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Más allá de la condición de víctima: nuevas metodologías y aproximaciones al estudio de las mujeres en el crimen organizado
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Desde el 2014, el Seminario sobre Violencia y Paz genera conocimiento aplicado sobre la violencia... Continuar Leyendo
8 minutos de lectura

Más allá de la condición de víctima: nuevas metodologías y aproximaciones al estudio de las mujeres en el crimen organizado

Comprender la participación de las mujeres dentro de las organizaciones criminales es una pieza clave en el rompecabezas para desescalar la crisis de violencia en el país.
15 de enero, 2025
Por: Arantxa Ibarrola García

Cuando alguien no puede ser nada bajo ciertas reglas, busca ser alguien bajo otras reglas.

Ser alguien es naturaleza humana.

Ser alguien nunca es ser nadie.

La vida es la búsqueda de sentido y el mundo está confeccionado para que muchas personas no lo tengan.

Óscar Martínez, Los muertos y el periodista

 

Recuerdo con claridad cómo en una clase de la universidad nos pidieron describir a la guerrilla, a los grupos criminales y al ejército. La mayoría pensó que la pregunta tenía por propósito identificar prejuicios de raza o clase y en consecuencia todas nuestras participaciones giraron en torno a eso. Nadie habló de mujeres.

Cuando hablamos de crimen organizado, ¿en quiénes pensamos? Nombres como el de Griselda Blanco, Lola La Chata o Enedina Arellano Félix, si bien pueden surgir en el imaginario, son percibidos como casos anómalos.

La mujer es madre, hija, esposa y abuela. Existe en función de su relación con los hombres y nada más. Su figura abnegada y beatificada es instintivamente asociada al de víctima, no al de victimaria. Sin embargo, aquellos nombres no son excepciones, ni tampoco la regla, son casos paradigmáticos de un fenómeno históricamente negado: la participación activa de las mujeres en el crimen organizado.

En los últimos años se ha empezado a prestar importancia a este fenómeno, al menos desde la academia y el periodismo, ambos en manos de mujeres. El presente texto forma parte de una incipiente investigación que presenta las dificultades conceptuales de su estudio, los principales hallazgos de investigaciones recientes y esboza posibilidades para su estudio.

Más allá de víctimas y victimarios: limitantes de la dicotomía

Para estudiar la participación femenina en el crimen organizado es necesario cuestionar la dicotomía víctima / victimario.

A diferencia de la acepción latina de víctima, que apela a la ofrenda o sacrificio, y en consecuencia estaba relacionada con lo sacro y oculto, la víctima actual es visible, incluso sobreexpuesta. La víctima contemporánea, en palabras de Eliacheff y Larivière, “emerge de la masa debido a su sufrimiento, brillando por su inocencia”. El resultado: la víctima es un ente heroico, ejemplar e intachable.

El victimario por su parte, desde la visión foucaultiana, es un (anti)ejemplo. Siempre ha sido visible, pues su exposición sirve para disuadir y demostrar el poder de quien lo castiga. Su significado se empalma con dos significantes más: verdugo y culpable. De origen, victimario era aquel que “sujetaba a las víctimas al ara y las sujetaba en el acto del sacrificio”. Tardíamente se incorpora a los diccionarios la acepción penal de victimario como homicida.

No obstante, víctima y victimario se traslapan. Sin embargo, la víctima sigue siento entendida como un sujeto monolítico y moral. Desde la historiografía, tal posición ha propiciado que la experiencia de la violencia sea entendida a partir de las vivencias de las víctimas y, en menor medida, de los victimarios. Esto no es inherentemente en detrimento de la construcción de la memoria histórica. Sin embargo, corre el riesgo de dejar fuera a incontables personas cuyas vivencias no se acoplan a las esperadas por una víctima o victimario.

La mujer es víctima por excelencia, pocos esperan que actúe mal. Cuando desvía su actuar, hay dos posibilidades: se puede realizar una apología de su comportamiento a partir de la situación de violencia de género que toda mujer experimenta, en mayor o menor medida, en un mundo patriarcal; o se le puede juzgar con mayor severidad, como mujer antinatural, traidora de su propio sexo que renuncia a su naturaleza dócil y gentil —piadosa— para cometer los actos más atroces.

En entonces que el estudio de la mujer dentro de los grupos criminales debe escapar de la dicotomía víctima / victimario y comprender las connotaciones excluyentes de ambos términos para elaborar explicaciones al fenómeno que salgan de los arquetipos. Esto sobre todo es importante al realizar trabajo de campo; tal vez valga la pena abandonar las categorías penales y emplear las periodísticas: las fuentes, no las víctimas.

Mujeres en el crimen organizado: oportunidades e incentivos

La participación de la mujer en las organizaciones criminales no es un fenómeno nuevo. La Camorra italiana ha contado históricamente con la participación de las mujeres, sobre todo visibles cuando asumen roles de liderazgo tras el encarcelamiento o incapacitación de sus contrapartes masculinos. En América Latina, suelen encargase de tareas logísticas, reclutamiento y coordinación. Hacen uso de sus relaciones interpersonales y conocimiento local para actuar como reclutadoras y facilitadoras.

En las últimas décadas se ha recabado evidencia que apunta a un aumento de la participación de las mujeres en estas organizaciones, así como un aumento de la importancia de su rol en las mismas. La Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021 registra un aumento del 214% de mujeres procesadas por delitos relacionados con el crimen organizado de 2016 a 2021.

Se han elaborado distintas explicaciones de este aumento. La primera establece que su reclutamiento responde a un mecanismo para sustituir la salida —por muerte, encarcelamiento o incapacidad— de elementos masculinos. La segunda asocia la diversificación de los mercados ilegales del crimen organizado al aumento de oportunidades para el involucramiento de las mujeres. La tercera explicación atiende al aprovechamiento de los estereotipos de género: la concepción de la criminalidad como actividad inherentemente masculina ofrece una ventaja a las mujeres para participar en la organización sin ser identificadas por las autoridades. Además, la socialización femenina crea sujetos que actúan con mayor cautela, emplean la violencia de forma menos impulsiva, poseen habilidades para negociar acuerdos y mantener la cohesión de la organización.

Aunado a esto, se ha observado a nivel internacional que la llegada de mujeres a posiciones de liderazgo dentro de las organizaciones criminales deriva en el reclutamiento de más mujeres, lo que apunta a una posibilidad de modificar las estructuras criminales desde el interior.

Estas explicaciones dan cuenta de los incentivos de las organizaciones criminales para reclutar mujeres, pero las mujeres también tienen incentivos para involucrarse. Existen tres grandes incentivos personales para participar en las actividades del crimen organizado. Primero, para obtener una forma de protección que el Estado y el sistema judicial no logran proporcionar. Segundo, como estrategia de supervivencia y un medio para ejercer poder en un contexto de violencia de género. Tercero, como salida económica frente a situaciones de pobreza, en las que la ganancia económica es una oportunidad para emanciparse del control masculino y proveer a sus familias.

No obstante, estas explicaciones requieren de mayor sustento. No existe una explicación única al aumento de la participación de la mujer en el crimen organizado. Las respuestas son multicausales y están atadas a coordenadas temporales y geográficas específicas. No podemos afirmar que todas las mujeres en el crimen organizado están ahí por falta de oportunidades o por ser víctimas directas de violencia criminal o estatal. ¿Qué porcentaje de las mujeres en el crimen organizado proviene de entornos económicos precarios? ¿Cuántas han sido víctimas de violencia intrafamiliar o de género? ¿Qué porcentaje de víctimas de violencia intrafamiliar o de género participa en estas organizaciones? Podemos trazar correlaciones, pero no causalidades. Falta información, faltan datos.

De viva voz: propuesta de investigación

Lo que sabemos de estas mujeres proviene, en gran medida, de las encuestas del INEGI y entrevistas realizadas a mujeres en situación de cárcel por delitos relacionados al crimen organizado. Asimismo, se emplean casos emblemáticos como el de Emma Coronel Aispuro, Sandra Ávila Beltrán o Ignacia Jasso. No obstante, es pertinente realizar investigaciones más allá de los mitos y de las generalidades.

Sabemos, por el trabajo de International Crisis Group, que las mujeres involucradas con el crimen organizado en México suelen entrar al negocio por sus relaciones personales —específicamente románticas— o por frecuentar espacios de tráfico o consumo de drogas. También sabemos que la mayoría proviene de hogares disfuncionales y han sido víctimas de algún tipo de violencia de género. Y sabemos que desempeñan infinidad de labores: ladronas de autos, tenderas, checadoras, sicarias, coordinadoras logísticas y jefas de grupo.

¿Qué nos falta? La violencia no tiene una misma cara, cambia según el tiempo y el lugar. Para tener una comprensión más útil de este fenómeno en aumento, es necesaria la realización de estudios comparativos que se propongan hallar las diferencias y tendencias generacionales, territoriales y socioeconómicas en el reclutamiento de mujeres de los cárteles.

Para esto, la realización de entrevistas con mujeres privadas de su libertad sigue siendo la mejor alternativa por su factibilidad, pero deben contextualizarse. Se necesita conocer la historia de la participación de la mujer en la organización a la que pertenecen, el punto de vista de su familia, la relación de la iconografía del cártel con el sujeto femenino y analizar los delitos por el que son perseguidas, y demás categorías. La premisa central detrás de la metodología debe ser que toda dinámica está arraigada temporal y geográficamente.

Relevancia de la investigación

El crimen organizado, o los mercados ilícitos, difícilmente dejarán de existir. No obstante, sabemos que no necesariamente son violentos. Como refleja el historiador Benjamin Smith en su libro The Dope, muchas veces la violencia es producto de la competencia dentro del mismo Estado por controlar sus rentas. Comprender la participación de las mujeres dentro de las organizaciones criminales es una pieza clave en el rompecabezas para desescalar la crisis de violencia en el país. Tal vez, la pregunta que debe hacerse la academia no es ¿cómo evitar que las mujeres sean reclutadas? Si no, ¿qué tan resiliente es la socialización femenina para evitar que las mujeres ejerzan violencia desenfrenada o impulsiva? ¿Podemos construir políticas públicas, políticas de seguridad, que impulsen liderazgos femeninos frente a las organizaciones criminales? ¿Es una estrategia prometedora o un pensamiento deseoso basado en prejuicios y arquetipos? No sabemos, pero debemos terminar de comprender cómo y por qué se involucran las mujeres en estos mercados, cómo cambian ellas y sus organizaciones.

Estudiar la participación de las mujeres en el crimen organizado permite:

  1. Analizar las dinámicas del crimen organizado, destacando cómo el género influye en las jerarquías, estrategias y operaciones.
  2. Diseño de intervenciones gubernamentales efectivas. En un contexto en que la política de seguridad está abocada a la atención de las causas, se necesitan diagnósticos locales, temporales y generacionales para crear programas sociales focalizados y evaluables.
  3. Entender si -y cómo- las relaciones de género pueden trasformar las estructuras criminales.

* Arantxa Ibarrola es licenciada en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, y egresada del Diplomado sobre Violencia y Paz, Generación 2024 del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México.

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Imagen BBC
Trump habría sido condenado si no hubiese sido elegido presidente de EU, dice el Departamento de Justicia
5 minutos de lectura

Las pruebas contra Trump por intentar anular el resultado electoral en 2020 fueron “suficientes para obtener y mantener una condena”, escribió el fiscal especial Jack Smith en un informe divulgado parcialmente.

14 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, habría sido condenado por intentar anular ilegalmente el resultado de las elecciones presidenciales de 2020, que perdió, si no hubiera sido reelegido con éxito en 2024, afirmó el hombre que dirigió las investigaciones del gobierno estadounidense.

Las pruebas contra Trump fueron “suficientes para obtener y mantener una condena en el juicio”, escribió el fiscal especial Jack Smith en un informe divulgado parcialmente.

Trump respondió diciendo que Smith estaba “trastornado” y que sus hallazgos eran “falsos”.

El presidente electo fue acusado de presionar a funcionarios para revertir el resultado electoral de 2020, difundir deliberadamente mentiras sobre fraude electoral, y tratar de explotar los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Trump negó las acusaciones.

Trump, que era presidente en el momento de los presuntos crímenes, pasó cuatro años fuera del cargo, pero fue reelegido con éxito para la Casa Blanca en noviembre. Regresará a la presidencia el 20 de enero.

Después de su éxito en la votación de 2024, las diversas cuestiones legales con las que había estado luchando se han evaporado en gran medida. El caso sobre interferencia electoral ahora fue desestimado.

Smith dice en el informe que “respalda plenamente” los méritos de presentar la acusación y defiende la solidez del caso.

El fiscal especial continuó diciendo que fue sólo el hecho de que la Constitución de Estados Unidos prohíbe el procesamiento de un presidente en ejercicio lo que puso fin al caso.

“Pero para la elección del señor Trump (en 2024) y su inminente regreso a la presidencia, la oficina evaluó que las pruebas admisibles eran suficientes para obtener y mantener una condena en el juicio”.

Parte del material del informe de Smith ya se conocía gracias a una presentación pública en octubre, que daba detalles de los supuestos esfuerzos de Trump para revertir su derrota.

Pero el informe, que fue presentado por el Departamento de Justicia (DoJ por sus siglas en inglés) al Congreso, brinda más detalles sobre por qué Smith siguió adelante con el caso y finalmente lo cerró.

• Justifica el caso contra Trump acusándolo de “esfuerzos sin precedentes para retener ilegalmente el poder” mediante “amenazas y fomento de la violencia contra sus supuestos opositores“.

• Los “esfuerzos criminales” de Trump incluyeron acusaciones de fraude electoral que él sabía que eran falsas, agrega.

• El informe detalla los “desafíos importantes” que enfrentaron los investigadores, incluido el uso de redes sociales por parte de Trump para atacar a testigos, tribunales y empleados del Departamento de Justicia.

• Al negar que el caso tuviera motivaciones políticas, Smith dice: “La afirmación del señor Trump de que mis decisiones como fiscal fueron influenciadas o dirigidas por la administración (del presidente Joe) Biden u otros actores políticos es, en una palabra, ridícula”.

• Smith reflexiona además en una carta adjunta: “Aunque no pudimos llevar a juicio los casos que imputamos, creo que el hecho de que nuestro equipo defendiera el estado de derecho es importante”.

El documento de 137 páginas fue enviado al Congreso después de la medianoche del martes, tras un período de tira y afloje legal que culminó con una jueza allanando el camino para la publicación de la primera parte del informe de Smith.

La jueza, Aileen Cannon, también ordenó realizar una audiencia a finales de semana para decidir si se debe publicar la segunda parte del informe, que se centra en acusaciones separadas de que Trump guardó ilegalmente documentos gubernamentales clasificados en su casa en Florida.

En una publicación en su sitio web Truth Social, Trump mantuvo su inocencia, burlándose de Smith al escribir que el fiscal “no pudo hacer que su caso fuera juzgado antes de las elecciones, que gané de manera aplastante”.

Trump añadió: “¡¡¡LOS VOTANTES HAN HABLADO!!!”

Jack Smith
Getty Images
La opinión del Departamento de Justicia de que la Constitución prohíbe continuar acusando y enjuiciando a un presidente en ejercicio “es categórica”, señala el informe de Smith.

Smith fue designado en 2022 para supervisar las investigaciones del gobierno estadounidense sobre Trump. El Departamento de Justicia elige fiscales especiales en los casos en que existe un posible conflicto de intereses.

En el caso sobre interferencia electoral, Trump fue acusado de conspirar para anular el resultado de los comicios de 2020, que perdió ante Joe Biden.

Tanto este caso como el de documentos clasificados resultaron en cargos penales contra Trump, quien se declaró inocente y trató de presentar los procesamientos como motivados políticamente.

Pero Smith cerró los casos después de la elección de Trump en noviembre, de acuerdo con las regulaciones del Departamento de Justicia que prohíben el procesamiento de un presidente en ejercicio.

El informe explica: “La opinión del departamento de que la Constitución (de EE.UU.) prohíbe continuar acusando y enjuiciando a un presidente es categórica y no gira en torno a la gravedad de los crímenes de los que se le acusa, la solidez de las pruebas del gobierno o los méritos de la acusación, algo que la oficina respalda plenamente.”

Agrega que los fiscales se encontraron en una encrucijada: “Los resultados electorales (de 2024) plantearon por primera vez la cuestión del procedimiento legal cuando un ciudadano privado que ya ha sido acusado es elegido presidente”.

La publicación del martes se produce después de un período de idas y venidas legales, durante el cual la jueza Cannon suspendió temporalmente la publicación del informe completo de Smith por temor a que pudiera afectar los procedimientos contra dos asociados de Trump acusados junto a él en el caso de documentos clasificados.

Walt Nauta, asistente personal de Trump, y Carlos De Oliveira, administrador de su propiedad Mar-a-Lago, están acusados de ayudar a Trump a ocultar los documentos.

A diferencia del caso de Trump, los suyos aún están pendientes y sus abogados argumentaron que la publicación del informe podría influir en un jurado y un juicio futuros.

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BBC

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