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Infancias acostumbradas, juventudes ¿indiferentes?
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Desde el 2014, el Seminario sobre Violencia y Paz genera conocimiento aplicado sobre la violencia... Continuar Leyendo
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Infancias acostumbradas, juventudes ¿indiferentes?

La participación ciudadana es clave para el combate a la delincuencia. A pesar de que los jóvenes son el grupo más afectado por la violencia, tienden a participar menos que el promedio.
15 de septiembre, 2024
Por: Alondra Reyna Rivera

Desde el Seminario Sobre Violencia y Paz se ha señalado en múltiples ocasiones la importancia de la participación ciudadana en el combate a la delincuencia. El caso de La Laguna es referente, pues tanto colectivos de búsqueda como empresarios tuvieron una participación destacada en la disminución de la violencia en la zona.

Además de impulsar el Grupo Antisecuestros y la Fuerza Metropolitana—un Mando Especial que puede operar en toda la zona sin importar si es en Durango o Coahuila—algunos empresarios también apoyaron con el financiamiento del Consejo Cívico de las Instituciones Laguna, una organización de la sociedad civil que promueve la participación ciudadana y da seguimiento al desempeño de las instituciones públicas locales. Por su parte, colectivos de búsqueda como Grupa Vida y Fuundec se movilizaron para dar acompañamiento, crear redes de información y exigir justicia para las víctimas. Aunque para este último punto—la justicia—aún hay muchas deudas, queda clara la importancia de la participación ciudadana.  

¿Juventudes indiferentes?

Pero, ¿qué pasa cuando la respuesta ciudadana es baja? ¿Y qué pasa si es incluso más baja dentro de la población joven? Según datos presentados en la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2024-2026, los jóvenes tienden a participar menos que el promedio en las jornadas electorales. Ahora bien, el voto no es la única manera de participación. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, son los jóvenes quienes más se incorporan a organizaciones estudiantiles, deportivas y culturales. No obstante, debe tomarse en cuenta que dados los ambientes en los que tiende a desenvolverse una persona, es natural que, entre más edad, haya menos posibilidades de pertenecer a una asociación estudiantil. 

En la misma encuesta; se encontró que, en promedio, el 18.6% de la población de entre 15 y 29 años se identifica como intermediario para ayudar a defender una injusticia o resolver un problema ante las autoridades de la comunidad, frente a 24.9% de las personas de 30 a 59 años. Una vez más, la edad podría ser un factor explicativo, pero incluso si solo se considera a la población de 20 a 29 años, el porcentaje sigue siendo menor con un 21.4 por ciento. Por otro lado, llama la atención que el 48.63% de la población joven considera el tema de la inseguridad como uno de los principales problemas en el país. Si bien es un porcentaje alto, debería cuestionarse si es proporcional a la magnitud del problema que enfrentamos. En 2023, se registraron más de 31 mil homicidios dolosos en todo el país, y alrededor de 100 mil personas desaparecidas. Aunque es una cifra acumulada—sin contar la cifra negra—100 mil personas es casi equivalente a la población total del municipio de San Pedro, Coahuila.

Infancias interrumpidas, juventudes a la deriva

No es que las personas jóvenes sean ajenas a la violencia que azota al país. De hecho, tienden a ser el grupo etario más afectado, incluso en aquellos lugares en los que parece gozarse de una mayor seguridad. En el informe “La fortaleza capitalina. Análisis de las estrategias y políticas de seguridad de la Ciudad de México 1994-2024”, Rodrigo Peña apunta a qué los jóvenes han sido el grupo con más víctimas de homicidio en la Ciudad de México. Otras investigaciones coinciden; en “México destruyendo el futuro”, se documentó la participación de más de 480 mil niños, niñas, adolescentes y jóvenes de hasta 29 años en violencia asociada con el crimen organizado durante el periodo que fue de 2016 a 2021.

Ante estas cifras, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador optó un enfoque de “atacar las causas” con apoyos como Jóvenes Construyendo el Futuro, Becas Benito Juárez y la construcción de las Universidades para el Bienestar. Parece ser que se mantendrá con la presidenta electa Claudia Sheinbaum. 

Dichas estrategias parecen no ser suficientes pues las cifras siguen siendo alarmantes. Algo que ha estado ausente—entre otras cosas—es que aquellos que hoy están en el límite de lo que estadísticamente se categoriza como “los jóvenes”, hace dieciséis años—cuando la tasa de homicidios se disparó—tenían poco más de diez años.  Es una generación a la que se le enseñó a huir de las “camionetas negras”, a lidiar con extorsiones telefónicas e incluso a taparse los ojos para no ver un cadáver en la calle. Aunque, debe reconocerse que la experiencia pudo ser diferente dependiendo del lugar de residencia en ese momento: mientras algunos tendrán entre sus recuerdos de primaria simulacros de balaceras, otros recordaran más bien lo que escuchaban en las noticias; hay algunas consecuencias más generalizadas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), desde 2013, el principal cambio de comportamiento entre la población a causa de la inseguridad es el no permitir que los hijos salgan de casa.  

Si nos encontramos ante un conjunto poblacional al que se le enseñó a desconfiar y que no tiene recuerdos de un México pacífico—si es que alguna vez hubo tal cosa—vale la pena preguntar qué consecuencias tiene esto en las estrategias en el combate a la violencia. Sin llegar a comparaciones, una pista puede venir de la “generación silenciosa” (nacidos entre 1928 y 1945) que vivió el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial. El nombre viene de una “mayoría silenciosa” que prefería no movilizarse políticamente. Aunque es necesario matizar, pues precisamente los movimientos en contra de la Guerra de Vietnam se gestaron entre jóvenes de esta generación. El caso puede dar luz sobre cómo se desarrollan ciertas dinámicas sociales después de que buena parte de la población creció en un contexto de violencia generalizada.

La idea de una “mayoría silenciosa” y una “minoría estrepitosa” podría no estar muy alejada de una parte de la población que se ha acostumbrado a ver notas sobre desapariciones, asesinatos y ha aprendido a sobrevivir, y otra parte de la población (activistas, reporteros, organizaciones de la sociedad civil) que no sólo sobrevive, sino que resiste. Más allá de ser algo que pueda reprocharse, debería ser algo a considerar ¿cómo se dimensiona la magnitud del problema si no se conoce otra manera de vivir? Probablemente antes de reclamar por indiferencia, sea necesario regresar a cuestiones “básicas” y recordar que la violencia no debería ser parte de la cotidianidad. 

 

*Alondra Reyna Rivera: tesista en la licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México y miembro del Seminario sobre Violencia y Paz de la misma institución.

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Imagen BBC
Daniel Noboa vs. Luisa González: las diferencias que hay entre la elección de este domingo en Ecuador y la que disputaron en 2023
10 minutos de lectura

Los ecuatorianos elegirán de nuevo a su presidente entre Noboa y González en una batalla mucho más reñida y un contexto distinto al de hace 18 meses.

13 de abril, 2025
Por: BBC News Mundo
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Ecuador vuelve a elegir presidente en una segunda vuelta con los mismos protagonistas de los comicios de octubre de 2023: Daniel Noboa y Luisa González.

Las elecciones se celebran sin un claro favorito, ya que el actual mandatario y la líder de la oposición llegan a las urnas con empate técnico, según las dos encuestas más recientes.

La firma Comunicaliza, autorizada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), da a Noboa el 50.3% de los votos válidos y a González el 49.7%, mientras Telcodata apunta a una victoria de la opositora por 50.2% frente al 49.8% del presidente. Ambos pronósticos están dentro del margen de error.

El empresario y político de 37 años adscrito al partido Acción Democrática Nacional (ADN) y la candidata de Revolución Ciudadana, fundado por el expresidente Rafael Correa, fueron los más votados en la primera vuelta en febrero. Noboa sumó el 44.3% de los votos frente al 43.8% de González, según los resultados oficiales.

Ambos se medirán este domingo en una reedición de la segunda vuelta de las presidenciales de 2023, celebradas de forma excepcional para completar el inconcluso mandato de Guillermo Lasso después de que este disolviera el Parlamento en medio de un escándalo político.

Hace 18 meses Noboa se convirtió en el presidente más joven de la historia del país al derrotar a González por un ajustado 51.8% frente a 48.1% tras una campaña en la que las encuestas tampoco habían apuntado a un claro favorito.

La batalla está de nuevo tan reñida que pocos analistas se atreven a vaticinar un vencedor.

Sin embargo, tanto el contexto político, social y económico como el modo en que llegan los candidatos, su bagaje reciente y la percepción de la ciudadanía distan mucho de ser los mismos que en 2023.

El azote del crimen organizado y el narcotráfico en Ecuador, y la crisis económica y energética por la que ha atravesado el país en los últimos tiempos estarán muy presentes en la mente de los votantes este domingo.

Noboa: de candidato sorpresa a responder por su gestión

Noboa
Getty Images
Noboa se convirtió con 35 años en el presidente más joven de la historia de Ecuador

“En 2023 había un desconocimiento generalizado sobre quién era Daniel Noboa”, indica a BBC Mundo la analista Caroline Ávila, experta en Comunicación Política.

Proveniente de una influyente familia de empresarios, Noboa había debutado en la política como asambleísta apenas dos años antes, y su avance a la segunda vuelta se consideró entonces una sorpresa.

Sin embargo, con una imagen fresca y un discurso centrado en seguridad, logró capitalizar el voto anticorreísta y proyectarse como una figura de renovación que finalmente ganó el apoyo del electorado.

“Noboa, que venía como 10 puntos debajo, logró subir y ponerse muy arriba porque logró catapultar en su propuesta todo el anticorreísmo. Y sus rivales de Revolución Ciudadana sabían que en la segunda vuelta serían todos contra el correísmo. Eso básicamente se dio en 2023”, afirma Ávila.

La situación es muy diferente en esta segunda vuelta: Noboa llega al balotaje con el desafío de defender su gestión tras casi 18 meses en el poder.

La carga del desgaste, las promesas incumplidas y las decisiones polémicas han cambiado su perfil ante el electorado, según Caroline Ávila.

“Noboa ahora tiene que arrastrar el desgaste de un año y medio de gestión en un periodo muy difícil. Es un presidente que ofreció cosas que no necesariamente pudo cumplir, y eso le está pasando factura”, afirma.

Los momentos iniciales de su gobierno estuvieron marcados por una alta popularidad atribuida a su respuesta a la crisis de seguridad, que fue decayendo a medida que los resultados no llegaban.

En este contexto, Noboa ha intentado reposicionarse, con una campaña centrada en reforzar su perfil de líder fuerte frente a la posibilidad del regreso del socialismo a la política de Ecuador.

Noboa en campaña
Getty Images
Noboa desplegó una intensa campaña para renovar su mandato.

“Pese a ser un presidente con resultados muy pobres y un personaje de poco carisma, sostiene un apoyo importante gracias a su equipo de campaña y al uso del aparato estatal”, indica a BBC Mundo el politólogo Andrés Chiriboga.

Chiriboga también subraya el respaldo que Noboa ha conseguido entre sectores clave del poder: “Cuenta con el apoyo de los altos mandos de la fuerza pública, del aparato judicial, y ha cultivado una relación muy cercana con Estados Unidos”.

El presidente ecuatoriano viajó a finales de marzo a Estados Unidos para reunirse con el presidente Donald Trump en su residencia de Mar-A-Lago.

Este encuentro se interpretó como un espaldarazo para Noboa, quien logró transmitir a la ciudadanía que, gracias a su relación cordial con Trump, Ecuador no será uno de los principales blancos de la cruzada arancelaria del mandatario estadounidense.

Luisa González: el giro ideológico para romper el “techo” del correísmo

Luisa Gonzalez
Getty Images
De ganar el domingo, Luisa Gonzalez haría historia al convertirse en la primera mujer presidenta electa de Ecuador.

Luisa González, por su parte, era hace dos años una exasambleísta asociada directamente al expresidente Rafael Correa -y por tanto a la izquierda ideológica ecuatoriana y latinoamericana– sin apenas experiencia en campañas nacionales.

Su candidatura se presentaba como la continuidad directa del proyecto de la Revolución Ciudadana, con un discurso reivindicativo del legado del correísmo que no logró captar suficientes apoyos fuera de su electorado tradicional.

Dieciocho meses después, su perfil ha cambiado notablemente.

Revolución Ciudadana “ha hecho una apuesta interesante por dar a la candidata más independencia. La figura del presidente Correa está presente pero de una manera más sutil”, afirma Chiriboga.

El objetivo de esto es romper el llamado “techo” del correísmo, una opción política que cuenta con numerosos partidarios acérrimos pero le cuesta ganar votos de centristas e indecisos, cruciales para superar el 50% en la segunda vuelta electoral.

Uno de los aspectos más visibles de esta transformación es el giro ideológico de Luisa González, que ha variado su discurso para seducir a sectores más conservadores o moderados que tradicionalmente desconfían del correísmo.

“Ha hablado, por ejemplo, de que no se va a permitir que hagan operaciones trans a nuestros niños, en un discurso para acercarse al segmento más conservador, principalmente en Guayaquil”, indica Caroline Ávila.

También sostuvo que solo reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para deportar a los venezolanos que residen ilegalmente en Ecuador, en un guiño a sectores del electorado críticos con la inmigración.

González también ha mostrado una actitud más combativa, marcando distancias con Noboa y proyectando una imagen de firmeza para capitalizar el descontento de parte de la ciudadanía hacia la actual administración.

“En el último debate que representó a ese votante que está muy molesto con Daniel Noboa. Fue la persona que llegó y le dijo: ‘Usted a mí me respeta, majadero'”, puntualiza Ávila.

Otro avance en su estrategia para ampliar apoyos ha sido la alianza firmada en marzo con el movimiento indígena Pachakutik y el influyente líder indígena Leonidas Iza, un sector hasta hace poco enfrentado al correísmo por sus políticas extractivistas pero que también se opone a Noboa.

González recibe el apoyo del líder de Pachakutik, Guillermo Churuchumbi.
Getty Images
González recibió el apoyo del líder de Pachakutik, Guillermo Churuchumbi.

El politólogo Andrés Chiriboga califica esta alianza como “muy importante para la campaña de González” pero advierte que “no garantiza el traslado automático de votos”.

Caroline Ávila, por su parte, opina que “Pachakutik, como partido político, no es de mucho confiar y existe todavía en las bases una gran resistencia al correísmo que no ha sido del todo subsanada”, por lo que no se puede garantizar que sus votantes de la primera vuelta apoyen masivamente a Revolución Ciudadana en la segunda.

Además, “se prevé que Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua y Bolívar, que son las provincias con alta presencia del voto de Pachakutik, le den una rotunda victoria a Daniel Noboa”, apunta Ávila.

La evolución de Luisa González también se refleja en su narrativa de campaña, más enfocada en lo económico en comparación a 2023 y en propuestas sociales concretas como el fortalecimiento de la educación pública o el impulso de energías renovables.

Aunque es una incógnita si la nueva versión de Luisa González logrará imponerse a Noboa en las urnas, Ávila coincide con la mayoría de analistas al afirmar que la candidata correísta llega más preparada y con una estrategia más ambiciosa que hace 18 meses.

Qué ha cambiado en seguridad y economía

La seguridad es la mayor preocupación de 4 de cada 10 ecuatorianos según las encuestas, una cifra similar a la de 2023.

Noboa enfocó su campaña anterior en la promesa de mano dura contra el crimen en pleno avance de las bandas criminales y violencia en las calles.

El asesinato del candidato Fernando Villavicencio había conmocionado al país semanas antes de aquellas elecciones y la sensación generalizada de inseguridad favoreció, según expertos, al entonces aspirante de ADN.

Después de 18 meses, los resultados en seguridad del gobierno de Noboa ofrecen un balance cuestionable.

Aunque logró ciertos avances iniciales, el “Plan Fénix”, que permitió la intervención de las Fuerzas Armadas en cárceles y calles no ha logrado la transformación que muchos esperaban.

El promedio de asesinatos diarios bajó de 22 en 2023 a 19 en 2024. Sin embargo, la violencia repuntó con fuerza a inicios de este año: enero y febrero acumularon 1.529 muertes violentas, una media de 26 por día.

Los dos analistas consultados por BBC Mundo creen que la lucha contra el crimen de Noboa no ha tenido efectos significativos, además de provocar abusos de derechos humanos.

El caso más grave fue el de los llamados “4 de Guayaquil”, cuatro menores de edad detenidos por militares tras jugar un partido de fútbol en diciembre de 2024, cuyos cuerpos aparecieron calcinados con signos de tortura.

Los expertos dudan, en todo caso, de que Luisa González logre capitalizar la falta de resultados de su oponente en materia de seguridad.

“La campaña de Luisa González no tiene la suficiente testosterona como para convencer al votante sobre planes de seguridad. No tiene un símbolo específico que le dé sentido al votante sobre por qué darle el voto a ella en materia de seguridad”, apunta Caroline Ávila

En el ámbito económico, la situación ha empeorado desde 2023: Ecuador entró en recesión técnica en 2024, con una caída del PIB del 0.4% en el año y un descenso del 1.5% en el último trimestre.

La crisis energética, consecuencia de una prolongada sequía y años de falta de inversión en infraestructuras, derivó en apagones de hasta 14 horas diarias que afectaron seriamente la producción y el empleo.

“Se estima una pérdida de 200.000 puestos de trabajo como consecuencia de los apagones. Solo con ese dato te puedes dar cuenta del efecto económico que está sufriendo la población”, indica Ávila.

Mujer en tienda durante apagón
Getty Images
Los apagones de 2024 causaron una fuerte disrupción en las vidas y la economía de los ecuatorianos.

A esto se suma un deterioro de las condiciones de vida en un país donde la canasta básica familiar roza los US$800 mensuales, el salario mínimo es de US$470 y la pobreza alcanza al 28% de la población.

“La situación económica sigue siendo difícil, sobre todo en términos laborales, y el desempleo y la precarización del trabajo formal son problemas serios”, destaca la politóloga.

Aunque el gobierno de Noboa logró un préstamo de US$4.000 millones del FMI y contuvo la inflación, explica, la percepción entre muchos votantes es de frustración por la falta de resultados.

A esto se suman otras controversias que han afectado a la imagen de Noboa en su corto mandato, como su conflicto con la vicepresidenta Verónica Abad o la crisis diplomática con México tras la irrupción de la policía ecuatoriana en su embajada.

Pese a ello, el presidente conserva un respaldo relevante y las encuestas le dan las mismas posibilidades de ganar que a su rival.

Luisa González, por su parte, no ha parado de señalar las carencias del gobierno actual, aunque sin ofrecer soluciones claras y convincentes en todos los frentes.

Los analistas creen que una parte importante del apoyo a González en esta segunda vuelta, específicamente entre los votantes no correístas, responderá más al rechazo a la gestión de Noboa que a una adhesión entusiasta a su persona, su partido y sus propuestas.

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