fragancia” que despide su propio hijo y preferirla a la de niños desconocidos.
Los olores que en este caso generan una percepción olfativa emocional (información hedónica) agradable o familiar, activan las redes neuronales de la recompensa y el placer y disminuyen las respuestas al estrés. En coherencia con esto, las madres con trastornos del vínculo posparto no desarrollan este reconocimiento ni preferencia olfativa de su propio bebé.
Desde un punto de vista evolutivo puramente pragmático, la identificación placentera de la descendencia permitiría la inversión selectiva de los recursos.
La adolescencia supone un cambio importante en el olor corporal. Esta transformación se debe a la producción de hormonas sexuales, que, entre otras cosas, induce la activación de las glándulas sudoríparas y sebáceas.
Mientras que la mayoría de las glándulas sudoríparas (las ecrinas) excretan agua y sales, las glándulas sudoríparas llamadas apocrinas (asociadas al vello y localizadas en las axilas y la zona genital) segregan proteínas y lípidos
Es la degradación conjunta de estos lípidos y del sebo (triglicéridos, ésteres de cera, escualeno y ácidos grasos libres) liberado por las glándulas sebáceas presentes por casi toda la piel lo que genera el característico aroma a “humanidad”.
La descomposición de esas sustancias ocurre cuando entran en contacto con el aire y las bacterias de la piel. Microorganismos como los Staphylococcus convierten las grasas en ácido acético y ácido 3-metilbutonoico, responsables del olor agrio de los adolescentes.
Otras moléculas volátiles que aparecen en mayor cantidad en el sudor de los púberes frente al de los niños son la androstenona (olor sudoroso y urinario, similar al almizcle), el androstenol (parecido al sándalo o el almizcle) y el escualeno (rancio, graso o ligeramente metálico cuando se oxida).
La capacidad de reconocer a los hijos por el olor corporal disminuye tanto en madres como en padres cuando sus descendientes abandonan la infancia y están en plena adolescencia.
De hecho, las madres incluso prefieren el aroma de desconocidos. Y en ambos casos, la capacidad de identificación y preferencia se recupera cuando los vástagos entran en la etapa de pospúberes.
Una posible explicación a esta especie de “rechazo” hacia el olor corporal de los propios hijos adolescentes sería la prevención del incesto y, por tanto, la endogamia.
Las glándulas sebáceas alcanzan su actividad máxima en la edad adulta. Aunque menos intenso que en la adolescencia, el olor corporal sigue existiendo en cada persona y depende de factores como la dieta, el estrés, los niveles de hormonas o el microbioma cutáneo.
Pero ¿qué sentido tendría poseer un olor propio cambiante a lo largo de la vida si no tuviésemos la capacidad de sentirlo? El mismísimo Darwin se equivocó (nadie es perfecto) al afirmar que “para el hombre, el sentido del olfato es de muy poca utilidad, si es que tiene alguna”.
En realidad, el olfato es eficaz para obtener información de congéneres, resulta esencial cuando la visión o audición están restringidas (entorno oscuro o ruidoso) y permite detectar eventos pasados, pues las moléculas odoríferas persisten en el espacio y el tiempo.
Por lo tanto, poseer un aroma característico y la capacidad de detectar olores ajenos proporciona información social respecto a nosotros mismos, nuestros parientes, la edad, el sexo, la personalidad, las enfermedades y las emociones.
Igual que en otros animales, los olores corporales ayudan en la selección de pareja, el reconocimiento del parentesco o la diferenciación sexual.
Con el envejecimiento, la falta de colágeno de la piel aplasta y reduce la actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas.
La pérdida de las primeras explica la dificultad de las personas mayores para mantener el equilibio térmico. En cuanto a las sebáceas, no solo disminuye su producción, sino que cambia su composición, disminuyendo la cantidad de compuestos antioxidantes como la vitamina E o el escualeno.
Todo esto, sumado a la también menor capacidad de producción de antioxidantes por las células cutáneas, desencadena un aumento de reacciones de oxidación, dando lugar al olor “a persona mayor”, que los japoneses llaman kareishu.
Así, a partir de los 40 años, comienza a cambiar la forma en que se procesan algunos ácidos grasos de la piel, como el omega-7 (ácido palmitoleico). La oxidación de este ácido graso monoinsaturado da lugar al 2-nonenal, responsable del olor característico.
Por cierto, este compuesto se encuentra también en la cerveza añeja y el trigo sarraceno, y se describe como un olor a grasa y hierba.
Si para algunas personas este olor resulta desagradable, la mayoría lo asociamos con buenos recuerdos de abuelos y padres. Y es probable que, al igual que en la infancia, ayude a perpetuar los cuidados, esta vez de nuestros mayores.
Por lo tanto, el olor de la vejez no tiene tanto que ver con la higiene; de hecho, el 2-nonenal no es soluble en agua, por lo que no se elimina fácilmente ni con la ducha ni lavando la ropa.
A medida que la piel madura, su protección antioxidante disminuye, generando una mayor presencia del citado compuesto, así que lo mejor para minimizar el rastro olfativo es beber abundante agua, hacer ejercicio, seguir una alimentación sana, disminuir el estrés y reducir el consumo de tabaco o alcohol. Todos estos hábitos reducen el estrés oxidativo responsable de nuestro olor.
*Noelia Valle es profesora de Fisiología, Creadora de La Pizarra de Noe, Universidad Francisco de Vitoria.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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